Capítulo
13
-Espero
que no hayan ido a hacer algo malo porque donde me entere de que están en algún
problema o en algo que no deben voy a decirle a su papá para que les dé una
buena paliza. -¿Entonces era ella la que me parecía una mamá tierna?
Cuando
terminó de decir eso se me erizó la piel, me subí el pantalón y me fui al
cuarto que compartía con Hernán. Ponerme a reflexionar y escribir de lo que
había aprendido en estos días podía ser una idea tonta, pero era la única que
se me ocurría…
Empecé
pensando en las diferencias que notaba entre mi vida y la de Gabriel y de todas
las responsabilidades que él tenía… siempre me parecieron algo injustas. Sus
padres, eran igual o más bravos que los míos, pero también más sinceros.
El
resto del día fue bastante monótono, me quedé en la casa con la mamá y los
hermanos de Gabriel y en un momento jugamos parqués y al final nos fuimos a
dormir. Hubo un rato en el que hablamos Gabriel y yo, empezamos a volvernos
amigos.
Al
otro día me desperté temprano, ya había aprendido la rutina. Hernán se portaba
extraño conmigo, se sentía incómodo porque yo no era su hermano. Era lo normal,
yo también estaría fastidiado si la situación fuera al revés…
-Si
quieres mi hermana y yo podemos ir solos al colegio -Me dijo levantando los
hombros. Su cambio de comportamiento era abrumador.
-No
tengo problema con eso -En realidad si lo tenía, estaba esperando a que me
rogara más, pero, no lo hizo.
-Está
bien, Gabriel siempre nos lleva… lo extraño -Lo dijo algo triste, eso me
molestó… hasta ahora se daba cuenta que yo no era su hermano y ahora si se
hacia el bueno.
-Me
imagino -Lo dije algo enojado -Yo también odio estar aquí niño, viven en la
mierda, en todos los sentidos que le quieras encontrar.
-Pues
disculpa que justo hayas venido a parar a esta casa… -Empezó siendo irónico.
-Se nota que no sabes nada de la vida, ni sabías hervir agua.
Puede
que lo que intentaba decir fuera verdad, pero, solo me limite a reír… el no
entendía que realmente no eran habilidades que me servirían después. Siempre
podía contratar a alguien que cocinara y limpiara por mi… no necesitaba saber
las rutas de los buses si tengo un carro con GPS y menos conocer los barrios
marginales de la ciudad, bastaba con saber en dónde voy a vivir o trabajar… su
lógica era de película reflexiva, no quise seguir peleando así que salí de la
habitación.
En
lo que llevaba aquí si había aprendido, podía ser toda una lección de vida.
Entender que no todos tienen mis mismas oportunidades, valorar a mis padres, mi
colegio, mis amigos y las cosas, era bastante nuevo para mí, ver las
desigualdades de la ciudad me hacía sentir algo culpable e impotente, saber que
era no comer bien era deprimente. Quería ayudar a Gabriel, a sus hermanos e
incluso a sus padres, pero, no sabía cómo.
Muchas
cosas iban más allá de mí, yo podía darles dinero de mi cuenta, pero eso no iba
a servir de mucho…. Podía intentar hablar con mi papá, pero, convencerlo era
una tarea complicada. Eran muchas cosas por hacer y no estaba seguro de poder
hacerlo.
Llevé
a los chicos al colegio y me fui hasta donde la tal Maritza, la odiaba y
suponía que Gabriel también… pero, ella tenía un mejor trabajo para él que
cargar bultos en un mercado así que me tragué mi orgullo y le pedí disculpas.
-Bueno,
puedes volver, pero, espero que no se repita ese mal comportamiento Gabriel
-Asentí y empecé a trabajar. Era un trabajo aburrido y monótono, pero lo acepté
porque era lo mejor.
Fui
a recoger a los chicos, les calenté el almuerzo, me fui al colegio, estuve en
las clases, salí bastante cansado y me fui a descansar a la casa… la rutina de
Gabriel realmente era agotadora.
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-Su
padre me llamó y está molesto porque permití que estuvieran solos en el parque
-Dijo el chofer apenas nos subimos en el carro.
-Mierda
-Dijo David, parecía preocupado, pero a mí me parecía una estupidez.
Nos
quedamos callados el resto del camino, mientras me dediqué a pensar… ¿qué había
aprendido además de que mi vida es una mierda? Fácil, que ser rico no es lo más
genial… te regañan por cosas tontas, tienes que mantener unas apariencias y sus
padres trabajan aún más que los míos, o bueno, ven a sus hijos menos que los
míos.
Era
un ambiente menos autentico, la gente del colegio de Federico era más cruel,
pero estaba todo lo bueno: lindo colegio, no usar transporte público, no tener
que trabajar y comer bien. Creo que ninguno de los extremos era el mejor… así
que esperaba poder llegar a un punto medio, con comida, pero auténticos.
Al
llegar el padre de ellos estaba en la sala con una correa en la mano, me
impresionó que exagerara tanto por ir a un parque… nos miró fijamente y dijo:
-Odio
tener que repetirles que no es seguro que estén solos por ahí… por algo existen
los guardaespaldas.
No
dijo nada y cogió a Isaac
ZAS
ZAS ZAS
No
me había parecido muy duro, pero, aun así, el chico comenzó a llorar… era
bastante infantil. Después, cogió a David
ZAS
ZAS ZAS ZAS ZAS
David
si se quedó callado, supuse que él también pensó que no fue tan malo… cuando me
cogió a mí no pude evitar cerrar los ojos.
ZAS
ZAS ZAS ZAS ZAS ZAS ZAS
Casi
no me dolió, sin embargo, fingí que sí y todos nos fuimos a nuestras
habitaciones después de pedir disculpas por no obedecer.
El
resto del día me la pasé pensando en lo mucho que extrañaba a mi familia,
quería volver con ellos. Los días siguientes fueron muy iguales, fui al
colegio, esperé a que me recogieran, iba a los entrenamientos de baloncesto,
aprendí a usar las tarjetas bastante bien…
Cuando
al fin llegó el día en que nos íbamos a ver con Federico me sentía emocionado y
nervioso, realmente quería que funcionara… nos escapamos al parque en uno de
los carros y al llegar pude ver a mi hermano de lejos.
-Hola
Gabe -Me dijo.
-Hola
Hernán -Me impresionó que me abrazara, él solía ser más odioso.
-Eres
el mejor hermano -Su amor me impresionó, pero como yo también lo extrañaba no
me burlé de él.
-De
verdad espero que esto funcione -Dije, no solo para Hernán sino para todos.
Pude notar que Federico también estaba algo desesperado, ambos queríamos volver
a la normalidad. Me sentía en una película infantil cuando ambos fuimos hasta
la cancha de baloncesto.
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Eran
medidas desesperadas, ambos éramos conscientes de eso… yo sentía que era la
última oportunidad para volver a nuestras vidas. No podía imaginarme siendo
Gabriel para siempre y sé que él tampoco quería ser yo. Estábamos ahí, los 5 a
la expectativa de lo que pudiera suceder… no quería plantarme aun la idea de
aceptar vivir una vida que no es la mía.
Si
bien, los lujos hacían eran algo por lo que extrañaba mi familia también era
por mis hermanos… la familia de Gabriel me había enseñado cosas, pero no quería
cambiar mi vida por la de él y seguro él tampoco. Nos quedamos unos minutos
quietos, en un silencio incómodo, miré a mis hermanos y Gabriel miró a Hernán
antes de suspirar.
Gabriel
y yo nos miramos, teníamos que intentarlo… no había nada que perder. Nos
separamos lo suficiente para que fuera un buen golpe, sonaba algo masoquista,
pero estábamos desesperados. Corrí con todas fuerzas que tenía deseando volver
a la normalidad, el golpe fue duro, tanto que ambos nos caímos al piso.
…
Abrí
los ojos, me dolía la cabeza, lo primero que noté es que tenía mis zapatos MIS
ZAPATOS VIEJOS, había funcionado. No estábamos en el parque, habíamos vuelto a
donde todo comenzó, al lado mío estaban mis compañeros, se veían preocupados
por el golpe.
Federico
estaba al frente mío, supuse que estaba pensando lo mismo que yo. Ambos nos
levantamos y salimos corriendo hasta quedar uno frente al otro, los demás
pensaron que íbamos a pelear, pero no era así. El entrenador del colegio de
Federico se puso en medio de ambos y dijo algo fuerte:
-No
chicos, no vamos a pelear -Federico y yo nos seguimos viendo con algo de
confidencialidad.
-No
vamos a pelear entrenador, solo quería decir algo -Sentía la mirada penetrante
de todos alrededor nuestro, de mis compañeros, los de Federico y los
profesores.
-Déjelo
-Fue lo único que dije. El entrenador se corrió un poco, pero aun así siguió
estando cerca nuestro.
-Somos
del mismo mundo -Dijo Federico con media sonrisa extendiéndome la mano.
-Exacto
-Dije correspondiéndole el gesto. Era una buena despedida, al soltarnos me fui
con mi equipo, acababan de decidir que nosotros habíamos ganado el partido.
FIN
¡Hola!
Me esforcé para terminar toda la historia de una vez y que no tuvieran que
esperar unos 6 meses por cada capi. Esta historia es un regalo para Tahii, una
gran amiga que conocí en este blog.
Gracias
por leer
Me encanto la historia y fue muy emotiva.
ResponderBorrarYo la leí asta el final,me quito un poco de todos estos pensamientos y preocupaciones que tengo en este momento.
ResponderBorrarMuy buena historia
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