Padre moderno 17
Parte
de la mañana la pasaron en el pequeño charco como lo decían los mas grandes,
pero en la tarde se fueron a buscar algo más… Francisco se fue con todos sus
hijos apartándose un poco de la familia, sus hijos ya estaban grandes no quería
obligarlos a permanecer en un lugar en el que se estaban aburriendo… no los
había llevado para eso.
Caminaron
una hora por toda la montaña encontrando un pequeño estanque de agua bastante
clara, el agua caía de una pequeña cascada manteniéndola en constante
movimiento, la corriente de agua no estaba fuerte no había llovido en todo el
día. El estanque tenia pedazos hondos
donde Francisco apenas podía tocar, se podía ver todo el fondo por lo que en un principio pensaron que
estaría bastante bajito pero cuando Francisco se metió a confirmar vio que
el estanque era engañoso por lo que fue
midiendo donde podían estar los chicos y a donde no se tenían que acercar, había un pedazo en el que no pudo ni tocar el piso, lugar perfecto para
saltar.
Ricardo:
genial este lugar está perfecto, solo nos falta una enredadera para lanzarnos.
Antonio:
yo también me quiero aventar papá.
Francisco:
si puedes, pero espera… Ricardo ayúdale a subir a la piedra.
Ricardo:
ven, pero con cuidado.
Antonio:
si tendré cuidado.
Los
chicos ayudaron al más chico a subir, este se aventaba y Francisco lo sacaba
del agua, los cinco sabían nadar pero Francisco no se dejaba fiar por eso.
Francisco:
hija no piensas saltar?
Anabel:
no, yo prefiero quedarme aquí –estaba debajo de la caída de la pequeña cascada-
Permanecieron
por un rato pero empezaron a recoger sus cosas para bajar e ir a la casa antes de que les
agarrara la noche y no pudieran bajar porque
empezaba a oscurecer.
Antonio:
vamos a regresar mañana aquí?
Francisco:
si, nos venimos más temprano.
Luis:
y no te van a decir nada mis abuelos.
Francisco:
quieren quedarse en el charco todo el día?
Luis/Ricardo:
no
Antonio:
yo tampoco, aquí me gusto más.
Francisco:
y tu Anabel?
Anabel:
yo prefiero estar aquí… porque no les decimos y todos nos venimos?
Ricardo:
aag no, mis abuelos no nos van a dejar saltar.
Francisco:
igual hay que comentarles que encontramos un lugar… y ustedes están para
divertirse, pero tengan cuidado y sin estarce aventando para no tener
problemas. A demás a Eva le va a justar este lugar.
Ricardo:
pa. Mi abuelo es.. muy.
Luis:
amargado.
Ricardo:
aja
Francisco:
si su abuelo los escucha, les va a
soltar un buen ramazo en el trasero así que shuuu y tengan respeto es su
abuelo.
Anabel:
todo lo ve como si fuera malo o peligroso, es
su forma de cuidarnos.
Luis:
exagera.
Francisco:
su educación fue más estricta… así es, no lo van a cambiar, no puedes cambiar a
una persona de su edad.
Ricardo:
ya, por eso te metiste en tantos problemas con él.
Francisco:
por eso vivo lejos de su casa.
Luis:
jajaja que bueno, si no estaríamos todos los días con el culo rojo.
Anabel:
nalgas… son nalgas no culo… Luis esa boca.
Francisco:
así es Luis estarían con el trasero a
rayas todo los días, por eso cuida tu boca, hay palabras que a mí no me
molestan pero a tu abuelo si y ya sabes que él tiene la mano muy suelta y
reparte nalgadas o coscorrones.
Ricardo:
o jalones de oreja.
Luis:
o ramazos.
Anabel:
esa fue la abuela que no.
Luis:
a mí una vez me dio con una rama en el trasero, me dolió mucho.
Ricardo:
tú le dijiste viejo idiota.
Luis:
pues me apago mi video juego… además tenía 11 años…
Francisco:
se le fue poquito la mano, pero tú no tenías que ser grosero… pero aprendiste a
que no tenías que faltarle al respeto a un mayor, por las malas pero
aprendiste.
Luis:
muy, muy por las malas.
Siguieron
caminando hasta llegar a la casa cambiando ya de tema para no tener un regaño
por parte de los abuelos.
Diana:
Se divirtieron?
Ricardo:
si, encontramos un lugar muy padre.
Luis:
si.
Todos
los chicos se fueron a bañar y a cambiar para luego irse a una pequeña fogata
que estaban haciendo, estaban preparando galletas con bombones y chocolate.
Julián:
no van a poder dormir con tanto dulce.
Francisco:
es una fogata Julián no seas sangrón tú te las comías cuando tenías su edad no
salgas con tus tarugadas estamos aquí
para divertirnos. –Le dijo un poco retirado de los chicos, tampoco quería desautorizarlo,
eran sus hijos pero si le iba a dejar las cosas muy claras, ya que los niños
aun ni las probaban y ya les estaba llamado la atención-
Eva:
aaa me moría por comer estas cosas, aunque siempre he preferido que alguien se
acomida para hacérmelas.
Francisco:
no soy tu esclavo dile a tu marido que te los haga.
Sergio:
pero a ella le justa más como las preparas tu cuñado… verdad que si amor.
Eva:
aa es que a ti te quedan bien ricas.
Francisco:
aja. Es solo una galleta con un bombón y chocolate no tienes que hacer mucho.
Eva:
no seas sangrón y prepáralas.
Los
chicos solo soltaron una carcajada mientras
Francisco se dedicó a cumplir antojos.
Samuel:
tío puedo comer otra?
Francisco:
cuentas llevas campeón?
Samuel:
mmm tres.
Francisco:
ya fueron muchas… que tal si mañana te comes otra, sí. Para que no te duela la pancita.
Samuel:
mm está bien. –dijo triste-
Francisco:
Los demás están jugando, porque no vas con ellos.
Samuel:
si
Los
hijos de Francisco se pusieron jugar cartas con todos sus primitos pero sin
mencionar la palabra apuesta porque ni al abuelo ni a Julián le agradaba. Ya
pasando la media noche solo se quedó Francisco, su hermana y su cuñado en la
fogata hablando, los demás ya se habían ido a dormir.
Eva:
piensas llevar el luto toda tu vida?
Francisco:
no.
Sergio:
a… te la creo que lleve el luto… ha salido con muchas mujeres en este tiempo,
eso no es llevar el luto… y te aseguro que no es solo para invitarlas a cenar.
Francisco:
ese es mi problema.
Sergio:
ves… el condenado se va de paseo todas las noches…
Francisco:
oye como todas las noches… no salgo todos los días sabes, tengo que trabajar y
cuidar a mis hijos.
Sergio:
mmm eso me dice que ya te falta una buena noche… una que no sea para dormir… tu sabes.
Eva:
Amor no solo de sexo vive la gente… pero
si te falta una pareja hermanito no siempre van a estar tus hijo... tan solo
Anabel no creo que se vaya a quedar mucho tiempo ya tiene a su novio, ellos van
muy enserio.
Francisco:
si, y mi hija tiene mis bendiciones de hacer su vida aparte… no la voy atar a que
me ayude con su hermanos toda la vida… y dejen de preocuparse con quien estoy o
con quien no, cuando encuentre a alguien se los voy a comunicar.
Eva: bueno
será mejor que nos vayamos a dormir mañana hay que madrugar para que nos rinda
el día.
Apagaron
la fogata y se fueron a dormir. Muy temprano se levantaron todos a desayunar,
prepararon una canasta con bastante comida y se fueron al estanque de agua que había
encontrado aunque Luis y Ricardo no querían que sus abuelos fueran ya que la diversión
se las empezarían a quitar, pero al final no les pudieron decir que no.
Francisco:
Cambien esa cara.
Luis:
aaa es que ya no vamos a poder hacer nada.
Francisco:
no sufras antes de tiempo hijo.
Llegaron
y acomodaron todo el lugar, tenían que ser muy cuidadosos con los más chiquitos
ya que estaban en un lugar un poco alto y había lugares bastantes hondos así
que parte del día tuvieron a los pequeños en brazos o en la orillita.
Nicolás:
Chicos dejen de hacer eso se pueden lastimar.
Antonio:
mi papá nos dio permiso.
Nicolás:
usted está muy chico para estar haciendo eso.
Francisco:
papá yo lo estoy cuidando.
Francisco
estaba aun lado de sus hijos más por
Antonio que se divertía mucho saltando, ignorando un poco la opinión del abuelo.
Diana:
Francisco los está cuidando, déjalos divertirse.
Buena
parte de la mañana se la pasaron saltando o nadando, dejándolo por un rato se
salieron, sentándose en las rocas que estaban en los alrededores y se pusieron
a comer.
Francisco:
no comas en el agua Luis, salte a comer fuera.
Luis:
oo papá, pero… ya voy.
Ricardo:
aa yo quiero frituras.
Antonio:
yo quiero juego...
Francisco:
espera yo te lo sirvo.
Eva:
ya que estas tan acomedido sírveme a mí también.
Francisco:
hermanita que flojita te estás haciendo.
Eva:
se acomedido… anda, por favor.
Los
mayores estaban comiendo y hablando, los pequeños de Julián se pusieron a jugar pero cada vez que se acercaban
a las orillas peligrosas o se subían a una de las piedras grandes su padre los
bajaba de una palmada en el trasero.
Francisco:
Antonio ven por favor.
Antonio:
que paso?
Francisco:
deja de subirte a las piedras los chiquitos te estas siguiendo y a este paso
les van a dejar las nalguitas coloradas de tantas palmadas… si, por favor.
Antonio:
está bien… -se sentó a jugar en la orilla salpicando agua junto a los más pequeños-.
Me encanto espero la continuación.
ResponderBorrar