Nuevas
reglas, nuevos castigos
Capítulo 33
Esta tarde empieza un festival de música que se celebra
cada año, dura dos días y dos noches, desde el viernes por la tarde hasta la
mañana del domingo. La mayoría de los grupos que actúan son locales aunque por
la noche también actúan grupos muy conocidos. Viene gente de muchos sitios para
asistir a los conciertos y acampan en unos terrenos al lado de donde se celebra
el festival. La música empieza a sonar hacia las cuatro de la tarde y no para
hasta avanzada la madrugada.
Esta noche toca mi grupo favorito, su concierto empieza
hacia las once y dura una hora y media. Ayer Sergio nos dijo que él tenía
permiso para ir, su padre lo va a llevar y lo irá a buscar, y nos propuso ir
con él. Héctor dijo que se apuntaba pero Nico dijo que no, a él no le darían
permiso. A mí me apetece mucho pero cuando llegué a casa le pregunté a mi padre
y su respuesta fue corta, clara y contundente: NO. Según él estos conciertos
son para chicos mayores y puede ser peligroso para nosotros, pero yo no me
conformo con esa respuesta y pienso ir. He quedado con Sergio en su casa a las
diez y media, me escaparé por la puerta trasera del jardín, mi padre no se va a
enterar.
Ceno con mi padre y después de la cena nos acurrucamos en
el sofá del salón para ver la tele, se me van cerrando los ojos y casi me quedo
dormido. Mi padre me manda a la cama, me da un abrazo y un beso y me voy a mi
habitación. Me cambio de ropa y bajo sigilosamente, oigo la tele, mi padre
sigue en el salón. En el recibidor están los controles de la alarma y las
cámaras, me sé el código y las apago, volveré a encenderlas cuando vuelva. Doy
la vuelta al jardín y salgo por la puerta trasera. Lo he logrado.
Llego a casa de Sergio, Héctor ya ha llegado, su padre
nos lleva a la entrada del concierto y quedamos con él en el mismo sitio al
finalizar. Compramos las entradas, yo utilizo el sistema de pago a través del
móvil y entramos. Vamos a comprar unos refrescos y nos dirigimos cerca del
escenario.
Adrián: ¡Qué guay!
Tenía tantas ganas de venir.
Sergio: Lo siento
por Nico, se lo va a perder, que suerte que nos hayan dado permiso.
Hago una pequeña mueca con la cara que no les pasa
desapercibida.
Héctor: Adrián,
¿tienes permiso?
Adrián: En realidad
no, me he escapado.
Sergio: Wow tío, ¿y
tu padre no te va a pillar?
Adrián: No lo creo,
piensa que estoy durmiendo y he tenido mucho cuidado al salir.
Justo en ese momento oigo el tono de mi móvil, ¿quién
será? ¿Nico? Lo miro y me da un vuelco el corazón, es mi padre, ¡pero si se
supone que estoy durmiendo! Miro la pantalla del móvil con incredulidad, veo
que cuelga y no tardo ni un minuto en recibir un mensaje de texto.
Carlos (mensaje de texto): “Sé que estás en el concierto. Voy para allá. Cuando llegue quiero
encontrarte en la entrada. No me hagas esperar.”
¿Qué? ¿Cómo es posible? Mis amigos me miran.
Adrián: Mi padre me
ha pillado, pero ¿cómo sabe que estoy aquí? ¡Mierda! Dice que viene a buscarme,
tengo que irme.
Adrián: Dice que
vaya a la entrada.
Sergio: ¿Quieres
que te acompañemos?
Adrián: No es
necesario, gracias.
Me voy hacia la entrada y salgo del recinto del
concierto. Mi padre no tarda nada en llegar, cuando me ve me coge por los
hombros y me dirige al coche. No dice ni una sola palabra.
Llegamos a casa, me manda a mi habitación y me pide que
me ponga el pijama y lo espere, él no tardará en venir para tener una
conversación. Entra unos minutos después, ¡trae la regla! Se me hace un nudo en
el estómago.
Adrián: Papá, no,
por favor, con la regla no.
No grita pero está muy serio y utiliza un tono muy seco.
Me siento en la cama y mi padre se sienta a mi lado.
Carlos: Mírame y
dime por qué.
No estoy para nada arrepentido de haberme escapado, y
estoy enfadado porque me ha pillado, lo miro directamente a los ojos y se lo
hago ver con el tono de mis respuestas.
Adrián: Quería ir
al concierto.
Carlos: No creo que
me falle la memoria y recuerdo haberte dicho claramente que no podías ir. No puedes hacer lo que te dé la gana. Te doy
mucha libertad, te permito salir casi siempre e ir a casi todos los sitios que
me pides. Tienes todo lo que quieres. Sólo te pido respetar algunas normas que
no me parece que sean tan difíciles de cumplir, y una de ellas es obedecer, si
digo no es no.
Adrián: Pero papá,
tenía muchas ganas de ir al concierto. No es peligroso, sólo íbamos a oirlos
tocar. Sergio y Héctor tenían permiso, el padre de Sergio nos ha llevado y nos
iba a recoger.
Carlos: Ya te dije
que pienso que esos conciertos no son para chicos de 15 años, si a Sergio y a
Héctor les dieron permiso bien por ellos, pero tú no lo tenías. Me
desobedeciste, me mentiste y te escapaste. ¿Y qué pasó con la alarma y las
cámaras?
Adrián: Te he visto
poner el código muchas veces y sé hacerlo, pensaba conectarlas en cuanto
volviera.
Carlos: Si tenemos
alarma y cámaras en la casa es por seguridad, si tú las desconectas, ¿de qué
sirven?
Me encojo de hombros, sé de sobra que si desconecto el
sistema de seguridad no sirve de nada, pero no podía salir si no lo hacía.
Carlos: No me
parece que estés arrepentido de nada de lo que has hecho, pero espero que por
lo menos sepas por qué te voy a castigar.
Adrián: Me vas a
castigar porque te he desobedecido, te he mentido, me he escapado y he puesto
en riesgo la seguridad desconectando la alarma y las cámaras. Sé que he roto un
montón de reglas, pero tienes razón, no estoy arrepentido y volvería a hacerlo.
Mi voz suena seca y seria, sigo enfadado porque no me dio
permiso y porque me ha pillado. Mi padre coge unos cojines del sofá y los pone
sobre la cama, ¿qué piensa hacer?
Carlos: Túmbate
bocabajo, el trasero sobre los cojines, serán 40 azotes con la regla, y esta
vez no voy a rebajar el castigo.
Doy un respingo, eso va a doler mucho, pero hago lo que
me dice, estoy enfadado y no pienso mostrarle nada más que eso. Escondo la cara
en la almohada y me agarro fuerte a ella. Mi padre empieza con el castigo sin
preámbulos, ni abrazo, ni beso ni caricias.
PLACK, PLACK, PLACK, PLACK,
PLACK, ai, PLACK, PLACK, au, PLACK, PLACK, PLACK, au duele.
No está aplicando demasiada fuerza pero duele, he logrado
aguantar los cinco primeros sin quejarme y no quería llorar, pero no creo que
aguante todo el castigo.
PLACK, PLACK, ai, PLACK, ai, PLACK, PLACK, au,
PLACK, papá, PLACK, PLACK, ai, PLACK, PLACK, para,
PLACK, PLACK, au, PLACK, snif, PLACK, PLACK, ai, snif, PLACK, snif, PLACK, PLACK, lo siento, snif, PLACK, para, PLACK,
snif.
Me baja el pantalón del pijama y el bóxer, no es que protejan
mucho pero notar directamente la regla sobre la piel hace que duela más.
PLACK, ¡au!
PLACK, snif, PLACK, ya, snif,
PLACK, basta, buaaa, PLACK, PLACK, PLACK, buaaa,
PLACK, PLACK, buaaa, PLACK, buaaa, buaaa.
Mi padre me sube el bóxer y el pantalón del pijama y
quita los cojines sobre los que estoy tumbado. Se sienta a mi lado, me acaricia
y me besa en la cabeza. Sigo llorando, quiero que se vaya.
Carlos: Ya está
campeón, shhh, ya terminó. ¿Me das un abrazo?
Adrián: Vete, buaaa,
déjame, buaaa.
Intenta levantarme pero no me dejo, me sigue acariciando
y dándome besos.
Carlos: Te quiero
mucho Adrián, si no te doy permiso cuando me pides algo es porque pienso que no
es seguro, y no quiero que te pongas en peligro. Sé que a veces no lo entiendes
pero lo hago por tu bien.
Poco a poco me voy calmando, pero sigo sin moverme, no
quiero mirar a mi padre, me ha castigado y encima no he podido disfrutar del
concierto. Me arropa.
Carlos: Sé que
estás enfadado. Ahora duerme cariño, es muy tarde, hablamos mañana.
Me sigue acariciando y noto como los ojos se me van
cerrando.
Me despierto, estoy solo en la habitación, mi padre ya se
ha ido. Estoy tumbado bocabajo en la cama, me doy la vuelta, el trasero aún me
duele bastante, el castigo ha sido duro. Me levanto y voy a la habitación de mi
padre pero no está, bajo al salón donde espero encontrarlo. Sé que es tarde, yo
debería seguir durmiendo, pero necesito hablar con él, sé que me he portado
mal, tengo que decirle que siento mucho lo ocurrido y que no estoy enfadado, y
necesito oír que él me ha perdonado.
Antes de abrir la puerta oigo una carcajada, ¿es mi padre
quién está riendo? No le oía reír así desde que mi madre murió. Cuando ella
vivía sabía hacerle reír pero desde que no está, mi padre ha dejado de hacerlo,
la echa mucho de menos y, aunque parece contento y sonríe a menudo, antes había
una chispa en sus ojos que se apagó tras el accidente. Abro la puerta sin hacer
ruido, la escena que veo me deja paralizado, ¿qué hace Natalia a estas horas en
casa? Están sentados una al lado del otro, charlando y riendo. Mi padre parece
feliz, veo de nuevo esa chispa en sus ojos, y Natalia lo mira embobada. De
repente mi padre la atrae hacia él y se besan. Cierro sigilosamente la puerta y
vuelvo a mi habitación. Me meto en la cama pero me cuesta conciliar el sueño.
Hace ya dos años que Bárbara murió. Durante bastante
tiempo no he podido oír esta maravillosa risa, hasta hace un par de semanas.
Últimamente Carlos parece más relajado, más a gusto, se nota que ha mejorado la
relación con su hijo y esto lo llena, pero también ha habido un cambio
importante en relación a la pérdida de su esposa, parece que finalmente lo está
superando de verdad.
Desde que lo conozco me he sentido atraída por él. Es un
hombre muy atractivo, dulce, fuerte y, por encima de todo, familiar, adoraba a
su esposa y adora a su hijo. Nunca pretendí meterme en medio de una pareja y
menos aún de una familia feliz, con Carlos siempre he sido muy profesional y no
creo haberle mostrado mis sentimientos.
Poco a poco he notado que se acercaba más a mí, sé que me
agradece todo lo que hago por Adrián, pero desde hace un mes hay algo más que
eso, he notado cómo se sentía atraído por mí cuando se ponía nervioso al verme
o se sonrojaba de una manera parecida a cómo le pasa a su hijo. Hasta que la
semana pasada, durante el rodaje de exteriores, pudimos pasar tiempo juntos a
solas y me confesó que sus sentimientos hacia mí habían cambiado. Hablamos
mucho, le confesé que yo también me sentía atraída por él y decidimos empezar
una relación de pareja.
Mi mayor miedo es cómo pueda reaccionar Adrián, ahora él
y yo tenemos buena relación y no quiero que eso cambie. Carlos prefiere no
decírselo aún, espera encontrar el momento oportuno, pero yo dudo que lo haya,
sea cuándo y cómo sea que se lo digamos, para él será una bomba.
Después de la muerte de Bárbara me sentí vacío, lo único
que llenaba mi vida era una gran tristeza por la pérdida demasiado temprana de
mi esposa y compañera de vida.
Ese sentimiento me ha acompañado durante dos largos años
pero he notado como poco a poco se iba haciendo más pequeño. Al mismo tiempo
que he logrado superar el dolor por la pérdida ha ido creciendo otro
sentimiento, me he dado cuenta de que Natalia es para mí alguien más importante
que una simple secretaria o la mujer que cuida a mi hijo. Ella siempre ha sido
muy seria, trabajadora y profesional, pero sé que también es una mujer dulce y
cariñosa, sólo tengo que ver cómo ha tratado siempre a Adrián.
Hace poco más de un mes que soy plenamente consciente de
este sentimiento pero no me atrevía a confesárselo, hasta que cenando solos uno
de los días del rodaje de exteriores me di cuenta de que debía aprovechar el
momento. Ante mi sorpresa Natalia me dijo que esos sentimientos eran mutuos, no
vaciló para nada, y me sentí el hombre más afortunado del mundo. Eso no quiere
decir que ya no quiera a Bárbara, ella será siempre mi gran amor, quien debía
ser mi compañera hasta el final. Después de la cena estuvimos hablando y decidimos
empezar una relación y valorar hacia dónde va.
Aún no se lo hemos dicho a Adrián, tengo que encontrar la
forma y el momento oportuno. Él y Natalia se llevan bien pero no sé cuál puede
ser su reacción cuando sepa que ahora somos pareja.
Pues no lo sé cómo se lo tomara porque la verdad lo trata con esa frialdad de reglas y castigos que yo del niño me sentiría más bien un estorba ....se pasó 40 y poco sentimiento le entró al papá y ahora lo celebra con su actual novia
ResponderBorrarOlá, sou nova aqui, queria saber como faço pra ler a história completa.Pode me ajudar?
ResponderBorrarque triste, el es muy severo con adrian y más encima ahora esta de novio, el chico se va a sentir un completo estorbo, solo falta que pronto tenga una hermanita para sentirse aun más mal.
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