El "trabajo" de un hijo jamás se
acaba...
-Papito?!! Dónde estás?!!- La voz pequeñita de cierto niñito de grandes ojos
azules, sonó frágil y entristecida a través del celular de papá.
-Hola, mi tigrecito bonito. Estoy muy
ocupado aún, mi niño. No podré regresar a casa hasta mañana en la noche. Pero
te prometo que en cuanto termine la reunión, lo primero que haré será subir al
jet para que me lleve a tu lado! Sí, chiquitito?!
-Pero papiiiito.... estás resfriado!!!
Tienes que hacer reposo!! Además, tú no tendrías que estar trabajando!! Hoy no
se trabaja, papi... es día del trabajador y la maestra dijo que todos deben
descansar en éste día.- Explicó el angelito, algo desesperado
por tener a su papito lindo a su lado.
-Pero eso no aplica en mí, campeón,
porque yo soy el dueño de la empresa. Papá no tiene un jefe que le diga
"no trabajes!"....Salvo papá!- Pensó- que si
se entera que estoy trabajando hoy y además enfermo... Uffff!! Bueno, ya soy
grande!, no?!
-Entonces, ven a casa, papiiiii... yo
te extraño mucho! Es que ya no quieres a tu tigrecito?!- Preguntó con un
puchero en la boquita y lagrimitas colgando de sus largas pestañas rubias. Si
su padre hubiese sido capaz de verlo, seguro que en menos de 10 minutos estaba
a su lado. Pero, por desgracia, no podía.
-Ay, mi bebecito... Sabes que te amo
más que a mi vida, mi rey! Pero papá está trabajando ahora. Es más, en 3
minutos tengo una reunión... así que te tengo que colgar, pequeño. Te quiero
mucho, mi amor. Te llamo pronto...- Y sin darle tiempo a su nene de
protestar, Sean colgó.
Al otro lado del océano, un pequeño
bultito de llanto, sollozaba sin consuelo por su corazoncito herido. Su papito
acababa de cambiarlo por unos cuantos millones... Pero qué traición!!
Acurrucándose en el sillón, a la par
del teléfono, se dejó llevar por sus emociones y sollozó su alma entre sus
manitos, tan fuerte y desgarradoramente, que llamó la atención de la nana que
Sean había dejado a cargo del cuidado de su pequeño. La señora, asustada por el
estado del pequeñín, decidió llamar al Tigre Mayor, a Kirk Hyuga, en busca de
ayuda.
-Señor Hyuga?! Habla Tomasa, la nana
del señorito Steve... Quería pedirle, por favor, si es posible que venga a
casa?! El niño está llorando mucho y no sé cómo calmarlo.... ya llamé al Señor
Sean, pero no contesta. Tal vez al niño le duele algo... por favor, venga lo
antes posible.- Dijo de lo más alarmada.
-Voy para allá. -Respondió Kirk y,
prácticamente, corrió hasta su limusina.
En el camino, intentó comunicarse con
su hijo, pero sólo escuchaba la contestadora y su odioso mensaje. Llamó a la
oficina, y luego de un eterno momento, atendió la secretaria.
-Lo siento, señor. Pero tengo órdenes
de no interrumpir la junta.- Dijo la joven.
-Ese mocoso tiene que atenderme.
Dígale que Kirk Hyuga lo está llamando. Verá cómo sí me contesta.- Dijo, con una
voz peligrosamente calma.
No podía creer que su hijo estuviera
trabajando, es más, todos en la empresa parecían trabajar. Kirk estaba
sorprendido porque Sean ni siquiera estaba trabajando en una de las empresas de
Alemania, sino que estaba en otro continente.
Pero lo que no le cabía en la cabeza
era que Seancito eligiera los negocios por sobre la compañía de su adorado
nietecito. Eso era inconcebible.
Estaba seguro de que su hijo lo
escucharía. En cuanto cruzara unas palabritas con su niño, podía jurar que Sean
se daría cuenta del error que estaba cometiendo, pero... nada de eso sucedió.
-Señor?! Dice el Señor Hyuga que no
puede contestar ahora. -Kirk colgó el teléfono, sintiéndose
ultrajado por la osadía de su mocoso. Já, pero ya vería ese crío...
Apenas llegó a la casa, que
recientemente había adquirido su chiquito, Kirk corrió a buscar a su bebé.. no
le fue difícil. Steve lloraba fuerte, al punto de la histeria.
-Opiiiiiitaaaaaaaaaa....
buaaaaaaaaa.... mi papito no me quiere, opita... snif snif snif- Lloraba con
un desconsuelo que partía el corazón de sólo oírlo.
-Shhhh.... yaaa!! Ya, mi bebecito!!
Shshshshsshhhhhh... ya verás que todo estará bien. Tu papito tuvo unos
inconvenientes, pero estará aquí en unas horas nada más. Calma, mi niño!- Le decía con
ternura el abuelo a su nietito hermoso.
-Pero abueliiito.. sniffff... mi
papito está enfermiiiiitoo... Yo quería cuidarlo y él se fue!- Le contó,
abrazándolo más fuerte.
-Tu papito está enfermito?!! Qué
tiene mi bebé?- Le preguntó, levantándole la cabecita para verlo a los ojos.
-Sii!!... Tenía fiebre y le dolía la
pancita.
-Ya veo! Hijito, quiero que me
esperes tranquilo en lla casa, sí?! Llama a la oma para que te venga a buscar,
así se hacen compañía... yo voy a buscar a tu papito.- Le dijo, dándole
un sonoro beso en la mejilla y consolándolo unos minutos más.
Después que lo pudo calmar, Kirk dejó
al chico al cuidado de Tomasa y salió lo más pronto al aeropuerto. Llamó al
piloto y ordenó que todo estuviese listo en cuanto él llegara. Tenía que ir él
mismo a ver con sus propios ojos al sinvergüenza de su hijo, que prefería unos
cuantos millones a la compañía de su angelito revoltoso.
Estuvo al frente de la puerta de la
oficina, en la mitad del tiempo que normalmente le llevaba el trayecto.
Ni siquiera se tomó la molestia de
tocar, entró sin decir nada y cuando todos los presentes se dieron la vuelta,
al percatarse de la interrupción, lo único que dijo Kirk fue: Todos
fuera! Quiero hablar con mi hijo.... A SOLAS!!!
-Papáaaa?! Qué te sucede?! Te has
vuelto loco o qué?! Estamos en medio de una reunión importante.
Eso fue todo lo que toleró Kirk. De
inmediato, empezó a quitarse el cinto y se fue acercando hacia su hijo.
-No, papiiii.... no puedes!- Exclamó Sean, al
verse acorralado por su padre. Sintió tanta vergüenza que sólo atinó a decir. -Fuera
todos!!! -No quería ni imaginarse lo que dirían todos esos trajeados
al ver que al gran Sean Hyuga le daba palmadas... en éste caso
cinturonazos... en la cola, como a un niño!!!
-Nooo!! No papi! No me hagas esto! Ya
soy grande y... y... y... y ni siquiera sé qué hice para que me quieras
pegar!!- Se quejó, usando el mismo tonito que utilizaba su pequeño tigrecito
cuando él lo amenazaba con unas palmadas.
-Que no hiciste nada?! Que no hiciste
nada?!- Repetía, doblando el cinto en su mano.- Qué se supone que haces
aquí, jovencito?! Es día de fiesta y tienes a todo el mundo trabajando.... Y
encima estás enfermo, porque no me digas que no has estado con fiebre... qué
sucede contigo?! En vez de quedarte en casa con tu hijo! Descansando...
recuperándote!! Es que acaso el dinero es más importante que tu niño?! Que tu
salud?!
-Papi, es que....- Y esa duda no
le gustó nada a papá. Eso era un sí?!... uhmm, pues por el bien de su trasero,
más valía que no!
Kirk tomó de un bracito a su hijo y
lo hizo inclinarse en la mesa larga. y le bajó los pantalones y la prenda
interior.
-Noooo!!! Papito, no lo hagas, por
favorrrr!!! Nooooo.....- Gritó, asustado.
-Mira hijito, vamos a aclarar unos
puntos MUUUY importantes aquí... zass zass zass- Kirk dejó caer
el cinto a lo largo de las nalgas blanquitas de su niño.
-Auuuu... ya, papito! No lo hagas!!
Por favooooorrrrr!!!!
-Si de veras piensas zass
zass zass zass que es más importante zass zass zass unos
cuántos billetes zas zass zass a la presencia de tu hijo,
jovencito, zass zass zass estás muy equivocado. -Kirk
dejaba caer con todas sus fuerzas el maldito cinturón contra las carnes de su
único hijo..
-Buaaaaaaaa.... dueleeeeeeeeee....
Buaaaaaaaaaaaa.... Noooooo, PAPIIIIIII!!!! YA NOOOOO!!! BUAAAAAAAA- Lloraba
pesadamente. Quería cubrirse desesperadamente el trasero con sus manos, pero su
padre las sostenía fuertemente contra su espalda.
ZASS ZASS ZASS!!!- Estos tres últimos
cayeron en los muslos, ya que las nalguitas estaba demasiado rojas
-Cómo piensas que se siente tu hijo?!
uhm?! Yo jamás relegué mi deber de padre por un día de trabajo, muchacho!! -Kirk detuvo
el castigo para que su hijo le prestara atención a él y no tanto al dolorcillo
que sentía en la colita.... aunque eso era imposible! -Hijo, no se vive
para trabajar! Eso no es todo lo importante de la vida! El dinero va y viene...
es cierto que es necesario... pero, hijo, yo he pasado años acumulando fortunas
y he aprendido algo después de varios altibajos. Las revistas me tienen en uno
de los primeros puestos en su ranking de multimillonarios, pero sabes por qué,
verdaderamente, soy el hombre más afortunado del mundo?! Porque te tengo a ti,
mi niño!! Mi mayor tesoro lo son tú, mi nieto adorado y tu madre... -Lo
ayudó a incorporarse y le subió el pantalón que había quedado por los tobillos.
-Aprende, mi bebé... el dinero no es
nada si para lograrlo tienes que dejar a tu pequeño, pues, en la vida, lo más
importante que atesorarás, son los momentos que pases con tu cachorrito.
Sean se quedó calladito, suspirando
entrecortadamente; no sabía qué responder, pues, las palabras sencillamente no
salían de su boca porque tenía un nudo en la garganta.
La acusación que su padre le hacía
era muy grave, era a su hijo al que había descuidado. Cómo pudo ser tan
idiota?!!! Cerró los ojos, recordando la mirada de su hijo, verlo sonreír era
algo que no tenía precio. Se llevó las manos a la cara, sintiéndose
arrepentido...
-L-lo si-sien..toooo!!!- Balbuceó. Su
padre no pudo más que abrir sus brazos para refugiar a su tigrecito en ellos.
Hacía tiempo que no lo tenía así de abrazadito. Su bebé. Su cosita linda. El
mocoso por el que daba su corazón en bandeja con tal de verlo feliz... ahora
lloraba su pesar en su camisa.
-Shhhhh.... calma, tesoro!! Shhhh...
regresemos a casa, mi vida! Tu hijo te extraña y tú estás enfermito... -Le dijo, secándole
las lágrimas con sus propias manos.
Sean le hizo un puchero adorable -
No podré sentarme, papito!! Me diste zas zas muy fuerte!! -Gimoteó.
-Lo sé, mi bebito. Pero si vuelve a
suceder esto, que no te quepa duda que te daré una paliza peor que ésta,
entiendes?!
-Papiiii-
PLAFF!! - Sean oyó un sonido seco al
que le siguió pronto un picor.
-Auuuuuuu-
-Estamos?!!
-Síiii!!! Sí papito. Estamos!!! - Y Sean sonrió
alegremente a pesar de dolor en sus nalgas- Yo también soy el hombre
más afortunado del mundo, papi!! Te tengo a ti, a mamá... y al más grande
regalo que me dio la vida... a mi hijo!
-Vamos a casa, chiquito. Te acostarás
en las piernas de papá así no duele la colita...
-Vamos papito! No quiero perderme ni
un minuto más de mi tigrecito!!!
Muchas gracias por este maravilloso regalo, me encanta cuando escribes de mi tigresito adorado... o debo decir de mis tigresitos... infinitas gracias
ResponderBorrarPobre chico, bueno a ver si asi aprende de una vez
ResponderBorrarvaya vaya, en el dia del trabajo con razon jajajaj Ariane estuve muy divertido el relato y que facil captas a los personajes, hubiera jurado que lo escribio LAdy
ResponderBorrarAriane te quedo genial :) me imagine al tigrecito y me dio muchísima ternura
ResponderBorrarTe luciste con el relato mujer y auch! Sean tuvo que aprender a la mala el valor de un hijo jeje
Me fascino el relato
Saludos
Se pasa el muchachito, como se le ocurre dejar a su hijo enfermo y estando el mismo enfermo y lo peor no contestarle a su padre. Bueno pero le dejo el mensaje bien clarito jajajaja
ResponderBorrarY creo que bien clarito Cath jajaja
ResponderBorrarLindoo Ariane me gusto cantidad
Lore
Muchas gracias, chicas!!!! Aprecio mucho sus palabras!!! =D
ResponderBorrarLady, gracias por prestar a tus nenes lindos!! Son tan adorables!!! y a ustedes, por sus comentarios que son un cariñito al corazón.