Nuevas reglas, nuevos castigos
Capítulo 9
Otro fin de semana encerrado en casa, y ya van tres
seguidos. No quiero quedarme sin convivencias por lo que le hago caso a mi
padre y avanzo en la lectura de la novela. También estudio, sin que mi padre lo
sepa, lengua e historia. Ya me han dicho las fechas de los exámenes de
recuperación, serán después de Semana Santa, y tengo que aprobarlas.
El domingo por la tarde mi padre se apiada de mí y me
propone salir a dar una vuelta, vamos a un parque que está a unos diez minutos
en coche y en el que hay muchos caminos. Paseamos y charlamos un rato, después
tomamos un helado. Me encanta que pase tiempo conmigo, agradezco esta parte de
la nueva faceta de mi padre.
Natalia: Adrián,
vamos levanta.
Otra vez lunes, ¡no! Y además hoy o mañana mi padre
recibirá las notas. No quiero enfadar a Natalia, hoy no, me levanto,
refunfuñando, pero lo hago.
Me cuesta concentrarme en las clases, me comen los
nervios por no saber qué día llegarán las notas, pero consigo pasar el día sin
ningún aviso. Por la tarde sigo leyendo la novela, estoy en ello, en el salón,
cuando llega mi padre. Me da un abrazo y me pregunta por mí día, ¡uf!, aún no
ha visto las notas.
El martes pasa un poco mejor, por la tarde tengo clase de
tenis y el deporte siempre me ayuda a relajarme. Llego a casa y me voy a mi
habitación, a estudiar. Mi padre entra sin llamar, enseguida veo que está
enfadado.
Carlos: Hola
Adrián. ¿Estás estudiando? ¿Historia?
Adrián: Hola papá,
has visto las notas, ¿verdad?
Carlos: ¿Desde
cuándo las sabes?
Adrián: Desde la
semana pasada.
Carlos: O sea, que
cuando me pediste salir el viernes tú ya sabías que no sólo ibas a suspender
lengua, ¿y decidiste ocultármelo?
Adrián: Sí papá, lo
siento. Quería que me dieras permiso para salir el viernes y no me atreví a
contártelo. Además sabía que de todas formas te ibas a enterar cuando llegaran
las notas.
Carlos: Enséñame
todos los exámenes, ¡ahora!
Saco los exámenes que tengo guardados en mi escritorio,
algunos ya los ha visto, otros no.
Carlos: ¿Un 1 en
lengua? ¡Adrián!, eso significa que no estudiaste nada.
Adrián: Como de
todas formas iba a suspender no le dediqué tiempo, ahora sé que me equivoqué,
no tendré que examinarme sólo de la novela sino que también tendré un examen
del temario. Para historia estudié aunque no me dio tiempo de mirarme todos los
temas, había demasiados y yo lo llevaba fatal, pero he mejorado y el profesor
me ha dicho que me guarda la nota del proyecto. Los demás están todos aprobados
y he remontado tres de las cinco asignaturas que había suspendido en la
preevaluación.
Carlos: ¡Me
mentiste Adrián! Cuando te pregunté me dijiste que los exámenes te habían ido
bien, y los escondiste a propósito, ocultar es como mentir. A partir de ahora
quiero ver cada examen que hagas el mismo día que te lo entreguen. Y añade una
regla más al cartel.
Adrián: Lo siento
papá, de verdad. La semana pasada, cuando acabamos los exámenes ya empecé a
estudiar para las recuperaciones, además de leer la novela, y este fin de
semana he avanzado bastante.
Carlos: Y espero
que eso siga pasando lo que queda de semana. Te iré preguntando lo que hayas
estudiado para asegurarme que de verdad lo estás haciendo, ya no sé si debo
seguir confiando en tu palabra.
Esta última frase hace que se me salten las lágrimas, ya
no confía en mí. Eso me afecta, aunque tampoco me extraña, lo raro es que hasta
ahora lo hiciera, con las cagadas de los últimos meses no sé ni cómo me
aguanta. Mi padre tira de mí hacia él y me atrapa en un abrazo.
Carlos: Ya está
Adrián, ¿por qué lloras? ¿Qué pasa?
Adrián: Lo siento, siento
haberte decepcionado, yo quiero que confíes en mí.
Carlos: Shh, te
quiero mucho, lo sabes ¿verdad? Confío en ti ¿vale? Pero quiero asegurarme de
que vas a recuperar las dos asignaturas. Si veo que vas mal te ayudaré a
estudiar para que apruebes y por eso te preguntaré.
Adrián: Vale. Yo
también te quiero y quiero que vuelvas a estar orgulloso de mí, te demostraré
que soy responsable.
Mi padre suspira. Seguimos abrazados, he enterrado mi
cara en su pecho, me besa en la cabeza.
Carlos: Has crecido
tanto. Te has convertido en un adolescente, has entrado en una etapa rebelde,
sé que a esta edad no siempre se piensa con claridad y es normal que cometas
errores. Pero yo estaré a tu lado, como te dije, para lo bueno y lo malo.
Adrián: ¿Y ahora
viene lo malo?
Mi padre sonríe, me separa y se sienta en la cama.
Carlos: Vamos, te
dejo pasar la mentira. Serán 20 nalgadas por cada examen suspendido, sobre el
boxer, eso es lo que pasará a partir de ahora cada vez que suspendas, aunque
espero que no vuelva a pasar. Pero ten en cuenta que la próxima vez que me
ocultes una mala nota te castigaré por ello y se sumarán 20 más.
Me acerco a él, me bajo los pantalones y me tumbo sobre
sus rodillas, suspiro, he conseguido retrasar unos días el castigo, pero ya
sabía que terminaría así. Mi padre me acaricia la espalda, como siempre antes
del castigo.
Carlos: Adrián,
¿por qué te voy a castigar?
Adrián: Por no
estudiar y suspender dos exámenes, y por mentirte. Bueno, me has dicho que esta
vez me dejas pasar el habértelo ocultado, sólo quiero que veas que sé que no
debo hacerlo más. Lo siento papá, de verdad, no volverá a pasar.
Deja quieta la mano y me sujeta. Me agarro a la almohada,
si sigo así tendré que cambiarla porque acabará destrozada.
PLAS, PLAS, PLAS, PLAS,
PLAS, au, PLAS, PLAS, PLAS, ai, PLAS, PLAS, au
PLAS, PLAS, ai, papá, PLAS, PLAS, duele, PLAS, PLAS, PLAS, au, au, PLAS, PLAS, ai, PLAS, ai
PLAS, PLAS, snif, PLAS, PLAS, no más, PLAS, PLAS, PLAS, para,
PLAS, por favor, PLAS, PLAS, snif
PLAS, PLAS, snif,
PLAS, PLAS, snif, PLAS, PLAS, PLAS, buaaa, PLAS, PLAS, PLAS, buaaa, buaaa, buaaa
Termina el castigo, me levanto, me pongo bien el pantalón
y me froto el trasero, al principio me daba mucha vergüenza hacerlo. Mi padre
me abraza y me acaricia.
Carlos: Ya está,
shh, todo perdonado ¿vale? Vamos campeón, hoy no he sido tan duro.
Es verdad, hoy me ha pegado con menos fuerza que otras
veces, eso no significa que no me haya dolido pero pasará antes. Le devuelvo el
abrazo y me voy calmando.
Carlos: Tienes que
añadir una nueva norma al cartel, no se te vaya a olvidar.
Le sonrío, me separo y quito el cartel de la puerta, lo
llevo a mi escritorio y añado la nueva regla. Después lo vuelvo a colgar.
Mi padre me pide los resúmenes de los capítulos que he
leído de la novela y le explico lo que he leído hasta ahora, después me
pregunta los temas que ya he estudiado de historia y de lengua, lo tengo todo
bastante avanzado. Me promete que si sigo así me dejará ir a las convivencias
de la próxima semana.
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