DE MENOS A MÁS
Capítulo
1.
Mi
vida era bastante normal hasta hace dos años, des de que tengo uso de razón he
vivido con mi tía Ofelia en un pequeño pueblo de costa donde nunca pasaba nada.
Era un pueblo realmente pequeño y tranquilo donde todos nos conocíamos y todos
éramos como una pequeña familia.
Yo
no era de esos niños que sueñan con ir a la gran ciudad y triunfar y dejar
atrás las limitaciones de la vida tranquila de una pequeña comunidad. Cuando mi
tía murió tenía 11 años y lo único que me preocupaba era como quedara mi equipo
de futbol favorito, pasarme el juego de turno que hubiera caído en mis
manos o si mi tía me dejaría ir con mis
amigos a jugar después de acabar con mis tareas en casa.
Mi
tía no era mayor, aunque claro cuando eres pequeño todos te parecen mayores,
ella tenía casi 40 años, aunque le encantaba decir que gracias a la magnífica piel
que había heredado de su madre podía pasar por una de treinta sin problemas. Yo
ciertamente no entendía porque quería pasar por una de 30, puestos a ser más
joven, mejor pasar por una de 18 ¿no?
Pero
dejando aparte esa pequeña coquetería de mi tía, mi tía Ofelia era una mujer
dulce, cariñosa y muy paciente. Jamás la vi perder los nervios, jamás. La vi
molesta en bastantes ocasiones, pero jamás perdió los nervios, era una mujer
con una capacidad de autocontrol fascinante.
Jamás
me dejó que la llamara mamá, es algo que le parecía irrespetuoso, debido a su
gran amistad con mi madre biológica. Pero aunque jamás la llamara así, mi tía
Ofelia era mi madre. Era la mujer que se preocupaba por mí, me daba todo lo que
necesitaba y un poquito más, me quería, me daba cariño y estaba siempre allí.
Éramos nosotros dos solos. Pero éramos
una familia 100x100.
Cuando
cumplí 8 años a mi tía Ofelia le diagnosticaron leucemia, aquello fue
demoledor, yo solo sabía que estaba enferma, todo fue muy rápido y a la vez muy
lento, vi cómo se consumía poco a poco una mujer que había sido tan vital como
un crío de 9 años, se convirtió en una persona que apenas podía mantenerse en
píe más de una hora, sin agotarse hasta la extenuación.
Sé
que a mi tía le preocupaba que iba a ser de mí, si a ella le pasaba algo, y esa
preocupación fue a más cuando los médicos empezaron a mostrarse más bien
pesimista sobre su recuperación. Fue entonces cuando mi tía Ofelia empezó a
hablarme de mi madre, de mi padre y del resto de mi familia. Hasta entonces yo
pensaba que mi única familia era ella.
Mi
madre era muy joven cuando conoció a mi padre, un hombre casado, ella estaba en
su segundo año de carrera y él era profesor. Una relación aunque no prohibida,
si que estaba bastante mal vista. Mi madre había viajado a la capital para
estudiar magisterio, ella quería ser maestra. Le encantaba los niños y le
encantaba enseñar, era algo que sabía que sería des de muy pequeña. Mi padre
era profesor de sicología e impartía una asignatura en la facultad de pedagogía
y magisterio. Fue durante estas clases que mis padres se conocieron y se
enamoraron.
Mi
padre era católico, como toda su familia y no podía divorciarse, pero vivía en
otra ciudad a cientos de kilómetros de su esposa y de sus familias. Tía Ofelia,
decía que mi padre, Walter (entonces supe el nombre de mi padre), tenía una
crisis interna muy dura, porque según sus fuertes creencias lo que estaba
haciendo con mi madre, estaba mal. Pero por otra parte ellos se amaban y eran
tan felices juntos que era imposible imaginar una vida sin mi madre. Mi tía
Ofelia, me contó que mi madre era una mujer muy tenaz, y al cabo de un tiempo y
mucha paciencia, al fin logró que mi padre y ella se fueran a vivir juntos, y tras muchas reticencias por
parte de mi padre, que no veía correcto que una chica joven con mi madre,
viviera con un hombre casado como él. Según él, no quería arruinar su
reputación, mi madre le dijo que ella estaba muy por encima de esas boberías. Y
lo que no iba a hacer es vivir separada del hombre al que amaba por miedo de
que alguna vieja chismosa le mirara con reprobación.
Y
justo un año antes de que mi madre acabara sus estudios, nací yo. Mi padre se
encargaba de mí casi las 24 horas del día para que mi madre pudiera finalizar
sus estudios, según mi tía era todo un padrazo. Mi madre aunque estudiaba muy
duro, también dedicaba todo el tiempo que le quedaba libre a mi padre y a mí.
Era joven y tenía mucha energía, parecía que fuera la mujer maravillas, según
mi tía Ofelia.
Entonces
pasó, lo que mi tía Ofelia siempre decía que fue el día más triste de su vida.
Hubo un atentado en la universidad y murieron 27 alumnos y 4 profesores. Aún a
día de hoy, cuando se habla de ataques terrorista en el extranjero, se hace
siempre referencia al día que nuestro país tembló por el revuelo de la noticia.
Un grupo de paramilitares irrumpieron en la facultad de magisterio y en la de
derecho e hicieron explosionar varios artefactos cobrándose 31 vidas y dejando
una gran cantidad de heridos. Mis padres eran unos de esos 31 muertos.
Yo
tenía 10 meses, cuando aquello sucedió, por eso no tengo ningún recuerdo de mis
padres, los únicos recuerdos que tengo son los de mi tía y los del pueblecito
de costa donde crecí. Mi tía Ofelia y mi
madre tenían un hermano, mi tío Henry, pero mi tío Henry era militar y estaba
destinado como ayuda en el extranjero. Así que el juez le dio mi custodia a mi
tía Ofelia. Que pasó a ser mi única familia. Mi tío Henry lo veía una vez cada
dos años o así, y por unos días. Ni siquiera tenía mucha confianza en él. Pero
sabía de su existencia y que era mi tío.
Sé
lo que piensan, que cuando mi tía murió, fui a vivir a una base militar en
algún país lejano en guerra con un estricto tío teniente coronel o algo así
¿verdad? Al menos eso fue lo que yo pensé que pasaría. Pero no fue así. Cuando
mi tía vio que su fin se acercaba, decidió ponerse en contacto con la familia
de mi padre. Nunca lo entendí, se suponía que ellos le habían dado la espalada
por irse a vivir con mi madre y tener un hijo con ella. Pero eso fue lo que
hizo mi tía. Y unos meses antes que mi tía muriera hubo el primer encuentro con
mi familia paterna.
La tarde de 11 de marzo del 2010 conocí a mi
abuelo Daland, que parecía un hombre muy sosegado y cálido. Y a mis tíos
Tristán y Sigmund, que se les veía muy serios e incómodos. La reunión fue
bastante tensa, yo no era idiota y sabía porque estaban allí, sabía que mi tía
se moría y que quería dejarlo todo atado y bien atado antes que eso pasase.
Pero yo no quería que mi tía se muriese y tampoco quería irme a ninguna parte.
Así que fui correcto como le había prometido a mi tía pero no sentía ninguna
alegría por conocer a eso tres personajes.
Al
cabo de unas semanas nos invitaron a
pasar un fin de semana en su casa. Aquel viaje fatigó mucho a mi ti
Ofelia, y aquello me indignó mucho, mi tía estaba enferma se suponía que ella
debía recibir vivitas no hacerlas. Pero después supe que aquel viaje fue para
que conociera la casa donde iría a vivir cuando mi tía ya no estuviese.
En
aquella ocasión conocí el resto de familia. A la esposa de mi tío Sigmund,
Camille, y a sus hijos Rosa y Daniel, que eran ya adultos. Y a mi tía Brunilda
y a su marido Senta. Y a sus hijos, mis
primos Richard, Klaus y Teo. Y por
supuesto a la abuela Edna. Fue entonces que me di cuenta que la muerte de mi
tía era algo real. Iba a pasar, quisiese o no, y que cuando aquello pasara mi
vida tal y como había sido hasta entonces se habría acabado. Y así fue 4 meses
después enterraba a mi tía y después mismo del funeral mis tíos recogieron
todas mis cosas de nuestra casa y la cerraron. La imagen jamás la podré
olvidar, mi casa, la que hasta aquel día había sido mi casa, donde vivíamos
felices mi tía Ofelia y yo, estaba tapiada. Como si fuera una casa fantasma o
algo así. Subí al coche de mi tío Sigmund y me preparé para lo que sería el
reto de mi vida.
Recuerdo
que los primeros días en casas de mis abuelos me los pasé llorando, estaba
destrozado, por la muerte de mi tía. Después poco a poco fue haciéndome a la
idea que nunca más volvería a hablar con ella ni a verla. Y he de decir que mis
primeras semanas aquí, fueron bastante extrañas, a pesar de estar rodeado de
tanta gente, nunca en mi vida me sentí más solo y desconsolado. Mi abuelo
entraba varias veces al día y me animaba a comer un poco de consomé y un par de
tostadas o algo dulce. Y se quedaba a mi lado hasta que acababa, en silencio,
con una cálida sonrisa. Por laguna extraña razón, a diferencia del resto de mi nueva
familia su presencia no me incomodaba.
El
tiempo de luto pasó, y pronto empecé a salir más y más de mi cuarto. Al
principio era arrastrado por mi abuelo o por alguno de mis tíos, pero pronto
dejé de protestar e incluso sin darme cuenta era yo mismo que en cierto modo
esperaba que alguno de ellos me llevara al parque o a dar una vuelta. Aquellos
primeros meses para mí fue como si viviera en un colegio mayor, rodeado de
gente extraña con los que debía llevarme bien por el bien de la convivencia.
Ya
llevaba casi 4 meses viviendo allí cuando me di cuenta que mi abuela no sentía
mucho aprecio por mí y no estaba muy cómoda porque yo estuviera allí. Una tarde
después de que mi abuelo me llevara a comer un helado al parque, me di cuenta
que llevaba un montón de fotos en la cartera. Le pedí que me las enseñara y muy
orgulloso y feliz, fue enseñándome una por una las fotos. Entonces cuando llegó
a una foto de mi padre con doce años me percaté de dos cosas, el extraordinario
parecido que tenía con mi padre y que en casa no había ni una sola foto de él.
-
Abuelo
¿porque no hay ninguna foto de papá en casa?
-
Porque
es doloroso recordar, Hans (mi abuelo me dijo con
cara de pena y guardando de nuevo la cartera en el bolsillo de su pantalón).
-
Pero
tú llevas una foto suya en tu cartera y no pareces triste. Yo llevo una foto de
tía Ofelia, también (y le enseñé la
cartera). Me gusta mirarla, me hace
sentir mejor.
-
¿Qué
sabes de tu padre? (entonces me miró fijamente,
supongo que esperando que le dijera que no mucho).
-
Lo
que tía Ofelia me contó. Qué era profesor de sicología en la facultad de mamá. Que
estaba casado con otra mujer cuando conoció a mamá, por eso ellos no se
casaron. Y que nos quería mucho a mamá y a mí (mi
abuelo se sorprendió al oír que sabía del matrimonio de mi padre).
¿Sabes algo de esa
mujer con al que estaba casado tu padre? (yo
negué con la cabeza) Tu padre cuando
tenía 23 años se casó con su prima hermana Elsa, nada nos hizo más felices que
ver a esos dos casados. Pero el matrimonio pronto empezó hacer aguas y tu padre
en vez de luchar por salvar su matrimonio, aceptó el empleo en la universidad a
kilómetros de aquí. La familia quedó rota por eso. La familia de tu abuela dejó de hablarnos y
nos recriminaba que no hubiéramos obligado a tu padre a quedarse y hacerse
cargo de su esposa. Tu padre pasaba una pensión y decía que con eso ya cumplía.
Pero para nuestra familia eso no era suficiente. Después apreció tu madre y
luego tú. Y aún no habíamos acabado de asimilarlo, cuando lo del atentado. ¿Sabes
que cuando tu padre se murió quise traerte a cas conmigo? (yo negué con la
cabeza tía Ofelia no me había dicho anda de eso). Si, pero tu padre y tu madre habían dejado dicho muy claro que de
pasarles algo tu tía Ofelia se haría cargo de ti. Y no se lo reprocho, nosotros
le habíamos girado la espalda. Era nuestro hijo y nos pusimos del lado de Elsa,
ella era la pobre esposa despechada, era tan triste verla. Pero eso no es
excusa, cuando Walter murió hacía más de 5 años que no le veía. Y las últimas
palabras que tuvimos fue cuando me dijo que había sido padre y yo solo le dije (mi
abuelo le dijo “Enhorabuena has traído otro bastardo a este mundo”, eso lo sé
ahora pero en ese momento no lo sabía) unas
cosas horribles.
-
Yo
una vez le dije a mi tía que no la quería, pero es porque estaba enfadado, ella
sabía que la quería. Lo sé, porque cuando me disculpé tía Ofelia me dijo que
dijera lo que dijera, hiciera lo que hiciera, ella siempre sería mi tía y
siempre me iba a querer. Así que estoy seguro que papá también lo sabía, tía
Ofelia dijo que era muy inteligente (le dije a mi
abuelo para consolarlo ya que aquel hombre que siempre me sonreía dulcemente
estaba muy triste y apenado).
-
Si,
lo era, era un hombre de una inteligencia extraordinaria. Espero que supiera
perdonarme.
-
Seguro
que si abuelo. ¿abuelo? Es por eso que la abuela no me habla mucho (no
me hablaba nada, ella siempre se dirigía a laguna de las croadas o mis tíos
para que me dijeran las cosas, como si yo no estuviera delante y pudiera
oírla), se siente culpable, por lo de
papá.
-
Hans,
tu abuela es una mujer también muy especial. Tiene un carácter muy fuerte y se
escuda en esa frialdad para que nadie le hiera. Sintió que tu padre la traicionaba
cuando se casó con su sobrina para luego al cabo de unos pocos años
abandonarla, y luego se murió antes de que pudiera hacer las paces con él, tu
abuela sigue dolida por eso. Y no es una mujer que se abra fácilmente, pero te
aseguro que es imposible que cuando te conozca bien tu abuela no te adore.
-
Pero
ella tampoco es dulce con los otros
-
¿Con
qué otros? (me parecía increíble que mi abuelo no
me estubiera entendiendo)
-
No
es amable con Richard, Klaus o Teo. Siempre los está regañando o soltando
mocos.
-
Como
ya te he dicho tu abuela lleva una especie de caparazón, pero te aseguro que
daría su vida por cualquiera de esos tres (me
hubiera gustado que en vez de “cualquiera de esos tres” hubiera dicho
“cualquiera de vosotros” eso me hubiera incluido, yo no sentía pertenecer a esa
familia, pero el abuelo me gustaba.
Siempre quise tener abuelos. Mis amigos tenían abuelos que les compraban
golosinas y les hacían regalos en navidad y cumpleaños y que les consentían. Yo
solo tenía a tía Ofelia que era maravillosa, pero no podía hacer de “madre” y
de cómplice a la vez). Hans, se está haciendo
tarde y pronto serán las cinco, y aún debemos ir a comprar el uniforme.
-
Abuelo
¿Por qué debo llevar uniforme?
-
Porque
en la escuela que vas a ir llevan uniforme.
-
¿Cómo?
¿Es qué no voy a ir a mi antigua escuela?
-
Hans,
tu antigua escuela está a más de cuatro horas de aquí. De aquí a un par de
semanas empieza el nuevo curso, iras a una buena escuela, tus tíos trabajan
allí, mi hermano aún trabaja allí. Toda tu familia ha ido a esa escuela, primero
de alumnos y después de profesores, tu padre también enseñó allí una temporada,
te gustará.
-
No
es eso abuelo, ¿qué pasa con mis amigos?
-
Estoy
seguro que harás nuevos amigos. Y tu primo Teo irá a tu mismo curso, así que no
estarás solo.
-
¿y
no puedo seguir estudiando en casa como he hecho estos meses?
-
Es
importante que vayas a la escuela, con más niños de tu edad
(y con eso mi abuelo dio por finalizada la discusión. Y como encontraba sin
argumentos para rebatirle así que respiré hondo y me resigné a la idea de
empezar en nueva escuela).
Mi
vida apestaba, ya no estaba tía Ofelia, ya no vivía en mi casa y ahora tendría
que ir a una nueva escuela con un montón de desconocidos y con uniforme. Pero
en aquella época yo estaba convencido que la vida apestaba y simplemente fue
una mierda más en mi vida para hacerla
más miserable aún). Después de aquella charla empecé a observar mejor a mi
nueva familia y como interactuaban entre ellos y conmigo. Por primera vez me
interese por aquellos extraños con los que me había tocado vivir.
El
abuelo Daland estaba jubilado, tenía setenta y ocho años y en su familia todos
se habían dedicado al magisterio de una u otra forma. Era un hombre de
complexión fuerte aunque ya mayor, poco pelo y gafas. La abuela Edna, también llevaba
gafas, tenía todo el pelo ya blanco
siempre recogido y era bastante más bajita que el abuelo. Los abuelos no
hablaban mucho, ninguno de los dos, pero la abuela era sin duda la más seca de
toda la familia.
Mis
tíos Sigmund y Tristán eran como la noche y el día. Tristán se veía muy
simpático, lo cierto es que Tristán siempre sonreía como el abuelo y en cambio
Sigmund era más serio como la abuela. Sigmund era el mayor después venía mi
padre, después Brunilda que vivía en casa de los abuelos con su marido y sus
hijos y por último Tristán que era el único que vivía a las afueras de la
ciudad. Tristán tiene un hijo un año menor que yo, Howard, pero que nadie le
llame jamás así porque dice que es nombre de pato. Howie es sin duda de todos
mis primos el que creo que es más normal. Bueno es también el más parecido a mí,
pero es que yo soy normal. Mi primo Theo que es de mi edad y con el que se
supone que debería hacerme amigo me da grima, no sé porque pero me da grima. Se
parece a la abuela cuando te mira, es como si estuviera esperando a que te
dieras las espaldas para darte un palazo ene toda la cocorota. En cambio sus
hermanos Klaus y Richard me caen superbién. Charlie, Charlotte o Lote depende
lo que quieras de ella, es muy maja también, pero siempre está enganchada al
teléfono porque justo acaba de sacarse novio y está como dice Klaus tonta
perdida.
Mis primos mayores Daniel y Rose no los
he tratado mucho pero parecen majos también. Hay como una pequeña tradición
familiar todos los domingos se desayuna en familia, es más bien un Brunch, pero
es lo que hay. Debemos vestirnos y si hace buen tiempo salimos al jardín a
desayunar. Y sino desayunamos en el comedor con la mesa puesta como si fuera a
venir la mismísima reina a comer.
Cuando faltaban unos días para que empezaran
las clases y que mis primos (menos los mayores y Charlie) y yo fuéramos a la
escuela, un internado para más señas. Pasó algo que me dejó de piedra. Era
domingo porque recuerdo que después hubo el Brunch que antes mencionaba. Y yo
me había bajado al jardín a tirar unas canastas, mientras esperaba que el
abuelo acabara de arreglarme la cadena de la bicicleta para ir a dar una
vueltecita para hacer tiempo hasta que fuesen las once y todos viniesen a
comer. Estaba en pleno entrenamiento de tiros libres cuando de dentro vinieron
unos gritos.
Era mi tío Senta y mi tía Brunilda estaban
chillando como locos a mi primo Klaus. Mi primo Klaus había salido ayer a la
noche (bueno mi primo Richard también, pero él aún no había regresado. Esos
gritos llegaron un poco más tarde) y había vuelto a casa con un pendiente en
una oreja. La noche anterior cuando regresó ya estaban las luces apagadas y
solo lo vieron pasar de refilón y no se percataron, por esa mañana a plena luz
del día y con la calma aquel pendiente relucía como si hubiera salido de las
mismas minas del rey Salomón.
Mi abuelo y yo al oír el griterío
entramos enseguida. Yo al ver a mi primo Klaus rojo como un tomate, fuera de si
y chillando lo que chillaba a su padre abrí mucho los ojos y la boca. Seguro que
se me debió quedar cara de idiota porque todos me echaron una miradita de odio
que casi me pongo yo también a llorar. Mi abuelo me dijo que fuéramos a la
cocina a ayudar a Reena con el desayuno. Yo por supuesto le seguí, aquella
situación era demasiado incómoda para mí. Pero desde la cocina se oía
igualmente todo y aunque el abuelo intentaba darnos conversación a Reena y a mí,
pudimos oírlo todo.
-
Klaus
esto es la gota que colmó el vaso (escuché como el
tío Senta chillaba furioso). Te había
prohibido expresamente que te agujerearse el cuerpo o que te hicieras tatuajes.
Te lo prohibí bien claro cuando a principios de verano me preguntaste. Y ahora
vienes con eso.
-
¿Y
dónde te lo han hecho? Porque sabes que puedes pillar sepa dios qué…seguro que
ni estaba esterilizada la aguja (dijo tía Brunilda)
-
Mamá,
sí que lo estaba, además me lo hicieron con pistola. Y era en una farmacia, más
higiénico que eso…
-
Jovencito,
baja esos humos. No te conviene cabrearnos más de lo que ya estamos
(dijo tío Senta aún más furioso).
-
Pero
papá, no es nada, es solo un pendiente y a mí me gusta.
-
Pues
a mí no, y ya te dije que no podías hacerlo, y aun así vas y te lo haces. Pues
ahora voy yo y te lo quito.
-
No,
papa (llevándose la mano a la oreja al ver
que su padre se le acercaba muy decidido hacía él), la chica de la farmacia dijo que estos primero 4 días no debía
quitármelo y que debía curarlo con cuidado para que no se infectara (dijo
casi en pánico. Brunilda agarró a su marido que bien era capaz de arrancarle la
oreja de cuajo al chico de lo enfadad que estaba.)
-
¡Senta!
(le llamó la atención Brunilda y Senta tardó unos segundos pero se dio cuenta que
quitárselo bruscamente quizás podría causarle una infección y solo faltaba
eso). ¿Y tú hermano? ¿También se hizo
uno? (Klaus abrió mucho los ojos y negó con la cabeza).
-
Eso
lo vamos a ver ¡RICHARD! ¡RICHARD! ¡RICHARD, MUEVE EL CULO Y BAJA AHORA MISMO!
(Senta gritaba mirando hacia las escaleras pero no obtuvo respuesta) ¡RICHARD SI HE DE SUBIR YO, TE JURO QUE
VOY A POR LA MANGUERA DEL JARDÍN Y TE DOY MANGUERAZOS HASTA QUE ME SALGAN
CALLOS EN LAS MANOS! (Senta gritó furioso, yo tragué saliva instintivamente,
pensé que solo era una amenaza vacía pero aún así el tío Senta daba mucho
miedo. El abuelo me pidió que lavara las copas, pensando que con el ruido del
agua correr no oiría nada. Pero gritaban demasiado. De repente hubo un largo
silencio hasta que se volvió a escuchar a tío Senta gritar). ¡DONDE NARICES ESTÁ TU HERMANO? LA CAMA
ESTÁ AÚN SIN DESHACER (mi primo Richard tenía un truco para salir hasta la
hora que quisiese, él llegaba a la hora que su padre le decía, pongamos las
10:30 y después de un rato cuando se apagaban las luces y su padre pasaba a
darle las buenas noches salía por la ventana y regresaba a la fiesta o donde
fuera que estuviesen sus amigos. En cambio Klaus tenía verdaderas peloteras con
su padre para que le alargara el toque de queda o simplemente se rebelaba
regresando a la hora que él creía que debía regresar, comiéndose auténticas
broncas).
-
Papá,
vinimos junto, ya lo viste.
-
No
te he preguntado eso, te he preguntado dónde está tu hermano
-
No
lo sé, lo juro.
-
No
me vengas con historias Klaus, vosotros dos os lo contáis todo, ya estás
diciéndome donde está tu hermano o empiezo a sacarme el cinturón.
-
Te
lo juro papá (ya con lágrimas y la voz rota) te lo juro qué no lo sé.
-
Cielo,
encubrir a tu hermano no es algo que tu padre o yo veamos con buenos ojos, y ya
lo sabes.
-
Pero
es verdad mamá, no lo sé, llámale al teléfono, si quieres usa el mío, toma (se
lo alargó) pero te juro que no sé dónde
está (era cierto no lo sabía, solo tenía una idea. Brunilda se quedó
fijamente mirando a su hijo y le creyó).
-
Klaus,
llámalo tú (le dijo su padre muy seco)
-
¿qué?
-
Ya
me has oído o ese maldito pendiente te ha dejado también sordo. ¡He dicho que
lo llames! Y pon el manos libres (Klaus obedeció y
buscó el teléfono de su hermano en la agenda y lo marcó, al cabo de unos
segundos Richard contestaba).
-
Ey,
hermanito ¿ya despertaron los papás?
-
Si,
ya despertaron. Son las 9 y media Richard (hablaba
Klaus sin dejar de mirar con miedo a sus padres). Richard ¿dónde estás?
-
Estoy
entrando al jardín, subo en un minuto y te cuento, tío te fuiste justo cuando
se animó la cosa, vinieron unas chicas Belgas super sexys, tío de no haber estado
con Whitney te juro que hubiéramos acabado haciendo un menage a troi, tú ya me
entiendes jajaja (en ese momento Senta ya no pudo
más y salió al jardín pillando a su hijo en plena escalada de la celosía. Lo
agarró de la cinturilla del pantalón y tiró de él fuerte haciendo que diera un
brinco y cayera como un felino de 4 patas en el suelo. Senta se quitó la correa
tan rápido que Richard ni lo vio hacerlo, se debió de perder el gesto cuando parpadeó.
Senta lo agarró del bíceps lo levantó de un tirón y empezó a descargar la
correa sobre los muslos y nalgas del chico)
AAAAAAAAAAAAAAU AYYYY AUUU NOOO DUELEEE AUUUUU PAPÁ NOOOO AUUUU (yo al oír
la escandalera solté una copa de golpe rompiéndose en pedacitos, el abuelo
intento forzar una sonrisa y decirme que no pasaba nada, que solo era una de
las broncas de Senta con los muchachos, que no pasaba nada. Pero yo siempre
había vivido a solas con mi tía y jamás había oído gritos y mucho menos
aullidos y correazos)
-
¿Estás
son HORAS DE LLEGAR, RICHARD? ¡ESTAS! YA TE VOY A ENSEÑAR YO A LLEGAR A TU HORA
Y A QUEDARTE EN TU CAMITA CUANDO SE TE MANDA A ACOSTARTE, EN VEZ DE SALIR DE
PICOS PARDOS TODA LA NOCHE. YA TE VOY A AQUITAR YO LA TONTERIA Y LAS GANAS DE
GOLFEAR. ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS (Senta descargaba con ferocidad la correa
sobre todo el trasero de su hijo mayor. Richard se retorcía cual culebra para
intentar esquivar algún golpe, pero era imposible, su padre lo tenía bien
agarrado y todos los correazos acababan en buen puerto)
-
NOOOOO
NOOO LO SIENTO AYYYY AUUUUU LO SIENTO AUUUU PERDÓN AUUU PERDÓN, AUUU PAPÁ POR
FAVOR AUUUUUU NOOOOO
-
¡SALIRTE
ASÍ A ESCONDIDAS DE CASA! ¡HABRASE VISTO, COMO UN VULGAR RATERO! RICHARD TE
JURO QUE CUANDO ACABE CONTIGO NO VAS A TENER GANAS DE VOLVER A SALIR A
HURTADILLAS DE CASA EN TU VIDA ZWASS, ZWASS, ZWASS,
ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS,
ZWASS, ZWASS, ZWASS (Senta siguió descargando el cinturón sin compasión, hasta
que Richard le empezaron a flojear las piernas y cayó de nuevo de rodillas.
entonces Senta lo volvió a agarrar y levantarlo de golpe y le bajó los pantalones
y lo entró en casa a empujones y lo colocó sobre el brazo del sillón. Richard
estaba seguro que su padre iba a pasarse el día zurrándolo). NO TE MUEVAS DE AHÍ, AÚN NO HEMOS ACABADO
TU Y YO, ¡NI MUCHO MENOS! (Entonces Senta se fue hacía Klaus y lo agarró
por el brazo y le bajó los pantalones como había hecho unos segundos antes con
Richard y lo colocó sobre el respaldo del sofá y empezó a descargar el cinturón
sobre el trasero y los muslos de Klaus) ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS Creí que vuestra madre y yo os habíamos
educado mejor, que os habíamos enseñado el valor de la palabra dada, y que
cuando se os dice que hagáis o no hagáis una cosa debéis de obedecer sin
rechistar. Pero por lo visto andábamos equivocados. Pues nada, Ya os voy a
refrescar la memoria a vosotros dos ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS,
ZWASS, ZWASS, ZWASS.
-
AAAAAAAAAAAAAAAU
AY AY AUUUUUUUUU NOOOO AUUU NOO AYYY AUUU PARA, PARA AUUUU ES MI OREJA AUUU
PUEDO HACER LO QUE QUIERA CON ELLA AUUU (en
ese momento pensé que mi primo Klaus era idiota, he de decir que ese
pensamiento me ha vuelto varias veces a la cabeza. Klaus es el único que es
incapaz de morderse al lengua, es terco como una mula y no soporta tener que
dar su brazo a torcer ni cuando claramente se ha equivocado ni cuándo como en
ese caso es mejor callar e intentar pasar desapercibido lo máximo posible).
-
ZWASS,
ZWASS, ZWASS, ZWASS, TIENES 15 AÑOS, KLAUS, ERES MENOR, Y VIVES EN MI CASA, NO
PUEDES HACER LO QUE TE VENGA EN GANA.
-
No
es tu casa, es casa de los abuelos
-
ZWASS, ZWASS, ZWASS,
ZWASS, ZWASS, ZWASS (6 correazos especialmente fuertes cayeron sobre el
trasero).
-
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH
-
Pues
eres mi hijo, y me obedecerás, porque hijo, la última vez que miré en mi libro
“los hijos deben respeto, amor y obediencia a los padres”.
ZWASS, ZWASS
-
Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaau
AAAAAAAAAAAAAAAAAARGHHHH AAAUUU
-
Y
mañana mismo te llevo al dermatólogo para que te quite esa mierda de la oreja,
no vas a ir a la escuela ni a ninguna parte con eso
ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS, ZWASS.
-
Nooooooo
auuuuuu por favor nooooo auuuu papá ayy ayyy a mí me gusta auuuu
-
ZWASS, ZWASS, ZWASS,
ZWASS, ZWASS, ZWASS.
-
PUES
A MI NO, Y VA FUERA, Y POBRE DE TI QUE TE LO VUELVAS A PONER, ATRÉVETE A
DESAFIARME DESOBEDECIÉNDOME OTRA VEZ Y VAS A RECIBIR DOCE VARAZOS CADA NOCHE
HASTA QUE THEO TENGA EDAD DE VOTAR. ZWASS, ZWASS,
ZWASS ZWASS, ZWASS, ZWASS ZWASS, ZWASS, ZWASS ZWASS, ZWASS, ZWASS ZWASS, ZWASS,
ZWASS.
-
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAU
NO, NO, AUUUUU ME LO QUITARÉ, ME LO QUITARÉ PAPÁ, LO JURO, NO VOLVERÉ A HACER
NADA QUE TÚ NO QUIERAS AUUUU PERO PARA YA AUUUUU
-
ZWASS, ZWASS, ZWASS ZWASS,
ZWASS, ZWASS YO DIGO CUANDO SE PARA
AQUÍ, MOCOSO. A VER SI TU HERMANO Y TU OS EMPEZÁIS A ENTERAR, AQUÍ MANDAMOS TU MADRE
Y YO. NO VOSOTROS DOS, ¡QUE SOIS UN PAR DE MOCOSOS INGRATOS Y MALMANDADOS!
-
AAAAAAAAAAAAAU
AYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY (gritaba a pleno pulmón
Klaus)
-
Papá
déjalo ya, es conmigo que estás enfadado
(se levantó Richard pero no se movió del sillón).
-
Si,
hijo estoy muy enfadado contigo, pero tu hermanito
(y le agarró del brazo y lo levantó de nuevo) se hizo esta preciosidad (le agarró al cara y se la giró para que
su hermano viera e pendiente. Richard cerró los ojos, le había advertido a su
hermano que no se hiciera el piercing, que su padre lo iba a matar si se lo
hacía, pero Klaus era demasiado cabezota para escuchar) ¡Exacto! No tengo Alzheimer hijos, recuerdo muy bien que os tengo
prohibidos agujerearos y tatuaros, es algo que ni vuestra madre ni yo encontramos
bonito en un chico. Así que si, hijo estoy enfadado contigo, y en breve
acabaremos lo que tenemos pendiente tu y yo. Pero también estoy enfadado con tu
hermano y tengo también muy buenos motivos, así que vuelve al sitio donde te
coloqué si es que te queda algo de cordura en esa cabecita de chorlito tuya (Richard
se volvió a inclinar sobre el brazo del sillón como su padre le había dicho. Senta
agarró a Klaus y se sentó en el sofá y se lo colocó sobre sus muslos, aquello
era mortificante para Klaus que básicamente todo lo que venía haciendo en los
últimos año era reivindicar su individualidad y que ya no era un niño a base de
pura rebeldía. Senta lo sabía, pero quería dejarle claro que en esa casa
Richard, Klaus y Theo eran los niños y Brunilda y él los padres y dictaban las
normas y ellos debían obedecerlas. Senta levantó la mano y empezó a castigar
con la mano el ya muy castigado trasero de Klaus, no fue gentil ni fue rápido,
estaba enfadado con los chicos y lo estaba de verdad. Uno fugándose de noche y
el otro agujereándose le cuerpo. En su vida hubiera pensado que sus hijos
serían capaces de tales desfachateces). PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS,
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llevaba más de 20 nalgadas Senta se detuvo). Klaus
que sea la última vez que me desobedeces, cuando digo NO es NO. Cuando te
prohíbo algo expresamente es porque no hay nada que discutir, no lo haces y
punto. No hay grises en esto. Yo no hablo por hablar, hablo para que me
escuches y para que me obedezcas. Y si hijo, debes obedecerme, porque soy tu
padre y porque sino lo haces como ya ves no te depara nada bueno.
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PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS (Klaus ya no se quejaba
solo lloraba con toda su alma, solo sentía dolor y más dolor, estaba seguro que
estaba a punto de mearse encima, ya no tenía fuerzas ni para aguantarse el pis,
si su padre seguía castigándolo iba a
perder el control de todo su cuerpo). PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS,
PLASS, PLASS, PLASS, PLASS (su padre se detuvo en seco) Sube a tu habitación y
no salgas, no quiero verte la cara en todo el día y mañana a primera hora te
llevo al dermatólogo).
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Hijo
luego a las once, bajas un momento a saludar a tus tíos y primos y después
rápido para arriba (le dijo Brunilda que en lo de la
reunión familiar era tan intransigente como su madre) Plass (le dio una palmada fuerte y lo mandó para arriba)
-
Auuuu
(Klaus que pensaba que ya se había acabado el sufrimiento le pilló con la guardia
baja esa última palmada de su madre, que no fue precisamente una caricia. Senta
esperó a que Klaus subiera a su habitación para acabar lo que tenía pendiente
con su hijo mayor).
-
Richard,
al jardín (dijo Senta sonando aún muy enfadado y
nada cansado).
-
No,
papá, no, por favor (Richard sabía que en el jardín
solo habían tres cosas malas, una era la manguera, al otra la cuerda de tender
y la otra era un árbol con unas horribles ramas que podían arrancar cualquier
tipo de confesión incluso al tipo más duro del universo).
-
Richard,
si lo he de repetir, también repetiré la zurra cada noche por un mes. Y me da
igual que la semana que viene empieces la escuela, sabes muy bien, que puedo
zurrarte allí también (Richard lo miró
horrorizado hacía más de 3 años que su padre no lo había zurrado en la escuela
y no quería tener que pasar por ese bochorno otra vez en su vida, así que tragó
saliva y se subió los pantalones para dirigirse al jardín). Eso no te hará falta, así que no te lo subas, mejor los dejas en el
sofá, por ahora no los vas a necesitar (Richard estaba blanco como el papel
en contraste con la rojez de las marcas del cinturón de su trasero).
-
Sí,
señor (y por primera vez en toda la mañana
Senta se relajó un poco, de verdad pensaba que sus hijos no le tenían el más
mínimo respeto y que creían que lo que él les decía era solo para escucharse a sí
mismo hablar, ni pizca de consideración tenían esos dos. Aquello lo enfurecía de
verdad, porque no recordaba en que momento les dijo que lo que él les dijera ya
no valía una mierda. Richard a diferencia de sus hermanos sabía que debía decir
en cada momento para lograr salirse con la suya, pero en este caso lo único que
podía intentar era minimizar el daño. Su culo estaba vendido, solo podía
intentar conseguir una buena fianza por él, es decir, menor tiempo de pasarse
durmiendo sobre su barriga. Y en cierto modo lo había logrado, porque su padre
iba a hacerle agarrar un fajo de ramas y zurrarle con ello pero al cruzar la
puerta del jardín agarró la cuerda de tender y la dobló en 3)
-
Richard
(Senta se sentó en el murete que servía de medianera entre la zona de juego y
la zona de comer y le indicó que se acercara con el dedo). Si te hubiera pasado algo, ni tu madre ni yo nos hubiéramos enterado.
Suelo ser un padre muy flexible, me pides salir y te dejo hasta una hora prudencial,
jamás te he dicho que no pudieras salir, como sé que hacen otros padres. Solo
te pido que estés en casa a la hora acordada y que me digas donde vais a estar.
No es algo ni tan nuevo ni tan extraño hijo. Y si no te dejamos salir pasadas
las tantas es porque hay muchos peligros en las calles a esas horas y no quiero
que nada malo os pase. No es la primera vez que se os dice esto, así que no
entiendo porque os empecináis en desobedecernos, tu hermano retándonos y tú a
nuestras espaldas, que sinceramente Richard, eso me enfurece más. Porque aparte
de desobediencia hay engaño, hijo. Y sabes que no soporto que me mientras.
-
Lo
siento papá, de verdad, no pensé que…(Richard tenía
que elegir muy bien que palabras decir, porqué de esas palabras dependía lo
dura que iba a ser la zurra que su padre le iba a propinar)…solo quería pasar más tiempos con mi novia, papá, en una semana
empiezan las clases y ya no la veré más que un ratito el sábado.
-
Hijo,
sé que es duro no poder ver a la chica que quieres más que unas horas a la
semana, pero sois jóvenes y ahora no es el momento para convivir es el momento
para aprender, ya habrá tiempo para pasar tiempo juntos
(Richard se lo quedó mirando un segundito y después abajó la cabeza para
parecer arrepentido).
-
Lo
siento (dijo flojito).
-
Lo
sé hijo, cuando acabe te digo lo mismo que
a tu hermano no quiero que salgas de la habitación en todo el día. No
voy a poner rejas en las ventanas, si hubiera un incendio esta casa se
convertiría en una jaula, pero en cuanto empiecen las clases le voy a decir a
tu abuela que os cambie al habitación a Klaus ya ti por la de Theo.
(La de Theo también daba a la calle ero no tenía una bonita y robusta celosía
por la cual escalar. Richard lo miró horrorizado) ya sabes, que toca (y se dio una palmadita sobre la pierna.
Richard no lo hizo esperar se colocó sobre las rodillas de su padre. Al igual
que Klaus esa postura le hacía sentir como un niño pequeño y le daba mucha pena
y vergüenza tener que verse a su edad en esa postura) Swazzz, Swazzz, Swazzz,
Swazzz, Swazzz, Swazzz, Swazzz, Swazzz, Swazzz, Swazzz, Swazzz, Swazzz, Swazzz,
Swazzz, Swazzz, Swazzz, Swazzz, Swazzz, Swazzz, Swazzz, (20 latigazos cayeron implacables sobre el
trasero de Richard que temblaba y contraía de los espasmos que el dolor le
provocaban)
-
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGGGGGGGGGGGGG
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH AAAAAAAAAAAAAAAAAAAYYYY AUUUU (cuando
su padre acabó Richard no tenía ni fuerzas para llorar solo intentaba respirar
porque aunque los latigazos habían dado toso exclusivamente en su trasero el
sentía como aparte de cortar su delicada piel le hubieran cortado la
respiración).
-
Richard,
por lo general tu madre y yo estamos muy contentos contigo, pero es imposible
estar contentos con lo que hiciste hoy y tardaremos bastante en poder volver a
confiar en ti, como lo hacíamos antes. Espero que te lo pasaras realmente bien
hijo porque a nosotros nos has fallado pero a base de bien.
-
Papá,
de verdad que lo siento (dijo entre hipos y
sollozos)
-
Más
lo siento yo, hijo. Aunque no os lo creáis, esto me ha dolido a mí también,
quizás no en el trasero pero si aquí (indicando el
corazón. Supongo que Richard tuvo que hacer esfuerzos para no rodar los ojos
porque era imposible soltar una ñoñería de ese calibre con la cuerda de tender
la ropa aún en la mano) Sube a tu
habitación, ya hablaremos esta noche.
Acaba
de presenciar lo que yo fácilmente hubiera tildado de dos palizas de
campeonato, pensaba que eso ya no se estilaba, en mi pueblo, no conocía nadie
que hubiera recibido una paliza de sus padres. Algún pescozón, tirón de orejas
o manotazo pero una paliza así como la que acababa de recibir mis primos jamás.
Y eso me hizo sentir miedo hacia mi tío Senta, pero también me chocó que mi
abuelo, no le diera ningún tipo de importancia y no interviniese. ¿No se
suponía que los abuelos eran una especie de ángel de la guarda para los nietos?
En ese momento creo que me di cuenta que los abuelos a veces interviene a tu
favor, a veces hacen como que no ven y otras simplemente no pueden olvidar que
un día fueron padres y que tuvieron que educar también a sus hijos.
Wow nueva historia y esta genial no me puedo imaginar el dolor que causa la soga pero ouch de hecho no puedo ni imaginar las consecuencias de la mano ya que jamás me he encontrado en esa posición =D .
ResponderBorrarPlease continúa con esta historia que pinta muy bien lo has logrado una vez más felicidades eres una estupenda escritora
J.