PALABRA EMPEÑADA
Capítulo 9
Por fin había llegado
el lunes, pensó Dick apenas llegó a la escuela, como de costumbre Wally fue a
su encuentro, su amigo necesitaba ponerle al día de todo lo que se habían
hablado el sábado y tras oír atentamente todos los detalles más jocosos del
sábado que se perdió, los chicos pasaron a hablar de los planes para esa
semana… concretamente para el siguiente sábado y la gran fiesta mixta, dejando
los detalles para la salida del colegio, con lo que a Dick no le quedó más
remedio que decirle a su amigo que estaba castigado
Vamos, que Wally no
era un imbécil y se daría cuenta que al acabar las clases, en vez de ir todos
juntos a los recreativos o a la cafetería de Mama’s Bunseeh, Alfred pasaría a recogerlo junto a Jason y Tim; teniendo que
soportar la inquisidora mirada de su amigo, por lo Dick prefirió confesar lo
que paso. Y Wally solo alzó una ceja que lo decía todo sin decir absolutamente
nada. Ya se lo había imaginado. En esos últimos 3 años, que conocía a Dick, ya
sabía cuando su amigo le ocultaba algo; es que Wally sabía muy bien que Dick no
se perdía una quedada de sábado ni aunque se estuviera muriendo. Pero también
se había percatado que Bruce le daba poco cuartelillo a Dick, así que era
lógico que Dick no desperdiciara las pocas licencias que su padre le daba. Y
cuando Dick hubo acabado de explicar la verdad se sintió como un estúpido cuando
vio la cara de Wally, preguntándose si los demás tampoco se habrían tragado su
pobre excusa del sábado.
-
Dick, no me vengas con mierdas, ES NUESTRO PRIMER BAILE – Wally elevó la voz como una llamada de atención, avergonzando a
Dick que sintió todas las miradas de sus compañeros y otros chicos más,
clavadas en su nuca… seguro imaginaban que dijo que no podría ir –
Son las chicas más sexy de toda la ciudad. Tienes que venir – sentenció
Wally mientras caminaba por los pasillos de la escuela de camino al laboratorio
de química, era una locura que su mejor amigo se perdiera eso por el tonto de
Bruce
-
Estoy castigado, y Bruce no es como Barry – Dick puso una mueca de disgusto, esa era la quinta vez hoy que le
repetía lo mismo y ya le estaba dando tirria tener que hacer de nuevo. ¿Es que
no era ya suficientemente horrible admitir un castigo como para tener la
penitencia extra de gritarlo a los cuatro vientos? – Wally, sabes bien que Cuando Bruce dice que no puedo ir, más vale que
no vaya – eso era casi admitir que no solo era un castigo estando conectado
a la tierra con un grillete desde su alcoba. Sino que Bruce iba más allá e
incluso un poquitito más, si se ponía en plan terco. La chancla había sido dura
y tenía muy presente en la cabeza la amenaza de la vara. Vamos que ir sin
permiso era desobedecer. Y ni loco volvía a desobedecerlo.
-
Eres un cagado, Dick – declaró Wally
enfadado, es que él lo veía todo tan sencillo, porque su tío era el primero en
animarlo a pasárselo bien. “Solo se es joven una vez” solía
decir. Así que le era muy difícil ponerse en los zapatos de Dick. Estaba claro
que a él nunca lo pusieron en el regazo para azotarlo o por lo menos eso
imaginaba Dick al oír hablar con esa ligereza a su amigo – Allá tú, pero si sigues así, seguirás virgen a los 30 o quizás más
porque eres un tonto – dijo enojado, esperando una respuesta que refute
aquello, pero no hubo ninguna, Dick se quedo en silencio – ¡Joder! Pareces una marioneta que no se tira un pedo sin el permiso
del todopoderoso “Bruce Wayne” – agregó desesperado
entrecomillando el nombre de su padre, y fue un poco más allá aun en su línea
de enfado al poner sal sobre la llaga – ¿Sabes qué? Mejor
le voy a preguntar a Jason si se apunta, estoy seguro que él no pondrá tantos
reparos.
-
QUE No son reparos, mierda Wally – Dick contestó dando un giro para mirarlo de frente, lo que acababa
de hacer Wally fue cruel – es que estoy castigado, y si voy y Bruce me
pilla, me mata – dijo Dick intentando esconder el miedo en su voz, sin
darse cuenta que acababa de confesar en código que su padre le iba a dar una
paliza de hacer eso
-
Pues que no te pille – dijo Wally como
quien dice “pásame el azúcar”
-
Muy fácil para ti decirlo. Tú no conoces a Bruce ni vives con él – Dick adoraba vivir
con Bruce, pero era cierto que no era precisamente fácil vivir con Bruce, sobre
todo cuando se trataba de salir de fiesta e imaginaba que peor con chicas
-
Que yo sepa, Jason también vive con Bruce y el pasado domingo
estaba en el centro comercial con el patinete de esos con motor , y estaba todo
campante, sin llorar en las esquinas, lamentándose porque su papi lo pudiera
pescar o no – dijo retando a Dick
-
¿QUÉ? – dijo alucinado – pero si Bruce no nos deja salir los domingos – ¡Los domingos eran
de familia!... ¿Cómo hizo ese loco para salir sin que nadie se diera cuenta?
Esa información le podía ser beneficiosa si le fuera el rollo ese del chantaje,
también podría ganar puntos con Bruce, pero eso de ser un chivato no era su
estilo para nada
-
Lo que has oído – Wally le confirmó con una malévola
sonrisa, sabía que había tocado una fibra muy sensible en Dick – si un
mocoso de 12 años puede burlar a Bruce Wayne, tú que eres un maldito genio, ¿
por qué no lo vas a poder hacer? Dick – Y Wally sabía que Dick estaba a punto
de cambiar de opinión, solo un empujoncito más y Dick caía en el reto – Reconócelo, Dick. Eres un cagón… pareces
el fiel perrito de Bruce – empezó a chincharlo – si Bruce dice salta, tu saltas y esperas moviendo la colita de una
lado para el otro para que te felicite. Tienes que tener un poco de dignidad
¡HOMBRE! – Wally se hubiera valido de cualquier cosa para hacer que Dick
reaccionase de una buena vez. Ya no solo por la fiesta, sino que su
amigo no podía pasarse la vida intentando agradar a Bruce, en todo y en
nada… aunque era algo lógico y típico de los chicos adoptados, pero en el caso
de Dick ese comportamiento era casi enfermizo. Wally estaba seguro que Dick necesitaba
desmelenarse un poco, soltar el cuerpo y disfrutar como lo hacia cualquier
chico de su edad antes de que se volviera un total y completo asocial… en
definitiva, Dick necesitaba ser menos Dick y ser más Jason
-
Wally si no cierras ya esa bocaza tuya, te la cerraré yo – dijo ya muy enfadado Dick. Era el colmo que su mejor amigo lo
tratara de esa manera. No era justo, él nunca sacaba a relucir las horribles
cosas que Wally y el resto arrastraban como parte de sus personalidades. Y
mucho menos hacía mención a las cosas que los adultos a cargo hacían con ellos.
Vamos que Bruce tenía razón, a sus amigos también los castigaban… y el nunca
entraba en detalles ni hacía comentarios.
-
Cómo quieras, es tu vida, Dick. Pero me jode que te vayas a perder
la fiesta por no tener los suficientes huevos como para usarlos – le dijo agarrándose la entrepierna, gesto demasiado obsceno para una escuela de ese prestigio
-
Y dale, que NO ES que No quiera ir o que me den miedo las chicas –
respondió, ya desesperado. Estaba siendo un fiasco el buscar
comprensión en Wally
-
Oye, que nadie ha dicho nada de que te den miedo las chicas – Le dijo Wally, pero sí que era cierto, como todos los de su curso
Dick y Wally también estaban un poco intimidados por la idea que habrían chicas
en el baile. Como si antes hubieran ido
a un montón de fiestas y bailaran entre ellos – te da miedo Bruce – añadió de repente Wally ajeno de que muchos
compañeros de curso y colegio que andaban por el pasillo como ellos, pudieran
oír aquello perfectamente
-
Da igual – respondió Dick ajeno al pequeño
detalle, a él le urgía dejar claro que no cuenten con él para los planes de la
fiesta – lo que te digo es que estoy
castigado Y Bruce no me dejará ir ¿Estamos?... No cuenten conmigo – agregó
resignado
-
¡Siempre estás castigado, joder! – dijo Wally dando una patada a una lata.
-
Eso no es verdad – protestó Dick.
-
Ok. Siempre no. Pero cuando no estás castigado, estás enfermo, y
cuando no, tienes obligaciones “ineludibles” –
Wally entrecomilló lo de ineludible en un claro signo de enfado y
de burla. Eso le dolió a Dick pero no dijo nada, Wally dibujó una mueca de
resignación en la cara, se acababa de dar cuenta que no tuvo nada de tacto con
Dick, después de todo Dick era solitario casi en todo y no por naturaleza,
precisamente. Wally hacía ya un tiempo que se había percatado que Bruce tenía
atado bien en corto a Dick. Sabía que le había costado un mundo ganarse la
libertad de los sábados y la hora feliz después del cole y solo tras aceptar un
millón de condiciones, un sinfín de reglas y la obediencia absoluta. Por eso es
que Wally y los demás chicos se habían resignado a quedar con Dick solo “Un
rato” los sábados por la tarde, asumiendo que Bruce ejercía un control casi
maniaco sobre Dick. Pero esa percepción cambió con la llegada de Jason, porque
el niño dejó patente que vivir con Bruce Wayne no era sinónimo de llevar una
vida de monje. Que no era imposible burlar la guardia de papá y que eso nada
tenía que ver con las habilidades, que a leguas le sobraban a Dick, más bien
era la entereza de salirse con la suya. En otra palabras, no era que Bruce
fuera el obstáculo, sino Dick que no le
daba la gana, según Wally, claro
-
Ok, haré lo que pueda – respondió Dick con
resignación, ya era malo admitir estar castigado como para que ahora Wally y el
resto lo vieran como al apestado del grupo. Al oírlo, Wally le dio un codazo a
modo de compañerismo. Después de todo acababa de dar en el pundonor de Dick y
eso era lo importante, el resto podía esperar – pero no se hagan demasiadas ilusiones ¿eh? Ni estén dándose de pedos
en un saco de esperanzas – agregó Dick mortificado
-
La esperanza es lo último que se pierde Dick… y aun tengo mis
esperanzas puestas en ti, de que algún día liberaras tus cadenas – le dijo Wally pasando su brazo por encima del cuello de Dick en
plan camaradas, con una maliciosa sonrisa en la cara elevando las cejas
significativamente
-
Waaaaaally – Dick negó con la cabeza entre la
resignación y la risa, su amigo era un caso perdido. Wally era simplemente
imposible, ¿Pero qué podía hacer él? Nada, sino enredarse más, si seguía
poniendo objeciones. Dick no estaba preocupado por perder la esperanza, lo que
le preocupaba era perder la confianza que Bruce había depositado en él y…
aceptémoslo, la capacidad de sentarse. Porque eso es lo que pasaría si
iba a esa fiesta sin el permiso de Bruce y acababa enterándose. Cómo sea, el
tenia que lograr el permiso de Bruce, ahora cómo?, no lo sabía aun, pero tenía
que lograrlo
Y con eso
en la cabeza se perdieron en sus clases, Dick se la pasó dándole vueltas al
asunto, demasiado ausente como para atender a los profesores. Menos mal que estaban en etapa de repaso de
temas pasados, para reforzar antes de los exámenes reales. Y por mucho que Dick
le diese vueltas a todo, siempre llegaba a la misma conclusión: La única forma
que tenía para ir a esa fiesta era obtener el permiso de su padre legalmente.
Por eso
Dick rezó a todos los dioses que conocía para que su plan de ganarse a Bruce
con su comportamiento ejemplar diera resultados. Ya lo había probado antes, y
aunque siempre le había resultado, esta vez contaba con un pequeño
inconveniente. El factor tiempo estaba en su contra. El baile era el sábado a la
noche y ya estaban a lunes. Dick sabía que lo había logrado el fin de semana, a
pesar de su arrebato con Tim con eso de entregar las tareas a media noche. Al
fin y al cabo aceptó las disculpas de su padre y sus explicaciones y sabia que
con eso Bruce estaba más que contento con él. Pero 6 días eran muy poco tiempo
para trabajar el otro asunto y que su padre cambiara de opinión a favor de la
fiesta.
Pero Dick
estaba dispuesto a esforzarse al máximo para deslumbrar a su padre y que cuando
el sábado le preguntará si podía ir al baile con su mejor carita de angelito,
no pudiera negarse. Dick era así. Lo único que le vino a la cabeza fue eso,
portarse bien, pero tan bien que Bruce le recompensará dándole permiso. Las
otras estrategias eran un fracaso, Tim lo habría probando llorando y dando
mucha penita pero él ya era demasiado mayor y le resultaba patético probar
semejante estrategia de crio. Además Jason ya lo habría probado… y mejor no
hablar de ello. Jasón se iba por la tangente, o utilizaba su peor arsenal,
terminando siempre como terrorista apaleado. Finalmente de tanto dar con la
misma piedra Jason dejó de intentarlo simplemente lo hacía sin importar las
consecuencias. Venga, sin ir más lejos… aquel mismo domingo se escabulló para
ir a patinar sin que nadie se enterase en casa. Jason lo hacía, aun sabiendo
que si su padre se llegara a enterar lo que acabaría estampándose sobre su
trasero no sería la mano, la regla o el cepillo, sino el cinturón o la vara.
Dick pensó de estar Jason en su lugar él ni se molestaría en pedir
permiso, simplemente encontraría la forma de ir a esa fiesta y divertirse
a lo grande aun cuando a su regreso le esperase el cepillo sobre la cama.
El cambio
para Dick fue tan significativa la charla verbal y sobre todo “la
charla” respecto a la obediencia, que para él era imposible defraudar a
su padre o a Alfred y hacerles pensar que aquella conversación no había surtido
efecto en él. Y es que al contrario, obró un efecto positivo… Dick nunca más se
vio tentado a desobedecer, por lo menos no voluntariamente. Pero tanto Alfred
como Bruce también eran conscientes de que pese a que Dick, era un gran chico,
era eso, un chico y como todos los niños de su edad necesitaban una mano firme
para guiarlos. Y ahí estaba Bruce, listo para desempeñar como el mejor, su
papel paternal sin cometer errores… Sí, Bruce tenía un ego más grande que el
gran cañón del Colorado. Le encantaba pensar que él era el mejor padre de los
demás padres de la Liga, que demonios, posiblemente fuera el mejor padre que
los padres de Todos los amigos de Dick. En fin, algo tenía que quedar en Bruce
de aquel multimillonario arrogante, caprichoso y extravagante que un día fue.
Finalmente
Dick decidió no hacer partícipe a nadie de su grupo sobre su lamentable
situación de castigado y se concentró únicamente en dar lo mejor de sí. Probaría
ablandar a su padre con sus métodos persuasivos: Estudiar, ser obediente,
puntual, cooperativo, el fin un cofre de virtudes y ver si con ellos Bruce le
concediera el mentado permiso y lograr su objetivo: Poder salir por la puerta grande.
Y todos
esos esfuerzos no fueron ignorados por nadie, hasta Jason miraba divertido como
el santurrón de Dick se deslomaba intentando probarle a su padre que era tan
bueno que merecía ese permiso y cuando más vueltas le daba a eso, mas movía su
cabeza, en claro signo de declarar a su hermano (y su causa) caso
perdido, Jason se reía al pensar que por mucho que Dick fuera alumno de cuadro de honor, de modales,
exquisitos, finísimo. ¡Bastaba verlo con que habilidad manejaba los
cubiertos! Pero en cosas del bajo mundo:
como escabullirse, burlar al guardia, saltase toques de queda y demás… Dick era
más simple que un zapato y la verdad daba no solo pena sino lástima verlo
esforzarse tanto para nada.
Para
Jason, que ahora estaba sentado en el escritorio supuestamente haciendo los
deberes, parecía mentira que Dick llevara tres años con Bruce y que no lo
tuviera claro aún. Él, que solo hacía meses que lo conocía, ya sabía de
antemano cuál sería la respuesta de Bruce sobre lo del baile… UN GRAN Y ENORME
NOOOO…puede que Bruce le levantara el castigo, pero ni borracho lo iba a dejar
ir a un baile. Peor si habían chicas. Cosa que era ridícula hasta la pared del
frente, Bruce pecaba en eso de total idiota ¿Dónde se había visto una fiesta de
puros chicos en el colegio?… solo en reuniones gay y esas reuniones eran todas
de adultos, y estaba más que claro que Dick y su comitiva no lo eran. Dick era
como el resto de chicos de quince años en eso,
babeaba todo el día por esas niñas bien, de la famosísima Academia
Shawcross. Y esa tal TARA desde que le salieran tetas no hacía otra cosa que
causar una gran tensión en los calzones de su pobre hermano. ¡Solo era un par
de tetas, y tampoco eran tan grandes! Mmm bueno de casi ninguna niña a
excepción de Vanessa ¡oohhh! que bien sonaba hasta su nombre con esa doble S
VeneSSa y su talla triple X o ¿triple G?... AJ!!, no importaba la copa del
bresier, importaba el contenido y de ella eran como melones… Mamacita, se le
hacía agua la boca, iría luego por una ensalada de melón, o helado de melón…
En cambio,
él iba a ir a ese baile para arrasar. Ni loco se lo perdería… el hecho de no
estar invitado hacía más goloso el colarse. Ese baile era solo para los alumnos
de los últimos 4 cursos, una gran discriminación obviamente. Jason no sólo iba
a ir, sino que iba a ir y ni Bruce ni Alfred se iban a enterar. Porque Jason
tenía claro que de pedir permiso, la respuesta no solo sería un rotundo NO sino
que se llevaría un buen azote por el mero hecho de pensar siquiera ir a una
cita donde pululaban esas bellezas. Jason iba a ir e iba intentar engatusar a
esas niñas tontas con su mejor posé de tipo duro de las calles que está a la
vuelta de todo. No es que se sintiera atraído especialmente por alguna de esas
niñatas. Pero él era un HOMBRE y su deber era lograr que alguna de esas nenas
comiera de su mano.
Por eso
miraba con lastima a Dick que se mataba tratando de dar contento a su adorado
padre. Como si por eso fuera a tenerle más cariño. Jason había aprendido en
esos meses que el cariño de Bruce estaba por encima de esas cosas. Jason quería
a Bruce y mucho, pero la mayoría de las veces lo veía como era un hombre
estrecho de mente. Jason se imaginaba que su padre por el solo hecho de haber
chicas pensaría que Dick se metería en líos... seguramente el muy pícaro ganó
millas en ese aspecto en su pasado y se las sabia todas, por eso desconfiaba.
Es que Bruce se montaba unas paranoias mentales más propias de una telenovela
venezolana; Jason podría meter la mano en el fuego, jurando que su padre
pensaba que si dejaba ir a Dick a esa fiesta, su gran chico acabaría tomando
drogas, emborrachándose, dejando a una chica embarazada y agarrando el SIDA,
todo eso, en un solo baile… aunque podría ocurrir, no podía negarle eso a su
papá, pero era DIck de quien hablaban, no de cualquier otro chico.
Por todo
eso, Jason no podía dejar de ser cínico. Y en muchos aspectos tenía razón. Si a
todos esos pensamientos le quitásemos la fantasía, serian catalogados como
validos y maduros y habría valido la pena oír su opinión, pero según Dick, por
su edad, Jason no era digno de ser tomado en cuenta. Por eso ni se molestó en
decirle nada a su hermano mayor y prefirió verlo en su dilema de niño bueno,
convencido de que Dick estaba equivocando la estrategia, eso de portarse tan
bien, podía crear hasta desconfianza. EL DESCONFIARIA… Vale, era Dick, él
siempre se portaba bien, pero igualmente incluso se estaba portando demasiado
bien para ser Dick. Y eso de pedirle permiso, vamos, eso sí que era una cagada
monumental por eso prefirió seguir fiel a su línea de pensamiento bajo la
premisa de Ojos que no ven, corazón que no siente y trasero que no se resiente…
En el fondo si Jason mentía tanto a su padre no era porque le gustara
desobedecer o salirse con la suya, sino que era para protegerlo, porque su
padre sufría mucho por culpa de esa imaginación tan retorcida que tenía. Él
solo le ahorraba todo ese dolor y preocupación… nadie podía negarle que estaba
preocupado por la salud mental y física de su papuchi. El cual de enterarse
seguro le vendría un cólico biliar o un síncope cardíaco. No tenía ni puta idea
de que carajos significaba eso, pero seguro era algo grande. Siempre oía a sus
celadores decir eso cuando alguien se fugaba en el orfanato.
Y así
Jason siguió una hora más perdido en su hilo de pensamientos. Tan perdido que
no se había percatado que todo ese tiempo estuvo mirando a Dick embobado. Dick
llevaba más de una hora ayudando a su padre a ordenar los últimos reportes
bursátiles de industrias Wayne y antes había corrido a hacer sus deberes y
había ayudado a Alfred a que Tim se tomara el maldito jarabe para el
estreñimiento… que cosa más asquerosa, pero típico en él. Se distrajo con
tonterías, según su padre, pero según él no era distracción, era un profundo análisis
sobre el enfermizo comportamiento de Dick.
- Jasoooon – le dijo Bruce
levantando la mirada del montón de papeles que estaba revisando, ya era como
tres cuartos de hora que Jason estaba con la mano debajo de la cara sosteniendo
su cabeza como un pedestal, algo realmente para anotar en el libro de record.
Considerando que su hijo no podía estar quieto ni quince minutos. Pero Jason
estaba muy lejos de allí, tan inmerso en sus pensamientos, que ni la hora le
dio a su padre, Bruce torció el hocico y rodó los ojos en señal de impaciencia – Jason – Bruce resopló y dejó los
papeles ¿tendría que usar un megáfono para despertar al niño? – ¡JASON! – esta vez dijo en un tono
alto y grave. Jason parpadeó varias veces, realmente se había quedado dormido
con los ojos abiertos – Dios, hijo, creí
que tendría que usar un megáfono – dijo con fastidio y se enfado más al ver
la mueca de indignado que puso Jason
– Jason, si te he hecho bajar a mi
despacho para hacer los deberes es precisamente porque no quería que te
encantaras – agrego y Jason en vez de bajar la cabeza y sentir vergüenza
porque lo estaba amonestando su padre, solo se rio y puso cara de chiste. Y
Bruce termino riéndose aún en contra de sus principios, pero tenía que
reconocer que aquella frescura del niño siempre lo animaba – ¿has acabado la tarea? – inquirió suavemente con la esperanza de
que esta vez diga que SI para variar… pero eso era mucho pedir
- No – dijo sin perder la sonrisa. Bruce respiró hondo y contó hasta 20.
- Si quieres te echo una mano
– le dijo Dick, antes que su padre empezara con
el sermón.
- No, Dickie… muchas gracias
– dijo Jasón mirando su carpetas arrugadas ya de
tanto apoyarse en ellas sobre el codo – Si no es que sean difíciles, solo son
aburridos que te ca…- y antes que Jason dijera que te cagas Dick le echó
una mirada en plan “cierra el pico, idiota”, mientras Bruce dejó de reír de
golpe, ese chico y su bocaza, iban a lograr que se le pusiera todo el pelo
blanco antes que nada – que te caaaes ya sabes… aburridos hasta morir
– no se podía negar que era un as en cambiar las cosas a su favor, su
agilidad mental era increíble y más increíble como desperdiciaba ese talento en
cosas sin sentido, según los adultos claro.
- Jason, llevas ahí con la
mirada perdida más de 20 minutos – Jason
siempre se preguntaba cómo se lo hacía su padre. ¿Que tenía ojos en el cogote?
Porque estaba seguro que su padre no había levantado la vista de sus papeles ni
una vez en todo ese rato – si esos
ejercicios no están acabados la próxima vez que te pregunte, me voy a enfadar y
mucho.
- No, problem, jefe – dijo Jason haciendo
un saludo marcial a su padre – ya los termino, si ya lo dije, no son
difíciles sino aburridos y solo me estaba tomando mi tiempo para meditar en las
circunstancias de la vida que me rodea – y se puso a hacer sus ejercicios
de nuevo, como si nada.
Dejando a
Bruce y Dick momentáneamente sin habla sin saber si aquello que dijo era por
impresionar o era un enigma por resolver. Bruce lo dejó pasar, sabía que no se
podía pasar la vida zurrando al muchacho, pero realmente es que el niño tenía
un nervio. Así que en cuanto Jason regresó a sus deberes, respiró hondo y
regresó a sus documentos. No sin antes mirar con felicidad y orgullo a Dick y
regalarle una sonrisa.
Dick a
diferencia de su padre tenía muy clara la intención de las palabras de su
hermanito, ahí todo inocente, le acababa de lanzar una tremenda indirecta, pero
Dick prefirió callarse por prudencia… él iba a ganarse su premio, pero antes,
tenía que hacer méritos.
Marambra linda como te extrañaba al igual que a Little Hoshi por favor no me torturen por tanto tiempo y actualicen muero x saber que pasa con mi pobre Dick sería mucho pedir que no sean tan duras con él.
ResponderBorrarSiiiii actualicen pronto
ResponderBorrarnadie podía negarle que estaba preocupado por la salud mental y física de su papuchi.
ResponderBorrarXDDD juro q mori de la risa cuando lei eso XDDD
jjajajajajajajajaa
esta buenisimo el capi ya quiero ver ocmo se la llevan esos dos XDD
Como siempre un placer leerte ...lastima q no puedo leer el cap 7 y 8 no se xq me sale todo blanco pero bue... igual disfrute ...no te perdas xfa
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