domingo, 30 de septiembre de 2012

una ciudad, dos sheriffs




Tercer Capítulo: una ciudad, dos sheriffs
Camilo llevaba tres días que no salía de su oficina, estaba enfrascado en un proyecto imposible. No porque el proyecto fuera difícil sino porque los dos tipejos que se lo habían encargado estaban a cada momento mareándolo con cambios. Aquel era el cuarto plano que hacía para ese gimnasio municipal y comenzaba a estar un pelín cansado. Así que cuando el teléfono sonó y Mario le dijo que le acababan de ascender y a jefe de proyectos y que esa noche irían los tres a celebrarlo a Zen- Art su restaurante tibetano favorito, le sonó a gloria bendita y le subió la moral y volvió a tomar el proyecto con entusiasmo. Camilo estuvo trabajando como loco hasta las dos del mediodía que hizo un parón para comer un poco de sopa de tomate que les había dejado su vecina. Su vecina no es que fuera una ancianita amable que le gusta conversar con los vecinos por la calle. Su vecina tenía 20 años, era estudiante de segundo año de geología y para pagarse el alquiler trabajaba en una tienda de sopas para llevar. Y como admiraba mucho a Mario (Camilo estaba convencido que era algo más que admiración) y era pobre como una rata, de vez en cuando les traía sopas y productos vegetarianos. Vale, no era de vez en cuando, eran martes, miércoles y jueves, pero a cambio Mario le daba clases de refuerzo en el salón de su maravillosamente diseñada y climatizada casa. Hasta la llegada de Juan, Valeria era lo más parecido a una ahijada que tenían Mario y Camilo. Camilo estaba absorto en sus pensamientos cuando el teléfono volvió a sonar, menuda mañanita de llamadas pensó alegremente Camilo y descolgó el teléfono.

-  ¿Diga?
-  ¿Señor Mario Macias? (la voz fina de una mujer joven preguntó)
-  No, soy su marido ¿quién le llama?
-  Llamó del instituto de secundaria Vives es referente (pero Camilo no le dejó acabar su frase)
-  ¿le ha pasado algo a Juanito? (preguntó en pánico Camilo, la secretaria tuvo que hacer un esfuerzo y no reírse tras oír lo de Juanito, tenía delante de ella a tal “Juanito” y si aquel chico alguna vez fue Juanito hacía ya mucho tiempo de eso).
-  No, a su cuñado no le pasó nada. Pero se vio envuelto en una pelea con otro alumno y la política de la escuela es tolerancia cero a la violencia de cualquier tipo. Y me temo que tendrá que venir a recogerlo. Por ser su primer día solo se le expulsará tres días y deberá asistir durante el próximo mes a los talleres que impartimos los sábados sobre control de la rabia. Bueno el director ya le explicará mejor ¿Puede pasar el señor Macias a recoger a su cuñado?
-  Ahora mismo está trabajando y me es imposible ponerme en contacto con él. ¿Puedo ir yo a recogerlo?
-  ¿Dígame su nombre, por favor?
-  Camilo Alcázar Benavente
-  Déjeme comprobarlo, con nuestra base de datos (se escuchó como la secretario tecleaba) si aparece su nombre como tercer familiar de contacto. Ok, puede venir, no olvide traer un documento acreditativo de su identidad.
-  Si, descuide, en 15 minutos estoy ahí (Camilo tomó las llaves y salió corriendo del apartamento)

Camilo, no corrió, voló. No es que le sorprendiera mucho lo de la pelea. Bueno, sobretodo viendo como se había comportado nada más llegar a casa y claro después estaba aquello que le comentó Mario. Juan le había llegado a alzar la mano a Cristina. Durante toda su infancia tuvo que soportar las palizas de muchos abusones. Era pelirrojo, de familia pobre y numerosa, enclenque y medio cegato. Y si eso no era poco, le gustaba dibujar. Es como si tuviera grabado en la frente “rarito”. Así que era el blanco fácil de todos los abusones de la escuela. Así que pensar que su cuñado podía ser uno de esos abusones le hacía hervir la sangre de puro coraje. Nada más entrar en secretaría vio a Juan, tenía le labio partido, un ojo morado y la nariz taponado con un montón de algodón. Estaba sentado en una banqueta justo enfrente de secretaria.

-  Hola Camilo ¿Y Mario? (dijo Juan mirando sobre el hombro de Camilo a ver si veía a su hermano)
-  Trabajando en el laboratorio, ahí no tienen cobertura ¿recuerdas?
-  Ahhhh (y bajó la cabeza)
-  ¿usted debe de ser el señor Alcázar, verdad? (dijo la secretaria asomándose por el mostrador. Camilo asintió) Hemos hablado por teléfono. Le agradezco la rapidez. ¿Me puede dar su licencia de conducir o alguna tarjeta que lo identifique, por favor?
-  Claro (sacándose la cartera del bolsillo interior de la americana y dándole a la secretaria su licencia de conducir)
-  Muchas, gracias, son normas de la escuela, solo pueden recoger a los alumnos las personas designadas.
-  Si, lo entiendo. Si se sienta un momentito, el señor Camer, el director lo atenderá en seguida. Está con el padre del otro chico, pero ya deben estar a punto de salir ¿quiere un vaso de agua o un café?
-  Si, por favor, un café
-  En seguida se lo traigo (y desapareció de nuevo tras el mostrador)
-  ¿Qué demonios ha pasado? (dijo fulminándolo con la mirada).
-  Nada (dijo bajito)
-  ¿nada? Uno no acaba con esa cara por nada. Uno no acaba en el despacho del director por nada. Uno no lo expulsan tres días por nada.
-  Déjalo yo, Camilo, solo quiero irme a casa.
-  Claro, que te irás a casa, te han expulsado, lumbreras (dándole un pequeño collejón). ¡Y en tu primer día! Cuando lleguemos a casa ya te ajustaré yo las cuentas
-  ¡qué! (Juan abrió los ojos como platos, debía de haber entendido mal)
-  Dime porque narices te peleaste.
-  No fui yo.
-  Pues parece que los golpes si que los recibiste tú (agarrándole por la barbilla y mirándole mejor el ojo morado)
-  ¡Nccch déjame, Camilo! (apartándose para que lo dejara)
-  No me chistes Juanito que ya estoy suficientemente enfadado como para que me vengas encima chistando. Contesta, ¿Qué pasó?
-  Nada, un idiota que no paraba de tocarme las pelotas y tuve que arrearle para ponerlo en su lugar (Camilo estaba alucinando pepinillos fosforitos, Juan estaba hablando como un auténtico macarra. Camilo se pasó la mano por la cara, eso no podía ser cierto. El rollo de joven enamorado atormentado había ido demasiado lejos, Juan si continuaba así, Juanito se iba a convertir en un delincuente).
-  No me lo puedo creer. Juanito tú no eres así.
-  Ya te he dicho que no fue culpa mía, empezó él.
-  Me importa una mierda quien empezara, la violencia jamás es una salida, ¿pero donde narices has aprendido que está bien usar los puños?
-  Esto es el instituto si dejo que me ninguneen el primer día, mejor me pego un tiro porque mi vida aquí no valdrá una mierda.
-  Mira, niñato, esto es un instituto no la mafia rusa, tienes 17 años no 13, así que no me vengas con tonterías de ningunear. En los institutos se “ningunea” a los pobrecillos de primer y segundo curso, no a los del último. Y aunque así fuera, debiste ignorarlo y si eso no funcionaba debiste intentar dialogar y si eso no funcionaba debiste acudir a un profesor y sino al llegar a casa habrías de habérnoslo dicho a tu hermano o a mí. ¡Pero liarte a puñetazos como un simple maleante! ¡Eso jamás! (en ese momento llegó la secretaria con el café y se hizo un incómodo silencio. Al cabo de un rato salieron del despacho un chico que parecía un armario ropero. Al menos Juan no era un abusa enanos, pensó Camilo. Y un minuto más tarde salió le padre del chico. Camilo quería morirse, conocía a ese tipo. Era el dueño de un pequeño concesionario a las afueras de la ciudad. Además iban al mismo gimnasio).
-  ¿Camilo? ¿qué haces tú aquí?
-  Ya ves, parece que tú hijo y mi cuñadito han tenido un pequeño altercado (mirando al muchacho que tenía un aspecto realmente lamentable, Juan le había dado una buena paliza, y eso que hacía dos como Juan).
-  Lo siento mucho Camilo, el director ya ha tenido unas palabras con mi chico, pero te aseguro que cuando lleguemos a casa yo también tendré las mías con él (la cara de terror del chico era un poema) ¡Walter! ¿no tienes nada que decir? (rugió aquel hombre y el muchacho tembló como una hoja)
-  Lo siento, juan, no debí decirte esas cosas ni meterme con tu familia (dijo sin poder levantar la cabeza. Juan ni le contestó, simplemente apartó la cara).
-  Mira chico, mi hijo a veces es un auténtico capullo, pero te aseguro que jamás volverá llamarte paleto o a insinuar que te acuestas con tu madre (entonces camilo lo entendió todo) o nada por el estilo. Tienes mi palabra, muchacho. Venga, Walter, nos vamos para casa.
-  Si, señor (dijo en un hilito de voz y aquel hombre lo agarró fuerte del brazo y salieron de la secretaria)
-  ¿señor Macias? (dijo el director alargándole la mano)
-  No, soy el marido de Mario Macias, el hermano del chico (tendiéndole también la mano)
-  Si, algo me comentó la secretaria, disculpe, ha sido una tarde movidita. Por favor pasen a mi despacho.
-  Gracias (y Camilo y Juan entraron en el despacho del director. No importaba cuantos años tuvieses, entrar en el despacho del director seguía imponiendo. Aunque fueras adulto, no fueras a esa escuela y no hubieras hecho nada malo). Gracias por venir tan pronto, por favor tomen asiento (dijo el director muy educado) me hubiera gustado conocerlo en otras circunstancias, pero debido las actuales circunstancias me temo que no es así. Normalmente tardó más en conocer a los muchachos u mucho más a sus familiares. Pero Juan ha hecho una gran primera impresión en la escuela (Camilo apretó mucho los puños y le echó una rápida miradita de puro enojo a Juan). Señor Álvarez.
-  Alcázar (corrigió Camilo)
-  Disculpe de nuevo, señor Alcázar, en esta escuela tenemos una política muy severa con lo que respecta a la violencia física y verbal. No toleramos la más mínima señal de violencia física o verbal. Y condenamos cualquier acto violento, vejatorio o denigrante perpetrado entre nuestros estudiantes o profesorado. Aunque sabemos que su cuñado no empezó la pelea, si que fue el primero en dar el primer puñetazo, y no sé paró en ese primer puñetazo. Como ha podido comprobar los dos chicos parecen salidos de una película de guerra más que de una clase de bilogía. Como es su primer día, y cómo he dicho nos consta que el otro alumno se pasó el día hostigándolo, solo vamos a aplicar una sanción leve (el director le dio un papel a ambos) deben firmar en donde pone alumno y tutor) con la fecha de mañana. (Juan ni se lo miró solo lo firmó y se lo dejó encima de la mesa del director. Pero Camilo si que se lo leyó y cuando llegó por la mitad, levantó la mirada y miró al director. Y el director asintió. Camilo continuo leyendo y finalmente lo firmó y se lo entregó)
-  Bueno Juan, espero que estos tres días te sirvan par reflexionar sobre tu mala conducta. El viernes te esperamos de nuevo, y esperamos que esto quede como un triste incidente aislado.
-  Si, señor (dijo Juan, levantándose de la silla)
-  Juan, aun queda una cosa más (Juan se volvió a sentar) veo que no te has leído el documento que te he dado a firmar.
-  Es mi carta de expulsión ¿no?
-  No, tu carta de expulsión la debo firmar yo. Eso era la carta del correctivo.
-  ¿la carta del correctivo?
-  Si, al matricularte en esta escuela tu hermano, Mario, marcó la casilla CCC
-  ¿y eso qué es? (preguntó Juan sin saber a que venía ahora todo aquello de clausulas y firmas y papeles)
-  Esto es una escuela privada (le dijo Camilo)
-  ¿y? (Juan sabía perfectamente que era una escuela privada, llevaba uniforme y los profesores no parecían a punto de pegarse un tiro)
-  CCC significa (continuo Camilo) castigo corporal consentido.
-  ¿perdón? ¿qué es lo que acabas de decir? (Juan estaba alucinando, no podía ser cierto lo que acababa de decirle, se trataba de una broma para meterle el miedo en el cuerpo. No existía una cláusula de es tipo ¿verdad?)
-  Según las leyes de este Estado, el castigo corporal se deberá dar en presencia de al menos 3 adultos, con una pala de educación o con una vara senior homologada por el ministerio de educación (el director estaba leyendo el papel que habían firmado Juan y Camilo). Siempre con el previo consentimiento del tutor (el director levantó la cabeza y dejó de leer) por eso ponemos la casilla CCC en los documentos de la matriculación (volvió a leer el documento). Los golpes no podrán ser inferiores a 6 ni superiores a 20, ni podrán ser en días consecutivos. El correctivo deberá ser aplicado siempre sobre el uniforme del estudiante y preferiblemente ante su tutor legal o familiar más cercano.
-  No, puede ser (dijo levantándose de la silla)
-  Juan, siéntate (dijo Camilo en un tono que hizo que hasta el mismo directo tragase saliva. Juan miró confundido a Camilo, pero se sentó)
-  ¿Que va a ser? (preguntó Camilo que parecía más familiarizado con la casilla CCC que su cuñado)
-  Me temo que serán 10 con la pala, los estatutos de la escuela son muy tajantes con eso, seré rápido ¿Juan? (dirigiéndose ahora al chico)
-  No me lo puedo creer ¿en serio le vas a dejar que me pegue con una pala?
-  Mario marcó la casilla por algo. Y aunque no la hubiera marcado estoy de acuerdo, a la escuela se viene a aprender no a pelearse como un vulgar matonzuelo de tres al cuarto.
-  ¿Y si me niego?
-  En ese caso se concertará una segunda cita con su tutor legal y él tutor legal será el encargado de aplicar el correctivo si lo cree pertinente (Juan sabía que si le daban una pala a Mario su culo estaba muerto, además el director se había mostrado todo el rato mable y le había dicho que sería rápido).
-  De acuerdo.
-  Me alegra que hayas entrado en razón, por lo general, cuando se concierta una segunda cita, los chicos suelen acabar mucho más adoloridos que si hubieran aceptado de buen grado mi primera oferta (Juan sabía que ese sería su caso). Muy bien manos en frente sobre la pared, así separadas, un poco más inclinado (el director le ayudó a colocarse bien) las piernas un poco más separadas (Camilo reconocía muy bien esa pose, en sus tiempos era lo más habitual castigar así en las escuelas, actualmente solo lo hacían las privadas), así está bien. No se mueva. Debe contarlas de forma respetuosa, una señor, dos señor, tres señor, hasta llegar a la diez que debe decir, “diez señor, aprendí mi lección” (Juan estaba muerto de vergüenza ni se atrevía a girarse y mirar al director a la cara. El director cumplió con su palabra fueron 10 palazos, fueron duros pero también rápidos, en cuanto acababa de dar la replica caía el siguiente. Parecía increíble que aquello no le hubiera tomado ni un minuto pero Juan estaba convencido que él iba a doler durante horas, quizás días).
-  PLACK
-  Uno, señor (dijo Juan aguantando la respiración)
-  PLACK
-  Dos, señor (Juan estaba seguro que aquella maldita pala era de hierro recubierta de una fina lamina de madera)
-  PLACK
-  Tressssss, señor (Juan tembló todo él al recibir el tercer palazo)
-  PLACK
-  Grrrrrrrrr cua-tro, señor (había empezado a tener problemas para vocalizar)
-  PLACK
-  Cincogrrrrrrrrrrarggggggggg, señor (las lágrimas caían ya descontroladas)
-  PLACK
-  seis, señor (Juan empezó a acelerar la respiración las piernas le iban a fallar de un momento a otro)
-  PLACK
-  SIETE, señor (lo de haber pasado ya el ecuador, no era ningún consuelo, esas seis primeras habían sido terroríficas)
-  PLACK
-  OCHOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO ARGGGGGGGGG, SEÑOR (La espalda de Juan se arqueó totalmente. El directo aguardó unos segundos)
-  Por favor reasuma la posición. Solo te quedan dos, Juan (dijo el director en un tono demasiado fraternal para estar empuñando una pala) PLACK
-  AAAAAAAAAAAAAAH NUEEEEEEEEEEEVE SEÑOR (Juan empezó a toser) AJUM AJUMAJUM
-  PLACK (alzó un poco más la pala y dio con un poco más de brío)
-  AAAAAAAAAAA AJUM AJUM DIEZ, señor, aprendí mi lección (Juan estaba apunto de caerse al suelo de rodillas, permaneció un rato más en esa posición, Camilo empezó a pensar que el director lo había clavado a la pared con la pala como si Juan fuera un clavo y la pala un martillo)
-  Lo has hecho extraordinariamente bien Juan (Juan finalmente se reincorporó. Y miró con extremo odio al director ¡yupi! soy un as recibiendo palizas- Será gilipollas el tío este, no te jode. Pensó Juan para si mismo) te esperamos de vuelta el viernes. Señor Alcázar, espero que la próxima vez que nos veamos sean en mejores circunstancias.
-  Yo también, y gracias (Camilo se despidió del director y la secretaria y agarró por el cogote a Juan y se lo llevó de aquella maldita escuela. Camilo odiaba el olor a tiza y cuadernos y productos de limpieza industrial. Le traían malos recuerdos. Una vez estuvieron fuera del instituto. Camilo se detuvo un instante y le dijo al oído a Juan) Cuando lleguemos a casa te quiero directo a la esquina suroeste del salón (Juan lo miró como si fuera un alienígena) que te quiero con tu nariz pegadita en el rincón de la derecha (dijo otra vez con aquel tono de voz que hacía que Juan quisiera correr a los brazos de su madre y pedirle que lo acurrucara. Pero su madre estaba muerta y él tenía ya 17 años, demasiado viejo para ser acurrucado)

Juan llevaba más de una hora con la nariz contra la pared, el dolor de sus posaderas comenzaba a calmarse, nunca pensó que una maldita tabla pudiera hacer tanto daño. Y para colmo ahora estaba ahí castigado como si fuera un maldito niño de parvulario. Si seguía de píe ahí era solo porque sabía que si se ponía muy estúpido con Camilo, fuera lo que fuese que tuviese en mente Mario se iba triplicar. Y su trasero había tenido por aquel día suficiente trato especial.
Camilo había podido contactar con la universidad, al fin, Mario había tenido que ir a una excavación, porque habían encontrado una veta de un mineral muy extraño y querían su opinión. Así que no regresaría hasta la hora de cenar para celebrar su ascenso. Camilo, le hubiera encantado en ese momento que su marido, hubiera regresado pronto a casa. No porque no se viera capaz de castigar a Juan, sino porque no sabía si sería capaz de controlar su rabia con el muchacho. ¡Su primer día de escuela y expulsado! Y por liarse a puñetazos con un compañero. Juan tenía un problema muy grande de autocontrol. Cuando se enfadaba dejaba que toda su rabia y frustración salieran de la forma más violenta. Y Camilo, tenía una cosa muy clara, no iba a vivir con una persona así. No iba a permitir que Juan se convirtiera en uno de esos tipos que se parten la cara en un bar con un total desconocido porque le han mirado mal o porque no les ha gustado lo que le han dicho. Camilo respiró hondo, se remangó la camisa y sacó del armario una correa de piel, del disfraz de colono de aquel año nuevo en que Mario iba de indio y él de colono. Nunca pensó que volviera a utilizar esa correa y mucho menos para ese fin. Dobló la correa con sumo cuidado, para que la hebilla no pudiera hacerle daño a Juan y salió a enfrentarse con el pequeño Mohamed Ali.
Juan oyó la puerta de la habitación de Mario cerrarse, al fin podría salir de ese rinconcito estúpido. Camilo se quedó de píe mirando a Juan un minuto preparándose mentalmente para los fuegos artificiales. Respiró hondo y con paso decidido fue hasta donde estaba Juan y lo agarró por la oreja. Juan no se esperaba para nada que Camilo lo agarrara por la oreja si mediar palabra alguna.

- auuuuuuuuuuuuuuuu (llevándose la mano a la oreja, pero Camilo no soltaba la pobre orejita) Camiloooooooooooooooo
- te gusta golpear a la gente ¿no? ¿Pues vamos a ver cuanto te gusta que esto (enseñándole el cinturón) golpee tu estúpido culo? ZWASS (y le dio un correazo en todo el muslo)
- Arggggh Camilo noooooooooo (dijo Juan en pánico mientras Camilo lo arrastraba hacía el sofá) por favor (dijo suplicando)
- ¿No? Lo siento jovencito, pero no has oído eso de que la violencia solo genera violencia ZWASS ZWASSZWASS (Camilo le dio otros tres correazos en los muslos. Juan dio un brinquito en cada uno y se llevó la mano libre al trasero para intentar cubrirse)
- aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaauauau Para Camilo, por favor, duele.
- ¿y los golpes que le diste al pobre muchacho no crees que le dolieron? ZWASS ZWASSZWASS (otros tres correazos sobre el otro muslo)
- AAAAhhhhhhhh Fue una pelea, él también me golpeó (intentaba dialogar con Camilo para que dejara de pegarle con el dichoso cinturón).
- El director dijo que tú fuiste el que dio el primer puñetazo (dijo Camilo entre dientes).
- Pero solo porque llevaba toda la mañana dándome por culo ZWASSSS (un correazo especialmente duro cayó sobre el trasero de Juan) Auuuuuuuuuuuuuuuu ¡Camilo, para, por dios!
- No, no voy a parar, es más todavía no he ni empezado. Voy a quitarte yo esa costumbre que te ha dado a ti ahora de emprenderla a golpes cada vez que no te sales con la tuya.
- ¿No crees que pegarme por que pegué alguien es un poco hipócrita? (dijo intentando zafarse una vez más del agarré férreo de Camilo)
- ¿En serio? ¿Crees que esto se compara con lo que tú has hecho? Porque si es así tiene un gran problema de percepción, niñito. (Camilo finalmente, dejó el cinturón sobre el sofá y empezó a desabrochar el pantalón de Juan. Juan intento impedírselo, pero solo logró que Camilo le retorciera aun más la oreja) Yo te estoy castigando porque hiciste algo tan intolerable como pelearte a puñetazos contra una persona. Vamos a ver si me explico bien,… (Y una vez los pantalones del uniforme de Juan cayeron hasta los tobillos. Camilo se sentó en el sofá colocando el trasero del muchacho justo encima de sus rodillas) para que lo entienda esa cabecita hueca de ahí, has sido un niño malo y tete Camilo te está haciendo ay ay en el culete, para que no vuelvas a ser un niñito malo. (Camilo le engurroñó el slip para en el siguiente asalto, poder tener una mejor vista de las nalguitas rosaditas de Juan y volvió a adoptar un tono más sobrio) Juan es imperdonable, uno no puede ir descargando toda su rabia y frustración a base de puñetazos y patadas. No puedes golpear a la gente porque te molestan o no te gusta lo que te dicen, no puedes tirarle cosas a la cara y no puedes dar bofetones para acallar algo que aunque no te guste oírlo es cierto.
- ¡Suéltame, te odio! (intentando levantarse, pero Camilo era mucho más fuerte que él).
- Siento mucho oír eso, porque yo te quiero mucho, te quiero como si fueras mi hermano de sangre, y no pienso dejar que un hermano mío caiga en un comportamiento tan burdo y zafio ZWASSSS ZWASSSSZWASSSSZWASSSSZWASSSSZWASSSS (y Camilo dejó caer seis veces seguidas en cinturón sobre las pobres nalgas de Juan que aun estaban un poco rosaditas por la pala).
- AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH NOOOOOOOOOOOOOOOOOO
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAUUUUUUUUUUUUUUU PARA PARA AHHHHHHHHHHHHHHHH TE ODIO AAAAAAAAAHHHHHHHHHHH (Juan se retorcía pero Camilo lo tenía bien agarrado, aquella no era la primera vez que calentaba el culo a alguien y sabía bien lo que hacía)
- Juan, sé que lo estás pasando mal. Es duro estar lejos de casa. Es duro enamorarse de la persona que no toca. Pero eso no te excusa para comportarte como un auténtico salvaje. ZWASSSS ZWASSSSZWASSSSZWASSSSZWASSSSZWASSSS (las siguientes seis no fueron tan rápidas camilo se tomó su tiempo entre cuerazo y cuerazo, para que Juan le diera tiempo para asimilar bien el dolor. Juan hubiera preferido que no hubiera pausa entre correazo y correazo, aquello era mucho peor cada nuevo golpe se sentía con más viveza).
- ¡Tú no sabes una mierda! Ni te atrevas a hablar de algo que no tienes ni idea, no tienes derecho auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuahhhhhaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaauunooooooooooooooooooooo
- Juanito, no estás en la mejor postura de mandar a callar a nadie ZWASSSS ZWASSSS ZWASSSS más bien estás en muy buena postura para escuchar ZWASSSS ZWASSSS ZWASSSS Todos hemos pasado por un mal de amores. Vale, tú te has enamorado de Cristina que es la esposa de tu hermano y que te ha criado como a un hijo estos últimos años. Pero si necesitas desahogarte, deberías hablar conmigo o con tu hermano. Te sorprendería saber cuanto te puede ayudar Mario a superar esto.
- Ella no es mi madre
- No, no lo es. No es tu madre. Pero métete en esa cabecita que Cristina te quiere como a un hijo y eso no va a cambiar. Así que aprovecha esta oportunidad e intenta superarlo. Y sobre todo deja de comportarte como un auténtico gilipollas. Porque aquí no tienes que demostrar nada a nadie. Solo tienes que ser tu mismo. Y Juanito, sé que eres un chico bueno y listo, así que no quiero volver a tener esta charla contigo nuevamente ZWASSSS ZWASSSS ZWASSSS ZWASSSS ZWASSSS ZWASSSS (Camilo dejó el cinturón) ¡Al rincón! (rugió Camilo. Juan se levantó todo lloroso y se subió los pantalones y se fue al rincón. Camilo tomó el cinturón y fue a dejarlo a su sitio. Algo le decía que debía dejarlo guardado pero a mano) Ok (dijo al entrar de nuevo al salón) acabemos con esto. Hoy han ascendido a tu hermano y cuando llegué nos va a llevar a cenar fuera para celebrarlo. Y no quiero que estés toda la cena revolviéndote en la silla.
- ¿No sé lo vas a decir a Mario? (a Juan se le iluminó la cara a pesar de estar aun roja y llena de lagrimas).
- no (dijo muy seco)
- gracias, gracias, gracias (abrazándolo y dándole un montón de besos. Juan estaba seguro que Mario cuando se enterara también querría tener unas palabras de tu a tu con él, más concretamente con su trasero)
- No se lo pienso decir yo, se lo dirás tú mañana en el desayuno (la cara de Juan se volvió a entristecer) Hoy es el gran día de tu hermano. Mario lleva tres años detrás de ese ascenso, y no quiero que tu maldita estupidez le amargue su gran día ¿entendido? (Juan solo asintió. Por él estaba bien, a sí su culo tendría lago de paz esa noche) muy bien. Te di 18 con el cinturón serán el doble con la zapatilla (agarrando su propia pantufla). Sobre mis rodillas.
- Por favor, Camilo, ya me duele horrores. Hoy ya recibí mucho. Y seguro que mañana cuando Mario se entere, me volverá a dar (le suplicó Juan intentando que Camilo se apiadara de él).
- Juan, si no estás sobre mis rodillas a la de tres, te juro que la cena de esta noche te va a resultar la cena más larga e incómoda de tu vida. Uno (Camilo arqueó la ceja)
- te odio
- dos (pero no hizo falta que llegara a tres, Juan corrió a ponerse de nuevo sobre las rodillas de Camilo. Camilo lo levantó un segundo para poder quitarle los pantalones y lo volvió a colocar sobre sus rodillas. Una vez bien colocado le enmaraño nuevamente el slip) Voy a ser indulgente contigo niñito, porque como muy bien has dicho mañana en cuanto tu hermano se enteré que te expulsaron 3 días en tu primer día de clase por pelearte tu trasero no valdrá ni un céntimo. Pero quiero que te quede claro. Si vuelves a dejar que ese mal carácter tuyo saque lo peor de ti te aseguro que para cuando Mario trate contigo no va a tener mucho donde tratar. En menos de una semana has hecho dos de las cosas que considero más despreciables en este mundo. Uno, liarte a puñetazos y Dos, violar mi intimidad. Y si mi intención cuando llegaste aquí era mimarte y tratarte como a un auténtico rey… ahora solo pretendo que cuando acabe este curso, sin importar lo que decidas hacer con tu vida, seas un hombre respetable.
- Camilo, por favor, lo siento, no volveré a pelarme más, te lo juro, pero no me pegues más.
- Pobre de ti que vuelvan a llamar de la escuela para decirnos que te has peleado. Porque te aseguro que si lo vuelven a hacer vas a estar sentándote sobre un flotador durante una semana PLAFF PLAFF PLAFF (Camilo hizo una pequeña pausa) PLAFF PLAFF PLAFF (tres más sobre la mima nalga y otra pequeña pausa) PLAFF PLAFF PLAFF (una vez más)
- AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO NOOOOOOOOOOOOOOOOOO ARRGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGHHHHH
- No más ataques de ira PLAFF PLAFF PLAFF (Camilo empezó a castigar la otra nalga de la misma manera tres golpes bien duros y una pequeña pausa par que el chico asimilara al 100X100 el castigo) PLAFF PLAFF PLAFF (otras tres en la misma nalga y otra pausa) No más pataletas de mocosos consentido PLAFF PLAFF PLAFF No más llamadas del director PLAFF PLAFF PLAFF (Camilo hizo una pausa un poco más larga hasta que Juan recuperó la respiración normal)
- NOOOOOOOOOOOOOOOO AUUUUUUUUUU AUUUUUUUUUUUUU NOOOOOOOOOOOOOOOO POR FAVOR CAMILO AUUUUUUUUUUUUUUU.
- PLAFF PLAFF PLAFF (Camilo empezó a castigar de nuevo la nalga derecho, con la misma técnica sistemática e inconmovible) Juan, no quiero tener que repetir esto pero…PLAFF PLAFF PLAFF  (Camilo aplicó otras tres en la misma nalga y volvió a pararse) ten por seguro que si he de hacerlo la próxima vez lo haré mejor. PLAFF PLAFF PLAFF
- AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH NOOOOOOOOOOOOOOO NO POR FAVOR, NO MÁS, NOOOOO, LO SIENTO AUUUUUUUUUUUUUU NO LO VOLVERÉ A HACER AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH LO JURO AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
- PLAFF PLAFF PLAFF (las tres cayeron sobre la nalga izquierda. Camilo hizo pausa entre nalgada y nalgada en vez de cada tres)
- AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH NUNCA MÁS LO JURO AAAAAHHHHHHHHHHHHHH
- Tres más y habremos acabado Juan PLAFF PLAFF PLAFF (y esa tres últimas cayeron como una plaga bíblica sobre el trasero de Juan) Shhhhhhhhhhhhhhh ya está, ya está shhhhhhhhhhhhhhhhhhh respira Juan, respira Juanito
- lo sientooooooooooo sniff sniff yo no quise enfadarte auuuuuuuuuuuuuuuu yo no quiero que me odiéis sniff sniff (Juan hablaba sin apenas vocalizar y entre gimoteos y llantos)
-shhhhhhhhhhhhhh ya, mi niño, ya, ya pasó. Juanito, ya está, cálmate, respira hondo. Nadie te odia, quizás esté bastante decepcionado contigo pero sé que pronto volverás a ser el Juanito que todos queremos y nos gusta malcriar shhhhhhhhhhhhhhhh ya ya
- lo siento, de verdad, lo siento. Yo no quise causaros molestias. No pensé, solo quería hacerlo callar él dijo cosas horribles, pero lo cierto es que ojala esas cosas horribles fueran verdad. Soy un degenerado lo sé.
- Ey, Ey, alto ahí, niñito. No quiero volver a oírte decir eso ¿He de ir a por el cinturón de nuevo? No me gusta nada esa palabra, Juan. No quiero volver a escucharla jamás (le dijo muy serio) No eres un degenerado, eres joven y estás enamorado de una persona que no te corresponde. ¿Tú no ves a Cristina como tu madre, verdad?
- No, yo tengo una madre. Sé que murió hace ya 8 años, pero sigue siendo mi única madre y lo será siempre (Juan seguía llorando pero ya más calmado).
- Entonces no tienes nada de que avergonzarte, no hay nada malo en ti. Juan, deberías hablar con Mario de esto.
- nooooooooooooo por favor no quiero que piense que soy un monstruo, o algo así.
- ya te eh dicho que no hay nada malo en ti. Además Mario podría ayudarte, él pasó por lago muy parecido.
- Camilo yo no soy gay.
- ja jajaja ¿no? ¿En serio?
- Nooooooooo (dijo un poco indignado)
- ¿Es que hay algo malo en ser gay? (metiéndose con su cuñadito como le gustaba hacer)
- no, yo no he dicho eso. Solo digo que yo no soy gay.
- lo sé, tonto. Si fueras gay estaría enamorado de mí y no de Cristina. Y sinceramente no podría culparte por ello
 - Ja jajaja muy graciosos Camilo (Camilo se alegró ver como el chico volvía a reír)
- Deberías hablar con Mario. ¿Nunca té contó su primer amor?
- ¿Blanca? Si salió con ella tres años, hasta que se vino a estudiar a la universidad, aquí. Y salió por fin del armario.
- He dicho el primer amor, no la primera novia. ¡Oh, venga, Juanito! no me tomes por tonto, hasta tú tienes novia y no por eso estás enamorado de ella, ¿no?
- ¿Estaba enamorado de alguien del pueblo? ¡No jodas! ¿De quién?
- ¡Esa boquita, niño! (dijo un poco serio amonestando al chico que ya parecía haber olvidado por completo que minutos atrás estaba sobre sus rodillas) Eso mejor se lo preguntas a tu hermano. No es cosa mía contártelo.
- Porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa (dijo poniéndole ojitos de corderito).
- Ni lo intentes, Juanito. Tu hermano ya me tiene totalmente inmunizado a esos ojitos. Habla con él, te hará bien (volviendo a ponerse en plan paternal con su cuñado).
- Dame una pista, Camilo
- ¡Anda! y ve a acostarte un ratito antes que venga tu hermano y nos lleve a celebrar su merecido ascenso.
- ¿Por qué letra empieza?
- JAJAJAJ a tu habitación (dándole una pequeña palmadita para que se fuera)
- ¡AUUUUUUUUUUUUUU QUÉ DUELE!
- ¡Pues quién lo diría! Quizás deba asegurarme (hizo remangándose la manga)
- ¡No, no, no, ya me acuesto, ya me acuesto! (y salió corriendo hacia su habitación cubriéndose la retaguardia)

Mario llegó a casa sobre las ocho, eufórico, con una botella de champagne y un cheque con un bono que le habían dado a parte del ascenso y del aumento de sueldo. Mario quería llevarse a Camilo a Paris esa misma noche para celebrarlo. Pero Camilo le hizo bajar de las nubes diciéndole que al día siguiente los dos tenían que ir a trabajar. Pero Mario estaba tan contento que aun así podría haber tomado un vuelo esa misma noche y plantarse los dos en París para un par de horas solo.
- ¿Y Juan?
- Justo acaba de entrar en la ducha.
- mmmmm. (Mordiéndole el lóbulo de la oreja)
- shhhhhhhh Mario que nos puede pillar tu hermanito.
- ¡Y qué estamos casados! (Camilo le echó una miradita de reproche) pues vayamos a nuestra habitación (tirando de él)
- Creí que querías llevarnos a cenar fuera para celebrarlo (dejando el peso muerto para que no tirase de él).
- y os voy a llevar, pero mientras mi hermano se ducha y se viste tú y yo…
- Marioooooo que nos conocemos
- uno rapidito por fiiiiii (poniendo morritos como un niño pequeño)
- ya conozco yo tus “uno rapidito”.
- Oh venga Camilo, que no todos los días me ascienden (volviendo a tirar de él).
- ¿Y no puedes esperar a esta noche? A que esté el niño acostado y tú y yo podamos celebrarlo a solas.
- es que está noche lo vamos a celebrar a solas esto solo es un pequeño adelanto, para abrir boca jajaja (dijo tirándose sobre él en el sofá como si fueran dos adolescente)
- vale, pero aquí no, nada más falta que salga tu hermanito de la ducha y nos pille con los pantalones bajados otra vez.
- ¿Otra vez? ¿Cuándo nos ha pillado él…? ¡Ah! ¡El día que entró en nuestra habitación! ¿Aun sigues molesto con él por eso? (dijo intentando ponerse serio)
- no, eso ya está perdonado.
- Eres un santo, Camilo. Ahora vamos a la habitación a que me excomulguen por profanar el cuerpo de un santo jajaja
- Idiota jajaja (y los dos corrieron a la habitación como si tuvieran 15 años y se hubieran quedado en cas sin padres)


Aquella noche fuero al restaurante favorito de Mario Y Camilo, era un tibetano que se necesitaba apuntarse a la lista de espera con tres semanas de antelación. Pero Camilo conocía al propietario y le hizo una llamada pidiéndole un favor especial. Así que logró mesa para tres para esa misma noche. Mario quizás bebió un poquito más de lo habitual e iba “contentillo” cantando por la calle. Camilo y Juan no podían parar de reír al ver a Mario comportarse como un adolescente. Cuando ya estaban en el portal de casa Mario le insistió a en ir a tomar un café en la pequeña cafetería donde hacía 9 años se le había declarado. Camilo decía que era muy tarde pero Mario logró convencerle, tras que Juan decidiera meterse en casa y dejar un poco de intimidad a los dos tortolitos.
A la mañana siguiente Mario seguía con una sonrisa de tonto de punta a punta de la cara. Pero era él único que parecía feliz. Camilo parecía preocupado por lago y Juan estaba muy callado. Cuando ya llevaban un buen rato desayunando Mario no pudo más.

- Tampoco nos acostamos tan tarde ¿a qué vienen esos ánimos? (Camilo le echó una miradita a Juan y Juan lo miró con ojos de suplica y negó sutilmente con la cabeza) A ver. Aquí está pasando algo y yo no me estoy enterando ¿Qué pasa aquí? (dijo Mario mirando a Camilo)
- Juan (dijo camilo cruzándose de brazos)
- por favor (dijo suplicándole)
- Juaaaaaaaaaan (dijo entre dientes. Mario reconocía demasiado bien ese tono de voz de su marido. Y se le esfumó toda la alegría de golpe)
- ¿Qué ha pasado ya? (dijo poniéndose en lo peor, o en lo que el creía que era ponerse en lo peor)
- Ayer me expulsaron de la escuela (dijo rapidísimo Juan)
- ¡QUÉ! (dijo Mario con lo ojos bien abiertos. Juan se echó hacía atrás en la silla todo lo que pudo)
- un chico me estuvo todo el día molestando y al final no pude más y me peleé con él. El director y Camilo ya me han castigado (añadió también rapidísimo Juan no se atrevía a mirar directamente a los ojos a Mario, sabía que estaba rojo de furia).
- ¿Cuánto tiempo te han expulsado? (intentaba sonar calmado pero nada más lejos aquel tono ponía los pelos de punta hasta a Camilo).
- Tres días (dijo bajando aun más la cabeza y en un susurro de vez).
- Se acabó el desayuno. Ve a tu cuarto y me esperas.
- pero ya me castigaron, el director de esa estúpida escuela con la pala y ayer Camilo con la correar y la zapatilla (dijo Juan desesperado).
- ¡He dicho que te vayas a tu habitación, Juan! (dijo rechinando los dientes).
- Pero no es justo (dijo con carita de perrito apaleado) ellos ya (pero no acabó la frase, Mario se levantó como un toro en plena estampida y dio la vuelta al mesa lo levantó muy brusco de la silla y lo inclinó sobre la mesa, volcando el vaso del zumo sobre el mantel y le dio 5 duras nalgadas y lo volvió a levantar y apuntó a su cuarto) AAAAAAAAAAAAAAAH NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO AU AU
- ¡A TU HABITACIÓN YA! (bramó Mario Juan se secó las lágrimas con la manga de la camisa y salió corriendo)
- Y Tú lo sabias, ayer durante toda la cena lo sabías y dejaste que yo estuviera haciendo el payaso mientras él se debía de estar regocijando de…
- Mario, para ya. Juan no se estaba regocijando de nada. Y fui yo quien el dije que esperara a esta mañana para decírtelo. No queríamos arruinarte tu gran día (Mario se quedó unos segundos pensando).
- me voy a trabajar (dijo agarrando la americana del respaldo de la silla)
- Mariooooo
- Nooo, Camilo, déjame ahora mismo no soy bueno para hablar.
- de acuerdo ¿aun vendrás para almorzar?
- si, para entonces ya se me habrá pasado. No quiero que salga de esa habitación hasta que yo regrese, solo para ir al baño. Y asegúrate que cuando yo regrese no queda nada que pueda ser remotamente divertido en su habitación. Está expulsado, no de vacaciones (Mario le dio un beso rápido y frío a Camilo y se fue. Camilo se quedó sentado solo en la mesa un rato pensando que quizás no había sabido llevar tan bien como creía la situación. Al cabo de un rato fue a la habitación de Juan. Juan estaba tumbado en la cama llorando).
- Juanito, soy yo, Camilo, gírate hombre y mírame (Juan ni se movió)
- Déjame solo, Camilo (dijo sin levantar la cabeza).
- En tu familia todos tenéis un muy mal pronto. Ya deberías saberlo. Me ha dicho que al medio día ya hablaría contigo.
- Si, ya sé que charla va a tener conmigo (dijo sonando como un niño pequeño).
- Juanito, tu hermano te quiere y quiere lo mejor para ti, y cuando haces cosas como estás te estás cerrando tantas puertas que se frustra. Y Mario frustrado es peor que una estampida de bisontes en un centro comercial.
- genial (dijo con ironía y aun sin levantar la cabeza de la almohada).
- Mira Juanito, conozco muy bien a tu hermano y esto se le pasa en una hora. Es incluso mejor para ti, que se haya ido a trabajar.
- Ni si quiera me ha dicho adiós, me odia.
- Oh, por favor Juan, no me seas melodramático. No te odia, solo está frustrado contigo. Se supone que te ha traído a casa para que te centrases. Y en tu primer día de escuela aquí no tan solo no te centras sino que consigues algo que jamás en tu vida habías hecho, consigues que te expulsen. Venga ayúdame a sacar de aquí la tele, el equipo de música y el portátil.
- ¡Qué! (ahora si que se giró)
- No me mires así. Idea de tu hermano.
- Pero tú ya me castigaste.
- Y no te quitaría la tele y las demás cosas. Pero ha sido idea de tu hermano, venga, mueve el culo, que tengo mucho trabajo y quiero tenerlo listo para las dos que venga tu hermano.
- Tú crees que…que Mario…que cuando vuelva al medio día, él… bueno que…
- ¿Qué si creo que te vaya a dar una buena zurra? (Juan asintió con la cabeza) Probablemente, pero ya le diré que yo que ayer te di también lo tuyo. Además que te vaya a castigar sin tele ni ordenador es buena señal.
- ¿en serio? Porque yo no lo veo como bueno para nada.
- si hombre, piensa que todo lo que te castigue de esta manera no lo pagara con tu culo.
- pues ahora no sé cómo debo sentirme.
- bueno, tienes toda la mañana para pensar en como sentirte al respeto. No vas a salir tampoco en toda la mañana de esta habitación.
- ¿alguna cosa más? Porque si sigue así acabaré teniendo yo que pegarle a él.
- jajaja sigue soñando, Juanito, ese privilegio solo lo tengo yo.
- ¡oh, por dios, que asco! ¡Joder Camilo!, qué es mi hermano (dijo Juan con cara de terror)
- ja jajaja venga ayúdame a llevarlo todo al trastero.
- ¿Y no podemos llevarlo a la una antes que venga Mario?
- no, no podemos (dijo mirándolo con reproche).
- No me mires así, solo era una preguntita (Camilo prefirió no contestarle).

Mario llegó a las 13:45 a casa, parecía más relajado que esa mañana cuando salió por la puerta.

- Hola, mi amor (dijo dándole un beso a Camilo. Si definitivamente estaba más calmado)
- Hola, cariño ¿Cómo fue le día?
- Muy bien, ya te contaré. Primero quiero hablar con mi hermano (dijo Mario).
- Antes que hables con el chico, deberías saber que debido a que cierta persona marcó la casilla CCC de la matricula de cierto jovencito, es jovencito ya recibió ayer 10 palazos.
- Si esa persona marcó esa casilla fue precisamente por si pasaba algo como esto.
- ya me lo imagino. Yo solo quería recordártelo. Y además yo también le di una buena reprimenda cuando llegamos a casa.
- ¿Cuantos?
- 18 con el cinto ese del disfraz de colono
- eres un sádico (dijo riéndose, aquel cinturón era de cuero y era muy grueso).
- Y 36 con la zapatilla.
- ¿Y Camilo, si no hubieras sabido que yo hoy también tendría unas palabras con ese cierto jovencito le hubieras dado más? (Camilo ni le contestó, simplemente apartó la mirada) Lo que pensaba. ¿Qué pasó?
- Un chico empezó a meterse con él, lo llamó pueblerino y otras lindeces y le preguntó si sus padres eran hermanos y si él se acostaba con su hermana o con su madre, no sé muy bien. Pero está claro que aquello le hizo pensar en Cristina. Me confesó que realmente deseaba acostarse con Cristina, se siente como una especie de monstruo por ello. Creo que aparte de regañarlo, deberías hablar con él.
- ¿Y qué el digo? ¿Qué ya se le pasará? Es probable que pasen años antes que se le pase, y jamás olvidará ese sentimiento por ella.
- ¿Tú sigues sintiendo eso por él? (dijo un poco preocupado Camilo)
- Camilo, te quiero, eres lo que le da sentido a mí vida. Pero no te mentiré él siempre será mi primer amor. Y si apareciese ahora mismo por la puerta no me iría con él ni borracho, pero tampoco lo vería como a un hombre más. Y sé que Juan jamás verá a Cristina como una mujer más. Solo puedo esperara que con el tiempo, se le pase el enamoramiento y que conozca alguien especial, como lo hice yo (dándole un beso tierno a Camilo).
- pues dile eso mismo. Pero habla con él. Todo esto le va grande y lo esta carcomiendo por dentro. Y no querrás que acabe como acabaste tú ¿verdad?
- Por eso mismo me lo traje.
- Necesita escuchar a alguien que haya pasado por lo mismo y que lo haya superado.
- De acuerdo, hablaré con él. Solo confío que no sea tan discreto como Fernando o Lucia (dijo con una mueca de disgusto y se fue para la habitación de Juan).
- ja jajaja


Toc toc (picó a la puerta Mario)

- Adelante (dijo tímidamente Juan)
- Hola monito (eso sonaba bien)
- ¿Sigues enfadado conmigo?
- Enfadado ya no. ahora solo estoy decepcionado. ¿Expulsado? ¡Venga Juan! ¡Y en tu primer día y por pelearte! Aun estoy intentando asimilarlo.
- lo siento, de verdad que lo siento, no pensé, solo estaba tan y tan furiosos y aquel imbécil solo hacía que buscarme las cosquillas.
- ya bueno, este es tu último año de instituto, ¿no me estarás diciendo que es el primer capullo con quien te encuentras?
- No, claro que no.
- Juan sé perfectamente como te sientes ahora, pero eso no te excusa para emprenderla a golpes con la gente ¿Lo entiendes?
- Todos decís lo mismo, pero no sois vosotros los que estáis enamorados de Cristina. Bueno Fernando si, pero él es su marido
- ja jajaja más le vale. Ok, te voy a decir que vamos a hacer. Te voy a dar exactamente lo mismo que te dio Camilo y después todo estará perdonado (Juan puso cara de terror y estaba apunto de abrir la boza par decir algo cuando Mario continuo). Pero antes quiero contarte algo y necesito saber que no saldrá de estas 4 paredes (la curiosidad le podía más que la ansiedad por la zurra)
- no diré nada, yo no soy como Fer.
- me alegra, porqué no quiero verlo publicado en el diario de la mañana jajaja
- jajaja.
- Cuando tenía 15 años me enamoré locamente de una persona. Sabes como es nuestra ciudad, es pequeña y llena de gente chismosa con mucho tiempo libre y muchas ganas de hacer daño (Juan asintió). Como ya sabes a mi me gustan las personas de mi mismo sexo. Y aquello no estaba muy bien visto en aquella época.
- Ahora no te creas que mucho (Dijo pensando en una amiga suya que la tenían frita por ser lesbiana)
- bueno, pero entonces era aun peor. Yo salía con varias chicas, para que me dejaran en paz. Era bueno en deportes, buen estudiante, me gustaba arreglar coches, hacía todo lo que se suponía que hacen los chicos heterosexuales. Pero con 15 años me colgué de un hombre.
- ¿Un hombre?
- Si Juan, un hombre, no un chico, un hombre. Y aquel hombre se dio cuenta en seguida que yo me sentía atraído por él, la atracción era mutua y estuvimos 3 años viéndonos a escondidas.
- ¡Qué! ¿Y porque nunca me lo has contado?
- No he acabado, espera (Juan sonrió un poquito) ese hombre estaba casado y tenía una familia. Cuando cumplí los 18 y le dije que me venía aquí para estudiar la universidad, le pedí que se viniera conmigo, que aquí nadie nos juzgaría.
- Y él no quiso venirse ¿no?
- No, se vino. Sigue casado con su mujer y viviendo el sueño americano.
- y apero no es bien-bien como lo de Cristina él no era tu cuñada.
- no, no era mi cuñada era mi entrenador de baloncesto.
- ¡Qué! ¡¡¡¡¡El entrenador Cárdenas!!!!!! Dios si me ha visto cientos de veces en el vestuario
- Deja de flipártelo, Juan. Él estaba realmente enamorado de mí. Pero jamás dará ese paso. Jamás reconocerá públicamente su homosexualidad.
- Espera, espera, espera, ¿El entrenador no eran amigos de papá?
- No (sintiéndose muy incomodo)
- Pero, yo he visto fotos del entrenador y papá juntos (Mario sacó su licencia de conducir) dime que pone ahí.
- Mario Macias Cárdenas.
- ¡Mierda! El entrenador Macias era sobrino de mi madre, era mi primo. Siempre estaba en casa de la abuela, así que nadie sospechaba que pasáramos tanto tiempo juntos o que me quedara a dormir en su casa. Éramos familia.
- ¿Cómo Cristina y yo?
- No, nosotros realmente éramos familia de sangre. Él es mi primo hermano, Juan. Él tenía 20 años más que yo, estaba casado, tenía hijos y era mi primo hermano. ¿Aun crees que no puedo hacerme una idea de como te sientes? Es por eso que te traje a casa no quiero que cabes como acabé yo.
- ¡Pero ahora estás con Camilo! Y sois felices.
- Si, ahora, pero cuando salí de casa y me vine aquí a estudiar estaba tan hecho mierda que casi acabo tirándolo todo por la borda. Estuve tan cerca tantas veces de morir que es un milagro que esté ahora aquí hablando contigo. Yo no quiero eso para ti Juan. Solo te pido tiempo. Date un poco de tiempo. No te digo que olvidarás a Cristina, porque te estaría mintiendo. Pero si que te digo que llegará un día en que encontrarás la felicidad junto a otro hombre o mujer.
- Mujer (aclaró Juan)
- mujer (repitió riéndose Mario)
- ¿Mario?
- ¿si?
- ¿lo has olvidado?
- no, ni lo haré nunca, él fue mi primer amor. Fue mi primera relación, aunque fuera secreta jajaja No lo olvidaré nunca. Pero Juan, lo superé. Y ahora estoy felizmente casado con Camilo. Y tú eres mucho más fuerte que yo.
- no lo creo.
- si, si que lo eres. Lo sé, soy tu hermano mayor.
- gracias (dándole un golpecito amistoso en el brazo) ¿En serio te acostaste con el entrenado Cárdenas? Dios que asco
- Juaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan.
- No, en serio Mario ¿En qué estabas pensando? Hay tíos mucho más guapos en el pueblo.
- ¡Juaaaaaan déjalo ya!
- Y cuando vosotros estabais juntos ¿y quién…ya sabes…quien? Es que no puedo imaginármelo sabes (con cara de asco)
- ¡¡JUAN!! No pienso darte detalles de mi vida sexual. ¡Y no tienes que imaginarte nada!
- Solo intento entenderlo (dijo fingiendo inocencia pero estaba disfrutando haciendo sudar de lo lindo a su hermano). ¡¡¡Es que el entrenador!!!
- Entonces era más joven, y da igual, jovencito, creo que tú y yo tenemos una charla pendiente. Voy a por ese cinturón y vuelvo. Para cuando regrese quiero esos pantalones y calzoncillos fuera.
- ¿Porqué vas a hacerme lo mismo que te hacía el entrenado Cárdenas a ti? (Juan seguía con la bromita) jajaja jajaja
- PLAFF (el bofetón resonó por toda la casa. Juan se dio cuenta que se había pasado tres pueblos con ese comentario) Juan ya tienes 17 años ya deberías saber que hay ciertas bromas que no tiene puta gracia. Te he contado lo de mi primer amor para ayudarte no para que hicieras mofa de ello. Debería saber mejor que nadie lo mal que se pasa.
- Lo siento (dijo realmente arrepentido, no era su intención, solo quería seguir de broma con su hermano un poco más)
- Ok (dijo forzándose a darle una sonrisa. Se preguntaba si Juan era lo suficientemente maduro para entender lo que le había contado). Voy a por eso y ahora vengo (dijo intentando no parecer consternado por el comentario de su hermano. Cuando Mario regresó Juan estaba como le había dicho su hermano sobre la cama) Acabemos con esto. Estarás castigado sin salir, tele o cualquier tipo de diversión o entretenimiento dos semanas. (Mario se sentó en la cama y colocó al muchacho sobre su regazo. Mario a diferencia de Camilo fue rápido casi no le dejó tiempo para reaccionar cuando ya caía el siguiente cuerazo. Juan se dio cuenta que en lo que se refería a castigos, mejor dejarlos en manos de su hermano, Camilo era mucho más implacable) ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS ZWASS
-AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU AAAAAAAAAAAAAAH
- ZWASS ZWASS ZWASS ¿Porqué estás recibiendo está zurra Juan Carlos?
- AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH PORQUE ME EXPULSARON DE LA ESCUELA
AAAAAAAAAAAAAAAU AY AY
- ZWASS ZWASSZWASS ¿Y porque te expulsaron?
- AUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU PORQUE ME PELEE Y GOLPEE A UN COMPAÑERO.
- ZWASS ZWASS ¿Y volverás a hacerlo?
- NOOOOOOOOOOOOOOO NUNCA, LO JURO AAAAAAAAAAAAAAAAH NO MÁS (en ese momento Juan tenía claro no dejar que ninguno de los dos le atizara. No volvería darles el más mínimo motivo. Mario dejó en cinto y agarró una de las alpargatas de Juan)
- PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF JUAN CARLOS MACIAS ESCOBEDO SI VUELVES A METERTE EN UNA PELEA ESTÁS RECIBIENDO ZAPATILLAZOS HASTA QUE SE LE CAIGA LA SUELA A LA ALPARGATA
- NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO AAAAAAAAAAAAAAAAAA PARA PARA MARIOOOOOOOOOOOOOOOOO POR FAVOR BWUAAAAAAAAAAAAA BWUAAAAAAAAAAAAA
- PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF Y MÁS VALE QUE NO VUELVA A LLAMAR EL DIRECTOR DE LA ESCUELA PARA QUEJARSE DE TI PORQUE YO MISMO ME ENCARGARÉ QUE VAYAS CALENTITO A CLASE TODAS LAS MAÑANAS HASTA QUE TENGAS QUE VOLVERTE A AFEITAR. PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF
- AAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGGGGHH NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO PARAAAAAAAAAAAAAAAAAA LO SIENTO, PERDÓN, PERDÓN, NUNCA MÁS, LO JURO AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH
- A PARTIR DE AHORA TENDRÁS BAJO RAYA ESOS ATQUES DE RABIA O TE ASEGURO QUE VAS A PASAR TANTO TIEMPO MIRANDO AL SUELO QUE TE VAS CONOCER DE MEMORIA LOS DIBUJOS QUE HACEN LAS VETAS DE LA MADERA. PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF PLAFFF
- AAAAAAAAAAAAARG BWUAAAAAAAAAAAAAAAA BWUAAAAAAAAAAA NOOOOOOOOOOOOOOO BWUAAAAAAAAAAAAA (Juan lloraba con todas sus fuerzas llevaba tres zurras en menos de 24 horas, su culo jamás se recuperaría de esa)
-  Ya está monito, ya está, ya pasó, shhhhhhhhhhhhhhhh, respira, monito, shhhhhhhh respira (Mario le acariciaba la nuca mientras Juan lloraba aun sobre sus rodillas) ya pasó, todo perdonado, shhhhhhhhhhhhhhh, tu hermanito Mario te quiere mucho, shhhhhhhhhhhhh y no dejará que nada malo te pase shhhhhhhhhhhh ya está mi monito de feria ya está
-  - sniff sniff yo sniff lo sientooooo, lo sientoooooo muchooooo (dijo aun entre sorbos e hipos) perdóname.
-  Lo sé, monillo, lo sé. Ya está (ayudándolo a ponerse en píe y subirse los calzoncillos y pantalones) Todo está perdonado.
-  Marioooo no los subas, por faaaa (Mario le costó mucho no reírse, entendía perfectamente que quería decir su hermano. Cuando él era un crio también prefería no sentir el roce de nada sobre su piel después de una buena zurra)
-  Acuéstate un ratito. Mientras Camilo y yo prepararemos el almuerzo. Te llamo en una horita (pero Juan ya estaba recostado boca abajo en su cama casi dormido) te apago la luz vale (y recibió una especie de murmullo que podría interpretarse como un vale)
Mario se fue al salón y se tiró en el sofá estaba exhausto. Camilo había hecho ya lo comida mientras él estaba con Juan, así que se tumbó junto a su marido y ellos también se quedaron plácidamente dormidos mientras las noticias sonaban de fondo).

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