LAS ALIANZAS ESTRATEGICAS ENTRE LA FAMILIA WAYNE Y LA LLEGADA
DE LA TÍA HARRIET
Como explicar las
interacciones que hay en una familia tan compleja como la de los Wayne, unida
por intrincadas alianzas y tratados no firmados, comenzaré presentando a los
actores de esta interesante Familia.
Richard el príncipe
heredero:
Dick, el mayor de los hijos
de Bruce Wayne, también el más centrado y como solía llamarlo Jason, el señor
perfecto. El mejor de su clase, alumno modelo de la academia Gotham, orgullo de
su padre y el primer compañero de Batman.
Pero Dick no era todo
virtudes, el ser el hijo mayor de Bruce le dio cierto grado de inmunidad para
con el resto de sus hermano, creer que siempre tienes la razón no siempre es bueno
cuando se tiene 3 hermanos menores cada uno con un carácter diferente todo esto
provocaba más de un enfrentamiento y rivalidades.
Jason el rebelde con
causa:
Jason llego a la familia
Wayne para convertirse en el segundo hijo de Bruce y no fue fácil para Bruce y Dick adaptarse a
él ni para él adaptarse a los Wayne, pero el tiempo hizo su trabajo haciendo
que el díscolo niño, antes un poco salvaje y muy llevado a sus ideas se
convirtiera en uno más del clan.
Particularmente le fue
difícil adaptarse a tener un hermano mayor, pero luego se dio cuenta que no era
malo tener a alguien a quien molestar y sacar de quicio.
Leal y valiente actitudes
que podrían definirlo, ambas cualidades lo hacían ser un compañero ideal para
Batman.
Timothy el cerebro de la
familia:
Tim fue el que mejor se
adaptó a la dinámica de la familia, como
decirlo en una palabra, Tim es un niño adorable, educado casi genio y muy
respetuoso.
El problema de ser tan
tranquilo en una familia que no se caracterizaba por su quietud es que a veces
nadie se preocupaba mucho de en qué estaba el pequeño Tim y porque no decirlo,
siempre se esperaba que estuviera bien.
Damien el bebé de la
familia:
El pequeño Damien fue toda
una sorpresa para todos en la familia, llego siendo un bebé a la mansión, para
todos fue una novedad nunca en la mansión se habían comprado pañales, pero el
pequeño creció muy mimado, un peligro cuando se es hijo de un magnate millonario.
Pero aun siendo el más
mimado Damien era muy valiente y cuando quería muy buen compañero, pronto sus
hermanos se dieron cuenta que a pesar de ser el más pequeño era un digno rival.
Bruce Wayne el padre de 4:
Bruce Wayne el
multimillonario más conocido de Gotham, su vida pública amores y desamores
fueron legendarios hasta que un pequeño niño llego a su vida, luego un milagro
el fiestero más famoso se convirtió en padre de familia, respetable y serio.
Ser padre de 4 niños era
todo un desafío para cualquiera y Bruce no solo era padre, era Batman y Dueño
de empresa Wayne.
Pero el logo de padre
modelo no le quedaba grande a Bruce, sus hijos eran su prioridad y los cuatro
ocupaban casi todo su tiempo, su carácter sobre protector se multiplicaba por
mil con sus pequeños, eso estuvo bien mientras fueron niños pero ahora que Dick
y Jason ya estaban creciendo las cosas se le complicaban un poco.
Alfred Pennywort un abuelo
orgulloso:
Que se puede decir de un
hombre que ha dado su vida por cuidar a un
niño con el que no lo une ningún lazo sanguíneo, y no solo criarlo sino
convertirlo en un defensor de la justicia, hombre de negocios exitoso y padre
modelo.
Claro que Alfred tiene
muchos motivos de estar orgulloso, amaba a Bruce como hijo, por lo que sus
hijos eran sus nietos, su carácter distante y profesional le impedía demostrar
su cariño de manera tan directa, pero indirectamente Alfred cocinaba, horneaba
e intentaba cumplir cada uno de los deseos de su querida familia.
Cualquiera diría que los
niños Wayne se dividían en dos bandos, los mayores contra los menores, pero la
cosa no era tan sencilla.
Dick se parecía mucho a
Bruce en lo sobre protector que era para con sus hermanos, cosa que sacaba de
sus casillas a Jason que era más del estilo de ir por la vida
despreocupadamente.
Pero Dick tenía un hermano
preferido, el que le robo el corazón desde que lo tuvo en brazos y ese era
Damien, el amor fraternal era correspondido casi con devoción de parte del
pequeño integrante de la familia, era la pequeña sombra de Dick cuando él
estaba en casa y solo él era uno de los pocos que tenía el poder de hacerlo
callar cuando lloraba.
El tiempo solo reforzó los
lazos, hasta que la adolescencia hizo que Dick cambiara, queriendo su espacio y
ya no le pareció tan genial tener una sombra que lo siguiera por la mansión y
mucho menos tener a un niño revisando sus cosas, que de un día para otro
parecían tener carácter de secreto de estado.
Damien que no entendía muy
bien lo que las hormonas hacían con su hermano favorito, no se tomó muy bien el
ser dejado de lado, y cuando Dick no estaba con él encontró un muy buen aliado
en Tim.
Tim por otro lado tenía en
Jason como ejemplo, le gustaba su forma de ser e intentaba imitarlo aunque su
naturaleza era más reservada, Jason trataba a todos por igual, nunca hizo una
diferencia entre ellos, ni por tamaño ni por antigüedad.
Jason era más bien de
estar solo en casa y solo hacía una excepción con Tim al cual encontraba extremadamente
inteligente y siempre lo ayudaba con sus tareas y con las locuras que se le
ocurrían incluyendo las que iban en contra de las reglas más sagradas de la
familia.
A pesar de todo llegaba un
momento en que Dick y Jason se unían por lo general para evadir el férreo
control que ejercía Bruce sobre sus hijos. Especialmente cuando les negaban
algún permiso y su inexplicable regla de que sus hijos no salieran con chicas
hasta que fueran mayores de edad, que ya había tenido sus consecuencias para
Dick que era llamado “El monje” por algunos compañeros no tan comprensivos.
Dick amaba a su padre,
pero francamente encontraba todo esto como ridículo que pensaba su padre que
iba a llegar virgen al matrimonio.
Y así como los mayores se
unían los pequeños también se unían en sus rebeliones que eran más dirigidas a
Alfred y su manía de vestirlos como señoritos o racionar las galletas de
chocolate o aumentar el consumo de verduras.
No hay que pensar que la vida en la Mansión
Wayne era un calvario sería ser muy injustos con Bruce y Alfred que se
desvivían por esos niños.
Pero un acontecimiento iba
a remecer los cimientos de la mansión y de la familia Wayne, la llegada de la
Tía Harriet se anunció casi con un mes de anticipación, llegaba directamente de
Londres en donde vivía.
Los preparativos no se
hicieron esperar, la Tía Harriet era el único pariente vivo de Bruce.
Al contrario de lo que
podíamos pensar la Tía era una mujer adorable, consiente que Bruce era su único
sobrino no escatimaba en demostrarle lo mucho que lo quería y lo importante que
era para ella, por eso no dejaba pasar más de un año sin visitarlos,
especialmente desde que tuvo la dicha que conocer a su primer sobrino nieto.
La mansión Wayne pasaba
por una inspección seria de parte de Alfred, los 4 chicos amaban a su Tía
Harriet pero tener a Alfred en plan limpieza perfecta era mucha presión.
- Vamos Alfred el piso
brilla, los muebles no tienen polvo y mi habitación no tiene mal olor, déjanos
salir – dijo o más bien gimió Jason.
- Señorito Jason, quedamos
en que íbamos a hacer una inspección de toda la mansión para ver que se puede
mejorar y solo llevamos 2 habitaciones por lo que todavía nos queda mucho por
revisar.
Jason abrió la boca para
protestar, pero no pudo ante la mirada inquisidora del resto de sus hermanos,
así pasaron la tarde los chicos Wayne dejando la mansión inmaculada para la tan
ansiada visita.
Cuando Bruce estuvo listo
para ir a buscar a la adorable anciana al aeropuerto choco con 4 pares de ojos
suplicantes, sin poderse decidir ni querer herir ningún sentimiento opto por
dejar a sus 4 hijos en casa ante las protestas.
La llegada de la Tía
Harriet era todo un acontecimiento, a pesar de todo el trabajo que tuvieron que
hacer, incluyendo una inspección final a la higiene personal realizada por el
mismísimo Alfred y tener que ponerse ropa adecuada para la ocasión.
Los 4 niños estaban
felices, esperando a lo más cercano a una abuela que conocían, una abuela muy cariñosa
y generosa.
Damien y Tim se agolparon
a la entrada de la mansión gritando un
alegre saludo al sentir abrirse la puerta, ambos niño se hubieran abalanzado
hacia su objetivo, pero una sutil advertencia de parte de Alfred los detuvo a
medio camino.
Finalmente la familia
Wayne reunida en pleno, compartían una animada cena.
Los pequeños Tim y Damien
estaban felices, su tía nunca los defraudaba con los regalos y no es que esos
niños sean privados de nada solo que la amable anciana nunca hacía caso a las
restricciones de Bruce, así era como Dick consiguió su primera motocicleta y
Jason uno de sus primaras videoconsolas, ahora Tim y Damien disfrutaban de
esa inmunidad que gozaba la única
representante del género femenino de la familia.
La cena se llenaba de
risas con las historias que contaba la amada anciana, en su vida había
recorrido más de una docena de veces el mundo, pero en su paso había dejado más
de algún recuerdo en cada lugar debido a ser muy despistada, a pesar de que se
mantenía muy bien para su edad, Bruce se preocupaba por los largos viajes que
su tía siempre realizaba y en más de una oportunidad le había ofrecido que se
mudara a vivir con ellos, y pensó que eso pasaría cuando llego Damien a la
mansión.
Al saber de la existencia
del más pequeño de la familia la tía Harriet no dudo en empacar y mudarse por
uno meses a vivir en Gotham, era la única integrante de la familia que le
gustaba cambiar pañales al bebé, fue una gran ayuda para Bruce y Alfred tenerla
en casa.
Pero el espíritu libre de
la anciana hicieron que después de 6 meses viviendo con su sobrino volviera a
su casa en Londres, los recuerdos de su fallecido esposo la hicieron volver a
Londres, de donde una vez al año volvía a Gotham.
- Niños es hora de ir a
dormir, ya es tarde y mañana tienen que levantarse temprano – dijo Bruce serio,
intentando no mirar los ojos que lo miraban con desilusión.
- Papá, son solo las 9 –
Jason era el que miraba más frustrado.
- Papá no tengo sueño –
dijo Damien
Tim solo hizo un pucherito
adorable.
Bruce solo levantó una
ceja – Niños a la cama y no quiero protestas.
Tim, Damien y Jason se
pararon de la mesa y salieron hacia sus respectivas habitaciones, mientras Dick
parecía no haber oído nada de lo que estaba pasando.
Bruce miró extrañado al
mayor de sus hijos – Dick, a dormir.
- Papá no hablas en serio,
verdad? – dijo el adolescente
- Acaso alguna vez te he
hablado en broma, hijo?
- No, pero Papá ya no soy
un niño y son solo las 9…..
- Y mañana tienes clases
al igual que tus hermanos, así que ve a acostarte.
El chico lo miró
desafiante, pero no quiso hacer una escena delante de su Tía, así que se
despidió educadamente de todos en la mesa.
La tía Harriet se quedó
pensativa y guardo en su memoria tener una conversación con el mayor de sus
adorados sobrinos nietos.
- Son buenos niños, Bruce
– dijo la anciana dándole una cálida sonrisa.
- Lo sé, solo que a veces
tengo que recordármelo más a menudo.
- Deberías salir de
vacaciones – dijo la amable anciana.
Bruce no pudo evitar
sonreír al recordar las últimas vacaciones que casi terminaron en un desastre.
- Debes estar muy
orgullosos de ellos, eres un excelente padre Bruce solo no te esfuerces tanto
en tener siempre el control, los niños están creciendo y necesitan un poco de
espacio.
- Aún son niños, Tía
Harriet y esta ciudad no es lo que era antes, Gotham se ha convertido en un
lugar peligroso.
- Lamentablemente es así,
pero es lo que pasa en todas las grandes ciudades, no puedes tenerlos en una
burbuja, sobrino, además créeme si te digo que los chicos buscaran su camino,
sino Alfred puede dar fe de ello tú le hiciste la vida muy complicada cuando
tenías la edad de Dick.
- Tiene muy buena memoria
– dijo Alfred mirando cómplice a la señora.
- Oh ya veo que esta
conversación no la voy a ganar, mejor me voy a acostar que tengo a 4 niños que
despertar mañana muy temprano – dijo Bruce sonriendo.
La semana pasó rápidamente
llegando el viernes, Bruce debía asistir a una cena de caridad pero Tim estaba
con fiebre.
- No te preocupes Bruce es
solo una gripe, me quedaré con él hasta que regreses.
De mala gana Bruce termino
de arreglarse para la dichosa cena – Está bien Tía Harriet, pero me avisas si
la fiebre sube.
La anciana sonrió ante la
preocupación del joven padre y asintió – Me iré a despedir de los niños – dijo
Bruce y comenzó a hacer su ronda habitual para terminar en la habitación de
Tim.
- Hola pequeño cómo te
sientes? – dijo Bruce mientras acariciaba la frente de su hijo en busca de
signos de fiebre.
Tim sonrió – Estoy bien
papá, solo es una gripe, ve a la cena antes de que llegues tarde.
- Te cuidas, no salgas de
esa cama, Tía Harriet se quedara cuidándote creo que bajo a preparar un poco de
su famosa sopa de pollo.
- Genial – dijo Tim y
comenzó a toser, Bruce le pasó un vaso de agua y puso cara de preocupación.
- Me puedo quedar y
podríamos leer un poco.
- Si te quedas te puedo
contagiar la gripe – dijo Tim lo más serio que pudo, en realidad quería que su papá
se quedara pero había aprendido que ser hijo de Bruce Wayne tenía sus altos y
bajos y uno de los contra era que su padre era un hombre muy ocupado con muchas
responsabilidades.
- Esta bien sabelotodo me
voy pero estaré de regreso muy pronto – Bruce le dio un beso en la frente a su
pequeño y salió.
La tía Harriet se quedó
con Tim hasta que el niño se durmió profundamente, luego se arroparlo salió
lentamente de la habitación para chocar con Damien que estaba sentado detrás de
la puerta.
- Dami querido, que haces
sentado aquí – dijo la anciana dándole la mano al pequeño para que se parara
del suelo.
- Como esta Timy, puedo
verlo? – dijo esperanzado.
- Mi niño, Tim está
durmiendo, cosa que tú también deberías estar haciendo – la Tía Harriet
caminaba lentamente llevando al niño hacia su habitación, donde le puso pijama
y lo acostó para leerle un cuento, no tuvo que esperar mucho para que Damien se
durmiera.
Al salir de la habitación
de Damien paso por el cuarto de Jason, el chico estaba dormido faltaba poco para
que su Tablet fuera usada como almohada, la amable señora acomodó lo mejor que
pudo al chico para que durmiera cómodo.
Se paseó por el pasillo
hasta llegar a la habitación de Dick, la luz estaba encendida así que llamó a
la puerta.
Al entrar a la habitación
miró a Dick que estaba sentado detrás de su escritorio, el que antes era un
niño ahora ya casi era un hombre, pronto cumpliría 18 años se iría a estudiar
fuera de casa, la anciana lanzó un suspiro al pensar como los años habían
pasado.
- Dick querido, estas muy
ocupado?
- No ya me iba a acostar?
– dijo el adolescente mientras se desperezaba.
- Entonces que te parece
si preparo chocolate caliente?.
- Genial.
Ya sentados en el pequeño
comedor de la cocina, Tía y sobrino saboreaban un exquisito chocolate caliente.
- Bien mi querido, le vas
a contar a tu Tía preferida que te pasa?
Dick miró a la anciana sin
saber que contestar – A mi Tía nada – dijo tomando un sorbo más del delicioso
brebaje.
- Dick, te conozco desde
hace ya muchos años, que te hace pensar que me puedes engañar, o acaso ya no
confías en tu vieja Tía.
El adolescente dejo la
taza en la mesa – No es nada, no tienes por qué preocuparte, es solo nada –
dijo frustrado.
- Creo que te puedo ayudar
con ese nada – dijo la anciana alegremente – Vamos sino confías en mí, confía
en mis años de experiencia.
Dick sonrió – Esta bien,
es solo que ya se acaba el año y sabes que hay un baile de graduación – el
adolescente no pudo evitar sonrojarse – tengo que invitar a una chica para ir,
pero tú sabes que Papá tiene esa regla de no chicas.
- Déjame ver si estoy
entendiendo, Bruce no te deja salir con chicas.
- No, Papá dice que me
tengo que concentrar en mis estudios y que las chicas solo serán una
distracción y que todavía soy menor…..
- Creo que sí puedo
ayudarte en esto, mi querido, el ser humano tiene una memoria muy corta y veo
que tu padre es solo uno más en ratificar esa norma.
Dick miraba sin entender
mucho a que se refería la anciana – Entonces vas a hablar con Papá?
- Voy a ser algo mejor que
eso, mi pequeño, tú confía en tu Tía, ahora dime quien es la chica.
Dick volvió a sonrojarse –
Se llama Bárbara.
- Es tu novia?
- Me gustaría pero ni
siquiera he podido invitarla al baile de graduación, no puedo traerla a casa, ni invitarla a salir, papá siempre
quiere saber dónde estoy y con quien, solo la veo en clases.
Bruce Wayne no se quedó
mucho tiempo en la cena, estaba preocupado por Tim no le gustaba dejar a uno de
sus niños enfermo, así que encontró una buena excusa para hacer una retirada
temprana y poder regresar a casa.
- Como esta Tim? – dijo
tan solo llegando Bruce.
- Está durmiendo, la
fiebre bajo – dijo la anciana
Bruce abrió la puerta de
la habitación de Tim para verlo dormir plácidamente se quedó unos minutos
disfrutando de ver a su angelito sano y salvo.
- Llegaste temprano – la
anciana lo miraba curiosa, viendo la preocupación en el rostro de Bruce.
- La verdad es que lo
único que quería era llegar a casa para ver si Tim estaba bien, sé que estaba
en las mejores manos solo que…..
- Lo entiendo Bruce, no me
debes explicaciones, te ves cansado querido tienes muchos problemas en la
empresa.
Bruce se sentó en el
sillón de la salita de reuniones su cansancio era evidente pero no precisamente
por la empresa ni por ser padre de cuatro niños, sino que era su otra ocupación
la que tenía a Bruce exhausto, ser Batman y patrullar por Gotham ocupaba casi
todas sus horas de descanso.
- Lucius es una tremenda
ayuda en la empresa y Alfred es mi mano derecha aquí en casa, y tú Tía Harriet
cuando estas con nosotros, son parte de mis mejores asesores, amigos y familia
sin su ayuda estaría en serios problemas.
- Ve a la cama querido,
necesitas descansar.
- No me vas a decir lo que
pasa – dijo Bruce
En ese momento Alfred
entró a la salita con una bandeja – Alfred querido como siempre llegas en el
momento indicado.
- Bien me van a decir que
traman ustedes dos?
- Señor, jamás podría
tramar nada en contra de usted – dijo Alfred entre una sonrisa y mirada
cómplice a la anciana tía.
Bruce suspiró resignado
- Solo podríamos charlar
un poco, acordarnos de los viejos tiempos, sino estás cansado claro.
- Ahora mismo estoy más
intrigado.
- Es solo que con Alfred
estábamos conversando y mi memoria nunca ha sido tan buena, pero estoy casi
segura que cuando tenías 17 años – la anciana miró a Alfred – si creo que
tenías 17 años cuando….
- Me parece que el señor
tenía solo 16 cuando salió de casa sin mi permiso para juntarse con 2
señoritas.
- En serio Alfred, tan
joven que era estas seguro?
- Claro Señora y es más
recién cumplidos recuerdo que…….
Era una tarde de verano y en la Academia Gotham se organizaba
el baile de recepción para los alumnos, era el primer año que al Señorito Bruce
lo invitaban junto con toda su clase, sin embargo el jovencito estaba castigado
por 2 meses debido a que se había fugado de clases para ir a pasear con un
grupo de sus amigos.
Pero el estar castigado fue todo un desafío para el Señorito Bruce,
siempre lo era, debo decir que obedecer una orden siempre le causó cierta
molestia, para que no se me acusara de ser un hombre poco empático con la
situación de un adolescente le di una tregua en su castigo para que pudiera
asistir al baile en cuestión.
Pero volvamos a nuestro punto, el Señorito Bruce era un chico
muy atractivo para las señoritas, y debo decir que era mutua la atracción.
Claro que puse todo mi esfuerzo en la enseñanza del respeto
que se merecían las señoritas en cuestión, pero creo que en más de un ocasión
falle en esa ardua tarea.
Fue una tarde que encontré al Señorito Bruce en compañía de
una Señorita que no me había sido presentada, los encontré encerrados en su
habitación en una situación que no voy a detallar delante de una dama.
- Vamos Alfred, eso fue
hace mucho tiempo y no estábamos más que besándonos – Bruce dijo avergonzado.
- Mi querido sobrino –
dijo la señora ten paciencia con este par de ancianos, a nuestra edad los
recuerdo son lo único que nos queda.
Alfred miró a la anciana
sonriéndole y volvió al relato sobre la vida amorosa del joven multimillonario.
Bueno con esos antecedentes como iba a dejar que el señorito
se fuera a un baile sin supervisión apropiada, habría sido una
irresponsabilidad de mi parte, como siempre mi decisión fue cuestionada pero no
di mi brazo a torcer, entonces de mutuo acuerdo decidimos no asistir a dicho
baile, claro que eso no fue lo que paso.
Bruce se sintió pequeñito
ante las miradas de Alfred y Tía Harriet, realmente que no se acordaba haber
sido un adolescente tan problemático si parecía que Jason era una blanca
paloma, por lo menos a Jason no le interesaban las chicas todavía o eso era lo
que Bruce creía.
Como iba a dudar del señorito Bruce, pero la vida siempre nos
enseña y desde esa noche siempre reviso que las ventanas de las habitaciones de
mis queridos señoritos se mantengan bien cerradas.
Pero fue mi instinto que me llevó a chequear la habitación y
ver la cama vacía, inmediatamente supe a donde dirigirme no voy a negar que
estaba enojado y desilusionado con la conducta demostrada.
Al llegar al baile busque al prófugo sin éxito, me había equivocado
de lugar, como quería haberme equivocado pero no nuestro querido adolescente no
estaba en la pista de baile sino que había encontrado un lugar más apartado
para estar, lejos de las miradas inquisitivas de sus compañeros y sobre todo
más íntimo para él y su pareja.
En todos mis años trabajando con la familia Wayne debo
reconocer que nunca me sentí más fracasado, había fallado en educar al
señorito, así que hice lo que debí haber hecho la primera vez que vi cometer
semejante falta usar la vara.
El rostro de Bruce
reflejaba dolor instintivamente se acomodó en el sillón, como si fuera ayer
recordó los 12 varazos que recibió esa noche dolieron tanto que no se pudo
sentar cómodo por una semana.
- Es por eso mismo que no
dejo que Dick tenga citas, sé muy bien cómo afectan las hormonas a su edad.
- Y recuerda que paso
después, tuvimos una charla muy seria y re planteamos nuestra relación, fijamos
nuevas normas he hicimos compromisos que hasta el día de hoy cumplimos.
- Es esa misma charla la
que Dick se merece, es un buen chico Bruce, inteligente de exquisitos modales y
lo principal te ama, tu eres su modelo a seguir – dijo la tía Harriet.
Bruce se sintió acorralado
y eso no le gustaba, 2 pares de ojos lo miraban atentamente – Esta bien hablare
con Dick, pero de ahí a que permita que mi hijo mantenga una relación con una
chica aquí dentro de la casa.
- Entonces va a permitir
que el Señorito mantenga una relación fuera, que busquen un lugar mejor que su
casa, lugares que usted no conoce – Bruce palideció de solo pensar en que Dick
pudiera ir a un “Motel”.
- Claro que no Alfred –
Porque Dick no se quedó en los 5 años, era tan adorable un niño alegre y risueño.
Afuera de la sala en que
se llevaba a cabo la conversación, un adolescente escuchaba por detrás de la
puerta, al principio nervioso por ser encontrado en tal posición, pero cuando
iba escuchando se sintió más seguro incluso feliz muy feliz, Alfred y Tía
Harriet eran los mejores.
Así que Bruce Wayne no era
toda perfección y rectitud moral, sino que todo un mujeriego rivalizando con el
mismísimo Oliver Queen, Ah pero que daría Dickie para que Alfred o la Tía le
contaran todas las historias del joven Bruce Wayne.
No queriendo abusar de su
buena suerte, Dick se dirigió a su habitación.
- Esta bien ustedes ganan
hablaré con Dick, llegaremos a algún acuerdo.
Alfred inmediatamente se
levantó y dio por terminada la conversación, mientras que la tía Harriet se
quedó en su lugar.
- La chica en cuestión se
llama Bárbara Gordon, es la hija del comisionado – dijo la anciana muy seria.
- Genial la hija del
comisionado Gordon – Bruce dio un suspiro.
- Espero Bruce que averigües
bien quién es esa niña y cuáles son sus intenciones para con mi Dickie, no
estoy dispuesta a aceptar que ninguna chica le rompa el corazón a ninguno de
mis nietos – La Tía Harriet se paró y se fue a dormir había sido un largo día.
Bruce se sirvió un trago,
lo necesitaba su vida que ya era complicada tal como estaba ahora sumaba a un
adolescente enamorado y a la hija del comisionado Gordon.
Fin
¡Felicitaciones por tan entretenido relato!!
ResponderBorrarwiii una actualizacion y muuuuy hermosa por fin¡¡¡¡
ResponderBorrarWawwwwww... un aplauso para la Tía Harriet!!! Qué genial esa visita, jajajaa!!!! Muy divertido relato! La verdad es que fue el toque perfecto la presencia de la señora para endulzar un poquitín la vida de ésta encantadora familia.
ResponderBorrarGloria, estupenda actualización!!! Creo que... quiero más?! Sip. Definitivamente quiero másssssss!!!! :P jajaja
Camila
Me gusto mucho tu historia y espero que este sea solo la introducción de un larggoooo relato quiero saber de la relación de estos hermanitos y sus travesuras con la Tía en casa talvez quieran aprovechar la situación
ResponderBorrarA pero yo quiero maaaaas
ResponderBorrarEs solo el comienzo verdad?????
ResponderBorrarno puede dejarlo en solo eso de verdad me voy a enojar
ResponderBorrarMe encanta, por favor continua la historia
ResponderBorrar