La patineta

Saludos

CathBlueRed

La patineta

No es justo, no es justo, no es justo- repetía Leo una y otra vez a su muy paciente padre.

Hijo no voy a comprarte una nueva patineta para las competencias, no hasta que mejores tus notas en el colegio, ya te lo dije-respondió un cansado Renato.

Pero paaapiiiiii todos mis amigos tendrán una nueva …TODOS.- Insistió Leo

Lo lamento mucho, es mi última palabra, fin de la conversación.- Renato se giró y fue a servir el almuerzo.

Paaaaapiiiiii, papito si…si…si….por fa- insistió Leo- te prometo que esta no la romperé…la cuidaré mucho.

Renato optó por ignorarlo y se limitó a servir la comida. Leo lo observaba con los brazos cruzados, el ceño fruncido y un gracioso puchero que lo hacía parecer mucho menor de lo que era.

Siéntate y come…. Leo almorcemos en paz……por favor hijo- pidió Renato

No tengo hambre, me voy a mi cuarto-respondió Leo al tiempo que se giró y subió corriendo a su habitación.

Renato suspiró tristemente, cada día era más difícil tratar con su adorado adolescente, resopló un par de veces y fue al cuarto de su hijo.  Lo encontró llorando boca abajo acostado en su cama.

Leo,  no llores no tienes por que, levantate y baja…almorcemos…-Leo no se movió, Renato volvió a suspirar.

Por favor Leo, no quiero perder la paciencia contigo pero me estas colmando y…

Y qué? –respondió Leo- me dejarás como lo hizo mamá?.....vete no te necesito

Renato se quedó de piedra y Leo continuó furioso como él solo.

Vete, VETE NO TE NECESITO, SAL DE MI CUARTO- se levantó y se atrevió a darle un empujoncito a su padre que seguía sin reaccionar, parado en medio de la habitación con una expresión de dolor y sorpresa.

QUE SALGAS…ESTAS SORDO?????.....vió como los ojos de su padre se oscurecían de furia, si, eso era furia no ira, su padre estaba furioso. Eso lo volvió a la realidad y pensó- Que bruto….soy hombre muerto….pero qué me pasa….no debí actuar así, ni decirle esas cosas, ay al menos debí ponerme pantalón y no solo esta maldito pantaloneta.

Papito- Dijo Leo en un hilito de voz y con ojitos de cachorrito asustado, al ver la cara roja de furia de su padre.

QUE PAPITO NI QUE OCHO CUARTOS LEONEL, CON QUIEN CREES QUE ESTAS HABLANDO, NO SOY UNO DE TUS AMIGUITOS. SOY TU PADRE CARAJO. TU PADRE. A MI ME RESPETAS- y se desabrochó la correa -  Y ESTO TE AYUDARA A NO OLVIDARLO NUNCA.

Leo estaba lívido mientras veía como su padre se quitaba el cinturón y lo doblaba en dos.

No papito….papiiiii nooo, perdón yo no quería…..

NO QUERIAS QUE? LEONEL QUE? GRITARME, OFENDERME, EMPUJARME, FALTARME EL RESPETO, QUE NO QUERIAS LEONEL? QUE?

Paaaapiiiii- Leonel ya estaba llorando a mares, asustado, consiente de todo lo que había hecho, seguro que esta sí que sería la peor paliza de su vida y lo peor es que se la había ganado olímpicamente.

Renato al ver la expresión del rostro de su hijo supo que era consciente de todo lo sucedido, que estaba realmente arrepentido, y eso lo tranquilizó bastante, pero no podía dejarlo pasar, no si quería que su niño dejara de ser tan berrinchudo y caprichoso, su deber como padre era ayudarlo y lo haría.

Sobre la cama ……ordenó Renato con suavidad pero con firmeza en su voz. Leo le dedicó a su padre una mirada suplicante, mientras que las lágrimas brotaban sin control de sus lindos ojitos.

Leonel-dijo su padre en tono de advertencia y Leo obedeció a la vez que se abrazaba fuerte a su almohada.

ZASSS  AAAAAAA  ZASSS AYYAYAYAYAY ZASSS  AAAAAA NOOOO ZASSS NOOO MASSS  ZASSS AAYY

ZASSS  AAAAAAA NOOO MAASS  ZASSS AYYAYAYAYAY PAPIIIIII  ZASSS  AAAAAA  YA NOOOO MASS ZASSS NOOO MASSS ZASSS AAYYYYY ZASSS PERDONAMEEEAAAAA ZASSS AAAAAHHHAA YA NO MAS PERDON ZASSS AAAAAHHHAA PERDON PAPITO PERDON

Renato se detuvo, ver llorando con esa angustia, y desesperación a su hijo sencillamente lo mataba, se sentía cansado, triste y sobretodo preocupado por la reacción de Leo, había puesto más fuerza que de costumbre en cada correazo, jamás lo había castigado así con esa fuerza. Se sentía culpable, pobrecito de su niño.  Lentamente se acercó a Leo se sentó a su lado y comenzó a acariciarle la cabecita, sin decir nada, no podía, debía ser firme y su voz lo traicionaría. Al sentir la caricia de su padre Leo lloró con más sentimiento, su padre jamás lo perdonaría, seguro estaba muy enojado por eso no le decía nada y lo peor de todo es que se merecía cada uno de los correazos que le dio su papi.

Cuando Renato notó más calmado a Leo, se levanto de la cama y se dirigió hacia la puerta. Leo se volteó y con una quebrada vocecita suplicó.

Paapiii perdóname…. Por favor… no me vuelvo a portar así, ni a decirte esas cosas………papito

Renato se detuvo en media habitación en cuanto Leo empezó a hablar, pero se mantuvo de espaldas por lo que su hijo no pudo ver la sonrisa que iluminó el rostro de su padre al escucharlo, se sentía feliz, su hijo no estaba resentido con él.

Se dio la vuelta y extendió sus brazos, Leo se arrojo en ellos con desesperación y se fundieron en un fuerte abrazo.

Poe supuesto que te perdono mi chiquito, te amo tanto hijito-exclamó Renato y le dio un besito en la frente a su niño

Yo también te amo……Papi perdón por insistir con lo de la patineta, entrenaré en la de Julián que dijo me podía prestar y te prometo subir mis notas en el Cole.

Excelente idea - respondió Renato con una sonrisa y aún abrazados  bajaron a almorzar. Comieron de pie y Leo se reprochaba internamente el haberse puesto así por una simple patineta, que imbécil se repetía una y otra vez mientras se frotaba su colita de vez en cuando.