En casa de los
tíos
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¿Bruno? Para, ¡Bruno!
¡Maldita sea, Bruno! No tengo ganas de correr (David intentaba alcanzar a su
hermano a la salida de la escuela).
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Olvídame David, ¿No tienes chicas que acosar? (dijo Bruno
deteniéndose en seco y lanzándole una mirada de puro odio a su hermano, David
se lo quedó mirando desconcertado. Hizo un rápido repaso de todo lo que había hecho des del desayuno que pudiera
cabrear así a su hermanito. Y nada, apenas habían cruzado un par de palabras en
el almuerzo. Pero Con Bruno nunca se sabía era tan melodramático)
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Oye, tú, imbécil. O aminoras el paso o te pateo el culo, no
sé qué mierdas te pasa, pero no pienso jugar al pilla-pilla contigo, ya estás
mayorcito para eso (dijo medio burlándose, medio retándole).
-
No necesito de niñeras, David, puedo ir a casa solo, si te
pesa tanto el culo para ir a mi paso, simplemente no lo hagas (Bruno no estaba
molesto estaba furioso. Ahora David estaba seguro que no iba con él. Así que le
picaba la curiosidad. Bruno no era de los críos que salían lloriqueando de la
escuela. Vale, no estaba llorando, pero estaba furioso, y si en el desayuno
estaba bien, estaba claro que sea lo que fuera lo que había cabreado tanto a su
hermanito era algo que había pasado en la escuela).
-
Retardado, si los tíos te ven llegando solo a casa, me las
cargo yo, y yo no tengo ganas de cargármelas solo porque tú estés cabreado
(dijo David agarrándolo del brazo y sacudiéndolo un poco. Bruno no tenía más
ganas de broncas, así que solo lo apartó de malos modos y continuo el camino,
pero esta vez, caminando. Después de cinco minutos, de silencio David volvió a
la carga, como hermano mayor era su deber mortificar a Bruno).¿Qué? ¿Me vas a
decir que mosca te ha picado o vas a seguir fingiendo que me ignoras? (Bruno
respiró hondo y apretó fuerte los músculos de la mandíbula. De verdad que su
hermano tenía el don de sacarlo de quicio)
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¡Olvídame, David! (dijo con más rabia aún)
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Oye, tío, ¿Yo que te he hecho? Si tienes algún problema
conmigo, déjate de gilipolleces y dímelo a la cara, como un hombre (Bruno esta
en esa edad en que reivindicaba a todas horas que ya no era un niño, así que
David sabía que si quería hacer cantar al pajarillo debía jugar la baza de la
“hombría”).
-
Aunque te parezca increíble, no eres el puto centro del
mundo, David. Esto no va contigo así que deja de joder ¿vale?
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Eyyy si la tía te escucha hablar así te estará lavando la
boca con jabón por una semana.
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Y si la tía descubre las revistas que tienes en la caja de
legos no será la boca lo que deba preocuparte (dijo Bruno con mucha chulería).
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Oye enano, ya me estás cargando, como te vayas de la boca te
inflo a hostias ¿entiendes? (dijo David agarrándolo por las solapas de la
chaqueta del uniforme de la escuela)
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El que ha empezado eres tú (dijo intentando soltarse, pero 3
años en esa edad es mucha diferencia).
-
Ya me has cansado o me
dices que narices te ha pasado o te juro que empiezo a zurrarte (por la forma
en que lo miró sabía que su hermano no se estaba marcando ningún farol. Bruno
abrió su mochila y sacó un sobre y se lo dio a su hermano. David lo miró
extrañado, pero al ver que su hermano no
decía nada, lo abrió y empezó a leer).
-
¿Esto es verdad? (dijo mirando a su hermanito incrédulo.
Bruno solo asintió con la cabeza) El tío te va a matar (dijo David, de
volviéndole el sobre a su hermano, que lo guardó de nuevo en la mochila). Si
quieres te echo yo la firma (dijo David sabiendo que cuando su tío viera la
carta de la profesora de Bruno en casa iban a ver fuegos artificiales).
-
No serviría de nada, la señorita Alegra ha dicho que llamaría
esta noche para hablar con el tío. La carta es porque es una puta sádica que
disfruta jodiendo al personal (dijo apretando los puños como si estuviera
estrangulando a alguien).
-
Bueno…si lo de la carta es cierto… jo macho. ¿Pero qué
narices te ha picado para hacer algo así? (Bruno solo se encogió de hombros)
sí, enano, esa respuesta le va encantar al tío.
-
Estoy muerto (dijo Bruno poniendo morritos, como cuando era
un mocoso que solo gateaba). ¿Algún consejo?
-
Haz testamento (dijo guaseándose David solo un poquito)
-
Vete a la mierda (dijo Bruno dándole un manotazo en el brazo,
David respondió con un collejón y durante un rato estuvieron molestándose
mutuamente como solían hacer. Pero al llegar a la calle donde vivían con sus
tíos, al tontería se les pasó a ambos y volvió el silencio).
-
Bruno, esto es como una tirita, lo mejor será quitársela de
un tirón y cuanto antes (dándole un consejo, puesto que más no podía hacer por
él. La cosa hubiera sido diferente si la profesora del enano no fuera a llamar
a casa, pero la señorita Alegra era de las típicas profesoras metiches, que les
gustaba que los padres se implicaran más en las cosas de la escuela).
-
Para ti es fácil decirlo, no es a ti a quien va a matar el
tío (David no pudo quitarle la razón a su hermano).
-
Ya estamos aquí (gritó David como acostumbraba a hacer cuando
llegaban de la escuela).
-
¡Zapatos! (fue la respuesta de su tía, como también era
costumbre, los dos chicos se descalzaron y dejaron los zapatos en el armario de
la entrada y se pusieron las zapatillas de estar por casa). Cambiaros y bajad a
merendar, hoy haréis los deberes en la tienda, vuestro tío está fuera y no
quiero dejar a esos dos inútiles mucho rato solos (dijo Ana María acabando de
peinar a Fran y mientras hacía uno de sus típicos escaneos de ciborg en busca
de alguna herida o rasguño en los chicos o en el caso de David indicios de algo
más serio. David ya se había acostumbrado a la desconfianza de su tía y ni le
daba importancia, pero a su hermana Tara la sacaba de quicio).
-
¿Está fuera? (preguntó enseguida Bruno intentando no sonar
demasiado contento).
-
Sí ¿No me has oído? (dijo Ana María rodando los ojos).
-
¿Y cuando regresa?
-
El viernes, por la mañana (dijo Fran intentando huir del
peine de su madre, que con 10 años ya, sentía que aquello era bochornoso y no
quería que sus primos vieran como su mamaíta lo peinaba).
-
Ha tenido que ir a la capital para hacer una gestiones (añadió
su tía, dejando por caso perdido el pelo enmarañado de su hijo. En cualquier
otro momento eso hubiera comportado un sinfín de preguntas de Bruno sobre esas
“gestiones” pero en esa ocasión Bruno se daba por satisfecho con saber que su
tío no estaría en casa esa tarde).
-
¿Y Tara? (preguntó David)
-
En su habitación, la ha traído Luke (al oír eso David puso
cara de haber olido un pedo), ya hace rato que debería haber bajado (dijo
mirándose el reloj de la fina muñeca)
cielo, ya que estás dile que se apresuré que tenemos prisa.
-
Siiiiiiiii (dijo sin ganas, y ambos chicos subieron a
cambiarse de ropa. En cuanto estuvieron en su cuarto). Macho, que suerte
tienes, el tío está fuera.
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Sí, seguro que papá y mamá han oído mis plegarias.
-
No sé quién coño habrá oído tus plegarias pero papá seguro
que no, porque si papá hubiera oído tus plegarias su fantasma bajaría ahora
mismo y te daría una somanta palos.
-
Los fantasmas, son incorpóreos, idiota, no pueden hacer eso
(dijo Bruno rodando los ojos).
-
¿El fantasma de papá cabreado? Macho, él seguro que sí que
podría jajaja (y ambos se rieron levemente)
El resto de la tarde pasó como la
brisa de verano, agradable pero casi imperceptible. Fran Y Bruno se quedaron en
el mostrador haciendo los deberes, porque aún se veían muy dulces y a los
clientes les hacía gracia. Y mientras que en la trastienda los dos mayores
hacían sus deberes aunque lo cierto es que David estuvo más rato increpando a
Tara por lo de Luke que haciendo la tarea. Tara y David siempre se estaban
buscando las cosquillas mutuamente, cosa normal entre mellizos, pero la cosa a
veces se salía de madre porque David, tras la muerte de sus padres se había
autoproclamado guardián de sus hermanos. Pero eso solo era en la cabecita de
David, así que Tara no tardó mucho en cansarse y lo puso en su lugar, además
tenía el apoyo 100x100 de su tía que la trataba más como una igual que como a una hija. Cosa que sí que
enfurecía a David, porque a él sí que lo trataba como si fuera un niño, bueno…
según para que cosas, claro. Los adultos podían ser tan hipócritas a veces.
Pero volvamos a ese día. Finalmente a
las ocho Ana María cerró la tienda y los chicos regresaron a casa, para cenar y
acostarse, Bruno estaba muy complaciente, se había presentado voluntario a
poner la mesa, a quitarla, a fregar los cacharros, incluso le había cedido a
Fran un par de turnos de la videoconsola. Ana María sabía que había algo raro
en el niño, por lo general es una batalla que alguno de eso 4 colaboraran en
algo en las tareas de la casa, pero que compartieran sus cosas, eso sí que era
muy pero que muy raro.
A las nueve sonó el teléfono, y de
repente, Bruno cayó en que su profesora dijo que llamaría a casa esa noche.
Quizás su tío no estuviera en casa, pero su tía si que estaba, y cuando hablara
con su profesora seguro que llamaría a su tío. De repente imaginó a su tío
tomando el coche y conduciendo a toda velocidad con el cinto en mano sacando
babas por la boca y perjurando en arameo. Pero su imaginación se paró en seco
cuando escuchó colgar el teléfono a su tía y acto seguido llamarlo por su
nombre completo.
-
¡BRUNO FELIPE SUÁREZ! VEN AQUÍ DE INMEDIATO (David miró a su hermano
como quien mira a un condenado dando sus pasos hacia la silla eléctrica. Tara
miró a David extrañado y David le hizo una seña que se llevara a Fran de allí,
Tara no estaba muy conforme pero por el tono de su tía sabía que allí iba a
liarse una buena y mejor quitar al “bebé” de en medio. Los chico entre ellos,
se referían a Fran como “el bebé” porque aunque sus tíos los trataban muy bien,
Ana María era muy mamá gallina con Fran).
-
¿Si? (Bruno dejó lo que estaba haciendo y fue a la cocina
donde estaba aún su tía dijo intentando evitar la mirada de su tía).
-
Acaba de llamar tu profesora (Bruno eso ya lo sabía, pero eso
no impidió que se sintiera aún más avergonzada). Creo que hoy te ha dado una
nota para nosotros ¿no?
-
Sí, señora (ahí están el “señora” para Ana maría era como una
confesión escrita. Cuando los chicos les llamaban señor o señora es que algo
muy malo habían hecho).
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¿Y se puede saber porque no tengo esa nota?
-
Se me olvidó (dijo sin pensar Bruno, en ese momento David que
podía oir perfectamente los gritos de su tía des del salón se pasó la mano por
la cara a continuación solo se escuchó un quejido)
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Ayyyyyyy ayyyyy ayyyy tía, duele (dijo Bruno llevándose la
mano a la oreja para intentar evitar que su tía le arrancara su tan querida
oreja izquierda).
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¿Se te olvidó? (dijo retorciéndole un poquito más de la
oreja) pues ya te voy a dar yo algo que no se te va olvidar (dijo abriendo un
cajón y sacando una vieja espátula de madera, que en esa casa no se utilizaba
precisamente para dar la vueltas a las tortitas).
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¡No tía, no. La espátula no! (dijo casi histérico Bruno.
David al oír a su hermano salió a su rescate).
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David, ya estás dando la vuelta y regresando por dónde has
venido, o va a sobrar también para ti ¿Tú lo sabías, no? Lo sabías y te lo has
callado ¿no? (Ana María decía sin soltar la oreja a Bruno y mientras blandía
delante las narices de David la espátula muy amenazadora) A menos que quieras
tener de nuevo la discusión sobre ocultarnos cosas de tus hermanos a tu tío y a
mí, te doy tres segundos para que te vayas a tu habitación. Unooooo (pero no
hubo dos, David, sabía que aquello era inevitable y que si se ponía burro con
su tía, eso solo haría que se enfadara más y sería peor para su culo y el culo
de su hermano).
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Lo siento tía, lo siento, juro que no lo hice a propósito, de
verdad que se me olvidó. Como el tío no estaba en casa…
-
Como el tío no estaba en casa pensaste que te podrías salir
de rositas ¿no? (dijo enfadada Ana María y Bruno enseguida negó, pero era
cierto) . Pero esa carta está dirigida a tu tío y a mí, ¡A los dos! (puntualizó
con un tirón más fuerte de la oreja)
-
Ayyyyyyy lo sientoooooo (dijo ya llorando)
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¿Lo sientes? Y tanto que lo vas a sentir ( y con esa última
amenaza Ana María se sentó en una silla y puso sobre su regazo a Bruno)
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Noooo, noooo (Bruno se removía como una culebra para intentar
zafarse de su tía)
-
plaff plaff plaff quieto jovencito, quieto o voy a por la
correa de tu tío (la amenaza surgió efecto y Bruno dejó de intentar huir).
-
Plaff plaff plaff plaff (durante un buen rato solo se
escucharon el sonido seco de la paleta contra el trasero de Bruno y los
quejidos y sollozos del chico. Cuando Ana María se dio por satisfecha cesó de
castigar al malogrado trasero de su sobrino).
-
Sniff sniff lo siento, lo siento mucho, lo siento tíaaaaaaa
(Bruno se restregaba los ojos con su manga intentando para de llorar pero
realmente le dolía mucho, y eso no era tan fácil como darle a un interruptor).
-
Bruno, hijo, mírame (dijo alzándole dulcemente la barbilla
como lo hubiera hecho su propia madre). Sé que te puede parecer muy duro, pero
tu tío y yo somos responsables de todo lo que os pasé a tus hermanos y a ti, y
para poder protegeros y cuidaros debemos saber todo lo que os pasa lo bueno y
también lo malo ¿Lo entiendes, verdad, corazón? (Bruno sorbiendo los mocos
asintió a regañadientes).
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Pero yo no quería que el tío me…se enfadara conmigo snif snif
-
Bueno Bruno, si no quieres que le tío se enfade contigo
entonces no hagas cosas que lo hagan enfadar. Además ocultándonos las cosas
solo haces que empeorar el problema. ves ahora te he tenido que zurrar yo por
no darme la nota de la señorita Alegra y no decirme que te habías metido en
problemas en la escuela hoy. Y cuando regrese tu tío el viernes te tendrás que
enfrentar a las consecuencias de ese comportamiento tan (Ana María buscaba una
palabra para describir los actos de su sobrino que el muchacho entendiera) tan
espantoso.
-
¡Que! (exclamó Bruno en pánico) que esto (sobándose el
trasero) no fue por lo del cole.
-
Oh no, jovencito, ¿en serio crees que tu comportamiento de
hoy solo merece unas cuantas nalgadas y un tirón de orejas?.
-
¿Unas cuantas? Tía, fueron más que unas cuantas, esta noche
voy a tener que dormir sobre mi estómago
(dijo puniendo unos pucheros muy graciosos).
-
Y tu comportamiento de hoy fue algo más que una travesura
(dijo riñéndole de nuevo). Tus padres no os educaron así, yo no os estoy
educando así. Lo cierto es que estoy muy decepcionada contigo, Bruno. Porque lo
que hiciste hoy en la escuela no es una travesura de un chico de tu edad, es
algo cruel y malintencionado. Y sé perfectamente que cuando lo hiciste sabías
que estabas haciendo algo muy malo y aun así eso no te detuvo. Pues te diré lo
mismo que les decía tu abuelo a tu madre y a tu tío “si tu conciencia no es
suficiente para frenarte, mi mano sí que lo será”.
-
Pero el tío no me va a pegar con la mano precisamente (dijo
quejándose).
-
Ni tu abuelo, tampoco lo hacía “precisamente”. Anda ve a lavarte la cara y deja ya de
refunfuñar, todo esto te lo has bien buscado tú solito, jovencito.
-
Peroooo (empezó de nuevo Bruno que era incansable cuando se
trataba de discutir).
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Ni peros ni peras, al baño y después quiero que te sientes
ahí (señalando uno de los taburetes de la barra americana) y que escribas una
carta de disculpas a tu profesora y a tus compañeros y mañana se la leerás a
todos en cuanto llegas a clase.
-
¡QUÉ! (gritó ultrajado Bruno. Su tía le había machacado el
trasero con aquella endiablada pala, su tío lo iba a desollar vivo en cuanto
regresara a casa y encima tenía que escribir una estúpida carta de disculpa. Estaban en el 2014 nadie escribía
ya cartas, sería el hazmerreír de toda la clase).
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¡BRUNO FELIPE SUÁREZ! (dijo volviéndole a tirar de la misma
oreja que antes) Mañana seré yo quien llame a tu profesora y como me entere que
no has escrito esa carta de disculpas y no la has leído ante toda tu clase te
prometo por lo más sagrado que vas a conocer un lado de tu tía que no te va a
gustar nada (dijo mirando con malicia un viejo manojo de ramitas de abedul que
decoraba una pared de la cocina. Bruno tragó saliva y la miró aterrado ¿de
verdad su tía sería capaz de pegarle con eso? lo había leído en los libros de Dickens pero
pensaba que eso era algo del pasado. ¿se estaría marcando un farol? Sea como
fuese el actual dolor de su trasero hizo que no quisiera comprobarlo en un futo
tan inmediato, así que corrió hacia el cuarto de baño y se aseó un poco. ¿Que
era un poco de vergüenza comparado con una zurra con un manojo de ramas? Nada
¿verdad? A demás aún quedaba pendiente su charla con su tío cuando regresará a
casa. Y esa se las prometía de las buenas, así que Bruno se prometió en ese
momento que nunca, nunca jamás, volvería a ocultarle nada a su tía ni volvería
a meterse en líos en la escuela).
Continuará…
Me encanto continúala pronto
ResponderBorrarTaz
como siempre tu trabajo no solo es bueno sino que invita a mas,ojalá y así sea y nos regalonees con algo mas.
ResponderBorrarsaludos marti
Little mas porfiss me gusto mucho porfa!!!!
ResponderBorraresta re interesante y pobeshito me daria mucha penita si pasara lo de la rama de abedul u.u...
espero mas porfiss!!!
Little como siempre un placer leer de tus historias!!
ResponderBorrarEsta nueva historia esta genial!!
Lo bueno de no entrar al blog or un tiempo es leer de corrideo varios capitulos de una historia!!!
Y tú eres super buena escribiendo!!
Bueno pues voy por el que sigue!!!
Estabas viva amiga mía como te extrañe :D
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