martes, 8 de diciembre de 2020

Somos del mismo mundo Capítulo 5

 

Capítulo 5

En internet decían muchas cosas, en unas páginas lo veían como algo de brujería y otras como un accidente. Yo no conocía a ninguna bruja así que supuse que lo último era una opción. Decía que había plazos y hablaban de un ritual que no entendía…. Pero lo más importante era que teníamos que estar ambos juntos.

 

Eso me estresó más, Federico está en mi casa, con mis hermanos y yo no tengo idea en cómo puedo reunirme con él. Empecé a buscar mi casa por internet, al parecer no hay ningún bus que sirva de aquí hasta MI CASA, era un camino en el que tendría que hacer transbordos, 3 transbordos y unas 2 horas de camino. 

 

Pensé en contarle a los papás de Federico la situación, tal vez entenderían… o el guardaespaldas podía llevarme. Dejé el computador sobre la cama y bajé las escaleras, el papá de Federico estaba ahí junto con Isaac, como si nada hubiera pasado.

 

-¿Papá? -Me arriesgué a decir, la verdad no sé como se dirija normalmente a su padre.

 

-¿Te duele algo Fede? -Me fastidiaba mucho ese apodito, sonaba como de niño chiquito.

 

-No, mucho… es que tengo una especie de dolor de cabeza, pero duele poquito -Estaba hablando como si fuera un niño, sentía que así es Federico normalmente.

 

-Estás hablando extraño hijo -Dijo y se acercó a mí, al igual que el entrenador me puso una mano en la frente como tratando de tomar mi temperatura. Supongo que se nota que no soy él.

 

-Hoy jugamos contra un colegio público -Realmente, no sabía cómo pedirle que me llevara a mi casa. -Y me sentí mal por los chicos esos, algunos ni buenos tenis tenían.

 

-¿De qué hablas? Uno de ellos casi te mata… se te lanzó encima, creo que si te hizo daño el golpe -Dijo Isaac, me enojó su comentario, yo no tenía la culpa de que él me chocara… el niño había pasado de verse dulce y amable a odioso y engreído.

 

-No sé de quien haya sido la culpa, pero aun así deberíamos ayudarlos -Dije un poco enojado y algo desesperado.

 

-¿Y qué quieres que hagamos? -Dijo el papá, lo dijo con fastidio y eso me hizo explotar.

 

-AYUDARLOS… AL MENOS CON UNOS ZAPATOS -Grité, Isaac abrió los ojos y el papá de Federico se puso de pie, éramos casi de la misma altura.

 

-Tu a mí no me gritas, voy a pensar que este arranque es porque de verdad tienes dolor de cabeza… vete a tu habitación, relájate y deja las ideas tontas, porque si sigues buscándome me vas a encontrar -El tipo me había amenazado por segunda vez en el día.

 

Había fracasado y no me gusto la actitud que tomaron cuando les mencioné que ayudaran… subí al cuarto de Federico y di un portazo, tengo que volver a mi casa.

 

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-¡Qué te pasa estúpido! -Escuché la voz de un niño, más o menos de la edad de Issac.

 

-¿Ahh? -Dije, aun tenía dolor de cabeza y su voz era muy chillona, no estaba haciendo nada.

 

-QUITATE DE MI CAMA GABRIEL -El chico estaba muy enojado por algo tonto, me levanté y me fui a la otra cama, no iba a seguirle la corriente hasta que me empujó.

 

-No te metas conmigo -Dije devolviéndole el empujón, solo que no me medí mucho y lo tiré al suelo.

 

El chico se levantó rápido, pensé que iba a llorar como quizás lo haría mi hermano, pero no dijo nada, solo salió del cuarto. Me di cuenta que lo necesitaba, el chico era el único que podía explicarme qué hacer y como hacerlo, por eso salí del cuarto persiguiéndolo.

 

-Perdón hermano -Dije. Le diría por el nombre si lo supiera.

 

-Largate, tu sabes que odio que te acuestes en mi cama -Si el chico quería sonar maduro jajaja pues no lo estaba logrando.

 

-Lo siento, es solo que tuve un día pésimo… en el colegio ese de los ricos me choqué con un chico y ahora tengo mucho dolor de cabeza. -El chico se quedó mirándome fijamente, después algo ilusionado se acercó a mí.

 

-¿Cómo era ese colegio? ¿De verdad allá es tan diferente al barrio? -La forma en la que me lo dijo me hizo sentir mal, donde vivo ni es un lugar fantástico y debería ser algo que parece un sueño para otros.

 

-Es grande, tiene canchas y piscina -Dije, me parecía algo normal en los colegios, pero al parecer para el niño no era así.

 

-Wooow como los de las pelis -Dijo y yo asentí algo impactado, era triste que lo viera como algo tan lejano.

 

-¿Me puedes decir que tengo qué hacer? Es que siento que perdí algo la memoria -Era una mala excusa, pero al parecer el chico me creyó y me lo dijo muy natural.

 

-Puuues como hoy no fuiste al trabajo ni al colegio -¿Gabriel tiene un trabajo? -Y estas aquí con nosotros, solo nos calientas la comida y ya -¿Solo por ser el mayor? Es algo injusto.

 

-Está bien, y qué es la comida -Dije, tenía algo de curiosidad.

 

-Arroz con huevo, riquísimo -¿Qué? Eso no es una comida.

 

-Solo eso -Dije y el chico me miró extrañado. -¿Tenemos computador? -Al ver las condiciones, empezaron a darme muchas ganas de irme a mi casa y quizás de ayudar a estos chicos.

 

-En la biblioteca o en el colegio hay -Dijo subiendo los hombros, ahí entendí que no tengo internet, lo cual hace más difícil que pueda regresar a mi casa.

 

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Me sentía muy molesto, ya no quería estar con gente tan estúpida, sé que no es su deber darnos dinero, pero podrían ser un poco más empáticos, Federico no necesita tener dos portátiles, podría regalar uno.

 

A la hora de cenar por fin conocí a la mamá de Federico, es una política famosa, la había visto en televisión antes. Desde el momento en que me senté en la mesa me di cuenta que tendría problemas porque había comida que yo no conocía y mucho menos sabía como se supone que debía comer.

 

Al principio me dieron ganas de comer como fuera, igual tenía hambre… sin embargo, al final intenté imitarlos pero me veía bastante inexperto en lo que hacía.

 

-Fede cariño come bien -Dijo la señora, me estaba impacientando porque nadie parecía darse cuenta que yo no soy Federico, sé que no es algo obvio, pero al menos podrían decir algo.

 

-Lo siento -Dije, no sabía que más decir. Intenté seguir con la comida pero realmente no podía, sentía mucha presión así que dije que no quería más y me puse de pie.

 

Me levanté y tomé el plato de comida para llevarlo hasta la cocina, pero me detuvo el otro hermano de Federico.

 

-¿Qué haces? Deja el plato ahí -Dijo con fastidio, yo solo hice lo que me dijo y subí al cuarto. Me estaba sintiendo cada vez más asfixiado, así que decidí intentar volver a la casa al otro día después del desayuno.

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-Gabo tengo hambre -Me despertó la voz de la niña, supuse que ya querían cenar.

 

Caminé hasta la cocina, saqué una olla de arroz y cogí tres platos, los puse en la mesa y después busqué tres huevos. Ambos niños me miraban atentos, pero la verdad es que yo no sabía que hacer… jamás había cocinado en mi vida.

 

Busqué el microondas, pero no lo encontré… no sabía que hacer, me empecé a sentir muy nervioso.

 

-Tengo hambre -Dijo el niño, era algo obvio.

 

-Cállate Hernán -Dijo la niña y al fin supe el nombre del chico. -Te ayudo hermanito.

 

La niña era tierna, pero fue casi humillante que ella supiera prender la estufa y yo no. Con facilidad prendió un fósforo y junto con Hernán rompieron los huevos… unos niños sabían más de cocina que yo.

 

Era la primera vez que solo iba a cenar arroz con huevo, era algo extraño, lo acompañamos con coca cola… al terminar yo seguía teniendo hambre pero, al parecer no había más comida, yo estaba acostumbrado a repetir o incluso comer snacks y quedar con hambre me hacía enojar.

 

La mamá de Gabriel llegó, era muy tierna… me preguntó sobre cómo estuvo el día y que tal había estado el partido. Sentía que era la persona más confiable que había conocido hasta ahora, llevó a sus otros hijos a dormir y nosotros nos quedamos hablando un rato más.

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Me desperté temprano, no tanto como estaba acostumbrado, pero si lo suficiente para alcanzar a ducharme y vestirme. Una señora, de las que ayudan en la casa, tocó la puerta y me llamó al desayuno. Al bajar todos ya estaban sentados, se impresionaron de que estuviera bañado, pero el papá de Federico me recordó algo en lo que no pensé, era día de colegio.

 

Desayunamos rápido, la mamá de ellos hablaba mucho de política… me molestaba un poco el tema así que intenté quedarme callado lo máximo posible. Subí al cuarto, busqué dinero, tarjetas, documentos y ropa. Al bajar, fui a la cocina y metí dentro de la mochila comida, salí de la casa intentando pasar desapercibido, no podía creer que lo había logrado.

 

Yo no conocía este vecindario, era bastante extraño para mí. Después de caminar unos minutos llegué a lo que se veía como una vía importante, me acerqué hasta un paradero y me subí al primer bus que pasó.

 

Algunas personas de las que estaban en el bus me miraban algo sorprendidas, supuse que era porque no tenía uniforme de ningún colegio. Pude sentarme e ignoré a todos, era el primero de los buses que iba a coger para por fin llegar a mi casa.

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-¡GABRIEL TE QUEDASTE DORMIDO! -Fue el saludo con el que me despertaron, no entendía nada… solo quería seguir durmiendo, era más temprano de lo que solía levantarme y eso más el hambre que tenía me ponía de malas.

 

-Ya tenemos que salir para el colegio -Dijo la niña, aun no sabía su nombre, pero ese tono que uso fue lo que hizo que me levantara y buscara el uniforme del colegio al que iba Gabriel.

 

Me alisté en menos de 5 minutos, ni siquiera desayuné, cogí lo que creí que era la mochila de Gabriel y nos fuimos para el colegio. Al llegar pensé en entrar, pero ante la mirada de sorpresa de Hernán frené en seco.

 

-¿Qué? -Dije confundido, de verdad no entendía.

 

 

-Pues que pensé que ibas a entrar, y tu tienes colegio en la tarde -Me lo dijo como si fuera algo obvio pero no le entendí.

 

-¿Entonces? -Dije sin saber que más decir.

 

-Tu vas al trabajo, después vienes por nosotros y después tienes clase -Dijo la niña mirándome como si estuviera loco.

 

Asentí, ellos entraron al colegio, pero yo sigo confundido ¿tengo que trabajar? ¿En qué cosa y donde se supone que trabajo?

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Me bajé al final de la ruta, solo que al parecer me confundí porque no entendía en donde estaba. Pregunté, pero nadie sabía en donde queda mi casa y yo me comencé a desesperar, me subí en otro bus pero este me llevó hasta un barrio, estando ahí me desesperé más… busqué el celular y tenía unas 20 llamadas perdidas del papá de Federico.

 

Le devolví la llamada sin pesar en una buena excusa, estaba furioso y yo seguía algo enojado así que prácticamente solo le envié la ubicación y espere a que me recogieran sin perder la esperanza de que al final alguien me lleve a mi casa.

 

Se demoraron unos 40 minutos, llegó un carro con la policía y escoltas, me abrieron la puerta y apenas me subí empezó el regaño.

 

-¿EN QUE ESTABAS PENSANDO FEDERICO? -Gritó, yo seguía molesto así que le grité igual.

 

-Quería ir a mi casa -Lo dije sin pensar, pero eso solo enojo más al tipo.

 

-POR AQUÍ NO QUEDA LA CASA, ¿ERES CONCIENTE DE LO PELIGROSO QUE ES ESTE BARRIO? -No, porque donde yo vivo se parece aquí.

 

Me quede callado y el también, nos llevaron hasta la casa y ambos nos bajamos en silencio. Me dio algo de curiosidad ver que tan enfadado podía ponerse… pero al mismo tiempo estaba nervioso.

 

-¿Qué te dije ayer que pasaría si volvías a hacer una de las tuyas? -Me quedé callado. -¡CONTESTA!

 

-¿Me vas a pegar? -Dije.

 

-Y que esperabas, ¿una fiesta? -Contestó con sarcasmo. -Yo sé que nunca había usado el cinturón, pero creo que te lo mereces.

 

A mi si me han pegado con el cinturón así que no me pareció algo tan terrible. Cuando pasa yo me recuesto sobre el sofá o una mesa y espero a que acabe el castigo, así que iba a repetirlo cuando me di cuenta que el papá de Federico me miraba extrañado.

 

-¿Qué haces? -Dijo con el cinturón en la mano.

 

-¿En donde me pongo? -Dije ya algo desesperado.

 

-Tu siempre sales corriendo, me estás preocupando -El tipo me hizo poner de pie y subimos hasta su cuarto. -Vamos a ir al médico después de esto.

 

Sentí que de un tirón me bajó el pantalón y luego empezó a darme correazos.

 

Zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas zas     

 

Claramente me dolió, pero no fue tan duro como lo era mi papá así que no estaba llorando desconsoladamente. Supuse que Federico si era escandaloso porque su papá se preocupó y se impresionó un poco al ver que no lloraba casi.

 

-¿Qué tienes hijo? ¿Por qué están tan raro? -Me dijo, algo extrañado. -Sé que debes estar molesto pero tu te lo ganaste, no tienes por qué ir a esos lugares.

 

Eso debió molestarme, pero no quería que me volviera a pegar ni que empezara a hacerme más preguntas porque estaba “raro”, dejé que me abrazara hasta que al fin me dejó solo en la habitación. Tengo que buscar la manera de contactar a Federico.


1 comentario:

  1. Hola,me alegra saber que estás bien espero que pronto te pongas en contacto .
    Me gusta esta historia ,una vez vi una película que pasaba igual pero era un chico y una chica

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