Capítulo
26
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Chicos, sentaros (dijo
Julio a sus tres hijos. Aunque Max y Sebastian ya sabían de que iba a ir la
conversación y no estaban nada contentos obedecieron).
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¿Reunión familiar? (dijo
Marcos sorprendido y preocupado porque pensaba que su padre iba a ponerse en
plan “poli malo” por como se había comportado mientras ellos estuvieron fuera)
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Si (dijo
Julio y agarró una silla de la mesa y la puso frente al sofá donde sus chicos
se habían sentado. Alejandro se sentó en que ya era su sofá y César sobre le
brazo de éste). Después de lo que hemos vivido los
últimos meses y lo que está pasando recientemente. Creo que es hora que
hablemos de vuestra madre
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¿Mamá? (preguntó
extrañado Marcos que apenas sabía nada de su madre)
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Sí, hijo. Sé que
siempre os he dicho que vuestra madre murió de una embolia. Pero no fue así.
Estaba en una misión de reconocimiento y ella y otros dos hombres lobos fueron
atacaros por unos vampiros.
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¿La mataron unos vampiros? (el único que parecía estar alucinando era
Marcos, puesto que era el único que aún no sabía nada)
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Sí, hijo (le
dijo serenamente Julio)
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Habían habido
varias desapariciones de ganado. Pensamos que era algún hombre lobo hasta que
vimos las primeras vacas muertas. Aquello no era obra del ataque de un hombre
lobo (empezó a hablar Alejandro). Era cosa de vampiros. Como sabéis en Quickwater
había un armisticio entre vampiros y hombres lobos. Así que fui a preguntar al
sire de los Warcold (Max se puso tenso al oír el apellido de Coral).
Él nos aseguró que había sido el ataque de un vampiro
solitario y que ya se habían encargado ellos. Así que lo dimos por solucionado.
Aquella noche vuestra madre, Greg y Justin estaban patrullando cerca de la
granja de los Ferguson cuando el viejo Ferguson empezó a gritar y acudieron a
ver que pasaba. Eran 4, no uno, y también acabaron con la familia del viejo al
completo. Después torturaron, mataron y desmembraron a vuestra madre y a Greg y Justin. Y dejaron los restos en
abrevadero. No encontramos su restos hasta pasado 3 días (Marcos
lo miraba horrorizado)
-
Como había que el
amnistió en Quickwater y con tal de evitar una guerra el sire de los Warcold
nos entregó aquellos 4 vampiros, que no eran precisamente forasteros, tu padre
y yo acabamos con ellos (julio prosiguió) No os quise decir nada antes porque erais aún muy
pequeños y no quería que supierais que vuestra madre tuvo un final tan
violento. Pero tras lo que habéis vivido, sé que sois lo suficientemente
maduros como para saber la verdad (dijo Julio observando de cerca a
sus hijos, sobre todo a Marcos, el pequeño y él único que no sabía nada)
-
¿Algún secreto más que debamos saber? (dijo muy seco Max y levantándose. Alejandro
le lanzó una mirada que hizo que el muchacho se volviera a sentar de inmediato)
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No, hijo. Ese era el único…y solo os lo oculté porque no quería traumatizaros
(dijo
Julio justificándose. Julio miró un instante a Sebastian que solo puso cara de
aburrimiento. Respiró hondo y volvió a mirar al pequeño de la familia ¿12 años
serían suficientes para asimilar lo que acababa de decirles?).¿Marcos, hijo? ¿Estás bien?
-
Cuando vayáis a por esos vampiros, yo quiero ir también (dijo
con rabia)
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No, hijo. Ni Max irá.
Es muy peligroso y sois aún muy jóvenes. Pero no tienes que sufrir, estaremos
preparados (y le sonrió dulcemente)
…
-
¿Cambio de planes? (le
susurró Antonia al oído tras quedarse a solas después de la reunión “familiar”)
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No
(dijo muy seco). Seguimos adelante.
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¿Seguro? Des de que volviste con tu padre que estás raro (dijo acariciándole el pelo) ¿De qué
hablasteis?
-
¿Hablar? Hablamos poco (dijo
levantándose un poco la camisa para que viera las marcas de la correa de su
padre).
-
¿Y te dejaste hacer eso? (dijo extrañada)
-
Sí (dijo secamente). Tenía que hacerlo si quería ganarme su
confianza. Tiene que creer que aún puede controlarme (dijo forzando una sonrisa. No podía permitir que
Antonia supiera que había pasado realmente con su padre aquella tarde. Antonia le devolvió la sonrisa y lo besó).
-
Mi dulce pastelito (le dijo
cariñosamente) pronto
acabará todo. El viaje fue como esperábamos. Marcos ya está de nuestro lado. Tu
tío está dispuesto a empezar una guerra con los vampiros del este y ambos
sabemos que eso será su fin. Tu hermano le quitará el anillo él ya no será
inmortal y entonces tu obtendrás tu venganza y yo recuperaré mi anillo (dijo
feliz Antonia mientras acariciaba a Sebastian. Sebastian no dijo nada más solo
la besó y le devolvió las caricias. Sebastian y Antonia no estaban muy
acostumbrados a tener sexo del silencioso, pero hicieron todo lo que pudieron
para ser lo más discretos posibles. Aunque a la mañana siguiente el comentario
que les hizo Marcos en el desayuno les dejó claro que no lo había logrado del
todo).
Tras regresar al fin
Max pudo volver a sus clases. Así que a la mañana siguiente tras llevar a Max
al instituto y en la escuela a Marcos, Julio decidió que lo mejor era empezar
con lo que se había autoimpuesto como tarea especial. Lograr que Sebastian y
Alejandro volvieran a acercarse y perdonasen todos los agravios pasados.
Alejandro era su
hermano mayor y si seguía a su lado no era solo por ser el jefe de los Bocha.
Era porque Alejandro Bocha era su hermano y lo quería. Sebastian era su hijo
primogénito, el mayor, el que durante mucho tiempo fue su mayor orgullo.
También de sus tres hijos él que más enfrentamientos había tenido y quizás por
eso el que mejor conocía. Max era obediente, inteligente y responsable Julio
las pocas veces que discutía con Max era porque le encendía la poca iniciativa
que tenía le chico. Marcos era muy vivo, siempre alegre y tenía un gran
instinto pero también era muy caprichoso y bastante egocéntrico pero al menos
no era para nada del tipo rebelde como lo era Sebastian a su edad. Sebastian
era rebelde y testarudo pero también tenía un gran sentido de la justicia y de
la lealtad. O al menos lo tenía. Julio se sentía orgulloso de sus tres hijos,
aunque jamás se lo dijera. Sabía que comparado con la mayoría de chicos, los
suyos estaban bien educados. Julio simplemente quería mantener a su familia
unida como lo estaba antes de que su esposa muriera. Allí fue cuando empezó
todo a torcerse. Todo empezó entre él y Alejandro. Aunque siempre se querrían
porque eran hermanos. Alejandro no dejó de culparse nunca de la muerte de su
cuñada y Julio había enterrado muy muy profundamente cualquier tipo de
sentimiento de recriminación hacia su hermano por la muerte de su esposa. Julio
no dejó que nadie viera el dolor que sufrió tras la perdida de su esposa,
nadie, ni sus hijos. Por lo que todos asumieron que Julio solo era un perrito
fiel de Alejandro. Sebastian tenía entonces 15 años, estaba en plena
adolescencia y ya se sentía abandonado por sus padres mucho antes de que su
madre muriera. Pero tras la muerte de su madre, su padre se volcó en los
pequeños y como él decía le cedió por completo a Alejandro. Alejandro era bueno
con él, no podía quejarse, pero vivir bajo el mismo techo que tu padre y que
sea tu tío (y no tu padre) el que se preocupe si esa noche pasaste mala noche,
acaban haciendo meya.
-
Mueve el culo, nos
vamos (dijo Alejandro tirándole la cazadora a
Sebastian)
-
¿Nos vamos? ¿Dónde? (preguntó
Sebastian tras agarrar la cazadora. Antonia quitó las piernas de encima de
Sebastian para que pudiera levantarse)
-
Necesito un
sparring, y cómo le cortaste el brazo a mi sparring habitual, te toca (dijo
Alejandro muy serio aunque la frase que acababa de decir tenía su gracia).
-
Llévate a papá (dijo
mirándolo sin entender nada)
-
Tu padre está
viejo
-
Te recuerdo que tu
eres aún más viejo que yo, Alejandro (dijo
Julián rodando los ojos)
-
¿Tú también vienes? (Sebastian
dijo al ver que su padre ya llevaba puesta su chaqueta)
-
Sí, tú tío, cree que
estoy algo oxidado…y más vale que nos preparemos para cuando la verbena esté
lista y vayamos tras esos vampiros
-
¿Seguís con eso? (dijo resoplando)
-
Si, seguimos con
eso (dijo molesto Alejandro) Y como tú vendrás con nosotros, más vale que te
prepares también
-
Alejandro. Tengo 27 años, no tengo porque prepararme además, no
me necesitáis para vuestra estúpida cruzada (Antonia intentó avisar a Sebastian que
cerrara la boca pero Sebastian estaba de espaldas y no la vio).
-
¿Qué acabas de
decir, muchacho? (dijo Alejandro acercándose más a su
sobrino y fulminándolo con la mirada. Sebastian se dio cuenta que aquel
comentario había caído bastante mal, pero ya lo había soltado).
-
Nada
(dijo poniéndose la cazadora, no quería peleas)
-
¿Nada qué? (dijo
Alejandro apretando la mandíbula. Sebastian lo miró fijamente y al ver que su
tío no se movía ni un milímetro se dio por vencido. Realmente estaba deseando
que todo eso se acabara)
-
Nada, señor (dijo como si le sacaran una
muela)
-
Mejor vamos tirando,
se trata de aprovechar el día la máximo ¿no? (dijo
Julio viendo que las cosas se estaban poniendo tensas entre Alejandro y
Sebastian. Y la idea de ir los tres juntos era precisamente lo contrario.
Recordar cuando los 3 eran felices) Venga,
Sebastian (dijo dándole
las llaves) conduce tú. A la vuelta ya conduciré
yo (sin dejar de estar a la defensiva Alejandro y Sebastian
siguieron a Julio hasta el coche).
…
-
Hola
(dijo César a los pocos minutos que Julio, Sebastian y Alejandro se fueran)
-
Hola (dijo
secamente Antonia)
-
¿Estamos
solos? (preguntó César)
-
Eso parece (dijo
Antonia sonriendo).
-
¿Cómo
va con Sebastian? (preguntó sirviéndose una copa del
mueble de bar)
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Bien.
-
¿y
con Max?
-
También bien (dijo
sonriendo maliciosamente)
-
¿Cuándo
crees que podréis haceros con el anillo?
-
Solo un par de semanas…aún hay que dar las últimas pinceladas.
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Cuando
todo esto haya acabado ¿No olvidarás nuestro trato, verdad?
(dijo alargándole una copa)
-
No sufras, César. Tendrás tu cura (y le dio un sorbo a su bebida)
-
Más
vale, porque no he perdido un brazo para nada
-
¿Me estás amenazando, César? (le preguntó molesta Antonia) ¿He de recordarte que Sebastian quiere matarte? Un
brazo y la cura, me parecen un trato buenísimo. ¿Seguro que quieres ir de Alpha
conmigo?
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No
(dijo dando un paso hacia a tras). Solo
te recuerdo nuestro pacto.
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No tengo problemas de memoria César. Te dije que si hechizabas a
Alejandro como lo hiciste con Sebastian la otra vez, yo te daría la cura. Y no
he visto ningún cambio en Alejandro.
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Me
ha costado encontrar a mi brujo. Des de que llegáramos no he tenido ocasión,
sino fuera por los días que pasé para recuperarme del “apurado” que dio tu
noviecito aún no habría podido contactar con él sin que Alejandro se percatara.
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Siento mucho que hayas tenido dificultades (dijo con sarcasmo)
¿Cuándo vendrá ese brujo tuyo?
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Está
en camino (dijo César muy misterioso)
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¿Cuándo, César? (repitió de nuevo Antonia
pero esta vez más seria).
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El
próximo viernes.
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Muy bien. En cuanto llegue, avísame, me las apañaré para que
Alejandro nos haga salir a los dos juntos
-
¿Los
dos?
-
No me mal interpretes, es simplemente que no confío en los
traidores (dijo
Antonia forzando una sonrisa).
-
¿Y
qué eres tú sino? (César podría ser una comadreja pero no
le gustaba que se lo señalaran).
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¿La que tiene tu cura? (dijo
Antonia haciéndose la listilla y César la miró con odio).
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Estoy
deseando que esto se acabe y perder de vista a todo lo que huela a Bocha.
-
Brindo por eso (dijo Antonia alzando su
copa. César aunque no le caía bien Antonia lazó su copa y también bebió)
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