CAPÍTULO CUATRO:
MÁS QUE UNA MENTIRA.
Harry sintió que el tiempo se
ralentizaba; la respiración parecía quedarse estancada en su garganta y los
sonidos a su alrededor se perdían en el aire. Sin embargo, los latidos de su
corazón cobraban mayor velocidad que nunca y amenazaban con hacerlo perder el
conocimiento.
¿Lord Voldemort seguía con
vida?
Aunque la sospecha siempre
estuvo presente, una parte de su corazón se mantenía viva con la esperanza de
que lo que quedara del Señor Oscuro se mantendría inactivo hasta el fin de sus
días.
Sin embargo, allí estaba su
padrino, asegurando con voz muerta que el responsable de las mayores desgracias
en sus vidas regresaría en un momento no tan lejano para enviar por el desagüe
sus ilusiones de llevar una vida normal –o al menos dentro de lo posible para
un mago–.
—¿Qué… qué es un horro…
horro…? —Harry intentó preguntar con voz queda.
—Horrocrux —completo Sirius, y
procedió a sentarse en una de las sillas de la vieja mesa de la estancia, y lo
señaló a él y a Remus para que lo imitaran—. No soy un experto, la verdad, pero
cuando Regulus y yo éramos niños, nuestros padres nos traían tutores a casa
para lecciones teóricas de Artes Oscuras. Esto… esto es magia muy, muy oscura.
—¿De qué se trata? —preguntó
Remus al ver que Sirius no mostraba mucho interés por explicar. Parecía que la
presencia de Harry lo inhibía para hablar sobre algo que era tan aterrador.
—Un Horrocrux… —empezó— es un
objeto o cuerpo donde alguien guarda un pedazo de su alma. Tengo entendido que
es magia muy complicada y oculta; se debe asesinar a alguien para que el alma
se divida, y luego uno de los trozos es guardado es depositado en el objeto o
cuerpo.
—¿Estás diciendo que en ese
guardapelo hay… hay un pedazo del alma de Lord Voldemort? —tartamudeó Harry—.
Eso lo explicaría…
—¿Explicar qué? —preguntó
Remus.
Harry miró con preocupación el
relicario sobre la mesa. Aun en la relativa distancia, podía sentir el siseo
proveniente de él.
—En cuanto lo vi, fue como si
lo escuchara…
—¿Escucharlo? —repitió Sirius.
—Siento como si viniera de su
interior alguna especie de voz —explicó—, pero es extraño… Es una atracción muy
rara… como si fuera pársel o algo así.
Remus entrecerró los ojos con
interés.
—Eso da más fuerza a la teoría
—declaró—. Sólo sabemos de una persona, además de Harry, que puede hablar
pársel. Y ése es Lord Voldemort. Quizá al estar una parte de su alma ahí, Harry
literalmente puede escucharla, porque la lengua pársel está muy ligada al alma
del sujeto; no se trata de conocimiento, sino de un don innato.
—Tiene sentido —afirmó Sirius.
Con lógica o sin ella, a Harry
le aterraba de manera absoluta la idea. Ya había estado lo suficientemente
conectado con Voldemort como para que ahora pudiera llegar a escuchar pedazos
de su alma.
—Pero… un momento, estamos
omitiendo un hecho muy evidente —habló Remus—. Si éste es el verdadero
Horrocrux, no tiene sentido la nota… Se supone que esta nota debería estar en
el Horrocrux falso.
—Pero éste debe ser el
Horrocrux verdadero —continuó Sirius—, de lo contrario, ¿por qué Harry lo
escucharía?
—El amo Regulus puso la nota
en ambos relicarios —habló Kreacher, cuya presencia parecía haber sido
olvidada.
—Pero… ¿con qué fin lo haría?
—preguntó Harry.
Sirius se llevó una mano bajo
su mentón por unos segundos.
—Supongo que… —dijo suavemente— lo hizo con el fin de que si
alguien llegaba a encontrar el Horrocrux verdadero, es decir éste, se
extrañaría al encontrar esta nota y no sabría si tenía en sus manos un
Horrocrux o un simple guardapelo.
—Mhmm —asintió Remus—. Es una
estrategia bastante inteligente. Voldemort evidentemente falla en algo muy
importante: delega responsabilidades enormes a supuestos agentes de confianza.
Tan sólo miren… reveló a un elfo doméstico la localización del Horrocrux.
—El infeliz está bastante
confiado de que nadie lo traicionará —prosiguió Sirius con una sonrisa de
autosuficiencia—. Así que… aquí tenemos este relicario, que resulta ser un
Horrocrux, ¿cuál es el siguiente paso? Oh, pero antes, ve a la planta baja, Kreacher.
Ponte a inventar con mi madre insultos a muggles o algo así, no confío en ti.
—Kreacher obedecerá complacido
de no tener que estar con su traidor amo—dijo el elfo antes de marcharse.
Una vez se hubo marchado,
Harry tomó la palabra.
—¿Deberíamos decírselo a
Dumbledore?
—No lo creo, Harry —contestó
Remus—. Pienso que lo más oportuno es reservarnos esta situación, al menos
mientras podamos. No me malinterpretes, no es que desconfíe de Dumbledore. Pero
él es un poco…
—Es un poco como un viejo
manipulador, Harry —continuó Sirius de malhumor—. Dumbledore ha hecho cosas muy
buenas por muchos, sí, pero siempre pensando de manera muy general. No le
interesan necesidades individuales y tiende a ver a las personas como fichas de
ajedrez. Nos ayudará si se lo pedimos, pero de seguro a costa de muchas cosas.
Harry prefirió guardar
silencio. En su mente simplemente no cabía del todo la idea de que su preciado
director fuera lo que describía Sirius. Pero tampoco tenía interés de refutar a
su padrino y a Remus. Ellos, después de todo, conocían a Dumbledore desde
muchísimo antes de que Harry llegara al mundo.
—¿Entonces qué haremos?
—preguntó en su lugar—. ¿Sabes cómo destruir un Horrocrux?
—No creo que debamos hablar de
eso aquí, —repuso Remus—. Lo mejor es que volvamos a casa.
Y así fue hecho. Por medio de
la oxidada red flu de la casa Black, se trasportaron nuevamente a la mansión
Potter. Una vez estuvieron en la sala principal, Harry vio cómo sus dos tutores
se miraban y asentían el uno al otro. Sirius se acercó a él y le habló con voz
tranquila.
—Envíale una lechuza a Ron
para ver si está disponible para que vayas a la Madriguera, almuerces y pases
la tarde allí.
La expresión de Harry se
descompuso.
—Pero ¿no se supone que
hablaríamos sobre el Horrocrux y lo que haríamos ahora?
—Hablaríamos Sirius y yo,
Harry —dijo Remus—. Ya te has involucrado en suficientes cosas a lo largo de tu
vida. Deja que esta vez seamos los adultos quienes nos involucremos.
Harry apretó su mandíbula.
¿Acaso fueron “los adultos” quienes acabaron 13 años atrás con Voldemort? ¿O
los que rescataron la piedra filosofal? ¿O quienes lucharon contra el
basilisco?
—Eso no es justo —gruñó
arrugando su frente—. Esto me involucra, ¡tengo que saberlo!
—Sabrás lo que sea necesario
—repuso Sirius—. Ahora envía esa lechuza.
—Pero Sirius…
—Será mejor que obedezcas de
buena manera, Harry —sentenció Remus con voz firme—. Cuando sea el momento, te
diremos lo que pasará, ¿de acuerdo?
—Como quieras —masculló con un
resoplido, se giró sobre sus talones y caminó hasta su habitación pateando el
pie de cama luego de entrar.
Le parecía totalmente injusto.
Había tenido que madurar por la fuerza y pensar casi como adulto desde el
momento en que tuvo conciencia. Había perdido su infancia en casa con los
Dursley, y no había tenido ni un solo año tranquilo en Hogwarts. ¿Y ahora le
exigían que “dejara a los adultos tomar las decisiones”?
Con pésimo humor envió a Ron
una carta con Hedwig, su lechuza, y cuando hubo llegado la respuesta de que su
amigo tenía toda la tarde libre, se marchó por la red flu sin responder al
saludo de su padrino y de Remus.
*-*-*
—Adolescentes —resopló Sirius
cuando su ahijado desapareció en la chimenea—. ¿Tan molesto era yo en mi
adolescencia?
—Eras mucho peor que eso,
Sirius —sonrió Remus.
—Yo era genial y lo sabes
—repuso—, en cambio tú eras un enorme ratón de biblioteca.
—Podemos simplemente pasar al
punto en que hablamos del alma de Voldemort —dijo rodando los ojos.
—Después de comer, muero de
hambre.
Luego de un rápido almuerzo y
dos posteriores horas de descanso y diligencias, fueron a una de las salas de
la casa y se sentaron con dos tazas de té que se llenaban automáticamente.
—Entonces —inició Sirius—, con
lo que hemos descubierto ya estamos un paso adelante del Cabrón Oscuro.
—Así es. Sin embargo, ¿cómo
podemos destruir el Horrocrux?
—Recuerdo de mis lecciones que
había pocos métodos para destruirlos —explicó diligentemente—. Uno de ellos es
que sea el propio creador el que lo destruya. Ése es el único que recuerdo, en
realidad…
—Y obviamente no podemos
contar con que Voldemort lo destruya…
Sirius lanzó un pesado
suspiro.
—Y no creo que ése sea el
único de nuestros problemas —dijo apesumbrado—. Si Voldemort sabía cómo crear
un Horrocrux, no creo que se haya conformado con hacer uno solo.
—En eso estaba pensando
—asintió Remus—. ¿Recuerdas lo que te dije del segundo año de Harry? ¿Del
diario de Tom Riddle?
—¡Por supuesto! —saltó Sirius
con sorpresa— ¿Cómo no lo vimos antes? Según Harry, una versión joven de
Voldemort vivía por el diario. ¡El diario era un Horrocrux!
—Exacto. Y él pudo destruirlo
con…
—El colmillo del basilisco
—terminó Sirius—. Ahora lo recuerdo. ¡El veneno del basilisco destruye
Horrocruxes!
—Eso sumaría dos Horrocruxes.
La pregunta es: ¿cuántos más habrá hecho?
Sirius hizo una mueca
disgustado. Al parecer, tendrían que hablar con Dumbledore antes de lo deseado.
—Hay otro asunto… —murmuró
Remus mirándolo fijamente y con aprensión.
Sirius pudo interpretar su
mirada.
—Harry tiene que saberlo.
—Dumbledore me dejó claro que
no era oportuno todavía.
—¡Pero él tiene que estar
preparado! —espetó Sirius alterado.
—Lo sé, Sirius —apaciguó
Remus—. Él deberá estar preparado para cuando el momento llegue. Sin embargo,
debemos preguntarnos si está preparado ahora mismo para saber
a lo que posiblemente se enfrentará. Además, ni siquiera sabemos con certeza si
es real o no.
—Remus, son demasiadas las
coincidencias como para que no sea real. En este punto no podemos pensar que
todos los hechos son simples causalidades. No si queremos ir un paso por
delante de Voldemort.
Remus se pasó una mano por su
cabello grisáceo. Sirius alisó entre sus dedos un mechón de pelo negro que caía
en su frente. Las tazas de té estaban completamente llenas desde hacía media
hora, pero con la pesadez del ambiente, ninguno de los dos parecía querer
tomar.
*-*-*
Harry seguía farfullando
incoherencias en cuanto aterrizó en la chimenea de la Madriguera. En la sala,
Molly Weasley lo esperaba con sus brazos abiertos de par en par, para
estrecharlo (o más bien aplastarlo) con un efusivo abrazo.
—¡Harry! —saludó jovial— ¡Pero
qué alegría que estés aquí! Mírate, si estás demasiado flaco. Voy a tener que
hablar con Remus y Sirius para asegurarme de que te están dando suficiente
comida…
La mujer siguió soltando su
habitual discurso mientras empujaba a Harry hasta la cocina, donde los gemelos,
Ginny y Ron esperaban sentados el almuerzo.
—Harry, llegaste muy rápido
—dijo su amigo saludándolo con un estrechón de manos.
Ginny saludó tranquilamente
con su mano y Harry le devolvió el gesto. Fred y George, por su parte, lo
atiborraron con toda clase de preguntas y comentarios interesados sobre Sirius
Black, que últimamente había pasado a ser una figura pública sobre la que todos
hablaban: con la penosa historia de su condena injusta y su recuperado
atractivo físico, era el tema favorito entre las brujas de todas las edades,
sin mencionar el hecho de que adoptar a su ahijado huérfano provocaba
innumerables caras de cachorro entre las mujeres, y hasta una publicación de
Rita Skeeter en el profeta titulada “La crónica del condenado y del huérfano”.
Y entre los magos (al menos los del Lado de la Luz), el nombre Sirius Black
resonaba con admiración ante la increíble hazaña de escapar de Azkaban y de
sobrevivir a los dementores sin perder la cabeza.
Harry falló en disimular su
disgusto frente a su amigo Ron, que supo rápidamente que las sonrisas eran más
bien fingidas.
—¿Te pasa algo? —le preguntó
por lo bajo metiendo un trozo de pollo en su boca—. No pareces muy contento por
venir.
—No te ofendas, Ron, pero vine
porque Remus y Sirius me obligaron.
—¿De qué hablas? —dijo
extrañado subiendo el tono su voz.
—No, no, no —intervino Fred
con una sonrisa—. ¿Acaso no conocen la regla de no contar secretitos en frente
de alguien más?
—Vamos, Harry —prosiguió
George—. Nos interesará mucho escuchar tu dulce voz quejumbrosa.
—No te contengas.
—Desahógate.
Harry ignoró a los gemelos y
se concentró en comer de su plato. Era una fortuna que la señora Weasley no
estuviera allí escuchándolos.
En lugar de contestar a las
preguntas, Harry le hizo señas a Ron para que comprendiera que más tarde le
hablaría de lo que descubrió.
Después de que terminaron el
postre, Harry y Ron subieron a la habitación. Rápidamente, Harry resumió la
historia de Grimmauld Place.
—Y ahora resulta que no puedo
saber lo que planean —bufó frustrado—. Detesto que se las quieran dar de
guardianes protectores cuando apenas llegaron a mi vida el año pasado…
Y de repente
—Horrocrux… suena interesante,
¿eh, Fred?
—¿Quieres averiguar algo más,
George?
Dos cabezas rojas encima de
rostros idénticos sonreían abiertamente cuando entraron de forma precipitada a
la habitación.
—¡¿Escucharon todo?! —preguntó
Harry irritado.
—Todo.
—Cada cosa.
—Una por una.
Harry soltó un bufido. Remus y
Sirius no querían que ni siquiera Dumbledore se enterara… y ahora hasta los
gemelos lo sabían.
—Descuida, no le diremos eso a
nadie —aseguró George.
—¿Cómo escucharon? —preguntó
Ron—. Le pedí a Bill que hiciera un hechizo de silencio permanente…
—Con esto —respondió Fred
mostrando dos pedazos de lo que parecía ser carne vieja pero inodora.
Harry tomó los dos pedazos
conectados entre sí. Una vez los observó, pudo ver que parecían orejas enormes.
—Las llamamos orejas
extensibles —explicó George con evidente orgullo—. Las hemos estado
desarrollando en Hogwarts desde antes del verano.
—Funcionan como… orejas
extensibles —prosiguió Fred con una sonrisa enorme—. Creo que los muggles
tienen algo parecido, con vasos e hilo, o al menos eso nos dijo Jordan.
—Esto es… fantástico —reconoció
Harry.
—Les faltan detalles —añadió
George con forzada modestia.
Por un momento estuvieron en
un inhabitual silencio.
—Así que… —habló Fred.
—…¿Qué estás esperando?
—continuó George.
—¿De qué hablan? —preguntó
Harry.
—Pues, parece obvio —repuso
Fred.
—Parece que la conversación
que tendrán Sirius y Remus será interesante —explicó Fred con una sonrisa que
intentaba parecer inocente—. Ojalá tuvieras algún artefacto mágico que te
permitiera escuchar conversaciones a distancia…
Harry observó por un momento a
los gemelos frente a él, que sonreían con perspicacia. A Sirius y Remus no les
gustaría sorprenderlo escuchando… Pero… eso no evitó que en su rostro se
dibujara una mirada idéntica a la de los gemelos frente a él.
—Pero nos contarás todo, ¿eh?
—pidió Fred socarronamente.
—Sí, sí, como sea —dijo Harry
arrebatando con emoción las orejas extensibles y dirigiéndose nuevamente a la
escalera.
—¡Espera, Harry! —llamó Ron
con agitación, caminando hasta él. Harry pensó que su amigo tomaría el papel de
Hermione y discutiría sobre su decisión—. ¿Acaso piensas ir sin mí?
Harry sonrió ampliamente y
juntos marcharon hasta la chimenea.
*-*-*
Aterrizaron con un sonido
ahogado en la mansión Potter. Kreacher, sorpresivamente, se paseaba por allí.
—¡Kreacher! —dijo Harry con un
grito, asustado al ser tomado por sorpresa—. Pero ¿qué haces aquí?
—Kreacher vive para servir a
los miembros de la Noble y Antigua Casa de los Black —refunfuñó limpiando el
rastro de ceniza—, Kreacher debe servir a su traidor y sucio amo, y a su
heredero fanfarrón.
Harry rodó los ojos con
fastidio. Ese elfo parecía cambiar de opinión entre cada comentario.
—¿Dónde están Sirius y Remus?
—preguntó cortante.
—El amo traidor y el
semihumano han ido a la sala de allá a hablar
Los dos adolescentes subieron
en puntillas al cuarto de Harry. La sala donde estaban sus tutores quedaba una
planta por debajo de ellos. Se pararon en el pasillo de afuera e hicieron
descender una de las orejas sujetándola por el extremo de la cuerda donde se
conectaba la otra oreja, hasta quedar justo frente a la puerta de la sala. Las
voces ahogadas de Remus y de Sirius no se hicieron esperar.
—…él tiene que saberlo,
Remus.
—No sé si sea el momento.
—¿Y cuándo crees que será?
¿Eh?
—¿No podemos darle al menos
un respiro? Y comprende, Sirius, que esto no es decisión únicamente de
nosotros, sino de toda la Orden.
Harry y Ron se miraron
confundidos. Las voces empezaban a apagarse más y debían acercarse demasiado a
la oreja para escuchar con claridad.
—La Orden ni siquiera está
en vigor en estos momentos.
—Sabes que sólo es de
manera oficial. Pero mientras quedemos miembros vivos, la Orden seguirá.
Los adolescentes escucharon el
claro suspiro hastiado de Sirius.
—Como sea… la Orden no es el
tema de ahora. Estamos hablando de la profecía. Insisto en que Harry tiene que
saberlo. ¡Él debe estar preparado, Remus!
A Harry no le gustaba hacia
dónde se dirigía la discusión. ¿Profecía? ¿Preparado?
—Y según tú —ahora
la voz de Remus sonaba anormalmente irritada—, debe estar preparado
para cuando la guerra se desate, ¿no?
—¡Pues eso está claro!
—Pero pregúntate: ¿Harry
está preparado para conocer la realidad? No confundas su
preparación como mago con su desarrollo interior. ¡Él sigue siendo sólo un
adolescente! Una cosa es que lo armemos con toda clase de contramaldiciones, y
otra muy diferente es prepararlo para la noticia de que es el Elegido.
Harry estaba empezando a
quedar en absoluto shock. Su respiración empezó a acelerarse y sintió que Ron
le apretaba el hombro. ¿El Elegido? ¡¿El Elegido para qué?! Aunque, realmente,
una sospecha dolorosa ya se acomodaba en su mente…
Y en ese momento, se escuchó
una pequeña explosión amortiguada en la sala de abajo. Las voces que llegaban
del interior se apagaron por un momento y sólo llegaron a la oreja sonidos
ininteligibles de una tercera voz.
Y, antes de que Harry y Ron
tuvieran tiempo para asimilarlo, salieron Remus y Sirius precipitadamente del
cuarto subiendo sus rostros en dirección a ellos. Detrás de los dos adultos,
Kreacher sonría con autosuficiencia.
—Kreacher vive para servir a
su amo —dijo el elfo maliciosamente.
—Bestia traidora —masculló Ron
por lo bajo.
Harry estaba demasiado
aturdido como para fijarse en las miradas de absoluta rabia y reproche que
tenían Remus y Sirius en sus rostros.
—Ron, será mejor que te vayas
a tu casa ahora mismo —habló Remus con voz gélida.
El chico ni siquiera se
molestó en replicar y salió corriendo con dirección a la chimenea lanzándole
una mirada de triste comprensión a Harry.
Cuando Ron se hubo marchado,
Sirius y Remus caminaron a la escalera con sonoros pasos en el suelo de madera.
Harry no se inmutó en su posición; tan sólo se quedó allí, con la mirada fija
en el último escalón para cuando sus tutores terminaran el tramo.
—¡Es increíble que hayas hecho
esto, Harry James! —bramó Remus, aunque sin subir demasiado su voz, sólo
sonando inmensamente cansado y decepcionado— ¿Crees que Sirius y yo estábamos
teniendo una tarde de té hablando sobre cualquier cosa? ¡Se trataba de algo
demasiado secreto!
El adolescente mantuvo su mirada fija y ni pestañeó.
—¿Y es que no piensas decir
nada? —prosiguió Sirius, indignado— ¿Se lo contaste
todo a Ron?
—Me mintieron —masculló Harry
apretando su mandíbula, y su voz sonó tan cortante y frívola que por un momento
creyó que alguien más hablaba por él—. ¿Qué dice la profecía? Es sobre
Voldemort, ¿verdad?
—¿Qué tanto escuchaste?
—preguntó Remus totalmente serio.
—¡Díganme! —pidió Harry por
respuesta. Y aunque gritó tan fuerte que su voz hizo eco en la enorme casa, su
voz estuvo llena de súplica, sin importar lo mucho que intentó mantenerla
firme.
Sentía un desagradable nudo en
la garganta y se reprendió mentalmente envuelto en la rabia por la humedad que
empezaba a nublar su vista. Con un enorme esfuerzo, hizo lo posible por volver
a hablar sin que se quebraran sus palabras
— ¿Yo tengo que matarlo,
cierto? —dijo atropelladamente— ¡Eso es lo único que ha importado siempre! ¡Lo
único para lo que les he servido! Dejemos que Potter salve el día, ¡¿verdad?!
¡Mantengamos a Harry con vida porque él es el único que podrá matar al jodido
Voldemort!
—Harry, no… —empezó Sirius,
intentando acercarse al muchacho para apaciguarlo. Pero su ahijado retrocedió
hasta chocar con su puerta y agarrar el pomo.
—¿Por qué no me lo dijeron
nunca? —preguntó con un hilo de voz. Parecía que cada palabra le costaba un
enorme esfuerzo.
—Sólo queríamos protegerte,
Harry —repuso Remus suavemente.
—Pues por si no lo han notado
—dijo con voz gélida— ¡todos han hecho un espantoso trabajo protegiéndome! Tú
—señaló a Sirius— te la pasaste doce años fuera de mi vida ¡todo porque
decidiste que valía más tu sed de venganza que la seguridad del niño que quedó
huérfano entre escombros! Y tú —ahora en dirección a Remus—, tú simplemente
desapareciste y te olvidaste del hijo de tus mejores amigos muertos; ¡y ahora
llegan a decirme que todo lo han hecho para protegerme cuando ni siquiera
estuvieron en mi vida, y el tiempo que han estado sólo me han llenado de
mentiras!
Harry abrió la puerta de su
cuarto con las manos temblándole por la furia que empezaba a desbordar, y la
cerró de un golpe, sintiéndose más solo y traicionado como nunca en la vida.
¡Hola! Primero que
todo, quiero darle a todas miles y miles de gracias por sus hermosos deseos de
cumpleaños. La verdad, no estaba llevando el mejor de los días, pero cuando leí
sus comentarios me alegré demasiado, ¡todas ustedes son geniales! Entrando al
capítulo, espero que les haya gustado y lamento si tardé demasiado, es que me
costó un poco más de trabajo re-escribirlo (Ya les conté que mi computadora se
había dañado y perdí varias cosas). En fin, de nuevo gracias y un abrazo
enorme. Sol.
Me encanta me encanta!!!!
ResponderBorrarEsta genial la historia y la idea de que Harry tenga consigo a Sirius y Remus pues me gusta mas todavía
Oye se esta poniendo muy interesante, pobre Harry u.u como debe sentirse
Actualiza pronto si? (Carita de gato con botas)
Jajajaja ese elfo doméstico jajaja el amo traidor, heredero fanfarrón, semihumano jajaja ese gruñón me cae muy bien
Saludos
SOOOOOOOL!!! como lo dejas así yo quiero saber que sigue y por fis no te tardes tanto en actualizar mira que si me da un yeyo es culpa tuya por dejar la historia en donde la dejas pobre Harry
ResponderBorrarMe gusta mucho como va el fic y es interesante los giros que le das a la historia espero poder leerte pronto
NOooooooooo yo me siento tan traicionada con Harry como se te ocurre dejarlo ahí ¬¬
ResponderBorrarEstoy de acuerdo con Lady
ResponderBorrarHola nena no yo tambien pido lo mismo no puedes dejarnos asi queremon mas muchos capis mas asi que actualiza siiiii plisss te lo pide una de tus fans
ResponderBorrarAh y que bueno que al final hayas tenido un mejor cumpleaños
Recuerda que tu nunca debers de dejar de brillar porque tu eres un Sol de nombre y de persona
Cuidate mucho Nena y espero que pronto nos regales mas capis
estrella