ABRIL AGUAS MIL
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Jorge está lloviendo, no podemos ir al parque (dijo Elvira tomando aire
profundamente porque llevaba más de medía hora con la misma cantinela)
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Pero tu lo prometiste (Jorge puso su mejor carita de perrito abandonado)
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Lo sé hijo, pero no controlo
el tiempo y está lloviendo y lloviendo no se puede ir al parque (Elvira pensó ilusamente que
quizás a la veintitresava vez su hijo lo entendiera)
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¿Porque no? (Jorge puso unos ojos como si justo le acabaran de
despojar de su bien más preciado)
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Porque los columpios están
mojados y porque si te mojas tú te pondrás malito (Elvira volvió a intentar explicarle
porque no podían ir al parque).
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No, no me pondré (dijo el pequeño Napoleón
Bonaparte)
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Jorge, no vamos a ir al
parque, así que déjalo (la paciencia de Elvira tenía un límite y su hijo hacía rato
ya que lo había sobrepasado) . ¿Qué te
parece si jugamos a algo aquí dentro? ¿Te apetece jugar con las pinturas que te
regalo el tío Luís? (quizás lograra convencerlo si le ofrecía algo más
interesante que el dichoso parque)
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Nooooooooooo, quiero ir al
parque (Jorge
se cruzó de brazos y cambio la cara
adorable por una cara de enfado)
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¡Jorge, no hay parque! ¿Te
pongo unos dibujos? (Elvira se preguntaba cuando dejó de ser su pequeñín la
cosita más adorable del mundo para convertirse en aquel pequeño tirano)
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¡Nooooooo, el parque! (y acabó la frase con un
pisotón en el suelo)
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Jorge, que no hay parque (Elvira se encomendó a todo
el santoral para no perder los nervios) ¿Quieres o no que te ponga unos dibujos?
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¡Eres Mala! ¡Yo quiero el
parque! (Jorge
estaba rojo como un tomate, fruncía el
ceño y la miraba con cara de puro odio)
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Jorge , no eres un bebé, deja
ese berrinche ahora mismo (A Elvira no le sentó nada bien esa actitud)
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Eres una mentirosa, me
prometiste que si recogía todos los días mis juguetes hoy me llevarías al parque (Jorge empezó a gritar y apretar los puños como si
estuviera a punto de dar el primer puñetazo)
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¡Jorge! Ya está bien (ahora era Elvira la que
estaba enfadada). Ve a tu cuarto cuando
te calmes vienes y vemos que podemos hacer aquí en casa (dijo y lo agarró
del brazo y lo encaminó hacía su habitación).
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No, tú eres mala, vete tu al
cuarto, por mentirosa (Jorge ya ciego de
rabia empujó a su madre y le dijo una cosa muy fea pero que en ese momento ni
lo pensó)
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Plas plas plas plass A mamá
no se le chilla plass plass plass plass a mamá no se le empuja plass plass
plass PLASS a mamá no se le dicen cosas feas plass plass Y ahora te pones en
esa esquina y piensas bien en lo mal que te has portado plass (Elvira le dio unas buenas
palmadas sobre los pantaloncitos cortos de Jorge. No fueron de las de “aviso”
fueron un poco más firmes. Elvira no le gustaba mucho tener que darle palmadas
a su hijo pero a veces, como esa mañana, su hijo parecía no entender que debía
comportarse bien sino era con el culete calentito)
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Bwuaaaaaaa bwuaaaaaaaaaaa (Jorge empezó a llorar como si lo estuvieran matando.
En parte por el impacto de las palmadas pero la verdadera razón era porque su
mamá lo estaba castigando por ser malo y encima no lo iba a llevar al parque
como llevaba toda la seman esperando) bwuaaaaaaa
bwuaaaaaaaaa malaaaaaaaaaa (Elvira lo llevó a la esquina donde solía aparcarlo
castigado y se sentó en el sofá, miró su reloj
e intentó calmarse de nuevo. El tiempo de espera no solo servía para que
Jorge recapacitara sobre su
comportamiento también servía a sus
padres para calmarse y no estrangularlo. Lentamente el llanto de Jorge fue decreciendo hasta solo oírse de vez en
cuando un suspiro. Cuando logró estar más de 3 minutos en silencio Elvira dio
por acbado el castigo).
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¿Jorge ya estás más calmado? (preguntó Elvira también más calmada
ella)
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Si, mamá (dijo girando la cabecita
pero sin abandonar la esquina como le habían enseñado sus papás)
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¿Si te doy permiso para salir
del rincón de pensar crees que sabrás comportarte? (dijo con media sonrisa, después de
castigarlo Jorge siempre ponía unas
caras que bien parecía un niño sacado de una novela de Dickens)
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Sí, mamá (asintió con la cabeza para
dar énfasis a su SI)
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Muy bien, hijo, ven aquí. (Jorge se apresuró a abandonar aquella cochina
esquina e ir hacía su mamá) ¿Hay algo
que quieras decirme? (Elvira le preguntó antes de dar por zanjada la
charla)
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Lo siento mucho mamá, no quise
decirte mentirosa ni empujarte (dijo mientras se balanceaba y miraba los dibujos que hacían
las baldosas del suelo)
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¿y? (Elvira alzó una ceja, Jorge sabía que esa no era la respuesta completa)
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Y no puedo ir al parque
porque llueve y cuando llueve no hay parque (dijo a regañadientes y con la
mirada le suplicó el perdón. Elvira en cuanto escuchó esa frase le abarzó
dulcemente y le dio un par o tres de besitos para hacer las paces. Jorge también se abrazó y se dejó mimar)
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Muy bien, todo perdonado (dijo sonriente Elvira y
Jorge le devolvió la sonrisa), venga trae tus colores y vamos a ponernos a hacer un dibujo bien bonito para
papá.
Fin
Me fascino es una ternura de relato.
ResponderBorrarAaahh pobre Jorge ya no hubo parque y todavía lo castigan!!
ResponderBorrarElvira y la lluvia se pasan!! T-T
Muy cortitooooo.... pero muy lindo, ejeje!!!! =D Me gustó mucho!
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