jueves, 7 de abril de 2016

Leo y sus dones



Leo y sus dones.

Leo estaba en la casa de su primo a unos vente  minutos de su casa.   Miguel 14 años seis  meses más grande que Leo,  es el hijo del hermano menor de Diana, un hombre del campo que la mayor parte del tiempo estaba  en sus labores,  conocido por estar de cama en cama y tener más de cinco hijos regados… tres vivían en  el mismo pueblo y  otros dos en el pueblo vecino,  solo Miguel vivía con él  desde hace tres  años y con la nueva  pareja de su padre que era 10 años más chica que Jeremías de 31.
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Leo: ándale préstamela.
Miguel: no, si mi papá me ve sacando eso me mata.
Leo: aa que marica eres.
Miguel: grrr.
Leo: pues que te cuesta.
Miguel: me puede costar una paliza así que no.
La tentación de sacar una revista para adultos que Jeremías escondía en su cuarto  era lo que Leo quería,  pero Miguel no se atrevía a tomar,  la había visto pero solo la portada…
Leo: cobarde.
Miguel: niño.
Leo se puso en la cantaleta hasta que Miguel se arto y saco aquello,  la estuvieron viendo un rato y la dejaron.
..
Diana trabajada desde temprano pero tenía tiempo de estar checando a su muchachito.
Maik: deja de jugar.
Leo: oo vamos.
Maik: nada de vamos, no que tienes un examen mañana?
Leo: si,  pero es súper fácil papá.
Maik: asi como el anterior que reprobaste?
Leo: oo pues.
Maik estaba  parado junto a él como si estuviera recargado en la pared ya tenía más de dos horas diciéndole a su hijo que se pusiera a estudiar y este solo estaba tonteando con lo primero que veía pasar, si fuera una masca hasta con esta se entretendría.
Maik: si repruebas el examen y tu mamá te da tus  buenas nalgadas créeme que le voy a ayudar y yo también te voy a dar otra tanda.
Leo: paaa.
Maik: ponte a estudiar.
Leo: ya voy, ya voy aa como chingan.
Maik solo le toma la mano arrastrándolo a una de las paredes a nalgadas -PASSS, PASSS, PASSS –auuu, aiiii, aiii-
Leo termino viendo a la pared y sobándose su trasero.
Maik: cuida tu lengua jovencito… a mí no me hace ningún bien o ningún mal si repruebas todas las asignaturas… es solo por tu bien… para que tengas un mejor futuro… yo no te puedo dar más.. estoy muerto,   pero si puedo darte tus buenas nalgadas para que te comportes y estudies así que tú sabrás.
Leo: perdón shuuf buaaa.
Maik: te quiero en ese lugar quince  minutos de acuerdo?  Y te me pones a estudiar no des más guerra Leo.
Leo: si papi.
Diez minutos y Diana subió a ver cómo iba su muchachito con sus repasos..
Diana: Leo…!!! Te aplaudieron el trasero.  Que hiciste mi muchacho?
Leo: yo na…
Maik: sin mentir.
Leo: aag m uu… por no estudiar… y ser grosero… perdón.
Diana: aii mi niño, cuanto tiempo te tienes que quedar aquí?
Leo: shh cinco minutos más…
Diana: bueno pues yo voy a traerte algo para que comas y te ayudo a estudiar… y jalón de orejas cuando te pregunte y no me contestes entendido.
Leo: nooo
Diana: bueno jalón de orejas y una nalgada.
Leo: maa.
Diana: mande.
Leo: aaagg
Diana: sin patalear.
A las dos horas Diana seguía en el cuarto de su hijo repasando todo para el examen, tres veces tuvo errónea la respuesta    y las tres se había llevado una buena nalgada sobre el pantalón pero en dos ocasiones no tuvo suerte,  estaba enfadado y ya no quería estudiar contestando tonterías  y con esas respuestas solo termino en  las piernas de mamá con los calzones debajo de las rodillas por contestar “Terminito” en una de las preguntas y por contestar    “Y a mí que me importa ya está muerto”, al final y por el bien de su trasero puso mucha atención y dejo de jugar.  Ya era tarde cuando se acostaron a dormir,  pero todo dio frutos para que Leo pasara su examen con un bonito 10. Leo llego a donde su madre a  la  tiendita de víveres y cervezas,  presumiéndole a su mamá lo que obtuvo  en el examen.
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Leo: todo lo que me preguntaste  estaba en el examen mami, el maestro nos exento  por  saco 10 a mí y a otros dos, no tendremos que hacer el trabajo del fin de mes. –dijo con una gran sonrisa-
Diana: que bueno.. y claro que tenías que sacar 10…  a los otros niños no creo que les tengan que calentar el trasero para estudie o si.
Leo: mmm –se sobo el trasero pero luego solo se sonrió y abrazo a su mamá- le voy a mostrar a papá.
Diana se quedó en la tienda, ella  tenía  varios terrenos/parcelas,   su hermano las trabajaba   en cultivos. Era las tres de la tarde cuando llego Miguel a comprar algunas cosas y  Diana le dio unos dulces para la tarde.
Diana: para después de comer no arruines tu apetito.
Miguel: si,  -dijo con una sonrisa,  pero antes de salir de la tienda ya se había llevado un caramelo a la boca-
Diana: después de comerrr..
passs  -le dio una palmadita en el trasero, pero se quedó sin saber que pasaba cuando Miguel soltó un buen aauu-
Miguel: aauuuuu auuuu –los ojitos se le lagrimaron-
Diana: que tienes?...
Pero el chico solo movió la cabeza y cerro  la boca encogiéndose un poquito,  Diana no era de quedarse con la duda lo metió atrás del mostrador aprovechando que no había nadie,  sin esperar un permiso le saco el pantalón.
Miguel: no,  nooo  tía.
Diana: y esto… porque?
Tenia los muslos, las nalgas y las piernas con mas de un moretoncito y cuatro  líneas delgadas que sobresalían dejando un pequeño caminito de puntitos color rojo.
Diana: porque? Fue Jeremías verdad.
Miguel: no.
Diana: entonces quien fue… no te voy a dejar ir hasta que me contestes.
Miguel: pero tía.
Diana: quien?, y porque? –le dijo tomándole el rostro-
Miguel solo se hundió y le conto a su tía Diana lo que paso… y todo por culpa de la dichoso revista, Miguel no había tenido tiempo de dejarla en su lugar y Jeremías la encontrado,  Lizet su pareja le hizo un comentario de ver visto a Miguel ocultar algo,  no fue difícil encontrarla estaba debajo de la cama de Miguel… lo que hizo enojar mucho a su padre y que le diera  aquella paliza según él tan ganada.
Diana: y de quien era esa revista… Leo  también la vio verdad.-le acomodo la ropa en su lugar con cuidado para no lastimarlo-
Pero Miguel solo se quedó callado.
Diana: de  quien era esa revista… te la prestaron?
Miguel solo negó con la cabeza.
Diana: es de tu papá… -Diana no necesito escuchar un sí o un no,  tuvo su respuesta-   y a este cabron que le pasa,  hijo de su madre… tu jovencito te me quedas aquí.
Miguel: pero tía que vas hacer?
Diana: tú te me vas a la casa,  hay comida preparada así que te me sientas a comer con Leo y yo los alcanzo después… mira este salvaje… ya vera…
Diana cerro  por un rato la tienda y se fue a la casa de su hermano las tierras de cultivo estaban atrás de la pequeña casita  asi que fue directo.
Jeremías: que haces aquí!
Diana: porque mierda le pegaste de esa forma a Miguel.
Jeremías: no inventes Diana… es mi hijo yo sabré como lo educo…  tu también te has sonado a tu mocoso así que no me vengas a decir sandeces. –
Diana: nunca le he lastimado. –y eso era cierto  a pesar de que en más  de una ocasión le daba con algo más que no fuera la mano nunca le dejo un morete mucho menos un cardenal,  pero si dejaba el traserito en un color rojo llamativo y eso dependía de la travesura o falta de respeto-
Jeremías: Diana no tengo tiempo,  tengo que terminar de trabajar necesito empezar a sembrar en un dos semanas… asi que apártate.
Pero Diana no por algo era conocida en el pueblito enojada como ella misma sin que su hermano se diera cuenta le quito la cuarta (o látigo)  con el que le pegaba a las mulas para que caminaran y se lo soltó en todas las piernas y muslos.
ZASSSS, ZASSSS, ZASSSS –Mierda, Diana para, pero que te pasa-
ZASSSS, ZASSSS.–Vasta ya, Diana, grrr-
Diana: me pasa que eres un salvaje…demente y desquiciado.
Jeremías: te mordiste la lengua hermana. –ZAAASSSS  -aaauuu- se llevo las manos a la pierna frotándola con ganas-
Diana: estaré loca y demente pero cuido a mi hijo… tú te la pasa calendando camas. Sabes que, olvídalo… Miguel se queda conmigo, ya tienes mujer  que ella te atienda, prepare la comida y te lave la ropa que para traer a mi sobrino de criado ya está bueno.
Jeremías: es mi hijo, no te lo puedes llevar.
Diana: pues te chingas.
Jeremías: y con qué derecho te lo llevas.
Diana: con el mismo derecho con el que te puedo quitar las tierras.
Las tierras/ parcelas de cultivo pertenecías a Diana ya que la parte de la herencias de Jeremías las había vendido y gastado en mujeres y licores,   cuando por fin trato de poner un orden en su vida pues ya no tenía nada y fue Diana quien  le presto las tierras para que las trabajara y sacara adelante a su hijo y les mandara dinero a los demás chicos, Jaime y Omar de 7 y 9 años que vivan en el mismo pueblo ambos hijos de la misma madre y otros dos hijos, una chica y un chico más. 
Jeremías: no puedes.
Diana: uu que si no.
Jeremías: está bien, está bien… has lo que te de la gana.
Diana: aa y para que estés enterado… voy a vender la mitad de las tierras a fin de año ya tengo un comprador.
Jeremías no dijo nada solo se quedó callado no podía hacer nada ante eso el vendió o malbarato sus tierras en su momento.
Diana llego a su casa, abrió la tienda solo un rato  y cerro para ir a comer.
Diana: ya terminaron de comer?
Leo y Miguel: si.
Miguel: tía, ya me tengo que ir papá se va a enojar conmigo no prepare la comida.
Diana: su vieja tiene manos que la prepare.
Miguel: pero tía.
Diana: hijo, no tengas miedo.  -“A tu papá ya lo puse en su lugar” pensó-  mi muchachito ven –lo jalo y lo sentó en sus piernas como algunas veces dejaba a Leo para mimarlo- oye, te quieres quedar a vivir aquí?
Miguel: y mi papá?
Diana: tu papá tiene manitas  y ya está grandecito. Yo no te puedo obligar a nada mi muchacho… bueno –se lo pensó-… pero con eso no.
Leo: jejejeje
-Maik: aaai mi Diana  -decía con una hermosa sonrisa-
Diana: quiero que sea  tu decisión, tu papá te quiere mucho y no lo pongo en duda pero tiene mucha M… manteca en la cabeza y a veces el cerebro no le funciona como debería… ee que dices.
Miguel: pero, no quiero ser una carga.
Diana: nada de eso yo te quiero mucho y siempre me ha gustado tenerte aquí. Quieres pensarlo?
Miguel: mm si, si me quiero venir a vivir aquí.
Miguel era un buen chico siempre  muy tierno y era más tranquilo que Leo,  le gustaba mucho estar en casa de su tía ella siempre lo cuidaba de que no se metiera en problemas o le ayudaba a salir de ellos, lo consentía y se preocupaba por él. Quería a su papá pero este  siempre buscaba una mujer de compañía no tanto una mamá para él,  casi siempre estaba solo o ayudando a su padre en los cultivos.
Miguel: pero le tengo que ir ayudar a papá.
Diana: noo.. usted y usted solo se me ponen a estudiar, esa es su responsabilizada, esa… comportarse como se debe, haces sus deberes, recoger su plato, lavarlo,  tener su cuarto en orden y mantener su higiene personar. Tú no tienes por qué trabajar corazón, ya que seas más grande lo  harás por el momento disfruta de tu juventud y aprende lo más que puedas en la escuela.
Miguel: mi papá no se enojara?
Diana: no te preocupes,  yo arreglo los problemas, vamos a tener que ir por tus cosas y a traerlas, ya sabes cuál va hacer tu cuarto verdad –le dijo con una sonrisa-
Miguel: si
Era la recamara que tenían para invitados tenía una litera una cajonera y una mesita. Miguel estaba encantado porque la casa de Diana a pesar de que no era una mansión,  ni  una casa de lujo tenia tres recamaras modestas  no muy grandes,  dos baños completos con regadera,  la sala y la cocina.  La casa de Jeremías era una casita de un cuarto,  la cocina y un sillón en esta,  Miguel dormía en el sillón, el baño estaba por fuera de la casa, algo muy humilde, no porque Jeremías no tuviera la posibilidad sino por no sabía invertir el dinero, casi todo se le iba en mujeres,  les mandaba a todos sus hijos algo del dinero que sacaba de las cosechas, en sus cumpleaños o en navidades  les daba alguna cosita no por ser el mejor padre sino para compensar lo que no les daba en todo el año. 
Esa misma tarde Diana y Miguel fueron por las cosas,  Jeremías hablo un rato con Miguel pero Diana presente en todo momento, no le gustaba que le prometieren algo que no cumpliría.
Diana: no te estoy prohibiendo verlo, pero hermanito la verdad es que no sabes cuidar un hijo, los hijos no son  herramientas para que te ayuden hacer las cosas, te lo advertí mucho así que resígnate. Ya  te dije,  te pago una operación para que ya no tengas hijos abandonados por donde sea.
Jeremías: grrrr
Jeremías ya no trato de retener a su hijo sabía que estaba en buenas manos y que tendría lo que él no le daba, claro que lo quería era su hijo y su mano derecha en todo.

El primer día de Miguel en aquella casa se quedó como en muchas ocasiones en la misma recamara de Leo, Diana le había puesto una especie de crema  que solían usas para los golpes,  cubriendo bien toda la zona castigada que le ayudaría a que el dolor que aún estaba se fuera más rápido, dejando a los chicos hablar un rato.  No era la primera vez que Miguel se quedaba a dormir en  casa,  pero si el primer día en el que lo hacía como miembro permanente de la familia  hablaron  y jugaron, sin saber a ciencia cierta que alguien lo veía y lo cuidaría.

4 comentarios:

  1. Me fascino que bueno que defendió al niño.

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  2. Bellísimo!!! Un hermanito para Leo, ejeje.. pero que no o desplace, sí?!!! ;-D

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  3. Que maneras de hacer pasar un examen!!! Jajaja...
    Con ese estilo siempre va a sacar 10!!
    Jajaja y también se sonaron al hermano!!!

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