lunes, 18 de enero de 2021

Nuevas reglas, nuevos castigos

Nuevas reglas, nuevos castigos

 

Capítulo 1

 

Suena el despertador y lo paro. A los diez minutos vuelve a sonar, me pregunto qué día es hoy, por un momento estoy desorientado ... ¡lunes! Ayer estuve jugando a la consola hasta avanzada la madrugada. Me doy la vuelta y pienso: cinco minutos más. Al rato oigo que alguien golpea la puerta y entra. Es Natalia, la secretaria de mi padre, y quien se ocupa de mí desde que mi madre murió hace año y medio.

Natalia: Adrián levántate, llegarás tarde al colegio.

Me levanto refunfuñando, ¡cómo odio los lunes!

Mi padre es un famoso director de cine y está demasiado ocupado para encargarse de mí. Aunque siempre ha estado más tiempo fuera de casa que conmigo, cuando mi madre vivía no me importaba, ella me dedicaba todo su tiempo, estaba conmigo, me divertía con ella, me ayudaba o consolaba cuando lo necesitaba, y me regañaba cuando era necesario, aunque pocas veces tuvo que hacerlo … siento que la necesito tanto ... Después del accidente en el que mi madre perdió la vida, mi padre dejó su trabajo por un par de meses y pasamos bastante tiempo juntos, pero luego ambos retomamos nuestras vidas y, aunque mi padre me presta atención cuando está, es Natalia con quien estoy la mayor parte del tiempo, hay días que ni siquiera veo a mi padre. Tengo todo lo que se pueda pagar con dinero pero echo en falta tener a alguien al lado que se preocupe por mi vida, por lo que siento, por lo que me hace feliz y lo que me entristece, que sepa de mi día a día y conozca a mis amigos.

En el comedor ya está mi desayuno servido en la mesa, me siento y empiezo a comer, solo, como casi todos los días. María, la empleada que se encarga de la casa, entra con un zumo recién exprimido, me da los buenos días y me regala una cálida sonrisa que le devuelvo, ella es muy atenta y dulce conmigo. Natalia entra en el comedor y viene hacia mí.

Natalia: Buenos días Adrián.

Adrián: Serán para ti.

Natalia: Parece que te has levantado de mal humor.

Adrián: ¿A ti qué te parece? ¡Odio los lunes!

Natalia: ¿No será que ayer te acostaste tarde? ¿Hasta que hora estuviste jugando a la consola?

Adrián (gritando): ¡A ti qué te importa!

Natalia suspira, creo que no le apetece discutir conmigo, veo como hace un esfuerzo para relajarse y hablarme con suavidad.

Natalia: Esta tarde tienes clase de alemán, no olvides coger el material que necesitas. Después de la comida el chofer te recogerá y te llevará a la academia. Saliendo de la academia te traerá directamente a casa, recuerda que estás castigado sin salir en toda la semana.

Adrián: Lo recuerdo, y también recuerdo que es culpa tuya, ¿por qué le contaste a mi padre que el viernes me salté la hora de llegada?

Natalia no me contesta, se da la vuelta y se va. Aunque creo que ella realmente se preocupa por mi yo no la soporto y no la trato demasiado bien, mi padre pasa más horas con ella que conmigo y creo que está enamorada de él, aunque él no sienta lo mismo, pues sigue enamorado de mi madre.

Estudio tercero de secundaria en un prestigioso colegio privado, hasta el curso pasado sacaba buenas notas, mis profesores siempre han dicho que soy inteligente y aplicado, tengo curiosidad y me gusta aprender, pero este año he bajado mis notas hasta el punto que podría llegar a perder el curso. Llego puntual al colegio y me encuentro con mi mejor amigo y compañero de clase, Nico.

Nico: Ey tío, ¿cómo llevas el examen?

Adrián: ¿Qué examen?

Nico: Matemáticas, tenemos examen hoy, ¿por qué crees que el sábado te estuve preguntando algunos ejercicios?

Adrián: ¡Ah sí! Bueno, si se trata de mates no hay problema, hemos practicado mucho en clase y domino bien el tema.

Nico: No entiendo qué pasa contigo últimamente, antes te importaban mucho las notas y no tenías que esforzarte demasiado para sacar sobresalientes, pero ahora parece que te dé igual. ¿No será que Martina ocupa todos tus pensamientos?

Adrián: Mira, por ahí llega con Shaila.

Martina es una compañera que llegó nueva este curso, me gusta y según Nico yo le gusto a ella pero no me atrevo a dar el paso y ella siempre se ve muy nerviosa. Shaila es la novia de Nico y se ha hecho muy amiga de Martina, siempre van juntas.

Toca el timbre y entramos a clase. El día pasa normalmente aunque el no haber dormido suficiente me pasa factura y me duermo en clase de historia, el profesor se da cuenta y me pone una falta disciplinaria, por suerte el examen de mates me sale bien.

Tengo horario intensivo de mañana y, después de las clases, me quedo a comer en el colegio. Por la tarde cada día tengo extraescolares, estudio alemán, toco el piano y juego a tenis. Hoy tengo clase de alemán pero no me apetece nada ir, le propongo a Nico pasar la tarde en el parque. Salimos por una puerta lateral del colegio, mi chofer me estará esperando en la principal, así que le esquivo. Apago el móvil, no quiero que Natalia pueda localizarme y mande al chofer a buscarme al parque. Pasamos un buen rato con Nico y otros compañeros de clase.

Empieza a oscurecer, es invierno y los días son cortos, nos despedimos y me voy a casa, abro la puerta esperando encontrarme a Natalia con cara de pocos amigos y la amenaza habitual de decirle a mi padre todo lo que he hecho o que no he hecho. Pero, con gran sorpresa, con quien me encuentro en la entrada es con mi padre con cara de preocupación. Se acerca a mi, me abraza y me da un beso, me gustan sus abrazos pero no los besos, ¡que no soy un crío!

Carlos (padre de Adrián): Adrián hijo, ¿estás bien?, ¿qué te ha pasado?, ¿dónde estabas?

Adrián: Hola papá, estoy bien, no me ha pasado nada, estaba en el parque con unos amigos.

De repente, la expresión de la cara de mi padre cambia de preocupado a enfadado.

Carlos: Entra en mi despacho, tenemos que hablar.

¿Y ahora qué pasa? ¿Desde cuándo está a las seis en casa? ¿Y de qué querrá hablar? Paso a su despacho y él me sigue, se sienta y me indica que haga lo mismo.

Carlos: Adrián, te has saltado la clase de alemán y has apagado el móvil. Le has dado un buen susto a Natalia, no sabía dónde estabas ni cómo localizarte, he llegado hace unos minutos y estaba al borde de un ataque de nervios, ¿se puede saber por qué te has escapado?

Adrián: No me he escapado, no me apetecía ir a la clase de alemán y he ido al parque con unos amigos, he apagado el móvil para que Natalia no me pudiera localizar y venir a buscarme. No pretendía asustarla, por eso cuando ha empezado a anochecer he venido a casa.

Carlos: ¿Pero te das cuenta de lo que estás diciendo? Y de paso te has saltado el castigo de no salir de casa en toda la semana, y me ha llegado una notificación de una falta por dormirte en clase. ¿Qué está pasando contigo?

Realmente no sé qué responder, así que me limito a bajar la mirada, ahora el suelo se me antoja muy interesante, pero mi padre no ha terminado de hablar.

Carlos: El viernes llegaron tus notas de preevaluación, ya sabes que no me puse para nada contento con las notas del primer trimestre y ahora han empeorado todavía más, estás suspendiendo cinco materias y tu tutora teme que puedas perder el curso, eso es inaceptable Adrián, eres demasiado inteligente para que eso pueda pasar, y estudiar es tu única responsabilidad. Además últimamente te muestras irrespetuoso conmigo pero sobretodo con Natalia, cada día la tratas peor.

En este punto noto como unas lágrimas se escapan de mis ojos, nunca había visto a mi padre así, no suena enfadado, sino decepcionado.

Adrián: Lo siento papá, te prometo que lo de hoy no volverá a pasar y mis notas mejorarán.

Carlos: Eso mismo me dijiste después de la última evaluación y han empeorado. Todo esto es culpa mía, después de la muerte de tu madre seguimos las mismas rutinas de antes, te dejé a cargo de Natalia y el año pasado parecía que todo estaba bien, que seguías como siempre, pero estos últimos meses se ha producido un cambio, te saltas clases, sales de casa sin avisar a Natalia, vuelves tarde, te saltas los castigos, no haces los deberes ni los trabajos que te mandan en el colegio, no estás estudiando y te muestras irrespetuoso, te lo he advertido varias veces y tu actitud no ha cambiado. Pero eso se ha acabado, he delegado parte del trabajo en mi ayudante y voy a reducir mi jornada laboral. A partir de hoy llegaré a casa a las seis y podré dedicarte las tardes, estaré para ti para todo lo que necesites, para lo bueno y lo malo, pero eso implica que habrá nuevas normas en casa y que si no las respetas habrá nuevas consecuencias ya que veo que los castigos que he empleado últimamente no sirven de nada.

Levanto la cabeza, ¿va en serio?, ¿pasará las tardes conmigo?, después de eso ya no he escuchado nada más.

Adrián: ¿De verdad pasarás las tardes conmigo? ¿Podremos vernos y hablar un rato cada día?

Mi voz suena entre incrédula, emocionada y suplicante, ¿lo he entendido bien?

Carlos: Sí, hijo, te he descuidado, pensé que con Natalia estando pendiente de ti era suficiente, pero ahora veo que me equivoqué y me necesitas, voy a enmendar ese error.

Me levanto y corro a abrazarlo, me lo devuelve y estamos un par de minutos abrazados. Me separa y me mira fija y seriamente.

Carlos: Ahora escucha las normas, son muy fáciles, para nada distintas a lo que te pedíamos tu madre y yo hace un par de años.

Adrián: Te escucho.

Carlos: En primer lugar quiero que seas respetuoso, con cualquier persona pero especialmente conmigo y con Natalia. No puedes faltar a clases ni a las extraescolares. No puedes salir sin pedirme permiso a mi o a Natalia, no puedes llegar más tarde de la hora límite que Natalia o yo te digamos y tienes que estar localizable con el móvil y, por supuesto, no puedes saltarte un castigo. Sobre el colegio, no quiero más avisos por deberes o trabajos no entregados ni faltas por mala actitud, tus notas deben subir, a partir de ahora no quiero ningún examen con una nota inferior a 8 (sobre 10) y al final de esta evaluación tienes que haber remontado en todas las asignaturas.

Adrián: Está bien papá.

Carlos: Sigue en pie el castigo sin salir de esta semana. Ahora ve a tu habitación y revisa los deberes y trabajos que tengas pendientes, yo voy en un rato.

Me da un breve abrazo y sale del despacho. Voy a mi habitación y hago lo que me ha indicado, como me ha dicho viene al rato, me ayuda a organizar las tareas que tengo pendientes y charlamos un rato, después cenamos juntos. ¿Será verdad que cada tarde va a pasar tiempo conmigo?

 

5 comentarios:

  1. Hola a tod@s,
    hace un tiempo que leo y sigo las historias de este blog pero hasta ahora no me había animado a escribir.
    Es la primera vez que escribo ficción, espero que mi historia os guste y os entretenga.

    KarlaT13

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    1. A mi me encanto tu historia, espero con ansias mas capitulos

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  2. Se lee muy interesante que padre que te animaste!

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  3. Me ha encantado este capítulo, creo que voy a amar esta historia!

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  4. Dios mio,no se si es que no supero mi era de los 16 años pero esta historia me recuerda demasiado a miraculous ladybug... por consiguiente me ENCANTA escribes muy lindo, felicitaciones

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