jueves, 4 de marzo de 2021

EL PEQUEÑO DE LOS CULLEN I

 

EL PEQUEÑO DE LOS CULLEN

I

 

 

Hoy será… Interesante.

Sip, sé que repito mucho estas palabras y que son lo primero que pienso cada día al levantarme de la cama pero no pueden culparme por seguir esperando que suceda… No es que mi vida no sea interesante, claro que lo es pero… bueno, vivir con vampiros se ha vuelto un poco (demasiado) normal y francamente aburrido. Uno pensaría que vivir con gente inmortal es lo más top de la existencia y quizás si lo sea pero no con mi familia. Ellos no son la clase de vampiros que dejan acompañarlos por las noches mientras cazan, ni la clase de familia que se desentiende de ti por el simple hecho de estar muertos. Ellos se preocupan, demasiado si me preguntan (cosa que nadie hace, claro)

Quizás soy un malagradecido y un tonto por no apreciar lo que ellos hacen por mí, pero hey, solo tengo 16 años y soy humano. Cometo errores y digo estupideces todo el tiempo so… Me gustaría tener más, más con ellos y más… con mi propia vida. Tan solo quiero vivir una aventura como esas miles que ellos ya han vivido y también quiero…

 

“¡Ian! ¡Me voy en 5 minutos con o sin ti!” se escuchó gritar al malhumorado Edward en toda la casa y el chico pone los ojos en blanco mientras aprieta la pluma con la que ha estado escribiendo en su diario por los últimos cinco minutos.

“¡Ya voy!” le grito de vuelta a su hermano mayor y gruñe pensando en que nunca lo dejan escribir. Siempre hay un lugar donde ir o una tarea que atender pero nunca tiempo para su diario, a veces se preguntaba si su padre se lo había regalo tan solo como una broma cruel.

Justo cuando estaba tan inspirado para escribir la verdad…

Derrotado y sin más, puso el diario en su lugar (debajo de su almohada, donde nadie podía tocarlo) agarro su mochila y bajo corriendo las escaleras de la casa con toda su energía; todos estaban ahí ya, no desayunando comida normal como haría cualquier otra familia sino bebiendo copas de sangre del alce (¿o era un oso?) que sus padres habían cazado el fin de semana.

“Buen día, familia.” Les dijo con su mejor sonrisa, esa con la que siempre esperaba demostrarles que estaba bien, más que bien, mirándoles mientras se alimentaban con su elixir de la vida.

“Buen día, cariño.” Dijo Esme, acariciándole el brazo cuando paso junto a ella para llegar hasta la mesa de la cocina donde estaban sus cosas; una manzana roja tan brillante que vio su reflejo en ella justo antes de morderla, un vaso de zumo de naranja al que solo dio 2 sorbitos y una bolsita de papel que contenía su almuerzo, ósea un emparedado y un vaso con ensalada de frutas o quizás alubias.

Malditas alubias. 

“Buen día, papá… Bonita corbata.” Dijo a Carlisle Cullen cuando este se aproximó a la cocina para entregarle una píldora que debía tomar, el chico la acepto de mala cara pero se la tomo enseguida mientras el vampiro al que consideraba su padre le sonreía.

“Gracias por el cumplido, hijo… seguro que las enfermeras la amaran también.” Dijo con gracia.

“Espero que no demasiado.” Comento su esposa por detrás y todos rieron antes de que ambos se besaran. El niño aparto la vista más por incomodidad que por asco cuando su hermana Alice se aproximó.

“¿Ian? ¿Por qué te pusiste esa camiseta?” exigió saber.

El chico se encogió de hombros mientras se acababa la manzana.

“¿Qué tiene mi camiseta?”

“¿Qué tiene?” ella rio pero no feliz, más bien enojada. “Es horrible, esa camiseta no va con esos jeans de 200 dólares, que… ¿Qué hiciste con las camisas Calvin Klein que te compre?” exigió saber.

El volvió a encogerse de hombros.

“Están en mi closet… creo…”

“Jaja” rio Emmett desde atrás y Alice lo miro con furia asesina para callarlo antes de volver su atención al chico.

“Debes ponerte una de esas.” Le dijo, más bien le ordeno.

Ian puso los ojos en blanco, le hartaba que su hermana se pusiera en plan de policía de la moda por cualquier tontería. Por suerte, su padre intervino.

“Alice, deja que tu hermano use lo que quiera…” dijo a la chica.

El niño le sonrió.

“Gracias, papá” le dijo, enserio agradecido pero ese sentimiento cambio cuando su padre le indico con dos dedos que lo siguiera a su oficina de nuevo. Lo hacían todos los días desde “el accidente” y como todos los días, no pudo dejar de seguirlo, solo quejarse.

"¿Enserio tenemos que hacer esto todos los días?" pregunto fastidiado y arrastrando los pies al interior de la oficina pero su padre solo se río.

"Son órdenes del doctor, querido." dijo Carlisle y abrió el cajón de su escritorio de brillante roble y de allí saco una cajita de plástico. Un pastillero que incluía todas y cada una de las pastillas que su hijo podría llegar a necesitar durante el día, él tomaba de su mochila cada día tras la escuela y lo rellenaba con los medicamentos necesarios para estar seguro de que su pequeño estuviera bien.

"¿Los dolores de cabeza siguen siendo fuertes?"

"No, ya casi ni los siento." Mentira, sí que los sentía y mucho pero no iba a admitirlo. Estaba cansando de que lo trataran como un niño de cristal. "¿Has tenido mareos? ¿Confusiones?"

"Solo con las mates pero..."

"Hablo enserio, hijo,"

"Y yo igual..." sonrió pero la cara seria de su padre le corto las alas. "Enserio, papá... Estoy bien, Solo me tomo estas cosas porque mi doctor es un poco... Cof demasiado cof... Paranoico." dijo con gracia y puso el pastillero dentro del bolsillo interno de chaqueta.

Carlisle río de nuevo.

"Mejor paranoico que poco interesado, es mas, creo que ya va siendo hora de actualizar tus exámenes. ¿Porque no te pasas por el consultorio mas tarde?" dijo como broma pero al ver el rostro en pánico del chico, se dio cuenta de que no lo había entendido y eso le hizo reír un poco mas.

"Bromeo, hijo." le aseguró.

El chico sintió que el alma le volvía al cuerpo. Enserio no podía imaginarse otra tarde siendo picoteado por agujas de todos tamaños y respondiendo preguntas tan intimas como el color de su mierda.

"Contigo nunca se sabe, papá... No es como si tuvieras experiencia siendo bufón de la corte o algo así."

Carlisle sonrió de nuevo.

"Fui medico de un rey ¿sabes?"

"¿Sí?" y miro a su padre con mucho interés. Amaba escuchar sus historias del pasado tanto como odiaba no haber estado ahí para vivirlas. Solo podía hacerlo al escucharlas. "¿De cuál fue?"

"Ah, pues..."

” ¡Ian! ¡Ya es tarde!" se escuchó gritar a Edward con desesperación y el chico puso los ojos en blanco.

"¿Ves lo que tengo que soportar por no tener un auto propio?" pregunto a su padre.

Carlisle extendió una sonrisa. Adoraba la forma tan inteligente que ese niño tenía para volver a ese tema en particular.

"Mi corazón sufre por ti, hijo... Pero no va a pasar."

"¿Porque no? Ya tengo 16 años y todos en mi clase tiene un auto."

"Lo tienen porque sus padres se loa prestan como yo con tus hermanos."

"¿Enserio?" pregunto lleno de ironía, no se podía creer que su padre fuera tan inocente o en todo caso, tan cruel para querer engañarlo.

Carlisle tuvo que luchar por mantener la calma.

"Si y no voy a volver a hablar de este tema contigo, hijo. Ya lo hicimos muchas veces."

"Pero..."

"¡Ian!" volvió a gritar Edward y esta vez hizo sonar muy claro que lo mataría si no se apresuraba. Así que el chico no tuvo de otra más que resignarse aunque eso no significaba que no estuviera maldiciendo a Edward dentro de su propia cabeza.

"Mejor me voy ya." Anuncio.

"Si, ve y si necesitas algo..."

"Si, si... Te llamo." le dijo y salió sin mirarle. Carlisle se quedó mirando fijo, no le gustaba discutir con el chico pero tampoco podía darle todo lo que quería a manos llenas, sobre todo cuando... ¿Qué estaba haciendo con él?

 

El chico corrió fuera de la oficina, dio un beso en la mejilla a la vampira que consideraba su madre y salió corriendo de la casa. Sus hermanos ya estaban arriba del flamante Volvo, Emmett le había ganado el lugar del copiloto pero al menos Jasper había tenido la cortesía de esperarlo fuera con la puerta abierta. El sí era un caballero.

"Gracias" le dijo al subirse al auto. Jasper asintió y rodeo al auto para subirse al otro lado y así dejarle la ventana y estar cerca de su chica.

Alice no se recorrió cuando el niño subió, al contrario. Se puso más rígida de lo normal y apenas el chico cerró la puerta, ella le entro algo cuidadosamente doblado.

"Ten, ponte esto." Dijo y el chico no tardo en ver que era aquello y hacer una mueca de completo asco.

"No voy a usar una bufanda, ni siquiera hace frio... Se van a burlar de mí."

"¿Y a quién le importa lo que digan los demás?" preguntó ella y el chico no pudo dejar de pensar en que eso era algo que solo un vampiro con forma adolescente diría. Para ellos era fácil, habían pasado por la experiencia de secundaria unas 200 veces y habían madurado lo suficiente para tener una gran confianza. ¿Pero él? Aquella era su primera y quizás única vez en secundaria y no quería arruinarla. ¿Porque ellos no lo entendían?

"Odio las bufandas, por favor no me obligues a usarla."

"No te vas a morir por vestirte bien ¿sabes?"

"Quizás sí, mira como acabamos nosotros" dijo Emmett desde el frente y tanto Alice como el chico lo miraron enfadados.

"¿Y tú porque estás aquí?" exigió saber Ian.

"Auch, yo también te quiero hermanito."

"No, yo..." se río, ese Emmett era un tonto. "Digo que porque vienes con nosotros... ¿Y tú auto?"

"Rose lo tiene." Anuncio.

"Oh... ¿Se pelearon?"

"¿Cuando he peleado yo con mi chica?" pregunto con incredulidad y todos se rieron. Hasta Edward pero el único que tuvo algo que decir fue Ian.

"Todo el tiempo, se pelean tanto como esas parejas de ancianos que salen en la TV y... Ugh" hizo una mueca de asco. No solo porque ver a sus hermanos basándose todo el tiempo era raro, también. Porque no se podía imaginar a si mismo saliendo de esa forma con alguien como Rose, ni como Alice, ni como ninguna otra chica en realidad.

"Jaja" Jasper río alto. "Nuestro hermanito se olvida de que llevan ya 80 años juntos."

"65, 65" se jacto con orgullo y entonces se giró sobre su asiento y le dio una palmada en la pierna a su hermano.

PLASS

"¡Eh!" chillo el niño, a veces sus hermanos se olvidaban de que era solo un humano y no otro de ellos.

"Mejor que me hables con mas respeto, jovencito... porque este abuelo aun te puede patear el culo cuando quiera." le dijo con su mejor imitación de un hombre anciano que a perdido todos los dientes.

El chico no se quedó quieto y le devolvió el golpe en forma de un fuerte puñetazo en el antebrazo.

"¡Idiota! ¡Me dolió!" le grito.

"Jaja... Bu-ju, pobre bebé."

El chico le dio otro puñetazo y luego otro pero su hermano no dejaba de reírse. Sus golpes seguramente no eran más que caricias para él y eso lo frustraba. Siempre lo hacía.

"¡Arg! ¡Eres tan idiota!" y finalmente se rindió. Se hecho hacia atrás en el asiento y se cruzó de brazos, enfadado.

Emmett se sintió un poco mal por meterse con él, aunque era divertido quizás era demasiado para el pobre.

"Oh, vamos... No te enojes, cachorrito. Solo estoy jugando un poco contigo."

"Vete a la mierda, Emmett." le dijo. Odiaba que le dijera cachorrito y no se lo iba a pasar otra vez, así que se puso los auriculares y desvío la mirada hacía fuera en la ventana con toda intención de ignorarlos; Emmett con sus tonterías, Alice con sus cosas de moda... Lo agobiaban y ni siquiera les importaba.

Jasper trato de hacer conversación con su hermanito pero ni siquiera a él le prestó atención ya.

"Bien hecho, Emmett..." dijo con reproche.

"Oh vamos, yo solo..." El vampiro rugió y devolvió la vista al frente. Tendría que pensar en una forma de en contentarse con el chico y mejor que fuera antes del final del día o Carlisle lo matarla. No molestar al niño era la regla #1 de su hogar.


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