N.A.: Como hace tanto que no sacaba a estos dos a pasear
(bueno, y a ninguno de mis chicos… cof… cof…), recuerdo que la historia se
ambienta en Maryland (EEUU) a finales del siglo XIX. James ha perdido a sus
padres y John a su familia. Poco a poco van construyendo una relación
padre-hijo.
CAPÍTULO 10
Hacía tiempo que John no se consideraba un hombre duro. Tal vez nunca lo había sido, pero además los diversos acontecimientos de su vida le habían ido ablandando, desde el nacimiento a la crianza de sus hijas y, sobre todo, su pérdida. Ahora, cuando la vida le daba una segunda oportunidad para ser padre, se descubría a sí mismo emocionándose por cada pequeña tontería. Cada vez que James le decía “padre” se le escapaba una sonrisa, y el niño se había propuesto decirlo en cada frase, como si quisiera desgastar la palabra.
Le costó
una semana atreverse a llamarle así delante de otras personas, pero finalmente
lo hizo, y la señora Howkings fue la primera en escuchar aquella maravillosa
palabra. Les dedicó una mirada de profundo cariño, feliz por los dos porque se
hubieran encontrado el uno al otro. James se sintió algo avergonzado, pero
contento por haber hecho público ese pequeño avance en su relación.
-
Padre, ¿puedo ir a jugar con Spark?
-
Sí, pero vuelve antes de que
anochezca y no salgas del pueblo.
-
Sí, padre – respondió James y salió
corriendo, decidido a apurar cada segundo.
-
Nunca había oído a nadie decir con
tanta solemnidad esa palabra, como no sea en la iglesia – sonrió la posadera,
cuando se quedó a solas con John.
-
La dice cada dos minutos, también –
dijo John, sin poder ocultar el orgullo en su voz.
-
Es indudable que el muchacho le
quiere.
-
Es más que eso – respondió John,
tras dudar unos segundos. Realmente no tenía otra persona con la que hablar de
esos temas. – A veces parece que me venere. El otro día me quedé dormido en la
mecedora después de… hablar con él… y cuando desperté me estaba esperando con
mis zapatillas y una taza de café caliente.
-
¿Qué hay de extraño en eso?
-
Nunca hizo eso con el señor Olsen –
respondió John. - Y mucho menos después de que le pegara – añadió al final. No
quería hablar de más, pero si iba a buscar consejo tenía que darle a la mujer
toda la información necesaria.
La posadera no mostró ninguna reacción más allá de una
intensa cara de concentración, meditando cuidadosamente su respuesta. Sabía
leer entre líneas.
-
Si James te demuestra su afecto más
de lo que lo hacía con su padre puede ser porque sienta que contigo puede
hacerlo. Eres un hombre cercano y fácil de tratar. También puede ser porque a
ti te quiera más. Y, si es así, ni él ni tú debéis sentiros culpables. Eres su
padre ahora, deberías ser la persona a la que más quiera – declaró la mujer,
dejando de lado la formalidad con la que solían tratarse. – Respecto a esa
veneración que dices que te tiene, yo la aprovecharía mientras pudiera. Estoy
bastante segura de que cuando se acostumbre a la situación, dejará de ser tan
expresivo. Lo echarás de menos, no solo por lo bien que te trata, sino porque
nunca estará tan pendiente de ti como ahora. Cualquier cosa que le digas será
sagrada para él, jamás te hará tanto caso. Es una gran responsabilidad, eres el
centro de su mundo ahora, así que su mayor felicidad es que tú estés orgulloso
de él.
John se revolvió en su asiento, incómodo. Sentía que la
señora Howkings tenía razón y le abrumaba tener semejante peso sobre sus
hombros. No solo era responsable de la seguridad y el bienestar del muchacho,
sino que además era el objeto de su admiración.
Pasó el resto de la tarde recibiendo consejos de paternidad.
Tal vez no fuera primerizo, pero nunca había cuidado de un muchacho de esa
edad. Había muchas diferencias entre los niños y las niñas, o al menos así lo
había creído. La señora Howkings le hizo ver que, en realidad, no eran tantas.
El tiempo se pasó rápido y los dos se sobresaltaron cuando
James y Spark regresaron de su paseo.
-
¡Padre! ¡No vas a creer lo que he
visto! – anunció el niño, nada más traspasar la puerta.
-
James, tus modales. Saluda primero
– le recordó, sonriendo con los ojos como siempre que el chico se dejaba llevar
por sus impulsos infantiles.
-
Perdón. Buenas noches, ya he
vuelto. ¡No vas a creer lo que he visto! – insistió.
John sonrió
ampliamente esa vez y le invitó a sentarse junto a él y la posadera.
-
Ilumíname. ¿Qué viste?
-
¡Un negro, padre! ¡Un niño negro!
Maryland había sido un estado esclavista hasta 1864, apenas
dos décadas atrás. También Delawere lo fue: cuando John era niño, había
presenciado como un esclavo era castigado en una plantación. En la aldea donde
vivían, sin embargo, no había ninguno. James jamás había salido de allí, así
que nunca había visto a una persona de color, tan solo había escuchado
historias sobre ellos.
Aunque la ley prohibía la esclavitud, había personas que
seguían siendo partidarias de ella y se referían a los negros como si no fueran
personas. Incluso llamaban a sus hijos “crías”, como si fueran animales. John
no era de esos, pero sabía que mucha gente del pueblo sí tenía aquella opinión,
así que miró a la señora Howkings con cautela. Algunas mujeres reaccionaban con
horror cuando escuchaban nombrar a los negros, teniéndolos por criaturas
repugnantes y/o peligrosas. En los ojos de la posadera solo vio extrañeza,
curiosidad y algo de preocupación.
-
¿Dónde le has visto? – preguntó
John, con calma.
James abrió
la boca y la cerró de pronto. Agachó la cabeza y se mordió el labio.
-
En el camino, padre. Cerca de la
granja de los Johnson. Fue…fuera del pueblo… Venían hacia aquí.
John
suspiró. Fuera del pueblo, cuando le había dicho expresamente que no saliera.
Su mirada debió de expresar su disgusto, porque James empezó a hablar muy
rápido.
-
No quería desobedecerte, padre, de
verdad. Spark se perdió… Salió corriendo persiguiendo algo, creo que les oyó
llegar y yo fui tras él… No quería que se perdiera….
-
Spark sabe regresar a casa
perfectamente. Su instinto y su olfato son mucho mejores que los nuestros. Para
él no es peligroso salir de noche ni alejarse del pueblo, pero para ti sí.
Ningún bandido tendría interés en hacerle daño a un perro.
James se
encogió y no dijo nada. Spark se acercó a John en ese momento y le lamió la
mano, como si quisiera interceder por el niño.
-
¿Hablaste con el niño? ¿Te vieron?
¿Te dijeron algo? – siguió preguntando. Podían dejar el incidente para después.
James negó
con la cabeza.
-
Le saludé, pero antes de que
pudiera responderme su madre le llamó. Iban con una carreta. ¿Crees que pasen
la noche aquí?
-
Tendrán que hacerlo, ya es tarde y
no podrán llegar a otra aldea antes de que anochezca. Es más, si iban con una
mujer probablemente vengan a la posada. A mí no me gustaba que familia tuviera
que dormir en una carreta.
-
¡Oh, Dios mío, es cierto! – exclamó
la posadera. - ¡Van a venir aquí! Tengo que ir a preparar una habitación.
John
observó los movimientos nerviosos de la mujer mientras subía las escaleras
hacia las habitaciones. Nunca la había visto ponerse así ante la perspectiva de
nuevos huéspedes. Alojar una familia de negros debía ser todo un acontecimiento
para ella.
-
¿Estás enfadado conmigo, padre? –
susurró James, cuando se quedaron solos.
Esa
pregunta le enterneció. James no estaba preguntando si le iba a castigar, sino
si estaba enfadado, como si la posibilidad de que lo estuviera fuera demasiado
para él. Recordó la conversación que acababa de tener con la señora Howkings.
-
No, James. Enfadado no. Pero me
molesta que no me hayas hecho caso.
-
Fue sin querer, padre. No podía
dejar que le pasara nada a Spark. No quería desobedecerte, tienes que creerme.
-
Te creo, hijo – le tranquilizó
John. A él también le gustaba decir esa palabra. – Soy consciente de que no lo
hiciste por desafiarme. Quiero pensar que nunca o casi nunca lo harás por eso.
Simplemente se te olvida lo que te digo o crees que no hacerme caso está
justificado en determinadas circunstancias, como hoy.
-
Lo siento – respondió James,
mordiéndose el labio de nuevo. Sus ojos eran los de un niño desvalido.
“Eres el centro de su mundo ahora, así que su
mayor felicidad es que tú estés orgulloso de él” repitió John en su cabeza.
-
Agradezco que me hayas dicho la
verdad. No hubiera tenido forma de saber que has salido del pueblo. Podrías
haberme dicho que les viste en cualquier otro sitio, pero elegiste ser sincero.
Eso es muy importante para mí, así sé que puedo confiar en ti y que no tratarás
de engañarme. Sé que si dejo que salgas solo de nuevo, tratarás de hacerme caso
y si no lo haces me lo dirás. Eres un hombre honesto, James Duncan y esa es una
de las mejores virtudes.
James abrió
mucho los ojos, sorprendido porque se refiriera a él como un “hombre”, porque
le estuviera alabando y, sobre todo, porque le hubiera llamado “James Duncan” y
no “James Olsen”. Nunca antes había escuchado su nombre combinado con el
apellido de John y le gustó cómo sonaba. Le gustó más que nada que se lo dijera
en ese momento, cuando había esperado que estuviera enfadado y decepcionado de
él. Con algo de vergüenza, se acercó para abrazarle y una vez más se alegró
cuando John le recibió entre sus brazos.
-
Padre… mmm… el señor Olsen decía
que lo único que tiene un hombre pobre es su palabra y nunca debe hacer nada
que la ponga en entredicho – susurró el niño.
-
Tu padre tenía mucha razón –
respondió John, poniendo énfasis en el título. El niño no debía sentirse
culpable en referirse de esa forma al otro hombre en su presencia. Le apretó un
segundo entre sus brazos antes de soltarle.
-
¿Me puedes castigar cuando estemos
en casa? No quiero que la señora Howkings nos oiga…
John negó
con la cabeza y James hundió los hombros, pero asintió, aceptándolo. Se puso de
pie y esperó a escuchar alguna instrucción, pero en lugar de eso sintió dos
golpecitos secos sobre los pantalones. Miró a John confundido y le vio sonreír.
-
¿Eso es todo? – murmuró, asombrado.
-
Por esta vez. Si vuelves a salir de
la aldea sí me enfadaré. Y solo para que quede claro, todavía no me he enfadado
contigo, ni quieres probar a conocerme así.
-
No, señor – respondió, tragando
saliva.
-
Me alegra que estemos de acuerdo.
Ahora siéntate aquí, que quiero hablar contigo. ¿Habías visto personas negras alguna
vez? – preguntó, sabiendo la respuesta.
-
Nunca, pero el maestro dice que son
diferentes a nosotros.
-
El maestro está equivocado o ha
dicho una obviedad innecesaria. Si se refiere al color de su piel, es evidente
que es diferente al nuestro. Pero en todo lo demás, en todo lo importante,
somos iguales.
-
Pero eran esclavos.
-
Nadie nace esclavo, James. Las
personas no son propiedades, ¿entiendes? Y los negros son personas – aclaró,
para enmendar cualquier cosa que el niño hubiera podido escuchar.
James ladeó
la cabeza, pensándolo, y luego se encogió de hombros, aceptando su respuesta.
John había creído que iba a necesitar más explicaciones, pero había subestimado
la sencillez de una mente joven.
-
Si vienen aquí, ¿podré jugar con el
niño? Creo que es de mi edad.
-
Claro – respondió John, algo
extrañado, porque no había visto a James relacionarse con otros niños,
especialmente desde la muerte de sus padres. Tal vez para él fuera más fácil
tratar con un recién llegado, que no le conocía, ni se burlaba de él, ni le
tenía lástima.
Justo en
ese momento, alguien llamó a la puerta. John avisó a la posadera, para que
fuera a abrir en el caso de que se tratara de algún cliente. Gracias al
adelanto de James, ninguno se sorprendió cuando vieron en el umbral a un
matrimonio de piel oscura, acompañados de un niño de pelo crespo y algo largo.
Me gustó la lectura y la verdad lo que más me gusta de tus historias Dream es que transmites algo más allá de solo palabras para entretener. Saludos
ResponderBorrarMuy bien dicho. Estoy totalmente de acuerdo con ello.
BorrarEres una genia Dream, y esta es una historia fantástica, por muchos motivos, es épica, sus personajes son para amar, dejas mucho sentimiento y valores que los humanos perdemos en el camino.
ResponderBorrarTanto tiempo esperando de estos dos, por suerte no los olvidaste, gracias por eso.
Grace
Mas perdonajes, que bueno! Me alegro q hayas publicado. Todos tus relatos se extrañan
ResponderBorrarWaaaooo que bien leer de ellos!!!
ResponderBorrarQue lindo ese cariño que se tienen!!
Y quiero saber más de esos personajes y que dice el pueblo!!
Me gustó leer de tu historia!!!
Cuando iran a actualizar esta historia 😯
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