INTRODUCCIÓN:
UN DIA EN LA VIDA DE TIVI:
De cara regordeta, mejillas
sonrosadas y nariz respingada, vestido deportivamente, con sus tenis a medio
amarrar y sus mechones rubios
ligeramente rosando sus orejas, el pequeño Tivi caminaba hacia su casa a
paso lento, como quien nunca desea llegar a su destino.
Con una inteligencia superior a
sus cinco años, el chiquitín observaba todo lo que acontecía a su alrededor. El
reloj de la torre de la iglesia cercana, llamaba a misa de media tarde mientras
él cruzaba frente al polideportivo, ahí se detuvo un par de minutos, no porque
fuera un fanático a los deportes, sino porque conocía a varios jovencitos que
entrenaban ahí.
El vivaracho pequeñín tenía
muchos amigos, ¡Todo el mundo lo adoraba! solo bastaba que se asomara por la
barda de las canchas para que los gritos de: “¡Hey Tivi!” “¿Cómo estás campeón?” “¿Vas a quedarte a ver el juego?”
se escucharan desde todas direcciones.
Steve, era su jugador favorito,
Tivi pensaba que era un chico muy simpático, ahhh pero eso jamás lo decía en
voz alta porque Nathan se enojaría con él y jamás volvería a invitarlo a los
partidos de la NBA, o a ir al cine con Lucas.
Des pues de los respectivos
saludos, Tivi se despidió y continuó su camino. Doblando la esquina, se topó
con la librería más grande de la ciudad.
La Sra. Valeska, era la propietaria del
establecimiento y le dejaba leer sus cuentos incluso antes de que fueran
publicados. Tivi amaba visitar la tienda, porque además, Spencer y Gerard trabajaban
ahí…bueno, trabajaron por un mes limpiando libros como castigo por una
travesura que nunca le quisieron confesar, aún así, un solo día bastó para que
los tres diablillos se volvieran inseparables y ahora se veían casi todos los
fines de semana.
Unas cuadras más y Tivi llegó al edificio que más odiaba de todo el
vecindario, incluso dio un par de brinquitos para no tener que pisar las gradas
de aquella horrible acera. Tivi no sabía qué era exactamente ese lugar y si
alguien le hubiese preguntado, él respondería con inocencia: “es donde hacen llorar a los niños” y esa
idea nadie se la sacaba de su cabecita ni con un desatornillador, pero si
alguien dudaba de su palabra, tenía de testigo a su amigo Matías, a quien
conoció el martes pasado…pero esa es una historia muy larga, así que
simplemente diremos que Tivi odia el tribunal de familias aunque no sepa ni que
significa la palabra Tribunal.
El delicioso aroma a pan recién
horneado le indicó que se acercaba a la pastelería. Este era por mucho, él lugar
favorito de Tivi. La Sra. Halliwell hacía los pasteles más re-contra-espectaculares
del universo. ¡Eran casi mágicos!... Tivi nunca supo cómo, pero cada mañana que
se despertaba, un cupcake decorado con una carita feliz aparecía en su
habitación. Piper le dijo que era un simple truco y ni Chris, ni Wyatt
quisieron revelar el secreto…já pero ya se encargaría de descubrirlo!
Frente a la panadería, del otro
lado de la calle, había una casa vieja con el rótulo: “Se alquila” pintado en
letras rojas. Tivi suspiró con tristeza al verlo. En esa casa vivía la familia
Winchester. Tivi era muy amigo del pequeño Sam y le dolió mucho que se mudaran,
pero Dean les explicó que nunca podían quedarse mucho tiempo en el mismo lugar,
cuestiones familiares o algo así, por lo que no les quedó más remedio que
despedirse.
Una discusión interrumpió los
recuerdos de Tivi que ahora pasaba por el colegio local. Se detuvo un momento
solo para ver a un par de jovencitos brincarse el muro y caer a la acera.
-¡Date prisa Drew que nos pillan!
¡Eres un lerdo, hasta yo corro más rápido que tú!
-¡¿Y cómo no? Si soy yo quien
carga las mochilas y tus libros!
-¡Lo de escaparnos fue tu idea,
ahora te aguantas!
-¡Si no me quejo Brooke pero por
lo menos ayúdame con el maletín de gimnasia que pesa mucho!!
El par de chicos pasaron agachados
frente a Tivi quien soltó una risilla al oírles discutir. La chica se volteó y
le guiñó un ojo poniéndose el dedo índice en sus labios en señal de silencio.
Tivi se tapó la boca con sus dos manitos, no quería hacer el menor ruidito para
que el vigilante de la escuela no descubriera a los escapistas que
desaparecieron corriendo calle abajo.
El chiquitín sonrió de nuevo
pensando que eso de escaparse de la escuela parecía divertido…quizá lo
intentaría un día!
Retomó su marcha y su mirada
llena de picardía era absorbida por el vaivén de transeúntes que le rodeaban
mientras su boca se entretenía degustando una enorme galleta de chocolate, un
delicioso regalo cortesía de su tía June. Ellos se conocieron cuando el gato de
la anciana se extravió y el pequeñín hizo de héroe rescatando al pobrecito
animal. Desde ese día, sin saberlo, June era responsable de que el traviesillo
escapara de casa casi todas las tardes a causa de sus famosas galletas de
chocolate, pero sobretodo a escuchar grandiosas aventuras sobre el tipo más
cool del mudo, un tal Neal Caffrey y el
súper-detective Peter Burke .
Tivi se detuvo en media acera, solo para dar otro enorme mordisco a su galleta,
pero de inmediato sintió algo raro. Dejó de masticar y metió sus deditos dentro
de su boca porque sentía que una piedrecita le estorbaba….pero las galletas las
galletas no tienen piedras ¿o si?
Los ojos de Tivi crecieron cuando
vio lo que tenía en la mano….era algo inesperado…aterrador…sorprendente…era…era..
Y si quieren saber lo que era…acompáñenme a leer el resto de la historia!
Awwwwwwwwwww.... está tan liiindo Tivi... tan dulceee.... Me lo puedo comer?!!! Un poquitito?!!! un poquitito chiquitito como él?!! jajajaj
ResponderBorrarQué buena forma de entrelazar todos los personajes!! GENIAL!!! =D
Camila