miércoles, 3 de febrero de 2021

Nuevas reglas, nuevos castigos Capítulo 4

 

Nuevas reglas, nuevos castigos

 

Capítulo 4

 

Hoy me he despertado de buen humor, antes de que Natalia venga a avisarme ya me he levantado y duchado. Esta semana me ha ido bastante bien. El lunes la profesora nos entregó el examen de matemáticas corregido y saqué un 8’5, se lo mostré a mi padre y me felicitó, aunque estoy seguro de que si supiera que saqué esa nota sin estudiar me hubiera exigido un 10; ayer entregué el proyecto de historia y no he tenido ningún aviso por no hacer las tareas o por falta de disciplina. Mi padre, como me prometió, ha llegado temprano todas las tardes y ha pasado tiempo conmigo, me gusta que hablemos de mis cosas aunque me fastidia un poco que se haya vuelto tan controlador con el colegio y con la hora de acostarme; ayer, por fin, me devolvió la consola pero con la advertencia de que no podía jugar después de la cena. Por culpa del esguince en la muñeca no he podido ir a las clases de tenis, eso me molestó hasta que Shaila y Nico, en una encerrona, nos propusieron a Martina y a mí pasar la tarde del martes en la bolera, Natalia me dio permiso, y en una partida en equipo Martina y yo les dimos una paliza a nuestros amigos. Pero lo mejor de todo es que ayer el profesor de biología nos dijo que tendríamos que investigar sobre un tema y hacer una exposición delante de la clase, por parejas, ¡y me ha tocado con Martina! Hoy es viernes y esta tarde tendría que ir a clase de piano, pero no he podido practicar en toda la semana y mi padre me ha dado permiso para no ir, en lugar de eso he quedado con Martina que, después de comer, iremos un par de horas a la biblioteca del colegio para empezar con la investigación.

Estoy en el comedor desayunando, pensando en esta tarde, con una sonrisa tonta en la boca, cuando entra Natalia.

Natalia: Buenos días, Adrián.

Adrián: Buenos días.

Natalia: Recuerda que tienes visita en el hospital, tu padre vendrá a buscarte a las doce.

Asiento con la cabeza.

Natalia: ¿A qué hora volverás del colegio por la tarde?

Adrián: Supongo que entre las cinco y las cinco y media, llamaré cuando vaya a salir.

Natalia: Si quieres que el chofer venga a buscarte me lo dices.

Adrián: Vale.

Aunque lo intento, me cuesta concentrarme en las clases y la mañana se me está haciendo muy larga, sólo pienso en que esta tarde estaremos Martina y yo solos ... trabajando en una investigación de biología, ¡vale!, pero solos.

Mi padre me lleva al hospital, el doctor me examina la muñeca y me dice que se ve muy bien, ya no es necesaria la muñequera y puedo volver a hacer deporte pero debo vigilar para no golpeármela de nuevo o hacer un mal gesto.

Me encuentro con Martina después de comer y vamos a la biblioteca, al principio los dos estamos bastante cortados, cuando llega me doy cuenta de que ella se sonroja, y al mismo tiempo noto el calor en mis mejillas. El tema que nos ha tocado investigar es la expedición que llevó a Darwin a escribir “El Origen de las Especies”, buscamos algunos libros en la sección de ciencias de la biblioteca y también consultamos algunas páginas de internet, cuando empezamos a leer y decidir los puntos que deberemos tratar en la exposición nos relajamos y la conversación empieza a fluir. Me gusta trabajar con ella, es inteligente pero sobre todo, al contrario que yo, es muy organizada, de eso ya me di cuenta cuando me prestó su cuaderno de historia. Las dos horas pasan rápido, avanzamos bastante el trabajo y también tenemos tiempo de hablar y compartir nuestros gustos musicales y aficiones.

Llamo a Natalia para decirle que vuelvo a casa, iré a pie, tengo esa sensación de estar flotando, me siento bien. Veo que tengo una llamada perdida de Nico y se la devuelvo, empieza a preguntarme qué tal me ha ido con Martina, qué hemos hecho, de qué hemos hablado …

Adrián: ¡Ya Nico! Hemos estado trabajando en la investigación.

Quedamos que iré a su casa, así podemos charlar y jugar a la consola. Llego a mi casa, dejo mis cosas, meriendo y le pido permiso a Natalia para ir a casa de Nico.

Natalia: Claro, sin problema. El chofer te llevará y vendrá a buscarte a las ocho.

Adrián: Nueve Natalia, porfa.

Natalia: No Adrián, a las ocho. A las nueve tienes que estar cenando y a las diez en la cama.

Adrián: Es viernes, no pasa nada si me acuesto más tarde. ¿Ocho y media?

Natalia: No Adrián, sabes que tu padre fue muy claro con la hora de acostarte y, que yo recuerde, el viernes no es una excepción.

Noto que me estoy enfadando, sé que debo calmarme y no empezar una discusión con Natalia, pero es que no puedo, siempre me está dando órdenes, ¿con qué derecho?, ella no es mi madre. De nuevo mi boca habla por mí.

Adrián: Joder Natalia, eres una cortarollos, nunca me dejas hacer nada.

Natalia: Adrián, sabes de sobra que eso no es cierto, tienes mucha libertad, casi siempre tienes permiso para salir y hacer lo que quieras, pero hay ciertas normas que debes cumplir.

Adrián: ¡Eres una estúpida! ¡Estoy harto de ti! ¡Déjame en paz! Me voy a casa de Nico y regresaré a la hora que me apetezca.

Me giro para irme y me encuentro frente a mi padre. ¿Cuándo ha llegado? No he oído la puerta. Me lo quedo mirando, paralizado. Hago estupideces pero no soy estúpido, sé que me he pasado de la raya, mi padre no me pasará por alto otra falta de respeto hacia Natalia.

Carlos: ¡Adrián! ¿Qué son esos modales? ¿Tú crees que puedes insultar y faltar al respeto de esta manera a cualquier persona? Ven aquí.

Sigo paralizado, no soy capaz de dar un solo paso. Mi padre se acerca a mí, me coge por el brazo y me gira. Me da cinco azotes, sobre el pantalón, pero me duelen, utiliza más fuerza que las veces anteriores.

PLAS, au, PLAS, PLAS, no, para, PLAS, PLAS, ai

Carlos: Ahora discúlpate con Natalia.

Noto cómo me sonrojo y las lágrimas luchan por escapar de mis ojos, no me salen las palabras. Mi padre me suelta el brazo, corro a mi habitación, entro y me tiro encima de la cama a llorar.

Unos minutos después oigo la puerta, alguien entra, supongo que es mi padre, no levanto la cabeza para verle. Se acerca a la cama y se sienta a mi lado. Empieza a acariciarme la espalda.

Carlos: Tenemos que hablar Adrián.

No pienso decir nada, seguro que si abro la boca lo único que lograré será meter más la pata. Mi padre no dice nada y sigue acariciándome durante unos minutos. Noto que me gira, me sienta sobre la cama y me abraza, yo no le devuelvo el abrazo pero entierro mi cara en su pecho.

Adrián: Déjame, buaa.

Carlos: No hasta que te calmes y podamos hablar.

Me sigue abrazando y acariciando la espalda. Su tono de voz es suave, no parece que siga enfadado.

Carlos: Adrián, no puedes seguir tratando así a Natalia, ella te trata bien y se preocupa por ti.

Adrián: Snif, snif, lo siento, papá, sé que me he pasado.

Carlos: ¿Y por qué te has ido corriendo en lugar de disculparte?

Adrián: Me has, snif, me has pegado delante de ella.

Carlos: Es que es a ella a quien has faltado al respeto.

Adrián: ¿Me perdonas?

Carlos: Estás perdonado.

Adrián: ¿Y crees que Natalia me perdonará?

Carlos: Claro que sí, pero debes disculparte, y debes hacerlo de corazón.

Adrián: Lo haré.

Le devuelvo el abrazo. Después de unos minutos mi padre me separa y me mira serio.

Carlos: Adrián, espero que sea la última vez que tratas así a Natalia, si hay una próxima el castigo no se quedará en cinco nalgadas. Y estás castigado sin salir el fin de semana. Ahora cuéntame qué ha pasado.

Le explico a mi padre porqué me he enfadado, ahora me parece una tontería.

Carlos: ¿Te das cuenta de que por una hora te has quedado sin ir a casa de Nico y estás castigado hasta el domingo?

Me sonrojo y bajo la mirada.

Adrián: Y además me has pegado.

Carlos: Vamos, que ya no te duele. Ahora lávate la cara y ve a disculparte con Natalia, te espero aquí para que podamos charlar un rato. Tienes que contarme cómo te ha ido con Martina.

Me da mucha vergüenza pero le debo una disculpa a Natalia, hago lo que me ha pedido mi padre y ella me perdona. Le mando un mensaje a Nico para decirle que no iré a su casa y paso un buen rato charlando con mi padre. Le explico mi tarde con Martina y recuerdo que he quedado en encontrarme mañana por la tarde con ella en su casa para seguir preparando la exposición, mi padre me da permiso con la condición de que el chofer me llevará y me irá a buscar.

 

 

 

 

 

 

 

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