martes, 12 de abril de 2016

Primos Lacour y su pequeño gran pasado: Corto 1



Primos Lacour y su pequeño gran pasado: Corto 1

Nota: estos pequeños cortos son para rememorar el pasado de los chicos y chicas Lacour, y no necesariamente estarán en orden cronológico.

María José (10 años) POV
Me desperté de un sueño intranquilo, di vuelta en la cama enredándome en las cobijas y traté de escuchar si alguien ya se había levantado, aunque en nuestra enorme casa de Las Lomas era difícil saber que pasaba en toda la casa.
Después de un rato entró mi mamá, tenía los ojos rojos de haber estado llorando aunque se había maquillado un poco.
-Ven tantito a la sala Majo, tenemos que avisarles algo importante a ti y a los niños
Yo me levanté y me dirigí a la sala pequeña, ahí ya estaban Bruno  y  Ricardo bostezando, los niños todavía estábamos en pijama pues era sábado en la mañana. Unos instantes después entró mi papá cargando a Anita. Se sentó y espero tantito.
-Niños, el abuelo… ya se fue al cielo.
Tardé unos instantes en comprender que lo que me quería decir mi papá era que el abuelo estaba muerto. Bueno de hecho ya se había muerto hace 3 años, oh espera… No, no podía ser mi abuelo materno, él estaba muy bien, pero mamá había estado llorando.
-¿Pero, por qué?- preguntó Bruno casi más sorprendido que triste.
Un infarto inesperado, fue tranquilo.
-No! - sólo pude decir antes de ponerme a llorar. A Bruno también se le salían las lágrimas.
Mis papás trataron de consolarnos y después de un rato nos pidieron que nos vistiéramos para el funeral.
Las personas del servicio nos ayudaron a mi y a mis hermanos a arreglarnos para el funeral, y cuando ya estaba lista fui hacia el cuarto de mis papás.
-Discúlpeme señora, pero es que Ricky está imposible, se niega totalmente a ponerse la ropa.
-¿Por qué no haces caso?- le preguntó mi mamá con voz tierna a mi hermanito
-Por qué no me voy a poner esa espantosa ropa hoy para ir al cumpleaños de Juan Pablo
-Entiende que esa ropa es provisional, te puedes llevar la ropa en una maleta y cambiarte para ir en la tarde al cumpleaños de tu amigo, pero antes tenemos que ir al funeral del abuelito.
-No, yo no me voy a poner esa ropa! Entendiste Rosa? No me voy a poner esa ropa! .
Esta vez mi hermano se pasó al armar ese berrinche y tratar así a la nana.
-Basta Ricardo- era la voz tranquila pero firme de mi papá
Lo jaló y lo tumbó sobre sus rodillas. Ricardo comenzó a llorar y trató de zafarse pero fue totalmente inútil, mi papá comenzó a darle palmadas sobre el pijama
Plas.. Plas.. Plas.. Plas.. Ya por favor Plas.. Plas.. Plas.. Plas.. Ya me pongo la ropa papá buaaa!
-Ahora obedece por favor Ricardo, y no le vuelvas a hablar así a Rosa ¿Entiendes?
Mi hermano asintió sollozando y Rosa se lo llevó rápidamente, un poco incómoda por presenciar el castigo
Cuando ya íbamos en la camioneta, una Land Cruiser blindada importada de Estados Unidos y con un Charger de escoltas armados, y nos dirigíamos a la funeraria de Paseo de la Reforma me acerqué a Ricardo y le pregunté en el oído
-¿Por qué te pusiste así en la casa? Tu querías mucho al abuelo.
-Lo quiero mucho sí, y no está muerto ¿Te enteras? No está muerto!- me gritó mientras me empujaba hacia el suelo de la camioneta
-Shhh, ¿qué pasa allá atrás? ¿Necesitas otras nalgadas para entender que hoy te tienes que comportar Ricardo?
-No papi
Yo pude haberlo acusado de haberme empujado y seguro que se ganaba una tunda con el cepillo, pero aunque ganas no me faltaban me quedé callada y traté de pensar en la razón del comportamiento de Ricardo, probablemente trataba de no aceptar la muerte del abuelo creyendo que eso la haría menos real, a final de cuentas era el que más quería al abuelito.
El funeral fue una ceremonia muy grande, asistieron cientos de personas incluyendo al presidente de México y a los directores de las compañías más importantes presentes en México. Pero como cualquier otra niña mis pensamientos estaban alternados entre la tristeza de haber perdido a mi abuelo y los ratos alegres en los que me olvidaba de eso y me ponía a jugar o a platicar con mis primos y los otros pocos niños que habían ido.
En un momento me acerqué a pedir un té a la barra que habían acondicionado para los bocadillos, y recuerdo que mientras me lo preparaban dos hombres vestidos de trajes elegantes hablaban en voz baja, uno de ellos me miró con una mirada suspicaz y le dijo a su compañero: no sospechan nada en absoluto.
Yo Ignoré la aburrida platica y continúe aprovechando el rato que podía estar con mis primos.
Nunca olvidaré el final de la ceremonia, cuando veinte relucientes camionetas blindadas Mercedes Benz clase G (no recuerdo a mi abuelo trasladándose en otro vehículo que no fuera ese o un helicóptero) transportaron el cuerpo de mi abuelo al cementerio. El presidente de Mercedes Benz en Latinoamérica estuvo presente también en la ceremonia recordando a su probablemente cliente más grande de todo el continente.

Finalmente enterraron a mi abuelo bajo un mausoleo qué guardaría el cuerpo de un gran hombre. Mi abuelo era un hombre del cual estar orgulloso, un empresario que nunca perdió la formalidad y jamás abandono su trabajo de dirigir junto con sus dos hijos y el esposo de su hija sus más de diez megaempresas. Todavía recuerdo haber observado el mausoleo de mármol bajo el rojizo del atardecer, mientras me despedía de mis primos y me subía a la camioneta con mi familia. En mi mente infantil la muerte era algo tan lejano…

2 comentarios:

  1. Qué triste la pérdida...
    Qué será lo que no sospecharon?!!!!!!
    Me pareció que fue muy mayor el pov para una niña de 10 años que perdió a su abuelito, pero entiendo también que es difícil ponerles una personalidad a cada personaje, más siendo tantos.

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    1. La verdad trataré de mejorar esos aspectos en mis próximos capítulos. Los últimos los escribí mientras estaba muy presionado. Trataré de darle más realismo a los personajes. Gracias por comentar, todos los comentarios inspiran a seguir. Saludos cordiales!

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