martes, 11 de octubre de 2016

RYOGA De 11 años



RYOGA De 11 años
Eran las 13 horas en casa de los Tendo y una chica de cabello corto había preparado el almuerzo en casa y le iba a dar a su novio una probadita, pero este se negó rotundamente.
Ni pienses que comeré esa porquería que acabas de preparar. No estoy loco y aún soy muy joven para morir (Dijo el jovencito Saotome)
¡Eres un grosero Ranma! no volveré a intentar agradarte más nunca en la vida (dijo marchándose a su pieza)
Para lo que mi importa. Lo que debes de hacer es tomar un curso de cocina, de lo contrario vas a matar a medio Nerima (le grito desde el patio trasero del Dojo)
Idiota quien se ha creído para criticar mi comida, que tanto esfuerzo me tomo en preparar. Ranma es un ingrato (pensó) Ah ya sé a quién sí le encantara este platillo (Dijo mientras iba en camino hacia el Dojo Hibiki)
Akane tendo llego a casa de su admirador secreto y se encontró solo con el abuelo de este:
No está. Salió con Akari a dar un paseo, pero si quieres yo le doy tu mensaje.
Si, gracias Don Ichiro. Dígale que le deje este rico almuerzo por nuestra amistad y que después que lo coma me diga que fue lo que más le gusto.
Sí  claro, no hay problema. Yo le informo a mi nieto.
Gracias (dijo la muchacha y se marcho)
El abuelo abrió la caja y olio el dichoso almuerzo y percibió un apestoso olor probó un poco de los fideos rancios y trozos de papas crudas untadas en vinagre  y miel  (hizo un gesto de asco y tiro la comida en presencia de Mei)
¿Por qué la tiraste al tinaco?
Está descompuesta mujer. Esa niña no tiene una idea sobre lo que es cocinar bien. Si Ryoga come aquello podría morir. Me voy a duchar.
Pasaron dos horas y el abuelo decidió salir a entrenar. Mei se quedo sola en casa a esperar al pequeño Ryoga. Cuando este llego le conto sin querer que Akane había venido a verlo y que había dejado una comida para él, pero que Ichiro la había tirado porque estaba en mal estado. No había terminado de explicarle que el chico, echaba chispitas por las orejas. La abuela intento calmarlo, pero fue en vano el chico se encerró en su cuarto zapateando y tirando todo lo que encontraba a su paso. En una furia total; solo ponerse a pensar que Akane tuvo ese gesto tan lindo con él y que en solo segundos Ichiro lo haya hecho pedazos le enfurecía; estaba fuera de sí, del enojo dejo su habitación patas para arriba y claro tenía en mente reclamarle a su abuelo cuando llegara, sin embargo decidió darle también un previo escarmiento, fue hasta la habitación que compartía con su dulce abuelita y saco de su mochila de viaje una caja de fósforos y un poco de alcohol seguidamente abrió una de las gavetas del armario y cogió las mejores ropas de su abuelito y las arrojo al piso al tiempo que le tiro bastante alcohol y las incendió. Mei al sentir el humo fue corriendo desesperadamente, Jalo a Ryoga  del brazo. Conecto rápidamente una manguera al lavamanos del sanitario que estaba al lado del cuarto y procedió a apagar el fuego; la situación no paso a mayores, pero los pantalones y el resto de la ropa quedo hecho trizas. La abuela regaño severamente a Ryoga, quería descuerarlo vivo, pero se contuvo, era algo que le correspondía a Ichiro.  Solo le dijo que no se metería esta vez que lo que había hecho era grave y merecía un castigo ya que, no eran las formas de actuar. Ryoga no dijo nada, mostro su semblante rudo desde afuera, pero por dentro estaba asustado, sabia de sobra que su abuelito era muy severo con los castigos y una falta así era pela con fuete si o si, no habían otras opciones. Ryoga se fue a su habitación y se ocupo de realizar algunos entrenamientos mientras llegaba su abuelo. Cuando llego este, Mei lo puso al corriente de todo y claro como era de esperarse fue hasta el tinaco y vio los restos de la ropa quemada e intento calmarse unos segundos, luego cogió el fuetico de tres tiras y fue directo a la pieza del chiquillo. Toco la puerta. Ryoga abrió y retrocedió un par de pasos. Vio que su abuelo traía en la mano derecha el latiguillo aquel y se echo a temblar y cayó sentado en el piso. Ichiro lo cogió del brazo
Venga para acá (dijo y acto seguido bajo el pantalón y los calzoncillos y allí mismo le arreo tres fuertes fuetazos en el centro de las nalgas, mientras lo reprendía severamente)
Que sea la última vez RAAAZZZZZ  que pones en peligro tu vida  RAAAAZZZ    RAAAZZZ
ARRRGGGG (Gritó Ryoga y se llevo ambas manos al trasero, sintió que aquello le había mordido la piel de su retaguardia)
Si yo tire la comida de tu amiga era para salvarte de una indigestión. Controla tu temperamento muchachito o tu trasero sufrirá las consecuencias de tus malos actos ¿Te quedo claro?
Si señor (contesto bajito y gimiendo)
Ichiro lo coloco en sus rodillas, Ryoga estaba sumiso aquello le había dejado bastante doloridas las nalgas, pero el abuelo tenía que asegurarse que Ryoga aprendiera su lección, le dio una dosis de cuarenta nalgadas, pero bien fuertes enfocándose en la parte donde terminan los muslos e inician los glúteos. Le dejo el trasero mas rojo que un tomate y llorando mares fue colocado en un rincón de su pieza por media hora. Aquella no fue la única vez que el chico distraído discutiera con sus abuelos a causa de su temperamento explosivo, pero si fue la primera y la ultima que quemo la ropa de su abuelo adrede.

2 comentarios:

  1. Mira que quemarle su ropa a un abuelo armado con un látigo es toda una temeridad.

    ResponderBorrar
  2. Si jajaja pero se gano lo suyo... y es cierto yo si hubiese sido Ryoga me lo hubiera pensado... gracias por el comentario.

    ResponderBorrar