martes, 11 de octubre de 2016

La herencia de los Robertson-Cap 12.



─────Andres────
Uno no se da cuenta de lo mucho que acostumbras a ver a tu familia hasta que te separas de ella, aunque sean solo días. Con tanta gente en la casa ya era imposible que hubiese silencio, siempre estaban haciendo ruido todos juntos en el cuarto ese dedicado al entretenimiento, haciendo quien sabe qué cosa, sin embargo no me molestaba el ruido que hacían, de hecho, era agradable. Ese era el sonido de mi familia.
El tiempo que estuve en el hospital me hizo extrañarlos y darme cuenta que antes era un simple joven de 23 años, que trabajaba en la empresa de su padre. Era una vida muy cómoda. Definitivamente no era la clase de “hermano mayor” que ahora me tocaba fungir, era el típico hermano que te regaña un poco cuando la cagas, luego te cubre y te ayuda a salir bien librado. Jamás imagine que yo en algún momento tendría que castigar a mis hermanos menores. Tristemente jamás volvería a tener una relación normal con ellos. Antes podía hacerme el ciego a las idioteces que hacían, cubrirlos y fingir demencia, pero ahora me toca ser el ogro de la historia por su bien, aunque ahora ellos no lo entiendan.
Pase de ser ese joven de 23 años sin responsabilidades, a ser un hombre que debe sacar adelante a su familia, siendo el hermano mayor. Los microbios y la pulga eran muy pequeños para entender ciertas cosas, como por ejemplo, que ellos no fueron los únicos que se quedaron sin padres. El problema radico en que al ser el hermano mayor, me  tuve que encargar de todo yo solo y ser apoyo y consuelo para mis hermanos menores, pero vale… ¿A mi quien me consoló? ¿Quién me ayudaba? La respuesta es fácil, absolutamente nadie. Al mayor le toca lo difícil.
Creo que el que menos lo entendió fue Kevin. Para ellos fue bastante duro, pero creo que a la pulga le pego más fuerte su perdida.  Después de ese accidente de tránsito, mama todavía estuvo con vida dos semanas. Esas dos semanas alguien tenía que ir al hospital a cuidarla y yo solo podía estar en las noches, porque en el día trabajaba y si no arreglaba asuntos legales de la empresa todo se iba a desmoronar junto con nosotros y yo no podía permitirlo…Quien al final tuvo que cuidar a mamá en el hospital fue Kevin, con un permiso especial que solicitamos.
Recuerdo que odiaba llegar al hospital después de terminar el trabajo, siempre me quedaba tras la puerta, respirando profundo y reuniendo valor para entrar, solo cuando me creía capaz de no llorar al ver a mama más débil me permitía a mí mismo entrar a la habitación. Era algo que simplemente no me gustaba mirar. Me destrozaba verla muriéndose en aquella cama y sin embargo Kevin todos los días tenía que verla, diario, día tras día. Creo que Kevin siempre tuvo esperanza y por eso le dolió demasiado su perdida y haber visto como poco a poco se moría.
Para todos fue difícil y jodido quedarnos así, a mí me costó demasiado. Por momentos llegaba a creer que todo lo hacía mal y aún tengo mis dudas…realmente no se ni una mierda sobre cómo educar y menos como educar a adolescentes, a veces es como si no tuvieras que “educarlos” sino domarlos, pero ciertamente hay adolescentes como Ana que son indomables.
Y hablando de gente indomable, todo cambio a partir de que llegaron mis otros chicos. Pase de ser yo y la pulga, a ser yo y mis 6 hermanos, contando por supuesto e indiscutiblemente a Christopher. Realmente nos faltaba mucho por aprender, pero al menos ya no era yo contra todo. Ahora éramos 7 hermanos juntos.
Recuerdo que creí que era algo absolutamente terrible enterarme que tenía hermanos regados por ahí y que sería desastroso, casi como una desgracia, pero al final, de las cosas que a simple vista nosotros podemos ver como “terribles” terminan siendo lo mejor que nos pudo pasar.
Me hubiera gustado más pensar en lo bueno que estaba sucediendo en mi vida últimamente, pero me vi interrumpido de mis pensamientos al escuchar el ruido del pasillo en el hospital. Eran mis hermanos que venían llegando.
─ Ya te dije que no voy a cantarte ─
─ Anda Ana, quiero escuchar tu voz ─ pidió Kevin
─ Ya la estas escuchando ─
─ Queremos oírte cantar ─ replico Alex ─ Si trabajabas de eso ¿Qué tiene de malo que nos cantes?-
─ No me apetece cantarles ─
─ Shhh. Estamos en un hospital, muchachos, no hablen tan fuerte ─ protesto la voz de Chris.
Escuche como sus pasos cada vez se acercaban más a mi habitación. Intencionalmente me hice el dormido, a ver que hacían.
─ Buff ─ resoplo Kevin en cuanto entro ─ Son como las cinco de la tarde y este tipejo sigue durmiendo ¿Fracturado? No lo creo, está fingiendo solamente para librarse de trabajar ─
─ Déjale, debe estar cansado ─ protesto mi abogado defensor Ethan ─ No le vayas a despertar, quien sabe si paso una mala noche. Cuando despierte nos iremos a casa ─
─ De hecho, sí que ha estado trabajando ─ comento Chris ─ Ha estado trabajando desde aquí ─
─ Para que veas, Kevin ─ dijo Ethan ─ Convaleciente y trabajando ─
─ Da igual, ya quiero que despierte ─ protesto Ana ─ Abie le preparo un pastel sorpresa y ya quiero comérmelo ─
Genial. Acababa de arruinarme la sorpresa.
─ Entonces hay que despertarle ─ sugirió Alex
─ Déjenlo dormir ─ protesto mi pequeña rubiecita, acariciando mi mano
─ Mejor vamos por un helado ¿Qué les parece? ─ sugirió Chris, en lo que viene a significar “no den problemas”─ No vayan a comerse media cafetería, recuerden que preparamos bocadillos para Andres ─
Note de pronto como Kevin se acercaba a mí y aunque tenía los ojos cerrados, sentí su penetrante mirada.
─ Vayan ustedes y cómprenme un helado rico ¿Vale? Yo me quedo con Andres ─
─ Confió en que no le vayas a despertar, Kevin─ respondió Chris ─ Todos los demás dejen sus mochilas en el cuarto y vamos a comprar un helado ─
Escuche las mochilas caer en el suelo bruscamente y segundos después los pies de mis chicos saliendo en manada.
─ Hey tú, sé que estas despierto ─ me dijo la  pulga, parado delante de mi ─ A mí no me puedes engañar. Tú duermes hecho bolita y no como momia recién sepultada─
Abrí los ojos resignado, al parecer al final si se había dado cuenta…
─ Estaba saliéndome tan bien ─
─ Te estas oxidando ─
─ No es verdad ─ me defendí ─ Me pillaron por sorpresa y no me dio tiempo a hacerlo mejor ─
─ Ajah. Pero ya no me hables. Aún sigo molesto contigo ─
Rodé los ojos.
─ ¿Todavía sigues con eso? ─
─ El que te hable no significa que ya te haya perdonado ─me dijo, de una forma que me pareció demasiado fría.
Me quede congelado y no sé qué cara debí poner, pero Kevin se echó a reír con verdaderas carcajadas, dejándome al principio un poco desconcertado.
─  Jajaja tienes que ver esa cara de perro atropellado que pusiste ¿tanto te afecta que me enoje contigo? Vaya, voy a usarlo para manipularte ─ me sonrió de una forma bastante sarcástica ─ Quita esa cara, ya sé que eres idiota y todo está olvidado ─
Ya decía yo que era mentira…
─ Muy gracioso, Kevin ─ le dije y saque la mano de la cama para darle una palmadita.
─ ¡Oye! ─ Protesto sobándose, exagerando como si aquello le hubiese dolido.
─ Lamento lo que te dije ¿he? ─ repetí una vez más, para aclarar las cosas ─ Eres un saco lleno de problemas, pero además de producirme dolores de cabeza, sacarme canas y darme mini infartos al corazón, eres lo mejor que tengo. Tú y los demás ─
─ Puedo expiarte de tus pecados si le donas al “paraíso” un videojuego más ─ probo, a ver si funcionaba.
─ Eso no va a servirte, pequeña pulga oportunista. Ya soy inmune a que estés enfadado conmigo. Todo el día estás molesto ─
─ Eso es porque tú le quitas la diversión a todo ─
Puse los ojos en blanco. Adolescentes.
─ Soy el peor hermano mayor del mundo por no dejarte hacer lo que quieras. Discúlpame si lo único que deseo es tu bienestar ─
─ Agh, no empieces con tus discursitos ¿he? Córtala. Mejor ya levántate, quiero ir a la casa a probar el pastel que te hizo Abie. Por cierto, tienes que fingir que es sorpresa ¿he? Le destrozaras si se entera que ya lo sabias, es muy sensible o no sé yo que tenga esa niña en especial ─
Mi pequeña niña  rubiecita. Tan pequeña y tierna…
─ Es mujer, Kevin, las chicas tienden a externar más su sensibilidad─
─ Ana no parece ser una chica muy sensible ─ rebatió
─ Que sepa esconder sus sentimientos no quiere decir que no sea sensible. Incluso los hombres podemos ser muy sensibles y no tiene nada de malo serlo. Fingir no serlo es estúpido, no es sinónimo de ser un “macho” como mucha gente tiende a confundir ─
─ Ya lo sé, es estúpido que las personas piensen así ─ me dijo ─ Solo digo que hay chicas más sensibles que otras, por eso dije que no sé yo que tenga Abie en especial, que es muy sensible, a comparación de Ana, por ejemplo ─
Iba a decirle que Ana seguramente era igual de sensible que las demás chicas, pero ella no lo demostraba, sin embargo no pude decir nada. Llego toda la manada, haciendo escándalo, como siempre.
─ ¡Andres! ─ corrió Abie emocionada, con esa enorme sonrisa ─ ¡Ya te has despertado! ─
Literalmente se encimo en mi cama para poder abrazarme y pegarse toda ella a mí. Me encantaba que Abie fuese una niña tan mimosa, quien sabe si cuando crezca seguiría siendo igual de pegajosa.
─ Te he extrañado mucho cariño ¿A que tú me extrañaste también verdad? ─
─ La casa no es la misma si no estás tú ─ me dijo mimosa, pegada a mí ─ Haces mucha falta ─
Yo casi lanzo fuegos artificiales de emoción, es agradable que las personas te hagan sentir indispensable.
─ Así es, la casa se siente más tranquila ─ me chincho Ethan, sacándome la lengua
─ Ja ja… alguien quiere quedarse castigado ¿verdad? ─ bromee ─ Ven acá, no me has saludado como es debido ─
Ethan se acercó a mí y cuando lo tuve cerca le revolví el cabello y le di un abrazo
─ Que bueno que estas mejor ─ hablo Chris sonriéndome, recargado en el marco de la puerta─ Ya te necesito con fuerzas renovadas en la casa ─
─ Romperme la pierna me es más divertido ─ bromee
Chris echo una carcajada mientras se acercaba y chocábamos la mano en el aire a modo de saludo.
─ Faltan mi microbio y la otra chinche ─ recordé, volteándolos a ver.
─ ¿A quién le dices chinche? ─ pregunto indignadísima Ana
─ ¿A quién más? A ti, por supuesto─
Kevin comenzó a reír bastante y volteo a ver a la aludida. Supe que iba a molestarla, por su mirada lo sabía, era la costumbre de ellos dos.
─ Lo gracioso, es que el mote le queda como anillo al dedo. Tiene el tamaño de una chinche y además molesta como si fuera de verás una ─
Soltamos una carcajada que seguramente escucho toda la planta del hospital, todos juntos reíamos muy fuerte. Creo que a Ana todos le hacían bromas con su estatura, no había sido esa mi intención, pero igual no pareció importarle, después de todo así se llevaban y mientras no se ofendieran enserio estaba bien.
─ Solo vengan a saludarme ─ exigí
Alex me abrazo como siempre, alegre e hiperactivo. La que me sorprendió fue Ana, que voluntariamente se acercó a abrazarme también. Buena señal.
─ Ya vámonos a casa ¿no? ─ sugirió Kevin
─ No tan rápido, muchachos. Tenemos cita con el doctor ─
─ ¿Qué? ─ pregunto casi ofendida Ana
─ Programe una cita aprovechando que hoy veníamos al hospital ─ informo Chris ─ para que los revisen a todos ustedes, fue tan rápido que no me dio tiempo de avisarles ─
Tengo que confesarlo, en realidad mentíamos. La habíamos programado desde antes, pero no les habíamos dicho para que Ana no desatara la tercera guerra mundial. Aprovechando que venían al hospital, era la trampa perfecta para traerla a consulta. A ella y a Alex, que no les gustaban los doctores en absoluto.
─ Yo estoy sana, no se para que quieren llevarme ─ continuo Ana
─ Tú tienes anemia ─
─ No es nada grave ─
Chris y yo rodamos los ojos.
─ La cita es dentro de 20 minutos más o menos chicos ─ informo Christopher ─ Así que hay que avisarle al doctor que ya nos llevamos a Andres para que vayamos todos juntos a  la planta baja a que los revisen ¿De acuerdo? Agarren sus mochilas que nos vamos ─
Todos comenzaron a colgarse las mochilas en las espaldas. Chris busco al doctor, firmaron que me daban de alta y poco a poco empezamos a movilizarnos. El primero fue Ethan, que entro a consulta sin ningún problema, mientras los demás nos quedábamos en la sala de espera… luego siguió Kevin y Ana se comenzaba a ver con cara de pocos amigos, porque la siguiente era ella.
─ ¿Qué problema tienes tú con los doctores? ─ La interrogue, sentándome a un lado de ella.
─ Que no me gustan. Me molesta que me manden a hacerme estudios, por lo de la anemia, es fastidioso que te estén pinchando para sacar análisis de sangre─
─ Pero es para que estés sana… ─ le dije, intentando darle ánimos, aunque creo que no era muy bueno─ No te pongas nerviosa,  ya casi entramos a tu revisión ─
─ ¿Entramos? ─
─ Si, voy a entrar contigo ─
─ ¿Tú? ¡No te pases! ─
─ ¿Qué? Es para saber cómo estas ─
─ Me van a dar un expediente, no tienes por qué entrar ─
─ Pero yo quiero hacerlo. De todas formas aunque discutas lo voy hacer ─ aseguré
Antes de que pudiera decir algo, la enfermera que estaba llamando a los pacientes la nombro como “Ana Robertson”
─ ¿Ana Robertson? ─ me miro confundida mientras la empujaba al consultorio─ Mi apellido es Johnson ─
─ Por parte de tu madre. Ahora que vives con nosotros y aceptas la herencia, también pasas a tener el apellido Robertson, como todos nosotros ─
Se quedó callada y finalmente entramos.
La consulta fue un poco más tardada con ella, por cuestiones de la anemia. Le sacaron un poco de sangre para hacerle un análisis. Por su expresión note que no le gustaba para nada la idea de que la fueran a pinchar y cuando iban a sacarle la sangre le di la mano. Me quede gratamente sorprendido cuando ella la tomo y la apreso con fuerza en un impulso. Ese gesto me enterneció, de algún modo eso significaba que yo ya le daba seguridad. 
Para cuando finalmente salimos, nos sentamos a esperar a que los demás también terminaran.
Estaba un poco aburrido esperando, pero mi aburrimiento se esfumo al ver a lo lejos la silueta de una mujer que conocía. Muerto de la curiosidad me levante de la silla y comencé a caminar hacia su dirección. No podía verle la cara porque estaba de espaldas, pero yo estaba casi seguro de quien era.
─ ¿Claudia? ─ pregunte cuando estuve cerca.
La chica se dio la vuelta y entonces comprobé que si era ella.
─ ¿Andres? ¿Eres tú? ─ pregunto sorprendida y luego extendió una gran sonrisa de sus labios ─Wow… tiene tanto tiempo que no te veía… pero ¿Qué haces aquí? ─
Se acercó a mí y me abrazo muy fuerte. Casi se me cae la quijada y hasta la baba incluso.
─ Yo… mis hermanos vinieron a consulta y a darme de alta ─
Se separó de mí con cuidado y me miro con preocupación.
─ ¿Darte de alta? ¿Estás bien? ─
─ Una fractura ─ sonreí, sin poder dejar de verla.
─ ¿Estabas internado? Yo trabajo aquí como enfermera ─
Me quede gratamente sorprendido y muy triste por no haberla visto antes.
─ Es una pena que no hayamos coincidido el tiempo que estuve aquí ─
Ana me comenzó a mirar con mucha curiosidad, pero aparto la vista supongo que para darme privacidad y se alejó.
─ Bueno, si quieres, podemos coincidir otro día, fuera del hospital ─
Creo que mi inmensa sonrisa seguramente se podía ver a kilómetros de distancia.
─ ¿Enserio? Yo estaría encantado ─
Claudia me sonrió de una forma que se me hizo muy seductora, me turbo por completo. Estiro la mano con delicadeza, sonriéndome.
─ Tu celular ─
Entendí que me iba a pasar su número y yo sin dudarlo ni un segundo se lo di.
─ Llámame cuando no estés ocupado y quedamos para vernos en algún lado el día que ambos estemos libre. Me ha encantado volver a verte, Andy ─
─ No tanto como a mi ─ le sonreí ─ Te hablaré después ─
Nos despedimos amistosamente y yo me quede como idiota, pero como un idiota feliz mirando mi celular el nuevo contacto… “Clau” así se había puesto, como yo solía llamarla. No pude evitar sentirme embrujado con esa mujer, que un tiempo atrás había significado mucho para mí.
─ ¿Quién era? ─ pregunto Abie, mirándome atentamente.
Quien sabe en qué momento todos habían salido de consulta.
─ Era la chica con la que antes solía acostarse Andres ─ explico Kevin ─ ¿Ya no lo recuerdas Abie? Salían hace como 4 o 5 años. Andres siempre llegaba en la madrugada, por eso sé que se acostaban─
Involuntariamente comencé a toser al escuchar a Kevin decir eso. Casi me atraganto con el sorbo que le había dado a mi refresco.
─ ¡Kevin!  ─
─ ¿Qué? ─
─ Caray ¿Cómo se te ocurre decir algo así? ─ regañe ─Si no quieres meterte en problemas será mejor que cierras esa bocaza que tienes ─ le advertí, aunque no molesto, sino avergonzado y sorprendido.
Kevin rodo los ojos y Abie se me quedo mirando  confundida y creo que un poco celosa.
─ Era una… amiga, nena ─le respondí, creo que no muy convencido ─ Pero no debes preocuparte, para mi eres la única ─
Abie extendió una sonrisa ruborizándose un poco y Chris me miro alzando una ceja. A él si le había contado acerca de Claudia y sabía que no era solo mi amiga y de hecho, también sabía que Kevin no estaba tan equivocado.
Mientras Chris se quedaba callado, mis demás hermanos comenzaban a silbar y soltar burlas, todo tipo de burlas más propias de niños de cinco años. Me daba gracia escucharlos, todo estaba bien mientras no dijeran cosas como las que hace un momento había dicho Kevin.
Tras aquella escena, todos caminos al estacionamiento y nos subimos a la nueva camioneta que compramos.
No vayan a creer que era último modelo, de hecho ya estaba usada pero en excelentes condiciones. La compramos porque Chris y yo vendimos nuestros autos, ambos carros eran de un tamaño muy pequeño y ahora éramos muchos, definitivamente necesitábamos algo más grande. Tras vender aquellos pedazos de autos minimalistas y con un poco de dinero de la empresa, compramos nuestra chulada de camioneta más propia de una señora con muchas crías, digo hijos.
Chris conducía y yo era el copiloto. Atrás, había tres asientos individuales, donde estaban Ethan, Ana y Kevin. Atrás de ellos, había otros cuatro lugares más, donde estaban muy cómodamente solo Alex y Abie.
Pusimos música en la radio mientras íbamos camino a casa y todos platicábamos de cosas distintas, pero en algún momento me percate de algo que parecía ser una discusión en la parte de atrás. Gire mi cabeza y vi que se trataba de los microbios.
─ ¡Ya dámelo! ─ pedía Abie, muy sonrojada, por alguna razón.
─ ¡No! ─ respondió Alex, bastante divertido sosteniendo en lo alto el celular de Abigail.
─ ¡Te digo que me lo des! ─
─ ¿Qué pasa allá atrás? ─ intervine, asomando la cabeza.
─ ¡Pasa que Alex tiene mi celular! ─ explico mi niña, cruzada de brazos.
Resople.
─ Alex devuélvele el móvil a tu hermana ─ ordene ─ Dejen de pelearse en el auto─
─ Solo quería comprobar algo─ respondió el microbio con una sonrisa.
─ ¡Era personal! ¡Devuélvemelo! ─
─ ¡No hasta que me digas por qué tienes esa foto! ─
─ ¿Qué foto? ─ pregunte, sin poder evitar sentir curiosidad.
─ ¡La foto de un chico que va al salón de Kevin! ─
─ ¿Qué? ─ preguntamos Kevin y yo.
Abie pasó por todos los colores posibles y comenzó a enfadarse mucho. Yo me  quedé sorprendido, se trataba de alguien que seguramente le gustaba a mi niña. Se me cayó el alma al piso, creí que aún no llegaba Abie a esa etapa… Todos nos la quedamos mirando, excepto Chris que conducía.
─ ¡No tenías por qué decirles! ─ grito Abie con la voz aguda, muy avergonzada y con claras ganas de llorar ─ ¡Ya dame mi móvil! ─
─ ¡Hey no! ─ respondió Kevin ─ A ver Alex, enséñame la foto, quiero ver quién es ─
─ ¡No! ─ grito Abigail y no sé bien como, comenzó a forcejear con Alex.
Mi hermanito agitaba el celular encima de su cabeza mientras Abie intentaba pescarlo sin mucho éxito. Comenzaba a notarse molesta y Alex complacido con sus reacciones.
─ Hey, chicos ya basta  ─ les dije asomando la cabeza ─ Ya dejen de pelearse ¡Oigan ya basta! ─
─ ¡Ha carajo! Es Mark ─ dijo Kevin cuando Alex le enseño por el aire la foto en el celular ─ Abie ese tipo se va aprovechar de ti. Eres muy joven para tener novio ─ aconsejo, creo que un poco celoso.
Yo también me sentía un poco celoso, pero definitivamente no era el momento.
─ ¡No! ─ grito ─ ¡No tenías por qué enterarte quien era! ─
─ Pareces acosadora teniendo esa foto en tu celular ─ se burló Alex con una sonrisa ─ ¿De dónde la has sacado? ¿La robaste de su Facebook? Además que mal gusto tienes. Ese chico nunca te va hacer caso ─
Abie se puso furiosa y en un segundo los dos microbios se habían quitado el cinturón y se forcejeaban por el celular. El espacio era amplio para ellos dos y Alex podía escurrirse perfectamente sobre los asientos mientras Abie lo perseguía ¡Podían ocasionar un accidente! Me estaban comenzando a poner los nervios de punta.
─ ¡Como no se queden quietos en tres segundos vamos a parar el auto chicos! ─
Mis amenazas no servían de nada.
─ Andres ─ me dijo Chris conduciendo con el ceño fruncido ─ Nos van a multar si ven a los chicos medio parados peleándose y sin cinturón. Además se pueden hacer daño ─
Y tenía toda la razón del mundo.
─ ¡Alex te advierto que si no le das el celular a tu hermana vas a regresar a casa castigado! ─
No me hicieron caso y en un punto todo se volvió un caos. Ethan se había girado de su asiento para intentar detener a Alex y Ana intentaba agarrar a Abie. En cambio Kevin parecía bastante divertido con esa escena de locos.
─ Se acabó. Se van a lastimar si siguen así ─le dije a Chris ─ Vamos a detener el auto ─
─ Y sí que lo van hacer ─ comento Kevin asomándose a la ventanilla ─ Ahí viene la patrulla ─
Segundos después escuchamos la sirena de la patrulla sonar detrás de nosotros y efectivamente tuvimos que detenernos en una orilla. En ese momento pararon el jueguitos los mellizos y se quedaron quietos.
─ Buenas tardes, oficial ─
Pues nada. Nos pusieron una multa por el desorden y además porque los microbios no traían el cinturón de seguridad. Encima el policía nos regañó por no haberlos controlado. Me sentí enormemente frustrado.
─ Excelente ─ les dije fastidiado─ ¿Esto querían? Felicidades, lo consiguieron. Están castigados ─
─ ¡No tenías por qué quitarme el celular! ─volvió a protestar Abigail, con los ojos húmedos.
─ No hubieras puesto su foto en tu portada, en primer lugar─ rebatió Alex.
─ Ya basta ─ repetí
─ ¡Era mío y es personal lo que tenga en mi celular! ¡No tenías por qué andar husmeando!─
─ ¿Qué más da? De todas formas no te va hacer caso nunca ─
─ ¡Ese es asunto mío y no el tuyo! ─
En esos momentos Abie comenzó a llorar, creo que de rabia y vergüenza. Y eso sí que no pasaba, hacer llorar a su hermana. La había avergonzado y encima seguramente la hizo sentir mal.
─ Genial, Alex. La has hecho llorar ─ regaño Ethan ─Ya nena, no te sientas mal ¿sí? Ven peque ─
Yo tuve suficiente y como aún estábamos detenidos, me desabroche el cinturón y baje del auto solo para subirme a la parte de atrás.
Alex no era tonto ni mucho menos. Entendió a la perfección mis intenciones y apenas me vio cerca comenzó a escabullirse por todo el auto mientras yo lo perseguía.
─ ¡Alex ven acá! ─
Alex no parecía tener intenciones de quedarse quieto y se escabullía por todo el auto escapando de mí. Era algo bastante incómodo, mientras yo intentaba perseguirlo me pegaba con todo a mi paso, el espacio era reducido para jugar a las atrapadas.
─ Diag ¿No podían esperar a llegar a la casa? ─ protesto Ana, mientras salía del auto.
Kevin hizo lo mismo y en un segundo casi se me escapa Alex, pero alcance a agarrarlo del brazo antes de que bajara del auto.
Con un pequeño tirón lo arrastre a los asientos de atrás donde había espacio y me lo coloque sobre las rodillas con un poco de forcejeos.
─ ¡No! ─ Protesto Alex apenas lo puse en esa posición ─ ¡Aquí no! ─
─ Ya tuve suficiente, Alex ─
Alce la mano y la deje caer con fuerza sobre su pantalón.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
─ ¡Au! ¡Suéltame! ¡Aquí no!  ¡Au! ─
Apenas había comenzado y Alex comenzó a patalear mucho sobre mis piernas.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
─ Les advertí que pararan y no me hicieron caso ─ le respondí molesto, calcando con fuerza mi mano en su trasero ─ Te la ganaste, Alex ─
─ ¡Ay! ¡Lo siento! ¡Ya basta! ¡Auu! ¡Estúpida Abie!─
PLAS PLAS
Esas dos últimas las marque con un poco más de fuerza.
─ ¡Auu! ─
─ ¿Disculpa? ─ pregunte deteniendo la mano ─ ¿Qué llamaste a tu hermana? ─
Alex se quedó callado y puso una mano en su trasero para frotarse. Con delicadeza le quite la mano y le di otra palmada.
PLAS
─ Ay…─
─ ¿Qué llamaste a tu hermana? ─ repetí.
─ Lo siento… ─
─ Bien dicho ─ dije y volví a alzar la mano.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
─ ¡Au! ¡Perdón! ¡Ya no más Andy! ¡Me duele! ¡Lo lamento! ─
Rodé los ojos. Alex siempre era muy escandaloso, igual que Kevin. Aunque si debía de estarle doliendo algo, después de todo no le estaba acariciando.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
─ ¡Andres! ¡Au! Snif… snif… ¡Pica! ¡Au! … snif… ¡Ayy!─
Intente no escucharlo llorar y continúe.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
─ ¡Auu! Snif… Hmfs… ¡Andy lo siento! ¡Au! Snif…snif ─
Suspire. Me detuve sin evitar pensar que quizás estaba siendo blando. Pero odiaba escucharlo llorar.
─ Si se vuelven a pelear en el auto voy a ser más duro, Alex ─ le advertí, indicándole que ya había sido todo.
Cuando se levantó, intente mirarlo con el ceño fruncido, pero Alex me miraba con los ojos húmedos, como de un cachorro recién apaleado ¿Por qué tiene esos ojos tan manipulables? Volví a sacar el aire de mi boca y lo acerque a mí para abrazarlo.
─ No me mires así ¿Quién te manda a molestar a tu hermana, a ver? ─
─ Lo siento… ─
─ Si, sé que lo sientes y bien calentito ¿verdad? ─ le dije mientras le frotaba la espalda a modo de consuelo.
─ Chris ya me había pegado antes de venir por ti… ─ protesto sobándose.
Le separe un poquito de mí, le di un beso en la frente y comencé a secarle las pocas lagrimas que había soltado.
─ Pues ya ves ¿Por qué me haces ser malo contigo entonces? Anda, quita esa carita, pequeño enano revoltoso. Mejor pídele una disculpa a tu hermana  ─
Alex fue hasta donde Abie. Estaba en los asientos de en frente, con Ethan, que la rodeaba con un brazo y con su mano libre la acariciaba el cabello con delicadeza.
─ Lo siento Abie… ─ le dijo triste ─ No quería hacerte llorar… Es solo que no me agrada ese chico para ti. Él solo usa a las niñas como si fueran cosas desechables. No quería ver a mi hermana así… y te moleste aposta ─
Me enterneció que Alex se preocupara así por su hermana, aunque lo había hecho de la forma incorrecta. Pero bueno, después de todo por algo tienen 13 años.
─ Está bien ─ respondió Abie, sonriéndole un poquito ─ Ya sé que estas tonto ─
─ ¿Mellizos otra vez? ─ pregunto
─ Por siempre ─ respondió ella aplastándolo en un abrazo que casi asfixia a Alex
─ A mí tampoco me gusta ese chico para ti ─ añadió Ethan, revolviéndole el cabello a Alex y sonriéndole a Abie.
Quizás viene en los genes. Los Robertson somos celosos al parecer.
─ Oigan, ustedes dos ─ llame a Kevin y Ana ─ Ya entren ─
─ ¿Ya terminaste? ─ pregunto Kevin levantándose de su improvisada silla la banqueta.
─ ¿Te refieres a que si ya termine de matar a tu hermano? Si, ya. Incluso limpie la sangre ─
─ ¿Lo ves? Recién regresas del hospital y ya estas castigando a todos ─ me reprocho Ana, mientras se subía al auto a desparramarse en el asiento.
─ Eres de lo peor ─ volvió a decir la pulga ─ Y por eso tú debes decirle a Abigail que no salga con ese chico ─
Carraspee incómodo.
─ Nadie ha dicho que ella va a salir con alguien ¿de acuerdo? Todavía ni si quiera sabemos si le habla a ese tal Mark… ─
─ Pues mejor que ni lo haga ─
─ ¿Se van a subir o no? ─ pregunto Ana ─ Ya quiero llegar a la casa ─

Sonreí y empuje a la pulga a la camioneta. Finalmente, terminamos llegando a casa y respire el delicioso olor a pastel y el dulce aroma de mi hogar.

4 comentarios:

  1. Me gusta mucho esta historia!!
    Tiene de todo!!!!
    Pero fue muy poco para lo que hizo Alex... Eso no se le hace a los hermanos!!... Que bueno que lo castigara ahí mismo!!
    Ya extrañaba tu historia que bueno que actualizaste!!

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    1. Graaacias estrellita jaja me alegra que te gusto! y ufff... eso que hizo Alex no se le hace a los hermanos pero el mio a mi me lo hizo infinidad de veces jajaja!

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  2. Me encanta esta historia,
    ¿Verdad que no hay nada más cómodo que una camioneta grande? Ya sea una Escalade, Expedition Max, Suburban o Sequioa, son súper cómodas y padrísimas sobre todo cuando van muchos amigos o familias grandes.
    Sin duda Alex se ganó el castigo.
    Espero con ansias el proximo capítulo.

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    1. ¿Te digo la verdad? siempre he querido un cadillac pero no mas no se me hace jajaja me tengo que conformar con un sonic cuando pueden llevarme y cuando no, el bendito transporte publico jajaja maldita pobreza xD
      Saludos!

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