¿Y ahora qué, agarraba su cazadora y
se iba sin más o esperaba a que Cristina se despertara? Sino fuera por los
motivos que lo habían llevado ahí la anterior noche, lo hubiera tenido claro,
la habría esperado y hubieran bajado a desayunar a la churrería de la estación.
Chocolate calentito y unos buenos churros o un gofre, el desayuno de los
domingos de cuando eran todos unos críos. ¿Aun estaría el mismo churrero de
entonces? Cuando eran unos críos Óscar y él solían “sisarle” alguna golosina
mientras estaba despistado atendiendo al otro. Pedro sonrió, de pequeños
estaban hechos unos trastos. La señora Teresa la madre de los chicos, solo
había tenido suerte con Juan y Adrián, porque el resto habían sido unos
auténticos trastos. Y aunque Cristina no solía liarla tanto como sus hermanos
aún recordaba como su hermano decía que a Cristina le costaba más ir al
instituto que aún político español dimitir. En eso Mark había tenido a quien
salir, pero no iba a ser él quien lo dijera.
Pedro salió a la terraza a fumarse un
cigarrillo, necesitaba despejarse y temía despertar a Cristina con el ruido de
la cafetera. El aire fresco de la mañana y el tabaco ayudaron a Pedro a despertarse
del todo. Aquella era una bonita mañana de Domingo, hubiera estado bien sentarse
allí desayunar con tranquilidad mientras se disfrutaba de un buen libro. Pero
en vez de eso, estaba haciendo tiempo para que Cristina se despertara y poder
conversar.
Cristina llevaba despierta 20
minutos, quería obligarse a dormir un rato más, solo había dormido unas horas y
aquella iba a ser una jornada especialmente agotadora. Pero ya no podía más,
además se estaba meando y tenía que ir al baño. Se levantó con sumo cuidado
para no despertar a Bea y salió del dormitorio. Puedo ver que Pedro estaba
fumando apoyado en la barandilla de la terraza mirando el paisaje vespertino de
la ciudad, se metió en el baño. Pero decidió que también se daría una ducha, si
tenía que hablar con Pedro y con Mark quería estar lo más despejada posible.
Pedro sintió la ducha y se apresuró a
terminar su cigarrillo, se puso a preparar el
café, porque ya no había sentido en mantenerse silencioso. Pedro sin
darse cuenta se vio preparando un desayuno de gala: panqueques, fresas, zumo de
naranja y café. Realmente las mujeres pueden perder la noción del tiempo cuando
se meten el cuarto de baño.
- Ummmm huele delicioso (dijo Cris al entrar en la cocina).
- Gracias, hace siglos que no como panqueques. Y vi la caja (mirando la cajita de
preparado instantáneo para panqueques) que
no he podido resistirme
- ¿Y el zumo de naranja y las fresas? (dijo riéndose de Pedro)
- ¡Mujer! ya que hago las cosas las hago bien ¿no? (Pedro también se rió al ver
como Cris sonreía).
- Pedro (tomó la taza de café que Pedro le alargaba y dio un sorbo) Pedro ayer (respiró hondo), no sé como agradecerte todo lo que estás
haciendo. Soy una cretina ayer era sábado por la noche seguro que tenías planes
y…
- No tenía planes (le sonrió), y
aunque los hubiera tenido, que mierda amigo sería yo si te hubiera dejado
tirada. No soy padre pero no hay que serlo para imaginar lo mal que lo debiste
de pasar.
- Eres amigo de mi hermano Óscar no m…
- No acabes esa frase, jovencita, a menos que quieres que te
de a probar un poco de lo que le di ayer a tu hijo. Creo que he dejado más que
claro que no soy solo amigo de Óscar. Somos amigos, Cris (dijo aclarándoselo, porque
por lo visto lo necesitaba), y puedes contar conmigo siempre que lo necesites y
cuando no también.
- Gracias, lo mismo digo, no dudes en llamarme si necesitas
algo, estoy en deuda contigo.
- Ok, estás en deuda conmigo, te pediría tu primogénito pero (puso cara de
circunstancias) creo que en este caso (refiriéndose
a Mark) con una cena ya haremos jajajaja
- jajaja (Cris no quería reír pero no pudo evitarlo). ¿Qué hago con él? (dijo sentándose al
fin a la mesa, Pedro se sentó también y la miró sin saber que decirle).
- Cris ya te he dado mi opinión, te la hemos dado todos, pero
tú eres su madre, tú eres quien decide.
- Sé lo que hay que hacer, lo sé. Pero después le miro y no
puedo, no puedo, sé que vosotros solo veis a un mocoso cargante que hace y
deshace a su gusto, pero yo veo a mi Mark, a mi bebé, a un niño que ha sido
abandonado por su padre y que su madre se lo ha llevado a otro país apartándolo
de todo lo que le hacía feliz. No puedo evitar pensar que es culpa mía que se
siente tan miserable, él no es así, él es dulce, es mi niño.
- Cris, eres su madre (le dijo amarrándole las manos y hablándole
con dulzura), lo quieres con locura pero
ese de ayer a la noche no era tu niño, y dijiste que los dos últimos años Fred
había empezado a tener problemas para controlarlo (Cris puso una mueca de
disgusto, Pedro tenía razón pero eso no quitaba que Mark fuera su niño). Cristina, dejando de lado toda la parte de
escaparse ¡Y eso ya es dejar mucho de lado! Te pegó. Hoy ya no se ve nada pero
cuando llegué ayer noche aún tenías la mejilla roja. ¡Le pegó a su madre! Es
algo más que la rebeldía típica de la edad.
- ¿y que hago? ¡Di! ¿Lo muelo a palos hasta que se convierta
en el hijo que debería ser? (dijo con rabia pero no con Pedro sino con ella misma).
- ¡Cristina! (dijo en un tono que parecía bastante un regaño, a veces
olvidaba que ya no estaba en el instituto tratando con sus alumnos). Nadie te está diciendo eso. Pero un poco de
mano dura daño no le hará. Y si tú no te ves con corazón, te aseguro que tus
hermanos no tendrán ningún problema. ¡Por favor, Cris, si no lo he tenido ni
yo! AL chico hay que reconocerle su mérito, Mark logró sacar de quicio hasta a
Adrián. ¡A Adrián! Creo que no lo había visto así de molesto en mi vida.
- pero yo soy su madre, no mis hermanos (dijo Cris volviendo a la
conversación).
-
¿Eres capaz de entrar ahí dentro (refiriéndose a la habitación de Mark) y hacer lo que se debe de hacer? (Cristina
no contestó) Pero al menos admites que
se tiene que hacer ¿no?
- Sí (dijo en un susurro de voz)
- Pues si tanto lo quieres, ya sabes lo que tienes que hacer,
o te tragas tu orgullo y les dejas a tus hermano encargarse de él o endureces
tu corazón y lo haces tu misma. Pero de seguir así hay muchos números de que
Mark acabe muy mal (Pedro se dio cuenta que a Cristina estaban a punto de saltársele las
lágrimas) . Cristina, Mark solo tiene 14
años, aún estás a tiempo (dijo para consolarla un poco).
-
Todo sería más fácil si Fred estuviera aquí (Cristina pensó en voz alta).
- ¡Joder Cristina! ¡Os abandonó, os dejó sin nada, solo con
deudas y aún piensas en él! (Pedro dejó la taza del café con rabia sobre la mesa estaba
furioso. Cristina se sorprendió de la reacción de Pedro. Sus hermanos
reaccionaban así cuando mencionaba a Fred, pero no esperaba esa reacción de
Pedro).
- Es el padre de mis hijos, y hasta el día que salió por la
puerta fue mi pareja. No puedo hacer RESET y ya está (dijo un poco enfadada porqué todo
el mundo se enfadaba con ella porque no podía olvidar a Fred y ya está. Había
compartido 15 años de su vida con él, era el padre de sus hijos, había sido el
amor de su vida, su compañero. Eso no era algo que se pudiera obviar así como
así, pero nadie parecía entenderlo).
- Lo siento (dijo dándose cuenta que había sido un poco insensible). Pero es que te juro que si tuviera ahora
mismo delante a tu “marido” dejaba a esos dos (a Bea y a Mark) huérfanos. No entiendo cómo pudo
abandonarte (Pedro no se dio cuenta que había dejado de hablar de ellos
tres como una familia para hablar solo de Cristina). ¡Y de la forma que lo hizo! ¡Hay que ser un auténtico capullo para dejar
a una mujer como tú! (entonces se dio cuenta de que quizás había hablado de
más e intento cambiar de tema rápidamente) ¿Y
cómo fue con Bea? ¿Óscar me comentó que te la llevabas a montar aquí al lado,
en el Parque Nacional?
- Bea adora la naturaleza y los animales (empezó a hablar pero no
podía de dejar de pensar en lo que acababa de decirle Pedro), parecía otra, tenías que haberla visto
llena de vitalidad. No dejó de hablar ni un minuto jajaja
- ¿En español? (dijo sorprendido Pedro que no podía imaginarse una Bea
parlanchina. Cristina lo miró con ojos de pillina). Al manos habló, eso ya es un gran paso (y le sonrió dulcemente) ¿Cuándo quieres que empecemos las clases
particulares? (refiriéndose a las clases extras de español que se había
ofrecido a darle a su hija).
- si te parece bien mañana mismo. Y así podrías acompañarla también del
cole a casa
- Pero que morro que tienes Cristina. Jajaja
- ¡Qué! (dijo fingiendo inocencia) jajaja. Es que mi jefe retuerce el hocico cada vez que me ve salir 30
minutos antes para poder recogerla de la escuela. Cuando entré ya lo hablamos,
pero claro, del dicho al hecho…así que
- Tranquila mujer, hablaba en broma, iba a hacerlo igualmente,
solo que esperaba poder charlar también contigo de camino
a casa (Pedro no se reconocía así mismo las palabras salían de su boca sin
ningún tipo de control. ¿Estaba echándole los trastos a la pequeña Cristinita?
¡Y en una situación así! Cristina se sonrojó y bajó la mirada tímidamente).
- Claro que podremos hablar, yo no he dicho que no fuera a ir a recoger a
los niños más, solo que…bueno que si un día no puedo, pues que me quedo más
tranquila sabiendo que los traes tú y bueno que ya no tendría que pedirle otro
favor a alguno de mis hermanos (Cristina hablaba muy rápido porque se había
puesto nerviosa ¿estaría Pedro interesada en ella? Aquello era imposible,
seguro que solo la veía como una hermanita p algo así. Como se iba a fijar en
ella con todo el lastre que llevaba encima. Pero el hecho es que los dos
estaban rojos como tomates).
- ¿Y bien ya has decidido que vas a hacer con Mark? (preguntó Pedro
al cabo de un buen rato tras hablar de cosas más mundanas y agradables. Pronto
serían las nueve, y seguro que los niños iban a despertar en nada.)
- No voy a acudir a los chicos. Lo he estado pensando. No
puedo cometer el mismo error una y otra vez. Miguel, Juan, Óscar y Adrián son
sus tíos y sé que no les tiembla la mano si tienen que darle un par de azotes
si se los ha bien ganado. Pero esta vez debo hacerlo yo. Al fin y al cabo yo
soy su madre, no ellos (dijo un poco más convencida pero seguía sin sonar conforme)
Yo soy la responsable de su educación.
-
Me parece bien, Cristina (dijo agarrándole las manos para transmitirle su
apoyo). Es lo mejor. Lo mejor para Mark, lo mejor para vosotros (pedro se puso
de píe y se sacó la correa y se la cedió a Cristina). Me parece que la vas a necesitar (Cristina cerró los ojos, respiró hondo, se irguió y agarró la correa) ¿Quieres que me quedé por si…? (`pero pedro no pudo acabar la
pregunta porque Cristina le estaba diciendo que si con la cabeza mientras que
lo miraba con cara de miedo. Pedro se asombró, no podía entender cómo podía
estar esa mujer tan asustada. Él único que debería tener miedo era Mark y
estaba durmiendo a pierna suelta en su dormitorio) Ok, me quedo aquí en el salón, si despierta Bea (“que seguro que
despertará” se dijo para sí mismo) le
preparo el desayuno (dijo muy dulcemente) y practicamos algo de conversación.
- Gracias (las palabras no le salían, tenía la lengua que parecía
papel de lijar. Cristina miró el cinturón que llevaba en la mano una vez más y
se encaminó hacía la habitación de su hijo. Cristina picó a la puerta dos veces
y llamó a su hijo, pero no obtuvo respuesta, llamó una tercera esta vez con más
contundencia, pero tampoco. Cristina decidió que por su parte ya le había dado
la suficiente consideración y abrió la puerta. Al entrar Mark se giró y la miró
rabioso). ¿Mark?
- No te di permiso para entrar (Mark empezó muy arrogante pero al
percatarse de que era lo que llevaba su madre en la mano la voz le falló).
- Mark tenemos que hablar muy seriamente de lo de ayer 8dijo sentándose en una
orillita de la cama de su hijo).
- No quiero hablar contigo (dijo muy serio mientras seguía
mirando por el rabillo del ojo el cinturón).
- Cómo tú quieras (Cris se acabó de convencer que debía enfrentarse a su hijo), preferiría que lo habláramos, pero si no quieres hablar no hables.
Pero vas a escucharme.
- No! Get your fucking ass out of here! (Mark, olvidó por completo
lo que llevaba su madre en la mano y el motivo por el cual su madre quería
hablarle y le gritó que sacara su puto culo de allí).
- ¡Se acabó Mark! Soy tu madre, no puedes hablarme así (Cristina elevó su voz para
que su hijo se diera cuenta que esta vez no daría paso a tras ni apartaría la
mirada).
- I hate you! It’s all your fault! Our life is a hell for you
fault! Dad walked away for your fault! I HATE YOU! I HATE YOU, MOM! I WISH YOU
WERE DEAD!
(Mark empezó a gritarle que la odiaba
que todo era culpa de ella, que su padre se había largado por su culpa, que la
odiaba y ojala estuviera muerta. Pedro estuvo a punto de ir al rescate pero
entonces sintió lo que era un claro bofetón) .
- Si vuelves a hablarme de esa manera, hijo (dijo en un tono muy
amenazador) te estaré dando con la
zapatilla hasta que me canse y después te lavaré la boca con jabón como hacía
cuando eras pequeñito (Mark se llevó la mano a la mejilla y se quedó
mirando a su madre estupefacto).
- Tú no puedes (dijo muy flojito Mark que había perdido gran parte de
su valentía con la bofetada).
- ¡Oh sí! Sí que puedo, hijo, y no solo puedo sino que lo haré. Ahora
escucha muy atento porque no lo repetiré. Mark, Yo soy tu madre y vas a empezar
a respetarme y a obedecerme porque a partir de ahora cada vez que te pases de
la raya esto es lo que te va a pasar (y sin más lo tomó del brazo y tiró
fuerte de él colocándoselo sobre su regazo. Como cuando era un bebé y le ponía
el supositorio para bajarle la fiebre, y al igual que entonces Mark se retorció
como un contorsionista de circo para evitar que su madre el bajara los
pantalones y el calzoncillo).
- Nooooooooooooo! Déjame! Suelta! Nooooo! Let me go, bitch!
Are you crazy?
- ZWASS ( y Cristina descargó el primer cuerazo sobre el trasero de
su hijo) ¡Esa no es forma de hablarle a
una madre Mark y lo sabes! A menos que después de esta zurra quieras que te de
otra con la zapatilla y te bien lave la boca con jabón yo iría controlando esa
boquita tuya ZWASS (Pedro respiró aliviado, Cristina parecía que le había
costado pero finalmente había sabido cómo llevar la situación).
- Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah Nooooooooooooo
- ZWASS ZWASS ZWASS (dejó caer 3 correazos más) No me faltarás al respeto y no me
desobedecerás más.
- aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaarghhhhhh
aaaaaaaaaaaaayyy
- ZWASS ZWASS ZWASS (dejó caer otros 3 correazos
más justo sobre el mismo sitio) No me
faltarás al respeto y no me desobedecerás más.
- Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaagh no, no , please
stop it, stop it nooooo aaaaaaaaaaauuuu paraaaaaa.
-ZWASS ZWASS (dejó caer otros 2 correazos
más) No me faltarás al respeto y no me
desobedecerás más. ¡Quiero oírtelo decir Mark!
- Aaaaaaaaaaaaaaaaaaau No, no lo haré más lo juro, mamá,
nunca más, pero para.
- ZWASS (dejó caer otro) ¡Dilo!
Di que “no me faltarás al respeto y no me desobedecerás más” (le exigió
Cristina que no quería volver a hacer algo así en su vida).
- AAAAAAAAAAAAAAAAH NO TE FALTARÉ AL RESPETO Y NO TE
DESOBEDECERÁS MÁS, LO JURO, LO JURO BWUAAAAAAAAAAAAAAAAAA.
- Y eso también va por tus abuelos, tus tíos y tus maestros.
No quiero ni una queja más. Te vas a empezar a comportar como dios manda. No
quiero ni una mala palabra, ni un mal gesto, ni una mala respuesta más de
ti ZWASS ZWASS porque si no hijo ZWASS esto es lo que
te espera cada vez que desobedezcas, faltes al respeto o te comportes mal
¿Entendiste? ZWASS
- siiiiiiiiiiiiii bwuaaaaaaaaaaaaaaa bwuaaaaaaaaaaaaa Me
portaré bien bwuaaaaaaaaaa bwuaaaaaaaaaaaa seré bueno, mamá. No volverás a
tener quejas de mí. Te lo juro bwaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa bwuaaaaa. Pero ya no más
bwuaaa (Cristina le había dado 15 chirlos
con el cinturón pero él había sentido como si hubieran sido 1000 aquello ardía,
dolía y picaba como una mala cosa. No podía evitar llorar como un bebé y
llevarse las manos al trasero para intentar aliviar el escozor y el dolor, pero
era un mero espejismo sentía como si la piel de su tarsero le hubiera estallado).
-Shhhhhh ya pasó, hijo, ya shhhhh. (Cristina no se movió, se limitó a
acariciarle el pelo y esperar a que se calmara y poco a poco dejara de llorar.
Ella misma había estado en el lugar de su hijo antes, jamás con el cinturón
pero si con el cepillo y sabía que aquel era el momento del consuelo no del
regaño. Así que como hacía su padre se quedó junto a su hijo dándole cariño,
hasta que su respiración hubo vuelto a la normalidad y los sollozos hubieron
acabaron).
- Hijo espero que lo que me hayas dicho sea cierto (Cristina se hubiera dejado
arrancar un brazo porque así fuese) y que
partir de ahora serás bueno y te portarás bien. Porque, hijo (se
puso seria de nuevo) si alguna vez
vuelves a salir de casa de noche sin permiso de la manera que saliste ayer hijo
esto de hoy te va a parecer caricias. Y por mucho que me duela, si no empiezas
a comportarte como es debido, yo tendré que volver a bajarte los pantalones y
volver a darte unos buenos azotes hasta que al fin aprendas a comportarte.
- Nooooo (sonó como si fuera más pequeño de lo que era)
-
Entonces pórtate bien, mi vida (y le dio un beso en la cabeza). Te quiero y no quiero que sufras (Cris
seguía acariciando el pelo de su hijo que estaba todo sudado por la llorera), pero soy tu madre, no puedo permitir que
vayas por la vida haciendo sufrir y pisoteando a los que más quieres.
- Me hiciste daño sniff sniff (dijo incorporándose al fin y subiéndose
pudorosamente lo pantalones del pijama).
- Lo sé, mi cielo. Ve a ducharte, después de la ducha te
sentirás mejor. ¡Ve! (dijo dulcemente) anda,
no seas marranillo, Marky (dijo
sonriéndole, Mark no quería sonreír pero no pudo evitarlo, eso se lo decía
cuando era más pequeño y lo tenía que perseguir por toda la casa para meterlo
en la bañera) date prisa, nosotros te
esperamos en el salón para desayunar.
- ¿Nosotros? (dijo extrañado porque su madre había usado el masculino)
- Pedro se quedó dormido anoche en el sofá (añadió al ver la cara de
su hijo porque ante todo no quería malos entendidos), nos ha preparado el desayuno (dijo atenta a la reacción de su hijo.
Mark miró de nuevo el cinturón que ahora yacía sobre la cama al lado de su
madre. Era un cinturón de hombre, debía de ser de Pedro. Sabía que ese hijo de
puta había querido ocupar el sitio de su padre des de que lo conoció. Mark se
puso tenso y apretó fuerte la mandíbula y
los puños) ¿Mark? (dijo
Cristina al ver la reacción de su hijo) ¿Qué
acabamos de hablar hijo? (Mark le dirigió una mirada fugaz de odio y
enseguida bajó la cabeza, su madre aún tenía la correa muy a la mano).
-
Me portaré bien (dijo serio pero pensó que en cuanto tuviera oportunidad se
iba a vengar de ese bastardo) , voy a la
ducha.
- Muy bien, mi cielo, mientras yo iré a ver qué hace tu
hermana. Seguro que con todo el jaleo la despertamos (dijo negando con la cabeza mientras
salía por la puerta. Mark se puso rojo como un tomate, su hermanita le habría
oído llorar y berrear como un bebé, aquel desayuno iba a ser horrible) Por cierto, que no se me olvide, estás
castigado dos meses.
-¡Qué! Pero si tú, si tú ya me…ya …tu ya me castigaste! (finalmente le salió “castigar”,
dicho así no parecía tan infantil aunque el tono no era precisamente de un
hombre maduro).
- Te diré lo mismo que te decía tu padre “Een straf is niet te onderhandelen. Een straf moet worden voldaan
nederigheid” (“los castigos no se negocian, los castigos se cumplen con
humildad” Cristina no hablaba el Holandés normalmente por que no se sentía muy
cómoda hablándolo pero eso no significaba que no lo hablara y a sus hijos a
veces parecía que se les olvidase) Ahora
a la ducha (y le dio una palmada en el trasero)
- Aaaaaaaaaaaau, mamá ¡que duele! (protestó Mark).
- Pues entonces ya sabes, sino quieres que te duela, obedece a tu madre
(dijo Pedro aguantándose la risa desde el quicio de la puerta. Mark salió
corriendo hacia el cuarto de baño todo indignado).
- (esperó a oír el agua de la ducha y le dijo flojito) Cabeza-pene no te da vergüenza ¡A tu edad y
picándote con un niño!
-
Le has pillado tu gustillo a eso de reñir ¿eh? He de recordarte que sigo siendo
mayor que tú, señorita. Y que me debes
un respeto. ¿Qué es eso de llamarme cabeza-pene? ¡A qué tendré que ser yo quien
te lave la boca con jabón, jovencita! Jajaja (dijo sermoneándola haciéndose
el profesor con Cristina).
- Jajaja Pobre de ti, tú pruébalo y aún te llevarás un buen mordisco
jajaja (dijo Cristina toda gallita, se había pasado su infancia metiéndose
con los amigos de sus hermanos, sobre todo de Óscar y de Adrián. Pero como
Adrián no solía traer a sus amigos a casa, los amigos de Óscar eran los que
recordaba mejor Cristina. Y recordaba a Pedro como uno de esos molestos amigos
de Óscar que se pasaban la vida dándole órdenes o chinchándola).
- Uummmm quizás incluso te guste (dijo Pedro con voz seductora y
mirada lasciva. Cristina se puso todo roja no esperaba esa contestación del
amigo de su hermano. Pedro nada más decirla deseó que la tierra le tragase. Pero
que hacía insinuándose a la hermanita de su mejor amigo. ¿Pero qué demonios le
pasaba? ¿Por qué des de que se había levantado no hacía otra cosa que coquetear
con Cristina?).
- ¡Pedro! (dijo flojito y aún muerta de vergüenza pero le había gustado
y esa sonrisita y el brillo en sus ojos la delataban).
- ¿Qué? Estoy muy rico (dijo Pedro que al ver aquella
mirada de Cristina fue como si le dieran alas) y tú también tienes pinta de estar muy rica (casi le susurró
mientras se iba acercando poco a poco).
- Pedro (fue lo único que pudo decir, pero no se apartó ni un
milímetro .Cristina no sabía qué diablos estaba pasando con ella. ¿Qué demonios
hacía ahí coqueteando con el mejor amigo de su hermano justo después de haber
atizado a su hijo?)
- Muy rica (repitió y la besó, fue un besó largo, muy largo intenso
pero sin resultar lascivo, había un equilibrio entre ternura y pasión. Un beso
perfecto. Cuando se separaron los dos se quedaron mirándose fijamente ninguno
de los dos podían creerse lo que acababa de suceder. Y ninguno de los dos podía
creerse que probablemente aquel beso había sido el mejor beso de sus vidas).
-
¿Bea? (de repente cayó Cristina aterrizando al mundo real de golpe)
- En el comedor viendo los dibujos (dijo Pedro que no sabía que decir
o que hacer. Entonces Cristina se percató del ruido del televisor y asintió).
- ¿Qué fue eso? (le preguntó Cristina a Pedro)
- Yo diría que eso fue un beso, Cris (dijo con sarcasmo).
- De eso ya me di cuenta, Pedro (le contestó con el mismo sarcasmo) Me refiero a ¿Por qué me besaste?
- ¿Tanto te extraña que alguien quiera besarte, o lo que te
choca es que yo quiera besarte?
- Eres el mejor amigo de Óscar.
- Lo sé, y a Óscar no lo besaría así
- jeje (se le escapó la risa y le dio un manotazo en el brazo) ¡bobo!
- Ha sido el mejor beso de mi vida (dijo apartándole un mechón tras la
oreja y volviendo a acercarse).
- ¿Estás loco? Mark está en la ducha y Bea en el salón viendo la (pero no acabó la frase, Pedro le
agarró por la barbilla y la levantó un poco y volvió a besarla. Esta vez el beso no fue tan largo
pero hubo más pasión).
- Creo que sí, Cristina, creo que estoy loco (le dijo al oído el susurro
de la voz de Pedro le puso la piel de gallina, Cristina se estaba excitando de
solo sentir el aliento de Pedro en su cuello). Creo que me has vuelto total e irremediablemente loco. Loco por ti
(Cristina se mordió el labio para ahogar un gemido. Aquello excitó aún más a Pedro
que estaba ya totalmente fuera de si, estaba salido como no lo había estado en
años, es decir, no es que estuviera salido, estaba caliente, no sabía bien-bien
lo que era, pero no podía controlarse más, necesitaba volver a oler la piel de Cristina y a saborear sus
labios. Era como si volviera a tener quince años y sus hormonas decidieran por
él. Y entonces vino el tercer beso, que no fue tierno, fue pura pasión y
lujuria, pero para sorpresa de Pedro fue Cristina quien tomó la iniciativa esa
vez. Y fue Cristina la que dejó patente la pasión animal que deseaba desatarse,
llevaba muchos meses des de la última vez que había tenido ese tipo de
intimidad con un hombre y su cuerpo respondía solo a cada estímulo).
- Yo también me debo de haber vuelto loca (dijo sobrexcitada. En ese
momento sonó el teléfono del salón).
-
Mom (gritó Bea) Phone! Moooom
- Ya vaaaaaaaaaaaa (y Cristina salió corriendo, aquella era su
oportunidad para enfriar su cabecita que estaba por culpa de Pedro más que
recalentada. Pedro se quedó en el pasillo parado mirando al hueco donde
segundos antes estaba Cristina intentando asimilar lo que acababa de pasar).
La ducha efectivamente le hizo sentir
mejor, al desnudarse no pudo evitar mirar el reflejo de su trasero en el espejo
del baño, se veía claras las franjas rojas que había dejado el cinturón. Aunque
Cris estaba convencida que aquella había sido la primera vez que a Mark le
habían zurrado con un cinturón, Mark reconocía bien las marcas. Desde que un
par de años atrás, las cosas con su padre empezaron a torcerse cada vez más,
que había tenido el “placer” de conocer los efectos del cinturón en la delicada
píel de su trasero. Su padre había utilizado alguna que otra vez el cinturón
cuando él se había puesto especialmente terco. Aunque debía de reconocer que no
era lo habitual su padre era más de la usar solo su mano o zapatilla y para los
casos más graves, estaba la maldita vara de abedul del bisabuelo Arjen. Y después de aquella charla con su madre Mark
daba gracias que aquella maldita cosa se hubiera quedado en Holanda. Realmente era
horrible, el cinturón le había dolido horrores pero nada que ver con la vara.
Un solo varazo bien podría arrancarte las lágrimas hasta al más bravo de los
soldados. Su padre jamás le dio más de diez, pero eso era porque uno ya era más
que suficiente para hacerle arrepentir de todas sus fechorías y hacerle jurar
el mejor de los comportamientos. Ni siquiera aquella vez que lo expulsaron de
la escuela dos semanas por pintarle en el coche frases obscenas a una
profesora.
No echaba de menos a su padre, a
veces se sentía culpable porque veía que su hermana y su madre si que lo
echaban mucho de menos. O al menos su madre lo había echado de menos hasta entonces.
Mark a pesar de lo que dijeran sus notas, no era idiota y sabía que ese
maestrillo de tres al cuarto iba detrás de su madre. Y que su madre era ahora
una presa fácil para que cualquier
capullo se aprovecharan de ella solo sabiendo que ella necesitaba sentirse
decir que era una gran mujer.
Otra razón por la que Mark no echaba
de menos a su padre, era porque él si se había despedido de él. El día en que
Fred los abandonó, Mark fingió ir a la escuela, pero no fue. En vez de eso se
quedó en casa jugando con la videoconsola mientras bebía y se fumaba los
cigarrillos que de vez en cuando le sisaba a su madre. Era algo que había
descubierto recientemente, los profesores no solían llamar a casa si faltaba
los lunes. Era cómo si sus profesores pensaran que ningún niño pudiera hacer
campana los lunes. Y después el tonto
era él, se merecían que los engañase.
Sobre las once llegó su padre. Mark
corrió a bajar el volumen del televisor e intentó no hacer el menor ruido. Su
padre se debía de haber olvidado algún documento y debía haber regresado a por
él, no le llevaría mucho y él podría continuar con su “día de vacaciones”. No
era lo habitual su padre solía tener mucho cuidado con sus cosa, pero era
humano y si aquella mañana se había puesto un poco más nervioso por una
discusión con alguno de sus hijos o con
su mujer podía írsele un poco la cabeza y olvidársele algo. Y aquella mañana su
padre había discutido con Bea y con él porque no les daba permiso para ir a un
concierto. Pero Fred no se marchó enseguida, Mark empezó a oír ruidos, golpes
de cosas cayéndose, traqueteo de muebles. Así que no lo aguantó más y salió a
ver qué pasaba. No esperaba encontrarse a su padre haciendo las maletas y
desmontando el despacho en búsqueda de algo. Por supuesto Fred tampoco esperaba
encontrarse a su hijo allí. Después de la que venía siendo últimamente la
típica recriminación por parte de Fred a Mark por volver a saltarse la escuela.
Ya saben: Gritos, insultos, amenazas, recriminaciones, promesas, charlas, malas
caras, castigos y si Mark no entraba en razón acababa cayendo siempre alguna
que otra palmada bien dada. Aquel día,
Mark no defraudó y Fred tuvo que darle una buena dosis de mano dura paterna
pero como siempre después Mark volvía a
ser el angelito que solía ser y prometía ser el mejor hijo de la historia. Tras
consolarlo Fred tomó a su hijo y lo sentó con cuidado en sus rodillas, como
hacía casi una década que no hacía y le dijo que esa vez realmente debía
cumplir su promesa, porque él ya no estaría allí para asegurarse que seguía le
buen camino y que su madre ya tenía suficiente con lo que él le estaba haciendo
(y que no se merecía) para también tener que lidiar con toda esa mierda de
tener que enderezar a un mal hijo. Mark
quedó en shock, no pudo a penas reaccionar, cuando al fin salió de esa especie
de trance le exigió que le dijera que era lo que pasaba a donde iba. Pero Fred
solo acabó de hacer las maletas y cuando llegó la furgoneta del aeropuerto le
dio un beso y le dijo que cuidara de su hermana y de su madre y se despidió con
un “te quiero Mark, tú y Bea sois lo único bueno que he hecho en esta vida,
lamento no haber estado a la altura”.
Mark odiaba aquel tipo que había llamado
toda su vida papá, ahora lo odiaba con toda su alma. Su padre siempre se las
había dado de hombre correcto, justo y honrado.
Siempre le había exigido mucho más que los padres de sus amigos exigieran
a sus amigos ¿y para qué? Para que al final resultara ser un fraude, un
traidor, un cobarde y el mayor de los
hipócritas. Mark había derramado un montón de lágrimas por culpa de ese hombre,
llegó a creer que jamás cumpliría las expectativas que su padre tenía de él. No
importaba lo que se esforzara nunca parecía suficiente. Él no era lo
suficientemente bueno para su padre. Y fue precisamente por eso, porque se
cansó de esforzarse y que aún le exigiera más, que decidió dejar de hacerlo,
Mark un día dejó de esforzarse. Decidió que si hiciera lo que hiciera nunca estaría
suficientemente bien lo mejor era no agotarse más y tomarse la vida
alegremente. Pero aún y así Mark en el fondo no había podido dejar de sentirse
mal, de sentir como si ya no le estuviera fallando sino que le estuviera
traicionando. Mark sentía una gran rabia porque al final resultó que fue su
padre que los había fallado y traicionado y no él. Tantas broncas, tantas
lágrimas tantos remordimientos y todo para nada. Mark se sentía profundamente
traicionado y engañado, estaba herido en lo más profundo de su ser. Pero era
demasiado orgulloso para reconocer que su padre había tenido ese efecto tan
demoledor en él. Simplemente prefería pensar que todos los adultos eran igual
que su padre y que ninguno de ellos merecían la pena. Y qué él había descubierto
su juego y que no iba a dejarse engañar
nunca más. Mark estaba resuelto a esperar a cumplir los 18 años, regresaría a
Holanda y haría su vida sin dar explicaciones a nadie y sobre todo sin dar
lecciones de moralidad a nadie.
...como siempre un trabajo IMPECABLE,cada vez mejor,gracias Little Hoshi,...extrañaba el estilo "tan" especial y tan característico de tus creaciones,espero y sigas enviando capítulos de esta historia que se viene con fuerza incrustándose en nuestras mentes y corazones
ResponderBorrarsimplemente precioso
ResponderBorrarMarambra