PALABRA EMPEÑADA
Capítulo
10
El
comportamiento de Dick fue tan bueno durante toda la semana que Bruce estaba
resuelto a levantarle el castigo al muchacho ese mismo sábado. Bruce sabía que
Dick no volvería a flojear con sus estudios, el chico le había demostrado que
era responsable muchas veces y esa no fue la excepción, Dick tenía 15 años, era
normal que cometiera algunos errores; además Bruce le había dejado claro que
debía priorizar sus estudios sobre juegos y distracciones y Dick lo había
aprendido, por lo que Bruce no veía sentido alargar el castigo, la lección
había sido aprendida como se esperaba y tras esa profunda meditación, Bruce
mirando el reloj de su despacho estaba impaciente por la llegada de Dick del
colegio. Jason y Tim ya estaban en casa, pero era viernes y los viernes Dick tenía
entrenamiento en ciclismo, que remedio no le quedaba otra más que esperar, pero
aun así volvió a mirar su reloj por millonésima vez, pensando que Dick seguro
estaba ya por regresar.
Queria
darle las buenas nuevas personalmente, y es que para ciertas cosas Bruce era
igual que los chicos, y dar buenas noticias era una de esas cosas y como tal,
no pudo esperar al sábado por la tarde para darle permiso a Dick para salir con
sus amigos. Alfred se sorprendió que Bruce no se lo dijera a Dick nada más
subir al coche aquella mañana que los llevó personalmente al colegio. Él ya
sabía de los planes de Bruce, porque era una de esas cosas que se cuentan en la
intimidad del hogar y se espera un consejo al respecto o incluso la aprobación
de un padre. Teniendo en cuenta lo que Alfred significaba para Bruce, pues
Alfred como de costumbre escuchó cuidadosamente los planes de Bruce para Dick y
estuvo de acuerdo. Después de todo Dick era a su sentir, un primor de niño, por
lo que aprobó el plan al 100 %, sabiendo de antemano que aquella decisión hacía
más feliz a Bruce que a cualquiera. Y es que Bruce se veía como un niño que
sabe que lo van a llevar a una heladería… muy contento.
Dick nada
más llegar a casa se quitó el elegante uniforme y tras darse un buen baño para
quitarse el sudor residual y el cansancio se zampó un bocadillo. Limpio y
alimentado, se puso con los deberes, como era su costumbre, Bruce al verlo como
habitualmente era, todo entregado a su trabajo no pudo concentrarse más en su
trabajo. solo pensaba en la cara de su hijo cuando le dijera que le levantaba
el castigo. Imaginaba a un Dick exultante, que lo abrazaba y besaba, y le decía
cuanto lo quería y lo buen padre que era, después de eso seguramente Jason y
Tim se les unirían en el abrazo y todos jugarían y bromearían felices, riendo a
carcajadas y saltando en el trampolín… toda una peli de Disney… ¿A caso no
puede un padre soñar?... pero tuvo que esperar.
Dick
acabó su tareas sobre las siete y media de la tarde, y para Bruce se le había
hecho eterna aquella espera, Alfred entraba y salía de vez en cuando del
despacho mirando de reojo a Bruce, sonriendo al ver que parecía un niño em la
mañana de Navidad esperando a que los padres le dieran permiso para abrir los
regalos, impaciente por la demora, sin disimular el mirar de rato en rato el
reloj de pulsera y movió la cabeza lentamente callando una risa, que por la
actitud del millonario, más bien parecía que al que le iban a
levantar el castigo era a Bruce Wayne en vez de a Dick, hasta que por fin hizo su gran entrada al
despacho de su padre.
- Bruce – Dick asomó la cabeza por el umbral del despacho – ya acabé con todas las tareas de la
escuela – le informó animándose a entrar al ver a su padre elevar la mirada
de donde la tenía – ¿Quieres que te
ayude con algo del trabajo, o quizás tengas algo de investigación que pueda…? –
le preguntó tan solicito como acostumbraba, Jasón hizo una mueca de disgusto en
el pasillo desde donde pudo oírlo. Vaya tonto tan arrastrado que daba asco,
pensó Jasón mirándolo con algo de desprecio y admiración… la ambivalencia entre
el orgullo y la envidia.
- No, hijo. Todo está bajo
control, anda, pasa quiero hablar contigo – dijo dejando patente la felicidad, Dick sonrió, era raro ver a
Bruce tan feliz. Pero era un “raro-bueno”, a Dick le gustaba ver a Buce más
informal y desenfadado – Tim ¿Por qué no
vas a ver que hace Jason? mientras yo hablo con tu hermano – le dijo a Tim
que estaba sentado sobre sus rodillas dibujando una especie de dinosaurio
robótico alienígena zombi. Producto de una brillante imaginación como todo niño
de su edad, un genio.
- Pero no acabamos mi dibujito
– puso morros.
- No pasa nada, Tim. Luego lo
acabaremos juntos te parece? – dijo Bruce dándole un beso
en la cabeza y bajándolo de su regazo –
Anda, que si Jason ha acabado los deberes se pueden ir a dar un chapuzón a la
piscina – y ahí iba, acababa de pronunciar las palabras mágicas, chapuzón
en la piscina y Dick hizo un gesto desenfadado, aquellas palabras parecían la
antesala a un desastre, una extraña premonición o simplemente una coincidencia
- Siiiiiii – y a Tim le faltó tiempo para salir corriendo mientras gritaba – Jason, Jason, Jason
- Jajaja – rieron Bruce y Dick al ver al pequeño saltar como un canguro del
entusiasmo. Acababan de tirar la responsabilidad a los hombros de Jason,
sabiendo que por cansancio acabaría diciendo que si.
- ¿Cuándo dejarás que vaya a
la piscina solo?. No conozco a nadie que le guste más nadar que a ese mocoso – dijo aún riendo Dick
- Cuando tenga 12 años, es la
misma norma para todos – Bruce seguía de buen humor – pero lo más seguro es que le pase igual
que a su hermano mayor, que una vez pueda ir sin permiso, deje de tener tanto
interés en la natación – agregó recordando viejos tiempos
- Yo jamás tuve tanto interés
como Tim por la piscina y además, sigo yendo a nadar al menos 4 veces por
semana – dijo a la defensiva.
- Jajaja tranquilo Dick
jajaja no te estaba riñendo ni nada por el estilo jajaja
- Ya claro – se cruzó de brazos y puso morros como había hecho Tim cuando le
había dicho que les dejara a solas. Cosa que hizo que Bruce se riera aún más y
al darse cuenta Dick de lo que había hecho, él también se rio. Dick pensaba que
era muy bueno que Bruce estuviera de tan buen humor. Ojala y ese humor se
prolongue por la noche y todo el sábado, tenía planeado pedirle al día siguiente
que le dejara ir al baile y necesitaba a su padre del mejor humor posible. Y él
estaba ahí para ganar puntos a su favor, menos mal que no tenía que preocuparse
por la actitud de sus hermanos ya que Bruce tenía una política. Si uno la
cagaba el enfado era individual, no colectivo, así que solo debía preocuparse
por su trasero
- Dick, el viernes pasado – dijo relajándose sobre el respaldo de su sillón mientras Dick hizo
lo mismo frente suyo – tú y yo tuvimos una charla no muy agradable… y bueno,
cuando subí a tu cuarto y vi que no había servido para nada nuestra charla, me
sentí muy decepcionado – Dick tragó saliva y bajó la cabeza avergonzado,
aquello era un mal augurio para sus propósitos – Pero que te quedaras en vela para hacer las tareas y todo tu
comportamiento esta semana, me han hecho recordar lo gran chico que eres – y
Dick levantó la mirada en automático, quizás se había equivocado de palpito – Y que no tengo motivos para no confiar
en ti – ¡bingo! aquello era música para su jóvenes oídos – Eres joven y cometes errores, pero eres muy
sabio, mucho más de lo que yo era a tu edad – aquello era un sueño hecho
realidad, papá estaba admitiendo que él tampoco era perfecto a los 15 años – y sabes darte cuenta que has cometido un
error y haces lo que es necesario para enmendarlo – Bruce pudo ver en el
lenguaje corporal de su hijo la exultante alegría, no era que solo se estaba
relajando de su previa rigidez.
- Gracias, papá – ahí estaba ese “papá” que le hinchaba el pecho de orgullo y
satisfacción – Pero es que llevabas
razón, no debí desatender mis estudios – dijo con mucha convicción, no
necesitaba mentir ni inventarse nada, lo sentía como cierto – Y aún no sé porque no me puse con la
tarea justo cuando me lo dijiste. Lo juro. No sé lo que diaabños me dio – y
lo miró con los ojos transparente cargado de dudas sobre ese tema
- Lo que te dio se llama
adolescencia, hijo – le
dijo Bruce con una sonrisa – Y me temo que ni siquiera tú eres inmune a ella jajaja
- Jajaja supongo que no – dijo ruborizado.
- Y bueno, eso me lleva a lo
que quería hablar contigo – y Dick calló de golpe,
atento a las palabras de su padre – Esta
semana me has demostrado que eres capaz de aprender de tus propios errores y
que no solo eso sino que eres capaz de enmendarlos y mejorar – Bruce hablaba
sin poder parar de sonreír, y a Dick de repente se le iluminó la mirada porque
acababa de darse cuenta de que era lo que su padre iba a decirle – Así que Dick, no encuentro motivo alguno
por el cual debas seguir castigado, así que mañana por la tarde podrás quedar
con tus amigos y salir a dar una vuelta como sueles hacer – entonces pasó
justo lo que Bruce había imaginado, Dick saltó de alegría, y sin darse cuenta
le dio un abrazo y un par de besos y empezó a darle las gracias
- Gracias, gracias, papá,
gracias, eres el mejor, papá. Ya verás cómo no te arrepientes, lo juro, papá,
gracias – decía, casi fuera de sí de
lo feliz que estaba, no había tenido que pedirle a su padre que le levantara el
castigo. Bruce lo había hecho sin más. Estaba claro que las buenas acciones
eran reconocidas y todo su esfuerzo por ser el mejor hijo del mundo habían sido
más que recompensados y ahí estaba ahora cosechando sus frutos.
- Ya, ya, hijo – dijo Bruce pero sin hacer una gran esfuerzo para separase de su
hijo, que lo estaba disfrutando, es que últimamente como que le costaba tanto
que ese muchacho diera algunas muestras de afecto físico por él, que por lo
general tenía que forzar la situación. Y si no fuese porque en casa era norma
recibir un abrazo y dar un beso de buenas noches antes de dormir, hacía ya
mucho que el único contacto físico que hubiese tenido Bruce con Dick, hubiesen
sido las nalgadas, nada más.
- Es que Esto es MÁS QUE
GENIAL PAPÁ – y Dick dio un brinco de
alegría, realmente estaba feliz. Era tan maravilloso lo que su padre había
hecho que le faltaba tiempo para contárselo a sus amigos – voy a llamar a Wally para decir que al final sí que podré ir al
baile del colegio – y se metió la mano en el bolsillo del pantalón y sacó
urgentemente el teléfono para llamar a su amigo. A Bruce de repente se le
frunció el seño ¿Baile?... ¿Cual baile? ¿Quién ha hablado de baile?
- ¿Baile? – dijo Bruce sujetándole la mano para que no marcara el teléfono de
nadie todavía.
- Sí, el baile papá, estoy en
noveno grado, este año ya puedo asistir a los bailes de la escuela, además eso
ya lo sabías, si informaron de estas actividades a todos los padres al inicio
del año escolar – Dick dijo como si su padre
de repente fuera un ancianito con Alzheimer. Bruce se dio cuenta que su hijo
llevaba razón. Su pequeño ya podía ir a un baile con…con… CON CHICAS, ¡OH! por
Dios, él no estaba preparado aún para eso. Dick era muy joven para meterse en
líos de faldas. Su sucia mente se trasladó a sus años de loca juventud, no en
vano, alguien dijo que el ladrón cree que todos son de su condición – ya verás, cuando le cuente a los chicos
que me levantaste el castigo y que puedo ir a la fiesta con ellos – Dick
estaba super feliz. Tanto que volvió a calcar un beso a su padre y apretarlo
como nunca contra su pequeño pecho, y a Bruce le dolía tener que decirle que no
podía ir a ese baile, porque según él era aún muy pequeño para ese tipo de
actividades; ni loco lo iba a dejar ir a un baile con chicas, pero Dick no
había notado el cambio de humor de su padre y siguió con toda la ilusión,
contándole lo maravillosa que sería esta experiencia para él y sus amigos – y
este año la escuela invitada es la Academia Shawcross, papá. Dios, esas chicas
son todas tan, tan… – Dick estuvo a puntito de decir calientes, pero supo rectificar
a tiempo – guapas. Y Tara, va a estar
allí, ¿Te lo imaginas? Tara – dijo sin dejar de sonreír embobado
iluminándosele la mirada de pura efervescencia adolescente – ¿Te acuerdas de Tara, papá? – y un Bruce malhumorado hizo una
mueca, que se se acordaba de ella?, ¿Cómo iba a olvidar a esa pecosa descarada?.
Hacía un par de años que esa pequeñaja había puesto los ojos en Dick y parecía
que lo devorara con la mirada, demasiado pequeña para mirar así a un chico, y
mucho menos a su chico, mucho taco para tamaño pie pensó Bruce, que ya no se
veía tan contento.
- Dick, lo siento pero eso
del baile – realmente odiaba negarle
algo que le hacía tan feliz, pero es que era aún muy joven y él conocía bien
ese tipo de bailes, y siempre acababan con peleas y algún graciosillo que ponía
alcohol en el ponche y… ni modo que fuera a dejarlo ir – no va a poder ser, aún eres muy joven para un baile con chicas – y
ahí iba el primer revés de la noche. Dick se desinfló de golpe, que desinflar,
reventó como un globo de helio, haciendo BUM su pequeño corazón.
- ¿Pero porqué? si es en la
escuela – protestó totalmente
confundido. Aquella era una actividad escolar, bueno extra escolar. Pero en
algún momento tenía que suceder, y si la escuela que lidiaba con chicos de su
edad todos los días, lo veía normal, ¿Por qué carajos su padre no podía aceptar
ese hecho simplemente?
- Pero sin profesores
¿verdad? – Bruce alzó una ceja. A
veces a sus hijos se les olvidaban que él había ido a esa misma escuela cuando
era pequeño y sabía muy bien cómo funcionaba. Y si los muchachos estaban
deseando llegar a noveno curso era precisamente porque era cuando empezaban a
haber actividades en las que también participaban las chicas de otras escuelas,
como el teatro, algunas excursiones y los bailes sin adultos.
- Pero en la escuela, papá – protestó poniendo pucheros, si quería demostrar que ya era mayor,
estaba equivocándose la estrategia, pero los aspectos viscerales de su
frustración y su enfado estaban fuera de su control mental, como cualquier otra
persona
- Más adelante podrás ir,
cuando seas un poco mayor y… – Bruce estaba rebuscando las
palabras adecuadas para hacer menor dolorosa la reafirmación a la negativa, que
ya había sido soltada.
- Entonces dirás lo mismo,
siempre dices que no cuando se trata de hacer algo divertido – Dick ya no estaba en shock o triste, estaba enfadado. Su padre
era super injusto – todos mis amigos van
a ir. ¡TENGO 15 AÑOS papá, no soy un bebé! Además sabes que soy muy
responsable, tú mismo lo has dicho antes – esa hubiera sido una buena
estrategia de ser Bruce como cualquier otro padre primerizo con un currículo
limpio sobre su juventud. Pero no era así, Bruce Wayne ostentaba un curriculum
bien corrupto a lo que se refería a asuntos del corazón y líos de faldas y
brasiers
- Richard – y ahí estaba su padre llamándolo “Richard”, se dijo así mismo
Dick. Bruce siempre hacia lo mismo, lo llamaba Richard y ponía cara de pocos
amigos, y daba por acabada la conversación. Solo porque sabía que no tenía
razón. Estaba siendo injusto y utilizando su posición de poder como ventaja – lo siento, hijo. Pero no voy a cambiar de
opinión – le dijo, sosteniéndolo de los hombros para que prestara total
atención a sus palabras. Discutir estaba fuera de foco
- Creí que habías dicho que
ya no estaba castigado… eso fue lo que dijiste ¿O me estoy equivocando? – agregó tratando de sonar sereno, quizás si razonaba con madurez su
padre le concediera al permiso, aunque su padre se lo estaba poniendo muy
difícil.
- Y no lo estás – confirmó lo que inicialmente le dijo. Él era un hombre de palabra,
sobre todo con sus hijos y si decía que levantaba el castigo, lo hacía con sus
cinco sentidos – si quieres salir por la
tarde mañana, tienes mi permiso, y ya no es necesario que vengas directo a casa
de la escuela... regresa tu hora de paseo habitual – añadió pacientemente
leyendo el lenguaje cuidadosamente corporal de su hijo – Que no te dé permiso o no para ir a ese baile no tiene nada que ver con
que estuvieras castigado Dick, ese no fue y no es el punto – recalcó para que
su hijo entienda su punto de vista – yo
NO te hubiera dejado ir a ese baile ni a ningún otro aunque no te hubiera
castigado. y NO IRAS simplemente porque Eres muy pequeño aún para hacerlo – eso
era humillante y obviamente Dick reaccionó de la peor manera. ¡Al carajo la
madurez y la serenidad!. Que su padre le acabara de decir que aún era pequeño
fue el detonante para que Dick se comportara como tal y le diera una tremenda
pataleta y así su padre solo veía confirmadas sus palabras, era aún muy
pequeño. Por desgracia, Dick estaba demasiado crispado para darse cuenta de
todo aquello.
- ¡NO! ¡NO ¡NO! PAPÁ, NO…
ESTAS EQUIVOCADO, MUY EQUIVOCADO – dijo
dando un pisotón en el suelo – Y el
hecho de que los de noveno curso ya podamos ir A UNA FIESTA LO DEMUESTRA. Demuestra
que no lo soy. Todos ven que ya no soy un niño pequeñito, todos menos tú.
- PUES MAL POR TI, SINO LO
ACEPTAS – ahora Bruce fue él que alzó
la voz – porque yo soy TU PADRE y él que
te tiene que dar permiso. Y Richard, que se TE grabe bien, NO LO TIENES – a
esas alturas Dick estaba ya rojo de rabia. Estaba a punto de soltar sapos y
culebras por su boquita cuando Bruce alzó una mano para indicarle que no le
interrumpiera – Y déjalo ya Richard,
porque no voy a cambiar de opinión y solo vas a lograr que me enfade contigo.
-
¡Te odio! – rechinó los dientes, con
las lágrimas ya derramándose por su cara.
Dick se
echó para atrás cuando su padre quiso tomarle de la mano para hacerle entender
su punto de vista y que podía canjear aquella fiesta por otra en casa bajo su
supervisión. Pero Dick no era adivino. Y pensó que cualquier cosa que quisiera
decir terminaría en saco roto. Dick estaba demasiado dolido para seguir
prestándole atención a su padre. Y herido así como estaba, sacó lo peor de ser
adolescente: las ansias de la venganza
incontrolable ante la injusticia sufrida. Y tanto que se vengó. Se vengó
hiriendo a su padre en lo más profundo. Donde más duele. Porque Batman podría
ser el caballero de la noche, el hombre frio y calculador que dejaba a las
mujeres tiradas en el camino como pétalos arrancados de un tallo. Pero en
cuestión de hijos, no era inmune al dolor, su amor era sincero y eso lo hacía
vulnerable. Porque lo que otros no podían, ellos si podían. Sus hijos eran los
únicos capaces de minar su fortaleza con tan solo sus actos o sus palabras. Y
en ese instante Dick lo hizo
-
TE ODIO TANTO SABES?… TU NO TIENES DERECHO A DESTROZARME LA VIDA.
TÚ NO ERES MI PADRE – le gritó a la cara, una
verdad que Bruce no podía negar. Su relación había empezado como una relación
de pura camaradería y el hecho de que Dick le llamara Bruce confirmaba que no
era una relación paternal 100x100, al menos no, al principio. Pero no tuvo tiempo
de decir nada a cambio porque Dick estaba fuera de sí – MI PADRE ME HUBIERA DADO PERMISO PORQUE HUBIERA CONFIADO EN MI Y EN
SU MANERA DE EDUCARME, EN CAMBIO TU… ¡TU NO QUIERES QUE YO SEA FELIZ!... PORQUE
CREES QUE SOY UN ESTÚPIDO QUE SE METERÁ EN LÍOS COMO TU A MI EDAD…YO NO
SOY TÚ, BRUCE… MI PADRE ME EDUCÓ MEJOR QUE A TI EL TUYO – y si a Bruce no le había dolido suficiente
que le dijera que no era su padre, que le dijera que su difunto padre había
sido un mal padre acabó de matarle.
Y Bruce
se quedó en shock, las palabras de Dick le dolieron como un puñetazo en medio
del estómago y no supo que decir ni que hacer. Se quedó petrificado mientras
veía como Dick salía llorando del despacho lo más rápido que podía sintiendo su
corazón en la boca. Lo siguiente fue oír un sonoro portazo tras entrar Dick en
su habitación y aunque Bruce odiaba que dieran portazos, entendía el disgusto
del chico, y no quería (ni tenía fuerzas) seguir discutiendo más con él. Solo
esperaba que algún día su hijo lo entendiera. Aunque algo le decía que ese día
no estaba muy cerca.
¿Pero a quien quería mentir?... La verdad amarga era que
su hijo acababa de lastimarlo. Bruce se debatía si replantearse su actitud
frente a esa fiesta. Estaba claro que su hijo estaba muy dolido. ¿Pero valía la
pena romper su palabra y dar su brazo a torcer y poner a prueba la madurez de
su hijo dándole el beneficio de la duda? Además también estaba la falta de
respeto y el daño causado por las palabras de aquel mocoso ¿Debía premiar esa
actitud dejándolo ir al baile? Bruce siempre había hecho prevalecer su
autoridad sin aceptar reproches o discrepancias al respecto sin ningún problema
¿Entonces porque le resultaba ahora tan difícil obligarlo a cumplir sus
ordenes?, ¿Quizás por qué era algo que no quería, o lo que es peor, no
sentía?...
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