Gracias por
leer esta historia (: Por favor comenten, me importa
mucho saber sus opiniones y sugerencias :D
-¿Podemos verla?- preguntó ilusionado
el pequeño revoltoso.
-No- intentó Oliver.
-¡Sí!- exclamó Thea de lo más
contenta.
-Me estoy muriendo de sueño- se quejó
Oliver.
-Pues ahí tienes una almohada- fue la
única respuesta de su hermana antes de encender el televisor en el canal en el
que estaban pasando la película.
Roy fue a apagar la luz y después
corrió hasta quedar frente al sillón, desde donde saltó al regazo de Oliver. El
arquero hizo un gesto de fastidio ante la idea de ver la película. Le gustaba,
sí, pero en ese momento lo único que quería era dormir. Conducir más de cuatro
horas seguidas no era tan divertido, pero claro, como Thea y Roy habían sido
los pasajeros…
-Pero sólo vamos a ver hasta la
mitad, después la apagan-
Thea hizo una mueca de exasperación,
¿por qué Oliver se empeñaba en seguir dando órdenes como si alguien fuese a
hacerle caso?
-Ten- le arrojó una de las cobijas
que había traído consigo- por si te da frío-
Su hermano le dirigió una mirada de
muerte, pero se olvidó por completo de ella cuando sintió a Roy envolverle sus
pequeños brazos alrededor del cuello y recargarse contra su pecho. El pequeño de
siete años colocó su cabeza entre la barbilla y el cuello de Oliver, y apoyó su
mejilla izquierda en su padre, de modo que podía ver la televisión aun acostado
sobre él.
Ollie se dio por vencido y cubrió el
pequeño cuerpo con la cobija. Aquellas “vacaciones” no serían nada sencillas.
Si con Roy ya le resultaba complicado decir “no”, entre él y Thea iban a
terminar de pisotear la poca autoridad que aun conservase, de eso no cabía
duda.
Thea se concentró en la película.
Hace años que no tenía oportunidad de verla y era una de sus favoritas. Lo
mejor fue cuando Roy le mencionó que las habitaciones que ella y Ollie
utilizaban en ese apartamento tenían armarios como los que aparecían en la
película… quizás sonase algo infantil, pero eso lo hacía mucho más emocionante.
Como siempre que la veía, rió,
sonrió, lloró y mucho más, pero había valido totalmente la pena. El control
remoto lo había arrojado a los pies de la cama para que quedase fuera del
alcance de Oliver y éste no apagara nada, así que tuvo que enderezarse un poco para alcanzarlo, y de
paso se estiró un poco antes de levantarse e irse a su habitación. La idea de
moverse no le agradaba para nada a la jovencita, pero prefería hacerlo por
iniciativa propia antes de que Oliver dijera algo como “¿Ya terminó? Oh, qué
lástima… bueno, ni modo, ¡todos a dormir!”. Sin embargo, su sorpresa fue enorme
al no escuchar ni una señal de vida proveniente de su hermano. Un poco
confundida, decidió echarle un vistazo a Oliver.
Thea no pudo evitar que una conmovida
sonrisa se apoderase de su rostro al encontrarse con semejante cuadro.
La joven se puso de pie y fue a su
habitación por su teléfono celular, con el cual tomó varias fotografías. Frente
a ella, en el pequeño y suave silloncito lounge atrapado entre la cama y la
cajonera, ambos arqueros dormían como si recién hubiesen pasado tres días
despiertos. Oliver parecía un gorila con su cachorro por cómo acogía al niño
aun en sueños y por la forma en que sus
musculosos brazos rodeaban protectoramente a su crío, quien aún estaba
recostado sobre su pecho con sus brazos alrededor del cuello del hombre. Roy
apoyaba el lado izquierdo de su rostro contra el pecho de Ollie, y Thea no
dudaba que pudiese escuchar perfectamente la respiración y los latidos del
corazón del joven Vigilante.
Después de haber tomado fotografías
suficientes como para llenar un álbum, la alegre chica guardó su celular y
volvió a acostarse en la cama donde estaba tan sólo unos minutos atrás, después
de todo, no había razón para que ella fuera la única que no durmiese cómoda
aquella noche.
-
-
Roy se despertó con un gran bostezo y
restregó el rostro un par de veces contra la camiseta de Oliver. Parpadeó para
aclarar la vista, pero la habitación estaba obscura. ¿En qué momento se había
quedado dormido? Lo último que recordaba era estar viendo la televisión
cómodamente con Thea…
“Qué más da”, pensó, encogiéndose un
poco de hombros. De todas formas ya no tenía sueño. La pregunta era: ¿Qué haría
ahora?
Puso los pies en el sillón y apoyó la
manos en las costillas de su papá para empujarse a sí mismo fuera de los brazos
de Ollie, después bajó a la alfombra tan sigilosamente como pudo. Caminó hasta
la cama vacía y abrió la mochila que Oliver había dejado sobre esta. La abrió y
sacó el regalo que Dinah, la novia de Ollie, le había dado la semana anterior:
una ballesta de mano con dardos de succión.
Sonrió al admirarla. No era un arco y
una flecha, pero aun así era bastante práctica y muy fácil de utilizar y
esconder, así podía llevarla a donde fuera.
La tomó de la empuñadura para
llevársela con él fuera de la habitación y…
CRASH
…ups…
-¡¿QUÉ?!- Ollie se levantó de un
brinco, asustado con el estridente ruido. Thea, por otra parte, se estiró un
poco y abrió los ojos.
-Cálmate, ya no estás en la isla- le
aseguró al joven empresario en voz baja, de modo que sólo él la escuchase.
Oliver la oyó y recuperó un poco la
compostura. Estiró el brazo y encendió una lámpara que estaba sobre la alta
cajonera… bueno no era inmensamente alta, pero era más alta que Roy.
Thea se frotó los ojos y después
enfocó la mirada en el niño sosteniendo la ballesta.
-Roy, sigue obscuro afuera, ¿Qué
haces despierto?- le preguntó ella con un bostezo.
-Es que ya no tenía sueño- contestó,
tratando de ocultar el juguete con disimulo a sus espaldas.
-Ya sabes que eso no lo puedes
utilizar en cualquier parte de la casa- le reprendió Oliver, alcanzando a ver
el regalo de Dinah.
-No estamos en casa- replicó Roy muy
seguro de sí mismo.
-Ya, Ollie, no lo regañes- intervino
Thea, más dormida que despierta- de seguro se disparó sola y lo que sea que
haya golpeado no puede ser del todo imprescindible- volteó a ver a Roy- ¿Ya no
tienes sueño, cariño?-
El niño negó con la cabeza, un poco
apenado por lo que había hecho su juguete. Realmente la había disparado por
accidente, la obscuridad no le había permitido ver bien dónde ponía la mano.
-Bien, entonces no te duermas, pero
juega tranquilo- le dijo, desplomándose de nuevo en la almohada y dándose media
vuelta .
-Bueno- Roy dio media vuelta
dispuesto a salir a ver la TV en la televisión frente al sillón junto a la
cocina que tenía la gran ventana a lado, pero la voz de Oliver lo detuvo en el
marco de la puerta.
-¿Qué? No, ven a dormir- le ordenó,
indignado por la forma en que Thea quería manejar las cosas.
-Pero…- comenzó a quejarse, dando
media vuelta para que Ollie pudiera ver bien su mejor expresión de cachorro
triste bajo la lluvia.
-No importa si no tienes sueño, Thea
y yo sí y no podemos dejar despierto sin supervisión a un niño de siete años…
mucho menos a ti-
-¿Y por qué a mí menos?- exigió
indignado, cruzándose de brazos… fue entonces cuando por accidente se disparó
otro dardo que rebotó en el muro y después provocó otro fuerte ruido, esta vez
provocado por el marco de madera de un cuadro que había caído al piso
alfrombrado y después se había roto en tres pedazos.
-¿Por qué será?- musitó irónicamente,
alargando el brazo para tratar de tomar a Roy por la muñeca, pero éste salió
corriendo antes de que pudiese alcanzarlo.
-¡Roy!- le llamó, pero fue totalmente
en vano porque Roy ni siquiera miró atrás- ¡Roy!- le gritó de nuevo, saliendo
tras él de la habitación.
Oliver siguió caminando hasta la
cocina, donde encontró a Roy en cuclillas frente a la televisión, cambiando de
canal manualmente. Había dejado la ballesta en el sofá a su lado derecho y
enfocaba su atención en encontrar algo que ver.
-Oye, ¿Qué pasa contigo? Te dije que
regresaras a dormir- le regañó, apagando la televisión. Tomó la mano del niño e hizo que se pusiera
de pie.
-Pero yo te dije que no tenía sueño-
le contestó el chiquillo apenas prestándole atención y tratando de alcanzar el botón de la máquina.
-Roy, te estoy hablando- le recriminó
casi perdiendo la paciencia.
-Déjame en paz- replicó Roy, sin
mirarlo aún.
-No me hables así. No sé qué sucede
contigo estos últimos días pero si no te comportas te vas a ganar una paliza
que...-
-Sí, sí, como sea - le restó
importancia, rodando los ojos.
De acuerdo, Oliver había tenido
suficiente. ¿Qué creía el mocoso? ¿Que estaba de broma?. Tratando de permanecer
tranquilo, se echó el niño al hombro y regresó a su habitación dando grandes
zancadas.
-Bájame, Ollie- se quejaba Roy,
bastante frustrado mientras pataleaba y empujaba sus manos contra la espalda de
su padre para zafarse.
Oliver lo ignoró hasta llegar a la
cama vacía de la recámara. Destendió las cobijas y se sentó, sentando a Roy
junto a él. Éste último volvió a levantarse, pero su guardián fue más rápido y
lo volvió a subir a la cama.
-Basta, Roy- lo regañó en voz baja pero
firme- estoy a punto de perder la paciencia. Si tú crees que por estar Thea
aquí vas a hacer lo que te venga en gana, estas de veras muy equivocado- le
advirtió, sosteniéndolo del antebrazo para que no intentara irse de nuevo.
Roy bufó fastidiado, mirando en
dirección a su tía por el rabillo del ojo y pensando en que justo entonces
sería el momento perfecto para que se levantase y le diese permiso de ir a
jugar. Oliver estaba equivocado, por supuesto que no estaba haciendo lo que le
venía en gana, pero eran vacaciones y quería divertirse, ¿qué tenía eso de
malo?
Oliver rodó los ojos, sin ganas de
discutir. Se recostó y cubrió a ambos con las cobijas.
-Yo..- trató de reclamar Roy, quien
aún estaba sentado cuando le cayó la cobija encima y se la estaba quitando con
la mano izquierda.
-Tú te quedas aquí. Al menos intenta
dormir- le indicó, usando su pesado brazo para que Roy se recostase no muy
voluntariamente sobre la almohada.
-Papá..- se quejó, tratando de mover
el brazo de Oliver con ambas manos.
-Nada- interrumpió éste, utilizando
su mano libre para cubrirlo de nuevo con la cobija- Buenas noches- le dio un
beso en la frente, antes de acomodarse él mismo en una de las otras dos
almohadas.
Roy resopló, pero trató de quedarse
dormido. Trató. No obstante, todo esfuerzo fue inútil. No tenía nada de sueño
ya. Al principio se acurrucó contra Oliver, pero terminó muy aburrido después
de lo que le pareció una eternidad sin hacer absolutamente nada. Estuvo
moviéndose bastante rato tratando de encontrar una posición lo suficientemente
cómoda como para que el sueño lo acechase, pero tampoco funcionó. Al final se
rindió y se estiró desde la cama para alcanzar su mochila, que estaba en el
piso y de la cual sacó un par de motocicletas de juguete que Thea le había
regalado hace algunos meses.
A Roy le gustaban las motocicletas,
seguro se sentía mucha más libertad en una que en un auto. Quizás no era lo
mismo que montar un caballo, como lo había hecho en la reserva, pero sería lo
más parecido que encontraría en Star City. Además las motocicletas de juguete
que Thea le había dado hacían ruidos y tenían luces que prendían y apagaban,
¿acaso había algo más genial? Lo más divertido era que al chocar con algo
hacían ruido de explosión.
-Roy, duérmete- se quejó Oliver no
del todo despierto.
-Sí- respondió sin dejar de jugar.
El joven se movió para quedar de cara
a la pared, dándole la espalda a Roy, pero al cabo de un rato su hijo seguía
haciendo exactamente lo mismo. Prueba de ello eran los molestos ruidos que
hacían las fastidiosas motocicletas de juguete que tanto usaba y las luces que
éstas tenían.
-Campeón, tienes exactamente 5
minutos para guardar eso y acostarte- le advirtió sombríamente.
Cualquier otro niño hubiese arrojado
los juguetes y obedecido al escuchar ese tono de voz tan amenazante, pero Roy
no era cualquiera, para bien o para mal, él tenía agallas.
Así pasaron mucho más de 5 minutos
cuando Oliver decidió que ya había sido más que suficiente. Hizo a un lado las
cobijas y se sentó en el borde de la cama.
Roy le hizo caso omiso. ¿Oliver había
decidido levantarse? Bien, quizás ya no fuese a insistir tanto en que se
acostara. Bueno, eso era lo que el pobre chico pensaba hasta que el arquero
tomó las motocicletas de sus manos y las arrojó a la maleta abierta frente a la
puerta del armario.
-¡Papá!- se quejó Roy indignado.
Sin embargo, toda la seguridad que el
muchachito expresaba en su ofendido tono se desvaneció cuando Oliver lo puso
rápidamente sobre sus rodillas. En ese momento comenzó a ponerse nervioso.
Ollie rara vez cumplía con sus amenazas, la verdad se había esperado que en
aquella ocasión fuese lo mismo.
-Te lo pedí de mil maneras, Roy, pero
o no me escuchas o no quieres hacer caso- le regañó, sosteniéndolo muy bien
para que el chico no se soltase a pesar de que se estuviese retorciendo tanto.
Roy no era tonto, de hecho era
bastante inteligente para su edad y por eso mismo sabía que de esta no se
salvaba.
“Cálmate, que los golpes que te da
Ollie ni se sienten”, pensó en un intento de tranquilizarse. Era verdad, al fin
y al cabo; cuando Oliver le pegaba era ridículamente leve, más serían los
nervios que el dolor.
Con esa idea en mente, Roy se
tranquilizó… hasta que sintió un tremendo dolor en su pobre parte trasera que
no había experimentado nunca antes. El pequeño aprendiz de arquero se tomó un
par de segundos para procesar y asimilar del todo lo que acababa de suceder,
pero una vez que lo hizo miró a su padre acusatoriamente por encima del hombro.
-¡Me pegaste!- le reclamó de lo más
ofendido, aun sin poder creérselo del todo.
-Fue eso lo que te dije que iba a
suceder si no obedecías, Roy- contestó, alzando de nuevo la mano.
Los ojos de Roy se abrieron mucho,
aunque su expresión de enojo no cambió, incluso frunció el ceño aún más.
-¡NO, NO ME PEGUES!- exigió,
volviendo a retorcerse para alejarse de ahí.
Oliver no podía negar lo mal que se
sentía por estarle dando palmadas tan fuertes a su cachorro, pero ya no hallaba
la forma de hacerle entender que le hiciera caso de una buena vez.
Al tiempo que descargó el segundo
golpe, Roy dejó escapar un aullido de dolor particularmente alto. Fue cuando
Oliver se alegró de tener muros a prueba de sonido, sino los vecinos podrían
quejarse de estar asesinando al niño de mil maneras horribles y, a decir verdad,
nadie podría culparlos. No obstante, Roy no era tan inmaculado como aparentaba,
y bien se lo venía buscando ya desde hace tiempo, pero esa noche había agotado
su paciencia. Golpeó dos veces los muslos del pequeño y fue cuando de los ojos
de Roy comenzaron a brotar algunas lágrimas… puede que aun tuviese puesto su
pijama, ¡pero el brazo de Oliver parecía de piedra! Aun así nada lo disuadió de
gritarle “¡Déjame!” sin sonar muy arrepentido que digamos.
El Vigilante dejó caer dos palmadas
más, cuando fue interrumpido por quien menos le convenía.
-¡Oliver!-
espetó Thea con suma indignación, sentándose en la cama- ¡¿Qué rayos haces?!-
No es por nada, pero Thea es realmente molesta!! No hace nada mas que concentir a su sibrino, que esta muy bien, y llevarle la contraria a su hermano y quitarle autoridad, que esta extremadamente muy mal. Oliver es el papa, el sabe lo que es mejor para su hijo, y nunca debes llevarle la contraria a un padre frente a un nino. Si Oliver le dice a dormir, es a dormir, si ella no quiere, perfecto, que se vaya a otro lado y deje al nino y padre en paz. Me parece que Thea es una nina caprichosa, voluntariosa, y odiosa.
ResponderBorrarYa de alli, me encanta tu historia. Olliver se nota que es un papa dulce y carinoso, aunque a la que deberia de nalguear es a la hermana para que aprenda a no meterse entre el y su hijo.
apoyo la nocion del anonimo, thea malcria horriblemente al pekeño, espero que despues se de cuenta del error
ResponderBorrarbueno, bueo y no se han puesto pensar qqu elo queire es mas bien que no haa bulllay la deje dormir' que vaya a otra habitacion insonorizada pra castiga al enano, jajajaja
ResponderBorrarme estaco tu historia, Thea se dara cuenta que papáe s papa´y si bein ahora consietne al niño es porque es un primer dia de vacaciones nada mas, jajajajaj
jajajaj esa tía tan sonsacadora.....
ResponderBorrarEste capi me hizo reir, pobre Ollie seguro envejenta unos 10 años esta noche jejeje no puedo juzgar a Thea es dificil ser tía pero bueno seguro el pequeñito le hace una jugada que ella le dara la razon a Ollie o tal vez no? No lo sé, depende de tí :D
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