No... si no era mala pata… era mala gata…

No... si no era mala pata… era mala gata…

Fe haciéndose el chistosito para conquistar a Marcelita había decidido colgar un cartel gigante sobre un árbol del colegio. El pequeño travieso no contaba con que una gatita igual de traviesa que él,  se había escondido en una ramita, y el puso su manita y la gatita poso sus garitas en su manito derecha y lo hizo caer torciéndose nuevamente su piernita, no le había durado ni una semana libre de la bota… a demás de llevarse un gran golpe en la cabeza, la ambulancia no tardo en llegar para darle un nuevo paseo al hospital donde ya lo esperaban sus padres.

“No buaaaaaaaaaa no de nuevo nooooooooo” lloro todo el camino, en cuanto vio a sus padres, lloro con más fuerza “mamita mamita se rompió mi patita mamita me dueleeee buaaaa no quiero buaaaaaa”

“chiquito hay que ver cómo está el piecito” dijo la mamá

“vamos mi Fe tal vez no fue tan grave” le consolaba el papá

“buaaaaaaaa” lloraba mientras lo llevaban a la sala de rayos, por suerte el travieso no necesitaría una bota, solo una ven      da y tres días en cama… un par de tabletas para el dolor.

El camino a casa fue silencioso… aquel silencio solo se interrumpía por los ronroneos del minino que dormía en las faldas de su madre… había quedado agotado ante el llanto del terror de tener que volver a usar esa horrible bota justo ahora que su piernita volvía a verse como la otra pierna.

Cuando llegaron a casa Gustavo saco a su bello durmiente y lo metió a la cama… cuando despertara el chiquito tendrían que tener una seria conversación sobre él sobre el peligro de las alturas, ambos padres creían que ya había quedado claro, al parecer se equivocaron.

“como le quitaremos las manías de escalador” dijo preocupada Josefina

“no lo sé… pero cuando termine de conversar con nuestro gatito no creo que quiera subirse ni a la cama” dijo serio

“no seas muy duro”

“y porque debo ser yo” se quejo Gustavo

“porque yo lo castigue la vez pasada”

“gruuu” se quejo como un niño cuando siento que su hijo había despertado

“suerte y quiero tener hijo cuando vuelvas”

“Lo tendrás” dijo besando a su esposa para ir al encuentro de su niño.

En la habitación de su hijo.

“tengo un gatito o un niñito” dijo a verlo enmarañado en las sabanas…

“gatito” ronroneo… “y a los gatitos no se les puede castigar la colita”

“a los gatitos traviesos si” dijo sacándolo de las sabanas y acomodándolo sobre sus rodillas.

“no debes subirte a todo lo que pilles”

¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS!

“ay papá me duele papi”

¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS!

“no más escaladas Félix”

¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS!

En eso le bajo el pantalón, y las nalgadas cayeron más fuerte.

“ay papaíto me estas matando… estas matando a tu Felixcito”

Con esa frase Gustavo bajo el calzoncillo y dejo caer su mano 4 veces más.

“estoy asegurandome que mi Felixcito no se rompa el cuello por estar trepando como un gatito” dijo acomodandole la ropa a su gatito… y lo comenzó a acunar como hacía cada vez que tenía que castigarlo… Félix que encontraba un tanto injusto ese cruel castigo así que se bajo del los brazos de su padre y se fue a enterrar al abrazo de su madre…

“papás es muy injusto me pego y a mí me dolía mi patita… es malo mami déjalo sin postre”

“Como que el papá es malo… no tendré que darle unos azotes…”

“si… hizo llorar a su gatito Félix”

“Y porque sería…”

“porque a este gatito no le enseñaron a caer de pie…” se rio olvidando ya el castigo. Mientras cojeaba camino al refrigerador para sacar un helado.