Capítulo 4
Ricardo no quería despertar. Había dormido feliz
con sus hijos. Helena había tenido que dormir en el sofá para velar el sueño de
sus enfermos, ya que a más de uno le subió la temperatura durante la noche;
pero, al despertar, todos parecían estar ya recuperados-
-Ricardo, arriba!!! Los niños ya están desayunando-
Decía Helena, sacudiendo el hombro de su amorcito.
-Nuuuuu... un ratito más!!- Murmuró, acurrucándose
de costado, acercando sus piernas a su pecho y dejando en alto su
traserito.
-Ricardo!! Tienes hasta tres para estar en pie y ya
voy en dos-
-No quiero!!- Dijo, tapándose la cabeza con la
almohada.
Ricky sintió cómo su bóxer bajó y un
fuerte y sensual ZAS, que resonó en la habitación.
-Auuuuughhh... qué haces, Helena. Te has vuelto
loca?!- Reclamó indignado, sobándose exageradamente la pompa azotada.
-Ya van 4- Dijo Helena, sonriéndole como si
nada.
-Eres mala!!- Ricardo estaba haciendo un puchero.
-Y tú, un crío- Respondió, dándole un beso.
Ambos sonrieron y salieron al encuentro de sus
bellos niños. Debían desayunar algo livianito y luego ponerse a limpiar el
cuarto de Rafa.
-Rafael. Qué dijimos sobre jugar con agua dentro de
casa?!- Le regañó mamá al volver a ver el desastre.
Rafin la miró con ojos anchos.- Perdón, mami! Es
que estaba enfadado... lo siento! Me perdonas?
-Siempre, mi tesoro- Le sonrió. Ella amaba a su puntito
travieso. -Pero te me pones a limpiar todo esto! -Le ordenó, impulsándolo
con una palmadita para que ingresara a la zona de batalla aquella.
-Au, mamá!! Que me pincharon ayer!!- Le gimoteó.
- Lo siento, pequeño!
-Martín, por qué no ayudas a tu hermanito?!- Dijo
papá.
-Quéeeeee?!!!.... –Casi gritó Martincito.
-Por favor, hijito!- Decía Ricardo, mientras le
revolvía el cabello.
-Ohhh!! Entonces tú también- Le dijo a papá.
-Okeyyyy, yo también! -Respondió, intentando
mantener un ceño en su rostro, pero no pudo y les sonrió ampliamente.
Así pasaron toda la mañana y gran parte de la tarde...
y cuando estuvo todo listo Rafael se encerró a hablar con su novia por Skype.
-Hola, mi corazón!! Cuándo te tendré por aquí?! Te
extraño, Gordito!- Le dijo toda melosa, insinuante, la jovencita del otro lado
de la pantalla.
-Pronto... pero si no puedes esperar, me puedo
fugar sólo para estar contigo- Si. Rafael, cada vez que estaba con su chica sus
neuronas dejaban de funcionar.
-Y qué esperas?!! Nos vemos ésta noche en el club...
o el bebé le tiene miedo a papi?!- La chica sabía manipular al pobre adolescente.
Unas pocas palabras, algo de piel pelada y unas muecas con sus labios y Rafael
le conseguiría el mundo.
-En la noche, amor. Donde tú quieras- Dijo,
mordiéndose los labios.
-No te retrases, bombonazo que ya parto para allá!-
Y ella se acercó a la cámara para lanzar un beso.
Y Rafita dio un beso a la pantalla... saboreando en
su mente los labios del amor de su vida.
Unos segundos después, Martín, que estaba aburrido
–y había escuchado murmullos- ingresó a la habitación de Rafa, sin tocar la
puerta y fue directo a revisar la notebook de su hermano- Con quién estás
hablando?!!
-Mi novia- Contestó, cerrando el notebook. -No
te enseñaron a tocar?!- Le dijo molesto... bueno más bien preocupado porque lo
descubriera.
Martín, algo sobresaltado por la reacción de su hermano,
no pensó muy bien en la respuesta que dio -Ésta es MI casa!!
-Perfecto!!! Quédate con ella- Dijo, de lo más
decidido, tomando su computadora en un mueble con llave y saliendo de casa...
esa era su oportunidad!! Sus padres estaban distraídos, y el tomó un taxi, y se
fue a casa de Samanta.
Martincito se quedó suspirando. Verlo a Rafael
marcharse tan de prisa era lo que menos se esperaba el niño, y bajó algo
intranquilo a donde estaban sus padres. Tarde había entendido que metió la
pata. Y ahora dónde andaría su pobre hermanito, perdido en esa playa?!!
-Papá... mamá... -Les dijo alarmado.
-Qué pasa, tesoro?!- Preguntó Ricardo con algo de
preocupación, porque el rostro de su hijo connotaba miedo.
-No sé dónde se fue Rafa... al parecer nos peleamos
y se fue...
-Cómo?! Qué hiciste Martín?!!- Casi gritó Ricardo,
levantándose del sillón y sujetando con algo de fuerza el bracito de su hijo.
-Papi...- Le dijo asustado
-Ricardo!!- Helena llamó la atención de su amor.
Parecía furioso y Martín tan arrepentido... pero de qué?
-Suéltame... te odio!!- Martín se sintió
traicionado por su padre.
-No, Martín, espera!- Ricky no lo dejó que se
apartara- Vamos a hablar!! Qué pasó con tu hermano? Por qué se fue?!
-Es lo único que te interesa, verdad?!- Le dijo con
rabia contenida y lágrimas en los ojos... cómo podía pasar de estar tan
preocupado por su hermanito a tan rabioso con su padre?
Ricardo lo miró enojado por un par de segundos. A razón de qué venía ese reclamo?!! Tenía
ganas de sacudirlo un poco, pero se contuvo y de inmediato se sintió mal.
Martincito estaba al borde de las lágrimas. Suspiró profundamente y añadió- Siento
haberte gritado, hijito, pero por favor dinos qué ha pasado.
-Yo entré a su pieza y él me dijo que se toca antes
de entrar... y a él antes no le molestaba... y yo me enojé y le dije que era mi
casa... fue sin pensar, papá... y Rafael tomo su notebook y salió de casa, y yo…
vine a buscarlos.
-Oh, por Dios! Ricardo dónde estará?!- Al fin,
Helena había recuperado su voz. Había quedado casi en shock cuando Martín dijo
que su niño había huido.
-Lo siento- Dijo Martin, vencido por las lágrimas
-Shhh, está bien, mi amor. No fue tu
intención.
-No me van a castigar, verdad?!
-No, lengua suelta. Vamos a buscar al fugitivo, por
tercera vez- dijo Helena
Martín decidió ir con su mamita, tratando de
mantenerse lo más apartado de su papito... sólo por las dudas!
Pero buscaron por todos lados y nada. Estaban
desesperados, habían hecho la denuncia, pero le dijeron que debían esperar,
mientras que Martin preguntaba con la foto de su hermano en todos lados, hasta
que encontró con un taxista muy, muy feliz; había hecho el viaje del siglo, y reconoció
al muchacho... como su mejor pasajero de la vida!
-Pero dígame dónde lo llevó!- Exigió el jovencito.
-Uhm… no lo recuerdo- Se hizo el interesante,
queriendo sacar dinero.
Martín sacó su billetera, y estaba a punto de
entregar un billete cuando su padre llegó y cortó la diversión del taxista
-Sabe que es un delito trasladar a un menor de
edad- Dijo marcando a la policía- O me dice dónde dejó a mi hijo o hago la
denuncia.
-Está bien, está bien... por favor, señor... no
haga eso, tengo una familia qué mantener. Ya le digo, yo sí llevé al niño... él
me hizo dejarlo en un club que queda a 15 cuadras de aquí. Al parecer, una
chica lo estaba esperando. No sé más, señor!
-Cuánto de más le cobró al niño?!- Sabía que le
debía haber cobrado más del triple por esa carrera.
-Ehhh... bueno, yo.... Lo siento, aquí está
lo que le cobré....- Y sacó de su bolsillo los billetes que antes recibió del
chiquillo.
Ricardo los iba a guardar en su billetera, cuando
se dio cuenta que no tenia billetera
-Qué demon... no puede ser!!! No puede ser!!! Voy a
matar a ese mocoso!!
-Recuerda que ese mocoso es tu hijo, papá- Le
sonrió Martin, intercediendo por su hermano.
-Lo sé, mi niño! Pero tu hermanito acaba de
tramitarse la paliza del año!-
-Uh, papi... no me dejes sin hermano- Pidió
Martín, haciendo una mueca.
-Ven aquí, chiquito!- Papá abrazó unos instantes a
su niño y luego se pusieron en marcha al club
-Voy por Rafael…
-Yo voy contigo! - Dijo Helena
-Y yo- Dijo Martin
-Prefiero que te regreses a la casa, hijo!
-Pero papi, no es justo!! Por qué el enano puede ir
a un club y yo, que soy mayor, me tengo que ir a casa- Dijo pisoteando
-Obedece, si no quieres palmadas en público.
-Ricardo no tenía paciencia para nada.
-No me puedo ir en taxi porque soy menor... y está
muy oscuro para irme caminando- Le sacó la lengua.
Ricardo se pasó las manos por la cara- Está bien,
pero esperarás afuera, con mamá!
-Pero mamá quiere entrar- Martin le estaba
comprando tiempo a su hermanito, sólo rogaba que Rafin haya leído el mensaje
que le mandó al celular que no se dignaba a contestar-
-Fuuuuu..... Hijo, te estás tramitando una tú
también!
-No, papi!- Dijo asustado
- Haremos esto,
campeón. Tú entrarás con nosotros y te quedarás con mamá! Nada de separarte de
nosotros porque en cuanto te encuentre...- Amenazó.
-Claro!!- Respondió
el adolescente, mirando su celular... no había respuesta de Rafael. Pero el
idiota de su hermano parecía estar muy entretenido en algo porque ni se dignó
en contestar.
Lograron entrar al club luego de que Ricardo
amenazara con demandarlos, por permitir la entrada a un menor de edad. Para
colmo, el lugar estaba lleno de jovencitos algo pasados de copa. Lo más seguro
es que su hijo estaba en medio de la pista, pero cómo encontrarlo entre tanta
gente?! La idea de separarse no le gustaba mucho por temor a que Martín
terminara igual que aquellos muchachos.
Pero Rafita no estaba en medio de la pista, sino en
los baños morreándose con la noviecita.
-Dónde demonios se metió éste crío!!!- Murmuraba
para sí Ricardo. -Juro que en cuanto lo encuentre le voy a dar una buena.....-ya
los colores se le iban agolpando en el rostro. Estaba más que furioso.
- Eh, disculpe, señorita. Ha visto a éste
muchacho?!!- Preguntó a una de las chiquillas que estaba en el club... menor de
edad, por supuesto.
-Ah, el guapito. Está en los baños- Dijo como pudo,
pues estaba bastante pasadita en copas.
-Gracias!- Musitó el padre, furioso, y rezando
porque SU NIÑO no estuviera en las mismas condiciones que esa muchacha. Pero su
nene estaba peor... con las manos bajo el top de una mocosa, que tenía las
manos en la bragueta ABIERTA DEL PANTALÓN DE SU HIJO.
-Pero qué significa esto?!! Rafael, sal de
inmediato de ahí si no quieres que...- Se frenó antes de decir si no quería que
le dé una paliza ahí mismo.
-Papá... -Dijo asustado, sacando las manos de donde
no debían estar, pero la chica no hacía nada por sacar las suyas.
-Puedes sacar tus manos de... del pantalón de mi hijo?!- Exigió entre dientes apretados,
casi al punto de echar humo por las orejas.
Samanta
-Claro, suegrito- Le giñó el ojo.
-Jum!!! Y tú, trae tu trasero aquí… pero YA!!!-
-Noo!! Estás enojado- Dijo asustado.
-No cariño, cómo crees?!! Enojado yo?!! AJAJAJAJ...
si estoy más feliz por ver a mi bebé enroscado en los brazos de una...
sinverguencita!! Mira, ya mejor sal de ahí Rafael. No me hagas ir por ti!
-No tienes derecho a reclamarme nada... tú menos
que nadie- Lo miró con desprecio y envalentonado por estar en frente de su
novia.
-Qué estás diciendo?!!
-Lo que escuchaste-
-Soy tu padre, por si no te ha quedado claro!!! Y
si eso no te interesa, al menos piensa en tu madre!!
-Claro, como yo nací en un matrimonio lleno de amor- Le dijo irónico.
Ricardo se sintió herido y a la vez culpable. Su
hijo tenía razón de reaccionar de ese modo, pero también era cierto que él era
su padre, le guste o no! Y siempre lo sería. Lo amaba y no permitiría que se
causara daño. Muy decidido, se adentró al baño y tomó de un brazo a su adorado
pequeño.
-NO, PAPI- Gritó Rafael, al saber las intenciones
de su padre.
-Camina, jovencito!!- Fue todo lo que dijo, y salió
al encuentro de Helena, que finalmente se había quedado esperando afuera con Martín.
-Papi, no es justo!!- Dijo con un pucherito
-Sólo da gracias que no te saqué de ahí de una
oreja y a punta de nalgadas, como te lo merecías
-No, papi, no- Y se le abrazó como un koalita.
Y ahora qué?!- Pensó Ricardo, algo confundido con
la reacción de su angelito. Rafael y Martín resultaban ser tan diferentes!!
Rafael era más explosivo e independiente, mientras que Martín era dócil y
obediente… uhmm, bueno…cuando quería porque no se podía olvidar de los meses
pasados.
-Está bien, hijito! Está bien! Vamos a casa, ahí
hablaremos! Ahora camina, estamos?!
Rafael no miró ni dijo nada en todo el camino...
pero en cuanto llegaron a casa, su lado dramático salió a escena -No me pegues,
papi- Le rogó.
-Nada de eso, jovencito!- Saltó mamá, bastante
molesta. Se había llamado al silencio durante el viaje a casa, pero ahora tenía
unas cuantas cosas que decirle a su hijo. Y encabezando la lista, estaba lo de
cierta jovencita que Rafael tenía terminantemente prohibida volver a ver.
-Mamá- Le dijo Rafael, molesto. Sabía que con su
papá podía lograr más cosas que con su mamá furiosa.
-Mamá, nada!!! Vete inmediatamente a tu habitación
y me esperas mirando a la pared.... y ni se te ocurra desafiarme en estos momentos,
joven, porque sabes que es inútil hacerlo!
Vaya que estaba hecha una furia! Pensó Martín,
dando gracias al cielo que el del problema no era él.
-NO!!- Le gritó Rafael, más furioso que su madre...
-Rafael! Baja la voz! Estás hablando con tu madre,
no con alguna de tus amigas!- Amonestó Ricardo.
-Mi madre... perdió todo el derecho a decirme qué
hacer cuando me enteré que me mintió toda la vida- Le dijo, de lo más
desafiante a su papá.
Ay, Dios. Otra vez con la misma cantaleta!- Pensaba
Martincito, que ya no sabía si mantenerse al margen o interceder... pero en
favor de sus padres!!
-Y no te permito, mamá, que te metas en lo que haga
o deje de hacer con Samanta mi novia- Dijo dando un pisotón en el suelo.
-Lo que sucede es que eres un mocoso caprichoso y
consentido! Pero ahora mismo vas a ver cómo soluciono esto. Martín, puedes
traerme el cepillo del baño, por favor?!
-NO!! Mamita, no... Martin no lo traigas- Comenzó a
lloriquear enseguida.
El niño la miró con ojos anchos -No, mami!! Eso
no!! No me hagas traer esa cosa, por favor!- Suplicó Martín, empezando a subir
las escaleras para ir a encerrarse a su habitación.
-Mamita linda, lo siento mucho... perdóname.
-Hijo, hemos tenido cientos de veces ésta charla.
Sabes que no me gusta que me faltes al respeto y además, tienes prohibido verte
con Samanta y, más que nada, salirte de la casa sin permiso para irte a
tomar!!!
-NO VOY A DEJAR DE VER A MI NOVIA, MAMÁ!! ES MÍ
NOVIA, TE GUSTE O NO!!- El resto se lo concedía, pero no dejaría a su novia.
-Samanta es la jovencita que te estaba toc....-
Ricardo se interrumpió al ver el rostro de su amada enrojecer. Quiso irse de la
escena- Yo... creo que iré a ver a Martín.
-Oh, no, señor. Usted es el padre de la criatura así
que hágase cargo- Le dijo Helena
-Pero... pero Helena, si yo ni conozco a la chica!!
-No, pero tú conoces a tu hijo y más te vale hacer
un buen trabajo porque si no, lo repasaré-
-Nooooo, papito!!! No me pegues!! Por favor,
papito!! Qué hubieras hecho si tu madre te prohibía injustamente verte con
mamá, eh?!! Verdad que sí me entiendes?!
Ricardo lo guió a su habitación... -Eso lo
arreglarás con mamá, nosotros veremos el escarparse de casa, ir a un club y
emborracharse-
-Nooooo, nooooo, papiiii... no fue adrede, no fue
adrede, papi, es que... es que Martín... él me dijo algo que me hizo enojar
mucho... lo siento, papi, de veras!
-Martin te dijo, o lo tenías todo preparado con esa
chica?! No soy tonto, hijo. Tu noviecita no apareció de la nada- Le dijo, muy
molesto
-Ves?!? Lo defiendes!!
-No lo defiendo!! Dime que fue por eso y le doy a
Martín la zurra de su vida-
Rafael bajó la mirada. Sabía que sólo bastaba con
decir un sí y papá seguro calcaba su mano en el trasero a su hermano, pero eso
de nada le serviría para escapar del castigo que se había ganado.
-Responde, hijo-
Exigió Ricardo.
-Papá... yo... uhm... no fue por eso, papá!
-Entonces… por qué fue?
-Porque quería ver a Samanta! Papá, yo la amo...
pero mamá no me entiende!
-Nada justifica lo que hiciste... Rafael, tu viste
mi billetera?!!
Rafael se hizo pequeñito. -Papito lindo, te juro
que nunca más la vuelvo a tomar... por favooooor, papá! Por favorrr!! -Ésta vez
la voz de Rafita reflejaba todo el nerviosismo que sentía.
Ricardo abrazó a su hijito y le besó la frente con
cariño - Eso no se hace, hijo! Si
necesitas lo que sea, me lo pides, pero tú sabes que robar está fuera de todo límite-
Lo sujetó de su antebrazo y lo llevó hasta la cama. Con rápidos movimientos
volcó a su hijo sobre sus rodillas y le bajó el pantalón. Decidió que sólo usaría
su mano, aunque Rafael no sentiría ninguna diferencia con el cepillo.
-Tranquilito, hijo- Le dijo con dulzura. Cuando el
niño se calmó lo suficiente, le bajó el calzoncillo y comenzó su penoso “trabajo”.
¡PAFF! ¡PAFF! ¡PAFF! ¡PAFF! ¡PAFF!- Resonaron cinco
fuertes palmadas en el trasero de Rafa.
-BUaaaaaaaaa papito, duele!! Ya no más-
-Pero si sólo estamos empezando, hijito! ¡PAFF! ¡PAFF! ¡PAFF! Lo siento tesoro, pero
trataremos todas tus faltas ¡PAFF! ¡PAFF! ¡PAFF!
-BUaaaaaaaa… Papito!! No es justo!!-
-Sí lo es... Y sabes por qué, Rafael?! Porque tu
vida me importa mucho, porque te amo demasiado
-Pero me lastimas- Dijo con un puchero lagrimoso.
-Y tú ¡PAFF! ¡PAFF! me lastimas más ¡PAFF! ¡PAFF! comportándote
como lo haces ¡PAFF! ¡PAFF! y poniéndote en peligro una ¡PAFF! y otra ¡PAFF! Vez
¡PAFF!
-Buaaaa!!! Eres malo, me has pegado mucho... desde
ayer lo único que haces el pegarme!! Buaaaaa!!!-
Ricardo lo dio vuelta de inmediato, dejando la ropa
donde estaba. Él sentía la necesidad de abrazar y consolar a su hijo. Se sintió
tan mal al darse cuenta de lo que su hijo le acababa de decir... era
cierto!
-Lo siento, papito!! No lo hago más, no lo hago más...
no me pegues más… Buaaaa!!
-Shhhhhh... Hijito! Ya pasó, mi rey!! Ya pasó!!
Estás perdonado, chiquito lindo!
-No quería sacar tu billetera, papi... pero no tenía
dinero para el taxi, y con mamá siempre lo hacemos así, yo solo le saco el dinero
que necesito- Rafin no lo había visto como un robo sino como acostumbraba con
su mamá
-Está bien, cariño. Pero espero que la próxima vez
me lo pidas, de acuerdo?!
-Sí, papá- Luego se abrazó muy fuerte -Mamá va a
pegarme muy feo-
-Uhmm, tú quédate aquí, bebé. Yo iré a hablar con
ella... pero quiero que sepas que si ella aún decide castigarte, tú debes
asumir tu responsabilidad. La hiciste preocupar al punto del colapso, hijo!
-No quiero que me pegue… no la dejes!! Buaaaaaaaaaa…
no quiero-
Ricardo presionó contra su pecho a su hijo, y le
dio un beso en la cabeza. -Vamos, hijo. Acuéstate en la cama y descansa un
rato, sí?
-No le dejes, papi- Repitió, quedándose dormido...
Ricardo se quedó unos momentos más, acariciándole
la espalda y la cabeza hasta que la respiración de su niño se hizo pausada.
Salió de la habitación con el corazón en un puño. Había sido severo con Rafael
y lo peor de todo es que todavía faltaba ajustar cuentas con su mamá.
-Como está?!- Preguntó Helena, preocupada.
-Dormido!!- Contestó abrazándose fuerte a ella.
Necesitaba de un mimo, casi tanto como su hijo.
-Ven aquí, mi vida. Sé que es difícil... Rafael es
un sol de niño pero cuando se junta con esa niñita... Dios nos guarde!!
-Qué es lo que te molesta de ella?!- Preguntó aún
confundido, olvidándose por completo la escena que vio en el baño.
-Que hace que Rafael haga todo lo que está
prohibido: se escapa en cuanto ella lo llama, toma, falta a clases para estar
con ella... y una vez los sorprendieron en el baño... ya no se qué hacer...
Rafa es un niño bueno, el jamás hacía éstas cosas... pero desde que está con Samanta
ya no piensa con la cabeza de arriba!!
-Fuuuu... vaya que es mala influencia. Creo que
tengo una charla pendiente con él.... pero a ti te toca lidiar con lo de
"ver a Samanta sin permiso!!"-
- Oh, no!! Yo he tenido que lidiar con eso mucho
tiempo, te toca!!- Dijo muy seria pero dándole un beso en la frente.
-Esperaaaaa.... no es justoooo- Gimoteó Ricardo,
tal como lo había hecho Rafita. -Helenita, no me hagas esto...
-Es que yo tampoco quiero castigarlo- Le dijo al
padre de su hijo.
-Y si lo dejamos en advertencia?!!-
-Un mes sin salir!! Y si desobedece, lo castigas
tú- Sentenció Helena
-Gracias, mi reina!! Te amo muchísimo!!- Le dijo
Ricardito, besándola apasionadamente. Agradecía en el alma no tener que
castigar otra vez a su bebecito. Pero también rogaba al cielo no estar
equivocándose.
-Voy a ver a Martin- dijo Helena
-Y yo a Rafael....- Añadió papá.
-Martín… hijo?! Cómo estás?!- Le preguntó Helena a
su niño.
-Preocupado...- Y abrió sus bracitos, pidiéndole
mimos a Helena.
-Por qué, mi tesoro?!!- Dijo su madre, abrazando al
nene para mimarlo.
-Siempre será así?!-Preguntó, sin dar demasiada
claridad a su duda.
-Así, cómo?!-
-Si nos portamos mal! Nos... Nos pegarán?!-
-Si se portan mal, habrá castigo. Y si se portan muy
mal, sí les daremos nalgadas... Pero descuida, tú te portas muy bien- Le dio un
beso en la frente.
Martín sonrió ante el gesto. No pudo evitar
comparar a Helena con su madre. Sabía que jamás la reemplazaría, pero ella
desde que la conoció se había ganado un lugar especial en su corazón.
-Cierto que planeas seguir así?!-
-Así?! Cómo?!
-Portándote como un caballerito-
-Uhmmm.... bueeeeno. Pero si me porto mal tú me
tendrás paciencia, verdad?!!
-Mucha, mi príncipe- Le sonrió.
En la habitación de Rafita, la escena era muy
similar. Rafita en su cama, aunque dormidito boca abajo. Papá había entrado
hacía unos minutitos y estaba arrodillado a la par de su mocosito. Pasada
suavemente su mano grande por los cabellos cortos de su hijo. Cuántas noches de
verlo dormir se había perdido, cuántas de sus travesuras... tantas cosas que
nunca podría recuperar.
-Papi… y mi cremita?!- Dijo el nene, al abrir los
ojos.
-Pero bebito, si no te pegué tan fuerte!! Mira que
te merecías una buena tunda con el cepillo después de tantas trastadas que te
mandaste.- Le respondió.
Rafita abrió tremendo ojos... -No la convenciste a
mamá?!!- Dijo con un puchero
Ricardo le dedicó una sonrisa. Se puso de pie y
alzó a su hijo como si fuera un nene pequeño para sentarlo en sus rodillas. -Ésta
vez te salvaste, jovencito!
-Uf!! Qué suerte... porque mamá me la tenía
jurada...-
-Sip... no sabes lo que me costó convencerla...
ahhh, pero si llega a haber próxima vez, muchachito, pobre de ti!! Porque ahí
sí te castigaré yo y con el cinto!- Le dijo mirándolo con una seriedad y
decisión que daba miedo.
-No es justo...sabes que habrá una próxima vez, es
mi novia y no la dejaré sólo porque a ustedes no les gusta...- Empujando a su
padre... -y si no me dejan verla me iré a vivir con ella...- Si Samanta ya se
lo había propuesto y el señorito no era capaz de decirle que no.
-Rafael, quieres regresar a mis rodillas?!-
-No me importa si me pegas, me voy con ella- Rafa
estaba en plan berrinche total.
-Okeyyy… creo que sí hace falta un repaso aquí.- Ricardo
se fue directo a su hijo y lo jaló para dejarlo OTRA VEZ boca abajo sobre sus
muslos.
-Déjame... no me pegues. Me voy, papá, me voy- Le
dijo decidido.
-Después que arreglemos cuenta, al único lugar que
irás será a la cama, jovencito. Y te sugiero que cortes el berrinche en éste
instante.
-NO!!!! Te acusaré a mamá... MAMÁ… MAMI!!! PAPÁ ME
QUIERE PEGARRRRRRRRRRRRR- Y, como por arte de magia, Helena entró a la
habitación.
-Mami… no lo dejes, mamita-
-Ricardo...
-Helena!
-Toma... creo que te hará falta esto!- Dijo Helena extendiéndole
el cepillo, y saliendo de prisa.
-Bruja traidora!! No te quiero!! Me iré... me iré...
si no le dices que no me pegue me iré con Sami-
“Me iré, me iré...” Las palabras resonaban en la mente de Ricardo. -Basta... basta ya,
hijo! Suficiente!- Decía, pero su niño no parecía cansarse. Entonces lo levantó
de sus piernas y lo llevó agarrado por la cintura, hasta el baño. Con paciencia
lo desvistió y lo metió en el agua para que se calmara.
-Nooooo… buaaa!!! Está helada, papi… está helada-
lloraba y lloraba Rafael
-Cálmate ya, chiquito! -Ricardo fue regulando el
agua para que se fuera entibiando. Puso el tapón y ayudó a su niño a sentarse
en el agua.
-Buaaa- Sollozaba Rafaelito, pero mucho más calmado.
-Shhh... Ya está, cariñito! Te has portado mal hoy,
bebé! Sabes que tengo que castigarte. Así no se habla a papá y mamá.
-No era broma, es verdad verdadita, papi!!- Le dijo
mimoso el muchacho.
-Lo sé, pero tú debes hablarnos con respeto, mi
niño.-
-Pero papi… si les hablé con respeto. No dije ni
unita mala palabra- Dijo el pilluelo
-Júm... eres un descaradito!!- Le respondió Ricardo, despeinándole los
cabellos. -Haremos un trato, hijo! Y que Dios me ampare después de lo que te
voy a decir...
-Que no me darás nalgadas?! :D- dijo feliz Rafael
-Que traigas a Samanta a cenar a casa!, lo de las palmadas con el cepillo sigue en
pie, pero será recién mañana.
-No papi, prefiero al tiro; así me tienes que mimar
todo el diaaaaaaaaaaa-
-Si
así lo prefieres, hijito...- Ricardo sacó a su hijo de la bañera y lo secó,
fijándose en el color rosadito que aún conservaba su traserito de las palmadas
de más temprano. Pero Rafael contaba con eso, sabía que le darían solo un
par de azotes; en cambio, si esperaba a mañana le darían la versión completa.
-Vamos, campeón!!- Ricardo suspiraba con pesar; no
tenía mayores intenciones de seguir con el castigo, pero aún así lo guió hasta
la cama y lo puso en posición. Tomó el cepillo y, odiándose más que nunca, lo
dejó caer tres veces en el centro del trasero de su angelito.
¡CRACK! ¡CRACK! ¡CRACK! - Empezó de nuevo la
pesadilla
-Au… auuuuuuuuuuuu… buaaaa!!!!- Rafin sabía que mientras
más escándalo hiciera, antes terminaría el castigo
¡CRACK! ¡CRACK! ¡CRACK!- Volvía a caer el
cepillo, dejando óvalos rojos en la pielcita.
-Yaaaa… déjame!! Me lastimas, papito!!!-
¡CRACK! ¡CRACK! ¡CRACK!
¡CRACK! ¡CRACK! ¡CRACK! - A papá y a
mamá se los obedece!!!
-Auuuchhh… No cuando son injustos e irracionales-
Le gruñó.
¡CRACK! ¡CRACK! ¡CRACK! -Nunca más
vuelvas a amenazarnos con huir de casa!!
-Au!!! Ya no más... no era una amenaza, era una
advertencia!!
¡CRACK! ¡CRACK! ¡CRACK!
¡CRACK! ¡CRACK! ¡CRACK! -Y esto
también es una advertencia, muchachito! -Y Ricardo manipuló a su niño para
sentarlo en sus rodillas y consolarlo.
-Me diste muy fuerte, papito- Dijo llorando en su
cuello.
-Mi bebito se ganó cada palmadita en su colita- Le
respondió mimoso.
-Sí... pero no tenías por qué dármelas- Le sacó la
lengua -ahora dame mi cremita- Le exigió
Ricardo le besó la frente, dejando unos segundos
sus labios presionados.- Ponte de pancita, y papá va a buscar la crema...
-Y que conste que te acusaré a Martin- Le gritó
cuando su padre estaba en la puerta
Ricardo se volvió en sus pasos y se quedó mirando
seriamente a su crío.
-Ya!! Ya no demores- Le dijo, tan descarado como
siempre –Y trae a mi hermano-
-Este crío se piensa que soy su empleado! Grrr...-
Pensó Ricardo, pero salió a buscar la crema. Era la última vez que se la ponía
porque sino qué efecto tenía darle las palmadas?!!
Rafael sacó su celular para hablar con Sami...
-Sami, bebe papá te invitó a tomar once... y me
aprovechas de traer mi computador que quedó en tu auto-
-Estás seguro, mi amor?!! Mira que tu madre no
quiere verme ni en pintura!
-Pero es casa de papá, y mamá se tiene que
aguantar... yo ya les dije que si no me dejaban verte, me iría de casa.
-Sí, mi amor! Y sabes que puedes venir a mi casa,
verdad?! Mamá jamás se enterará! Prácticamente ni vive aquí... se la pasa en el
casino. -Dijo la chica con algo de tristeza en su voz.
-Lo sé, bebé... yo quiero ir... si me lo pides, yo
me voy- Respondió, al notar la voz de tristeza en su novia.
La muchachita sonrió al teléfono y luego se despidió.
No sin antes decirle a Rafita lo mucho que la hacía feliz.
-Papi! Escuchaste?- Preguntó, asustado, al ver
llegar a Ricardo.
-Sólo lo de irte a vivir con ella!- Le respondió
con una voz peligrosamente calma.
-Papi, está solita- Se mordió el labio.
-Hijo, tú eres menor de edad y te amamos mucho.
Cómo crees que nos sentiríamos si te vas?! No puedo permitírtelo.
-Pero papi…- Se calló, resignado -Ya dame la crema-
Le dijo, cambiando de tema...
Ambos suspiraron y al final Ricardo se acercó a su
hijo, que apenas tenía una remera puesta, y le puso una porción generosa de la
crema. Martín, por otro lado, permanecía en la puerta, mirando hacia otro lado,
un tanto rojo por el precario atuendo de su hermanito.
-Hermanito, el papá me pegó- Le gritó Rafin, apenas
lo vio -Es malo, regáñalo- Le dijo cubriéndose, al verle la cara a su hermano.
-Rafael perdóname, por favor! Si yo no te hubiera
dicho esas cosas tú no te hubieras ido. Perdóname! Encima tú, papi, le pegas...
-Le reclamó.
-No... Martin, si yo iba a salir igual- Le confesó
avergonzado - ...y yo tampoco reaccioné bien... sólo toca antes de entrar
cuando la puerta está cerrada, ok?!
-Ok!- Respondió con una semi sonrisa, acomodándose
en la cama con su hermanito.
-Pero... no te he escuchado regañando a papá-
-Papito malo... de castigo por haberle pegado a
Rafael, tendrás que traernos pastel de chocolate y helado!!
-Síii!!! Eres el mejor hermano del mundo mundial!!-
Gritó Rafin como el niño que era... Dios!! Tanto cambio de actitud vuelve loco
a cualquiera... pero bueno, así es la adolescencia! pensó Ricardo y el estaba
feliz de compartirla con su hijo, ahora que podía decirle hijo libremente...
bueno, no es como que antes no se le había escapado... de hecho lo trataba como
a su hijo sólo que el nene no lo sabía.
Cuando regresó con la bandeja con los dulces,
encontró a sus hijos dormiditos, con ambas frentes chocando, se veían tan
tiernos, pensó Ricardo y se acostó suavemente a la par de sus angelitos.
Rafin se abrazo a él y le dijo entre balbuceos
-Papi recuerda que mañana viene Sami.
-Shhh... Duerme, tesoro! Duerman hijos! Yo los
cuidaré, siempre lo haré!
-Tú siempre lo has hecho- Susurró, durmiéndose
Rafael.
Chicas les quedo fantastico me gusta mucho este ficc
ResponderBorrarporfis regalenos mas capis
estrella
Quedo genial chicas :D
ResponderBorrarNunca dejen de escribir :3
Esta familia rifa!! (Así dice mi novio cuando algo le gusta)
Mm la idea de Ricardo de invitar a Samantha me encanta :3
Pobre niña esta solita :(
Pinta genial la historia
Apoyo a estrella mas capítulos por favor :D
Saludos
Uhmmm...no se pero la chica me da mala espina, quizá sea porque me pongo celosa por los niños jejejeje.
ResponderBorrarLa historia sigue impecablemente genial, de rechupete!!... así que Lady y Ariane ¿Qué esperan para seguir?
la ides de la nuera en mi pais NOERA (NO, ERA PARA MI HIJO jajajajaj), en casa me sabe a mucho condimento, estoy esprando a ver que sucede
ResponderBorraresta historia ha volucioando bastante y asalta la curiosidad de saber un poco mas de los personajes, asi que espero pronto tengamos noticais de ellos