EL PEQUEÑO DE LOS CULLEN
I
Hoy será… Interesante.
Sip, sé que repito mucho estas palabras y que son lo
primero que pienso cada día al levantarme de la cama pero no pueden culparme
por seguir esperando que suceda… No es que mi vida no sea interesante, claro
que lo es pero… bueno, vivir con vampiros se ha vuelto un poco (demasiado)
normal y francamente aburrido. Uno pensaría que vivir con gente inmortal es lo
más top de la existencia y quizás si lo sea pero no con mi familia. Ellos no
son la clase de vampiros que dejan acompañarlos por las noches mientras cazan,
ni la clase de familia que se desentiende de ti por el simple hecho de estar
muertos. Ellos se preocupan, demasiado si me preguntan (cosa que nadie hace,
claro)
Quizás soy un malagradecido y un tonto por no
apreciar lo que ellos hacen por mí, pero hey, solo tengo 16 años y soy humano.
Cometo errores y digo estupideces todo el tiempo so… Me gustaría tener más, más
con ellos y más… con mi propia vida. Tan solo quiero vivir una aventura como
esas miles que ellos ya han vivido y también quiero…
“¡Ian! ¡Me voy en
5 minutos con o sin ti!” se escuchó gritar al malhumorado Edward en toda la casa
y el chico pone los ojos en blanco mientras aprieta la pluma con la que ha
estado escribiendo en su diario por los últimos cinco minutos.
“¡Ya voy!” le
grito de vuelta a su hermano mayor y gruñe pensando en que nunca lo dejan
escribir. Siempre hay un lugar donde ir o una tarea que atender pero nunca
tiempo para su diario, a veces se preguntaba si su padre se lo había regalo tan
solo como una broma cruel.
Justo cuando estaba tan inspirado para escribir la
verdad…
Derrotado y sin
más, puso el diario en su lugar (debajo de su almohada, donde nadie podía
tocarlo) agarro su mochila y bajo corriendo las escaleras de la casa con toda
su energía; todos estaban ahí ya, no desayunando comida normal como haría
cualquier otra familia sino bebiendo copas de sangre del alce (¿o era un oso?)
que sus padres habían cazado el fin de semana.
“Buen día,
familia.” Les dijo con su mejor sonrisa, esa con la que siempre esperaba
demostrarles que estaba bien, más que bien, mirándoles mientras se alimentaban
con su elixir de la vida.
“Buen día,
cariño.” Dijo Esme, acariciándole el brazo cuando paso junto a ella para llegar
hasta la mesa de la cocina donde estaban sus cosas; una manzana roja tan
brillante que vio su reflejo en ella justo antes de morderla, un vaso de zumo
de naranja al que solo dio 2 sorbitos y una bolsita de papel que contenía su
almuerzo, ósea un emparedado y un vaso con ensalada de frutas o quizás alubias.
Malditas alubias.
“Buen día, papá…
Bonita corbata.” Dijo a Carlisle Cullen cuando este se aproximó a la cocina
para entregarle una píldora que debía tomar, el chico la acepto de mala cara
pero se la tomo enseguida mientras el vampiro al que consideraba su padre le
sonreía.
“Gracias por el
cumplido, hijo… seguro que las enfermeras la amaran también.” Dijo con gracia.
“Espero que no
demasiado.” Comento su esposa por detrás y todos rieron antes de que ambos se
besaran. El niño aparto la vista más por incomodidad que por asco cuando su
hermana Alice se aproximó.
“¿Ian? ¿Por qué
te pusiste esa camiseta?” exigió saber.
El chico se
encogió de hombros mientras se acababa la manzana.
“¿Qué tiene mi
camiseta?”
“¿Qué tiene?”
ella rio pero no feliz, más bien enojada. “Es horrible, esa camiseta no va con
esos jeans de 200 dólares, que… ¿Qué hiciste con las camisas Calvin Klein que
te compre?” exigió saber.
El volvió a
encogerse de hombros.
“Están en mi
closet… creo…”
“Jaja” rio Emmett
desde atrás y Alice lo miro con furia asesina para callarlo antes de volver su
atención al chico.
“Debes ponerte
una de esas.” Le dijo, más bien le ordeno.
Ian puso los ojos
en blanco, le hartaba que su hermana se pusiera en plan de policía de la moda
por cualquier tontería. Por suerte, su padre intervino.
“Alice, deja que
tu hermano use lo que quiera…” dijo a la chica.
El niño le
sonrió.
“Gracias, papá”
le dijo, enserio agradecido pero ese sentimiento cambio cuando su padre le
indico con dos dedos que lo siguiera a su oficina de nuevo. Lo hacían todos los
días desde “el accidente” y como todos los días, no pudo dejar de seguirlo,
solo quejarse.
"¿Enserio
tenemos que hacer esto todos los días?" pregunto fastidiado y arrastrando
los pies al interior de la oficina pero su padre solo se río.
"Son órdenes
del doctor, querido." dijo Carlisle y abrió el cajón de su escritorio de
brillante roble y de allí saco una cajita de plástico. Un pastillero que
incluía todas y cada una de las pastillas que su hijo podría llegar a necesitar
durante el día, él tomaba de su mochila cada día tras la escuela y lo rellenaba
con los medicamentos necesarios para estar seguro de que su pequeño estuviera
bien.
"¿Los
dolores de cabeza siguen siendo fuertes?"
"No, ya casi
ni los siento." Mentira, sí que los sentía y mucho pero no iba a
admitirlo. Estaba cansando de que lo trataran como un niño de cristal.
"¿Has tenido mareos? ¿Confusiones?"
"Solo con
las mates pero..."
"Hablo
enserio, hijo,"
"Y yo
igual..." sonrió pero la cara seria de su padre le corto las alas.
"Enserio, papá... Estoy bien, Solo me tomo estas cosas porque mi doctor es
un poco... Cof demasiado cof... Paranoico." dijo con gracia y puso el
pastillero dentro del bolsillo interno de chaqueta.
Carlisle río de
nuevo.
"Mejor
paranoico que poco interesado, es mas, creo que ya va siendo hora de actualizar
tus exámenes. ¿Porque no te pasas por el consultorio mas tarde?" dijo como
broma pero al ver el rostro en pánico del chico, se dio cuenta de que no lo
había entendido y eso le hizo reír un poco mas.
"Bromeo,
hijo." le aseguró.
El chico sintió
que el alma le volvía al cuerpo. Enserio no podía imaginarse otra tarde siendo
picoteado por agujas de todos tamaños y respondiendo preguntas tan intimas como
el color de su mierda.
"Contigo
nunca se sabe, papá... No es como si tuvieras experiencia siendo bufón de la
corte o algo así."
Carlisle sonrió
de nuevo.
"Fui medico
de un rey ¿sabes?"
"¿Sí?"
y miro a su padre con mucho interés. Amaba escuchar sus historias del pasado
tanto como odiaba no haber estado ahí para vivirlas. Solo podía hacerlo al
escucharlas. "¿De cuál fue?"
"Ah,
pues..."
” ¡Ian! ¡Ya es
tarde!" se escuchó gritar a Edward con desesperación y el chico puso los
ojos en blanco.
"¿Ves lo que
tengo que soportar por no tener un auto propio?" pregunto a su padre.
Carlisle extendió
una sonrisa. Adoraba la forma tan inteligente que ese niño tenía para volver a
ese tema en particular.
"Mi corazón
sufre por ti, hijo... Pero no va a pasar."
"¿Porque no?
Ya tengo 16 años y todos en mi clase tiene un auto."
"Lo tienen
porque sus padres se loa prestan como yo con tus hermanos."
"¿Enserio?"
pregunto lleno de ironía, no se podía creer que su padre fuera tan inocente o en
todo caso, tan cruel para querer engañarlo.
Carlisle tuvo que
luchar por mantener la calma.
"Si y no voy
a volver a hablar de este tema contigo, hijo. Ya lo hicimos muchas veces."
"Pero..."
"¡Ian!"
volvió a gritar Edward y esta vez hizo sonar muy claro que lo mataría si no se
apresuraba. Así que el chico no tuvo de otra más que resignarse aunque eso no
significaba que no estuviera maldiciendo a Edward dentro de su propia cabeza.
"Mejor me
voy ya." Anuncio.
"Si, ve y si
necesitas algo..."
"Si, si...
Te llamo." le dijo y salió sin mirarle. Carlisle se quedó mirando fijo, no
le gustaba discutir con el chico pero tampoco podía darle todo lo que quería a
manos llenas, sobre todo cuando... ¿Qué
estaba haciendo con él?
El chico corrió
fuera de la oficina, dio un beso en la mejilla a la vampira que consideraba su
madre y salió corriendo de la casa. Sus hermanos ya estaban arriba del flamante
Volvo, Emmett le había ganado el lugar del copiloto pero al menos Jasper había
tenido la cortesía de esperarlo fuera con la puerta abierta. El sí era un
caballero.
"Gracias"
le dijo al subirse al auto. Jasper asintió y rodeo al auto para subirse al otro
lado y así dejarle la ventana y estar cerca de su chica.
Alice no se
recorrió cuando el niño subió, al contrario. Se puso más rígida de lo normal y
apenas el chico cerró la puerta, ella le entro algo cuidadosamente doblado.
"Ten, ponte
esto." Dijo y el chico no tardo en ver que era aquello y hacer una mueca
de completo asco.
"No voy a
usar una bufanda, ni siquiera hace frio... Se van a burlar de mí."
"¿Y a quién
le importa lo que digan los demás?" preguntó ella y el chico no pudo dejar
de pensar en que eso era algo que solo un vampiro con forma adolescente diría.
Para ellos era fácil, habían pasado por la experiencia de secundaria unas 200
veces y habían madurado lo suficiente para tener una gran confianza. ¿Pero él?
Aquella era su primera y quizás única vez en secundaria y no quería arruinarla.
¿Porque ellos no lo entendían?
"Odio las
bufandas, por favor no me obligues a usarla."
"No te vas a
morir por vestirte bien ¿sabes?"
"Quizás sí,
mira como acabamos nosotros" dijo Emmett desde el frente y tanto Alice
como el chico lo miraron enfadados.
"¿Y tú
porque estás aquí?" exigió saber Ian.
"Auch, yo
también te quiero hermanito."
"No,
yo..." se río, ese Emmett era un tonto. "Digo que porque vienes con
nosotros... ¿Y tú auto?"
"Rose lo
tiene." Anuncio.
"Oh... ¿Se
pelearon?"
"¿Cuando he
peleado yo con mi chica?" pregunto con incredulidad y todos se rieron.
Hasta Edward pero el único que tuvo algo que decir fue Ian.
"Todo el
tiempo, se pelean tanto como esas parejas de ancianos que salen en la TV y...
Ugh" hizo una mueca de asco. No solo porque ver a sus hermanos basándose
todo el tiempo era raro, también. Porque no se podía imaginar a si mismo
saliendo de esa forma con alguien como Rose, ni como Alice, ni como ninguna
otra chica en realidad.
"Jaja"
Jasper río alto. "Nuestro hermanito se olvida de que llevan ya 80 años
juntos."
"65,
65" se jacto con orgullo y entonces se giró sobre su asiento y le dio una
palmada en la pierna a su hermano.
PLASS
"¡Eh!"
chillo el niño, a veces sus hermanos se olvidaban de que era solo un humano y
no otro de ellos.
"Mejor que
me hables con mas respeto, jovencito... porque este abuelo aun te puede patear
el culo cuando quiera." le dijo con su mejor imitación de un hombre
anciano que a perdido todos los dientes.
El chico no se
quedó quieto y le devolvió el golpe en forma de un fuerte puñetazo en el
antebrazo.
"¡Idiota!
¡Me dolió!" le grito.
"Jaja...
Bu-ju, pobre bebé."
El chico le dio
otro puñetazo y luego otro pero su hermano no dejaba de reírse. Sus golpes
seguramente no eran más que caricias para él y eso lo frustraba. Siempre lo hacía.
"¡Arg! ¡Eres
tan idiota!" y finalmente se rindió. Se hecho hacia atrás en el asiento y
se cruzó de brazos, enfadado.
Emmett se sintió
un poco mal por meterse con él, aunque era divertido quizás era demasiado para
el pobre.
"Oh, vamos...
No te enojes, cachorrito. Solo estoy jugando un poco contigo."
"Vete a la
mierda, Emmett." le dijo. Odiaba que le dijera cachorrito y no se lo iba a
pasar otra vez, así que se puso los auriculares y desvío la mirada hacía fuera
en la ventana con toda intención de ignorarlos; Emmett con sus tonterías, Alice
con sus cosas de moda... Lo agobiaban y ni siquiera les importaba.
Jasper trato de
hacer conversación con su hermanito pero ni siquiera a él le prestó atención
ya.
"Bien hecho,
Emmett..." dijo con reproche.
"Oh vamos,
yo solo..." El vampiro rugió y devolvió la vista al frente. Tendría que
pensar en una forma de en contentarse con el chico y mejor que fuera antes del
final del día o Carlisle lo matarla. No molestar al niño era la regla #1 de su
hogar.
Wooo me encanto! Buena propuesta de historia!
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