martes, 23 de abril de 2013

Capitulo 12


Habían pasado tres semanas des de que Cristina, Mark y Bea se habían mudado con Pedro al dúplex. Las cosas no eran idílicas pero Pedro sabía que podían haber sido mucho peor. Bea y Mark intentaba coincidir lo mínimo con él, se pasaban la tarde en sus habitaciones sin salir más que para cenar y Pedro estaba seguro que si hubieran tenido cocina en la planta de arriba ni para la cena les hubieran visto el pelo. No es que se muriera por verlos, a quien quería ver a todas horas era Cris, y ahora que vivían juntos podían pasar mucho más tiempo junto y todo era mejor, más fácil, más maravilloso. Pero aunque no se volviera loco por la vida familiar, hasta a él, se le hacía extraña esa situación, era como vivir en una casa encantada. De vez en cuando escuchabas ruidos provenientes del piso de arriba, cambiaban cosas de sitio y aunque no los veía notaba su presencia. También hay que decir que eso de vivir con una familia era algo muy nuevo para Pedro.
Aquella mañana a las 11:00 Bea tenía revisión en el dentista, por lo que Cris había pedido el día libre en el trabajo, para pasarlo entero con su hija. Cris había tenido suerte, el jefe no estaba, y el subdirector no tuvo inconveniente alguno en darle el día libre, es más ni siquiera se lo quiso apuntar. Cris decidió que iría al dentista, después irían a comer juntas y después subirían hasta el casco viejo para mirar algo que regalarle a Teresa por su primera comunión. Y como no quería ser tan obtusa como la abuela de las niñas, también tendría que mirar algo para regalarle a Laura. A Cris le encantaba hacer regalitos así que esa mañana se levantó muy animada esa mañana. Y Pedro lo comprobó en seguida, cuando al sonar le despertados a las seis como cada mañana en vez de darle un manotazo y apagarlo, le regaló una sesión de sexo matutino de lo más apasionado. Pedro acabó extasiado, felizmente extasiado. Se quedó un rato remoloneando en la cama mientras contemplaba a Cristina. Cristina era una mujer fascinante en muchos sentidos pero de todos ellos, jamás pensó que el sexual fuera uno. Y lo era, era una mujer totalmente desinhibida, sin complejos, ni tabús, ni reparos, era decidida y paciente a la vez, pura furia pero sin dejar de ser dulce. Pedro no sabía nunca con que Cris amanecería o se acostaría y aquello le hacía gracia. Porque después siempre volvía su Cris de siempre, la Cris que veneraba hasta lo inimaginable.
Las siete y media, sonó el despertado de Mark, ese chico siempre apurando hasta al máximo. Hoy llegarían tarde, estaba clarísimo. Pedro se dio una ducha rápida y dejo a Cris en la cama que ya estaba de nuevo durmiendo ¡Así cualquiera tenía una sesión de sexo salvaje a las seis de la mañana! Ella ahora se quedaba durmiendo y en cambio a él le tocaba tener que lidiar con una trentena de adolescentes con la cabeza más en tontear que en conjugar verbos. Pero era feliz, tenía esa sonrisa estúpida en la cara y sabía que le duraría toda la mañana.
-         ¡Mark, son menos diez, hoy vuelves a llegar tarde! (gritó Pedro desde el píe de la escalera).
-         ¡No soy el único! (gritó Mark).
-         ¡Baja de una vez! (gritó de nuevo rodando los ojos, ese chico lo exasperaba) ¡Venga que te llevo en coche!
-         Paso, no quiero que me vean contigo.
-         Llegarás tarde.
-         ¡Lo sé! (gritó de nuevo Mark que aún no salía ni de su habitación)
-         No seas ridículo, si vuelves a llegar tarde tu profesor enviará otra nota a tu madre y ya sabes lo que dijo si llegaba otra.
-         ¡Me la suda!
-         ¡Mark! ¡Baja! ¡Ahora! (hubo un silencio) Si he de subir yo te juro que te llevaré de la mano hasta tu pupitre (no hubo contestación, en eso que salió Cristina de su habitación, porque con tanto griterío no había quien durmiera y subió como una estampida de búfalos hasta la habitación de Mark).
-         ¿Mamá? ¿Qué haces en casa? ¿Y el trabajo? (Mark la miró sorprendido, no esperaba para nada que su madre estuviera aún en casa, ella entraba a trabajar a las siete y eran las ocho menos diez, perdón menos cinco).
-         Buff (resopló Cristina porque estaba claro que su hijo no escuchaba) Hoy era el día que debía de llevar a tu hermana al dentista. Llevo toda la semana diciéndotelo (Mark entonces cayó, sí que le había dicho algo, pero no recordaba que día). ¿Aún estás descalzo? Ya deberías de estar en la puerta de la escuela, ponte los zapatos de inmediato y baja. Pedro te está esperando, aún le harás llegar tarde a él también.
-         A primera hora hay inglés (dijo con una mueca de aburrimiento).
-         Me da igual la clase que haya. Tu hora de entrada en la escuela es las ocho. No la que al señor se le antoje. Pobre de ti que reciba otra nota de tu profesor (dijo apuntándole con el dedo).
-         Jooooo (protestó de una forma bastante infantil).
-         Mark Erwing Geldof tienes exactamente un minuto para ponerte los zapatos, agarrar la americana y la mochila y bajar para que Pedro te lleve…sino te llevaré yo misma a la escuela pero a punta de zapatillazo (y Cris se agarró su reloj de pulsera y empezó a mirarlo como si fuera un árbitro a punto de pitar el final de partido).
Mark se metió los zapatos de inmediato y agarró la americana del uniforme y la mochila y bajó como si se hubiera declarado un incendio. Y para a él era algo muy parecido porque de quedarse más en su habitación su madre le hubiera bien rustido el trasero. Pedro rodó los ojos y tomó las llaves del coche. El chico ya llegaba tarde así que al menos que se obrara un milagro cuando Mark regresara a casa con otra nota de su profesor de inglés habría fuegos artificiales en la planta de arriba.
Pero los milagros existen, y tras un trayecto en el que Pedro no paró de darle la brasa con la importancia de ser puntual y de asistir a todas las clases, incluso a aquellas que no le resultasen atrayentes. Mark cuando dijo eso lo miró como si estuviera hablando chino. Para Mark ninguna de aquellas clases era para nada atrayente. Todas era un auténtico aburrimiento, molesto a más no poder y una total y completa pérdida de tiempo. Pero Mark se supo morder la lengua, no porque se hubiera hecho más sabio en esas tres semanas, sino porque le encantaba tratar a Pedro con desprecio o indiferencia, según se le apeteciese en cada momento. Al llegar la puerta de la escuela ya hacíaa rato que estaba cerrada, así que entraron por conserjería. Pedro estaba dispuesto a escoltar a Mark hasta la mismísima puerta de su aula solo para asegurarse que no se saltaba otra clase. Pero Silvia los detuvo.
-         Tú, Marky, como siempre haciendo gala de tu puntualidad Suiza (dijo con sarcasmo). No corras, el profesor Beltrán ha llamado y ha dicho que no vendría hoy que se encontraba indispuesto.
-         ¡Jejeje genial! (dijo haciendo una especie de gesto como si acabará de hacer un touchdown).
-         ¡Mark! (le reprendió Pedro que no veía bien que se alegrarse de esa forma de que alguien estuviera enfermo).
-         Gracias tía Silvia ¿está abierta la cantina? No me dejaron desayunar (Pedro lo miró estupefacto pero como podía tener esa frescura)
-         Hasta las diez no, pero espera (y sacó de dentro de uno de los cajones de su escritorio un sándwich y un zumo), toma nada, yo ya me compro algo luego, pero desayuna algo.
-         Gracias, tía Silvia, hoy estás muy guapa (dijo saliendo corriendo por el pasillo en dirección a donde estaban las aulas de los de su curso).
-         ¿No le habéis dado de desayunar? (dijo mirando a Pedro con reproche)
-         ¿Tú que crees? (Silvia alzo una ceja) Volvió a intentar saltarse la primera clase de la mañana, casi me hace llegar tarde a mí también, y yo tampoco he desayuno, gracias, por preguntar.
-         Pues te tendrá que esperarse a las diez que habrán la cantina, profesor Martín (y se reanudó su trabajo muy digna ella)
-         Grrrrrrr (Pedro se dio cuenta que acaba de gruñir como solían hacerlo Cristina y Mark y aún le dio más coraje. Con lo bien que había empezado el día…)

Pedro al llegar a casa a la tarde, estaba cansado, estaban a dos semanas de acabar el curso y todo eran puro estrés y agobios porqué todos querían acabar el temario a tiempo y poder aún repasar las lecciones más conflictivas. Para los alumnos del último curso era mucho peor, porque ellos tenían que prepararse para las pruebas de acceso a la universidad y debían asegurarse que no se dejaban ningún cabo sin atar. Y él se ponía tan nervioso como ellos porque quería dejarlos bien preparados para poder enfrentarse a las pruebas.
Pedro al llegar a casa se estiró un ratito en el sofá y después de puso a corregir pruebas y ejercicios. Estaba tan cansado que cuando miró el reloj y vio las ocho de la tarde, salió pitando y se olvidó cerrar los cajones de su despacho con llave como solía hacer. Pedro salió corriendo a por Cristina y Bea habían quedado que pasaría recogerlas cerca de la plaza de Fuego que estaba cerca de la zona comercial donde pretendían mirar los regalos de comunión y no-comunión para Teresa y Laura.
Mark al oír el portazo y después un total silencio, salió de su cuarto y bajó a la primera planta, se había quedado solo en casa. Por primera vez des de que se mudaron tenía la casa solo para él. Así que lo primero que hizo, como cabría de esperar, fue comprobar que el mueble bar estaba abierto o cerrado. Estaba cerrado, ese maldito maestrillo era un puto desconfiado, Mark dio un bufido y fue a la nevera a ver si había alguna cerveza. ¡Bingo! Al menos, cervezas había. Se abrió una y le dio un largo trago, estaban en el mes de junio y empezaba a hacer calor y aquello entraba la mar de bien. Mark recorrió la casa mientras disfrutaba de aquella cervecita. Pasó por el lado del despacho de Pedro y vio que se había dejado todo por medio, sonrió y entró.
Mark se puso cómodo en la silla de Pedro y empezó a mirra aquellos papeles, eran ejercicios de sus alumnos, Mark no entendía la mitad porque el estaba dos cursos por debajo, así que enseguida se cansó. Y empezó a juguetear con las manillas de los cajones, es algo que hacía des de muy pequeño, era algo inconsciente para él. Jugando con las manillas uno de los cajones se abrió y Mark se sintió como debía sentirse Cristóbal Colón cuando avisto tierra. Abrió el cajón dispuesto a indagar en los tesoros que allí guardaba Pedro.
No había mucho tesoro, hojas, cuadernos, carpetas…espera había una carpeta que ponía exámenes de literatura española de bachillerato. Mark lo abrió y comprobó que allí estaban 4 ejemplos de exámenes para los del último curso. Mark no supo que hacer, cerró rápidamente la carpeta, como si instintivamente supiera que él no debería ver eso. Pero al cabo de unos segundos, la volvió a abrir y sonrió maléficamente. Mark corrió a su habitación y tomó la primera libreta que tuvo a mano, la bajó y apuntó en la última hoja todas las preguntas de los exámenes. Iba a hacer una pequeña fortuna gracias a eso. Probó a abrir el resto de cajones, pero no hubo suerte, estaban cerrados. Daba igual, aquella incursión había sido muy fructífera.
Al regresar Bea, Cris y Pedro a casa, Mark ya hacía un buen rato que había regresado a la cueva, como lo llamaba Pedro. El chico no era especialmente ordenado que digamos, Mark como la x  tendía a infinito, es decir tenía una capacidad de expansión que ¡Ni el Universo en todo su esplendor! Pedro lo comprobó el mismo día que llegaron. Cuando subieron a decirle que sus tíos querían hacerse una foto para recordar ese primer día, vio que ya los cajones estaban la mitad abierto con cosa saliendo de allí y un montón de cosas sobre la cama y la silla del escritorio. ¿No debía hacer ni una hora que había hecho posesión de la habitación y aquello ya no parecía un cuarto salido de una revista de decoración sino más de una mala película de terror). Cristina tuvo que llamerlo 4 veces para que bajara a cenar, y no tardaron en darse cuenta cierto olorcillo a cerveza que provenía directamente de Mark. Pedro abrió la nevera y miró el estante donde tenía las cervezas, del pack de 12 que había comprado el día anterior solo quedaban 9, y él solo se había bebido una.
-         La cena ya está fría (le dijo Pedro. Mark lo ignoró y se sentó y empezó a comer) ¿Te apetece algo de beber? (mientras le echaba un poco más de agua en el vaso a Bea)  ¿Otra cerveza Mark quizás? Veo que te gusta mucho mi cerveza, ¿Cuántas te has bebido en el ratito que he ido a buscar a tu hermana y a tu madre? (Mark se puso muy tenso, como aborrecía a aquel hombrecillo miserable, porque había que ser miserable para contar las cervezas que se tenían en la nevera).
-         ¿Mark? (Cristina dejó el cubierto de golpe y fulminándolo con la mirada).
-         ¡Solo tomé un par, te quedan un montón! (le dijo indignado Mark e ignorando las claras señales que le enviaba su madre que estaba caminando por arenas movedizas) Toma anda (se sacó unas monedas del bolsillo) aquí tienes el dinero de tus dos puñeteras cervezas.
-         ¡Mark! Sube a tu habitación y me esperas (dijo su madre)
-         Pero si aún no he cenado.
-         Te has quedado sin cena, ¡Sube!
-         Pero…¿Me vas a dejar sin cenar? (Mark no se lo podía creer ese castigo era algo para niños traviesos o algo así, él era un hombre, ese no era castigo para un hombre. Aunque no tenía muy claro cuál era un castigo para un hombre, sabía a ciencia cierta que aquel no lo era).
-         Si, seguro que no puedes tener hambre después de haber bebido tanta cerveza.
-         Solo fueron dos latas
-         Ni dos latas ni dos hostias, maldita sea Mark, te he dicho que subas a tu cuarto de una vez.
-         ¡Como quieras! Tampoco quiero cenar con vosotros ( y se levantó de muy malos modos de la mesa tirando la silla donde había estado sentado).
-         ¡Mark, recoge la silla! (dijo su madre pero más bien parecía una orden divina, pero de uno de esos dioses chungos, de esos que les gusta torturar a los mortales).
-         ¡Recógela tú! (Pedro se levantó estaba bien dispuesto a poner a ese mocoso en su sitio pero Cristina se le adelantó y tomó la cuchara de palo con la que había removido la ensalada y empezó a darle cucharazos en el trasero hay mismo. Mark se retorcía de todas las formas habidas y por haber para esquivar los golpes de la cuchara. Y por unos instantes parecía que Cristina y él estuvieran jugando al pilla-pilla alrededor de la mesa de la cocina donde estaban cenando. Pero ese correteo solo hizo que algún que otro golpe cayera en zonas a las que no estaba acostumbrado a recibir palmadas, como la mano, la pantorrilla, la cadera o el brazo, aparte de por supuesto su trasero que recibió unas cuantas de muy certeras)
-         Plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack, plack.
-         Ayyyyyy, ya, ya, ya la recojo Aau auu ay ya, ya, para mamá ayyyy yaaa por favor aaau (y se apresuró a poner al silla en su sitio mientras su madre aún le daba 4 azotes más con la cuchara) lo siento, auuuu, perdón.
-         Plack, plack, plack, plack,
-         Aaaaau ayyyy no más, lo siento, lo juro Aaaaay.
-         Sube a tu cuarto y que no tenga que volver a repetírtelo.
-         Noooo (sobándose el culo), ya subo (y finalmente subió a su habitación)
-         Tres semanas (dijo Pedro en cuanto estuvo seguro que Mark estaba ya en su dormitorio).
-         ¿Tres semanas qué? (dijo aún medio cabreada Cristina)
-         Que ha sido su record, ha sido capaz de estar tres semanas sin faltarte al respeto. Quizás la próxima vez, logré cumplir el mes. Deberíamos comprarle una tarta o hacerle una fiesta o un regalo ¿no crees?
-         Déjalo ya, Pedro. No estoy de humor.
-         Cris, solo digo que…es capaz de comportarse más o menos bien. Si ha podido estas tres semanas ¿quién dice que no pueda 4? ¿o 12?.
-         Mark sabe comportarse, mejor que tú y yo juntos, ese no es el problema, el problema es que no le sale de los cojones comportarse! (y se levantó toda furiosa de la mesa y se fue a su dormitorio y se metió en la cama).
-         Me parece que lo más sabio será que está noche duerma en el sofá.
-         Jejeje (se rio picarona Bea. Y Pedro aprovechó para hacerle cosquillas, al menos alguien no estaba de mal humor en aquella casa) ¿Y de que te ríes tú brujilla?
-         Jajaja
-         No, Pedro para, nooo jajajaja.
-          
Tres días más tarde.
Ring ring ring (el teléfono sonaba sin cesar)

-         Un tarde que tengo la casa para mí solo y tienen que fastidiarme la siesta. Bufff (resopló y descolgó el teléfono) ¿diga?
-         ¿Pedro?
-         Hola, Gabi
-         ¿Estabas haciendo algo? Si te molesto hablamos el lunes en la escuela.
-         No, estaba echando una cabezadita, ayer dormí fatal. ¿qué querías?
-          Quería hablar con Cristina, pero tú ya me vales.
-         Si es por Mark, mejor hablas con ella.
-         Claro que es por Mark ¿no lo es siempre?
-         Jajaja que preguntas hago yo también ¿verdad? ¿qué ha hecho ahora?
-         Más bien ¿qué ha dejado de hacer?
-         ¿Los deberes otra vez? ¡Maldición! No sé cuántas veces le ha dicho ya su madre que debe de hacer las tareas que le ponga en la escuela.
-         Pues no las suficientes, Pedro. Esta semana ni un día, ni uno, ni aquello por accidente, nada, ni un ejercicio se dignó a presentarme. Lo peor es que con tu hijo (Pedro se quedó conmocionado al oír que lo llamaba su hijo pero ni pudo protestar ni nada estaba en shock) nunca se sabe, por ejemplo los ejercicios de historia los tenía hechos, pero no se los presentó a su profesora. Y cuando Maite (que es como se llamaba la profesora de historia tanto de Bea como de Mark) le preguntó ¿Por qué no se los presentaba si los tenía hechos? Le dijo que él –“pasaba de eso”. Así ya que no sé si no los hace o solo no le da la gana presentármelos. Deberías hablar tú con él. Parece que a ti te hace un poco más de caso.
-         ¿A mí? Jajaja Pero si solo me ignora o me hace feos.
-         Ese chico va a tirar el curso por la borda estamos ya casi acabando y como no se esfuerce en los exámenes finales todo lo que no se ha esforzado durante el curso, le van a quedar casi todas para septiembre.
-         Bufff (dio un bufido y se pasó la mano por la cara).
-         Bueno, dile a Cristina que me llame, hoy estaré en la escuela hasta las siete, sino ¿tienes mi teléfono de casa, verdad?
-         Si, en la agenda.
-         Pues que me llame a casa, pero mejor lo hablamos ya hoy. Quizás si habla con Mark pueda hacer un esfuerzo final y salvar algo del curso.
-         Ya se lo diré, no sufras, cuando llegue del trabajo hablo con ella.
-         Gracias, nos vemos mañana.
-         Hasta mañana (colgó el teléfono. Mark se quedó sentado un rato mirando al vacío. Él como profesor había hecho ese tipo de llamadas decenas de veces, y siempre que las hacía sentía como si “los padres pasaran de sus hijos y no les importara nada su futuro” que distinto lo veía ahora des de la otro lado de la barrera).
Pedro se tomó un café Y se fumó un cigarrillo para despejarse un poco y subió a la cueva de Mark, quería averiguar si Mark no estaba haciendo los deberes o simplemente aquel era otro de sus actos de rebeldía. Encontrar las libretas de Mark no fue difícil, las tenía tiradas entre el suelo y la cama. Pedro tenía que hablar con Cristina sobre el desorden de la habitación de Mark pero ya. Agarró la libreta en la que en la portada ponía ALGEBRA y la abrió para ojearla, hizo lo típico de pasar las hojas rápido para buscar la última escrita, pero se dio cuenta que Mark escribía tanto de principio a final como de final a principio. ¡Ni en eso era ordenado! De repente se detuvo en unas anotaciones hechas a lápiz y con demasiado letra para ser de algebra. No pudo evitar leerlas, estaba convencido que sería los deberes de otra asignatura, mezclados con los de algebra, eso no sería raro en el caos mental que llevaba Mark. Pero se quedó helado cuando al leerlo comprobó que eran las preguntas del examen de literatura y lengua española que les había puesto esa mañana a los de penúltimo curso. Pedro tuvo que sentarse en la cama porque por unos instantes le flojearon hasta las piernas. No fue hasta que sintió la puerta de casa cerrarse que volvió en sí. Debió de estar al menos media hora, allí, sentado contemplando la libreta, sin reaccionar. Bea y Cris como siempre corrieron a  encerrarse en sus habitaciones, sabían que su madre estaba con su tío óscar ayudándole en una cosa de la tienda y no regresaría hasta las seis y media. Así que para evitar conversar con Pedro ambos “huyeron” a sus habitaciones. Al entrar en su dormitorio y ver a Pedro allí, Mark se sintió violado. Aquel era su espacio personal, aunque fuera su casa no tenía derecho a entrar sin su permiso y menos cuando él no estuviera. Mark estaba a punto de montarle una de bien gorda cuando Pedro se levantó de la cama como si tuviera un muelle en el culo y empezó a respirar por las narices como un toro a punto de envestir.
-         ¿Me puedes decir que narices hacían las preguntas del examen en tu libreta? (Pedro dijo más que furioso)
-         ¿Qué hacías hurgando en mi libreta? (Mark aún no se había dado cuenta de lo que estaba hablando Pedro y seguía molesto por esa intromisión).
-         Tu profesor de algebra ha vuelto a quejarse que no haces los deberes que os manda para casa. Quería ver si es que no los hacías o como viene siendo costumbre no te daba la gana entregárselos.
-         No tenías derecho (ahora Mark ya no estaba molesto estaba cabreado)
-         Mark, contesta a la pregunta que te he hecho ¿qué hacen las preguntas de mi examen de literatura en tu libreta? (Mark se quedó mudo) ¿se las has dado a alguien? (Pedro preguntó furioso, pero Mark no dijo nada solo agachó la cabeza)
-         MARK NO ES MOMENTO PARA TONTERIAS ¿SE LAS HAS DADO O NO SE LAS HAS DADO A ALGUIEN? (Mark dio un paso atrás y tragó saliva. Pedro esta fuera de sí y su madre no estaba en casa para interceder por él, aunque no estaba del todo que intercediera mucho, pero prefería enfrentarse a su madre que a Pedro).
-         ¡ÓLVIDAME! LARGO DE MI HABITACIÓN (Mark lo empujó para que saliera de su habitación. Aquello ya fue la gota que colmó el vaso para Pedro, que al segundo empujón le agarró por la muñeca y tiró de él hasta la cama, entonces se sentó y lo puso sobre sus rodillas, todo fue tan rápido y tan grácil que parecía sacado de una coreografía de danza). ¡NO! ¡SUELTAAAAA! ¡NO! ¡NO PUEDES!
-         ¿No puedo? ¿Oh, en serio? vamos a ver si puedo o no puedo (y agarró una de las chanclas que Mark tenía debajo de la cama y empezó a zurrarle de valiente). PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF
-         AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH NO, NO, PARA, PARA, SE LO DIRÉ A MAMÁ AAAAAAAAYYY
-         CLARO QUE SE LO DIRÁS A TU MADRE, Y SI ELLA QUIERE DESPUÉS TOMARSE SU TIEMPO CONTIGO, YA ES COSA VUESTRA MARK, PERO AHORA ES DE MI DE QUIEN DEBERÍAS PREOCUPARTE PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF
-         NOOOOO PARA PARA, LO SIENTO, PARA, NOOOO, ME HACES DAÑOOOOO AY AY
-         Esa es la idea Mark, esa es la idea PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF
-         Auuuuuuuuuuu nooo, solo se lo he dado a un par de chicos, me prometieron que no se los darían a nadie más aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay aaaaaaau para para aaaaaaaaah (Pedro se paró en seco)
-         Nombres, quiero Nombres.
-         No sé, uno es el capitán del equipo de baloncesto.
-         Muy bien ese es Javier Pastor ¿y el otro? (dijo como si quisiera arrancarle todos los huesos del cuerpo y zurrarle con sus propios huesos).
-         No lo sé
-         PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF, PLAFF,
-         Aaaaaaaaaaah el hermano de Pancho.
-         ¿Quién? (se volvió a parar)
-         El hermano de Pancho Borromeo bwuaaaa.
-         Ese debe de ser Jacinto Borromeo  ¿no?
-         Si, creo que si, ¿Lo llaman Jazz, no?
-         Menudo par de…si, ese. Ni te muevas, ahora mismo vuelvo (Pedro lo dejó sobre la cama sobándose y llorando y bajó a su despacho y buscó los exámenes de esa clase y tomó primero los de esos dos alumnos y comprobó que todas las respuestas estaban perfectamente contestadas. Dio un golpe en el escritorio de pura rabia, después comprobó del resto de alumnos de ese grupo. Afortunadamente los demás era exámenes con errores y los que no eran porque eran de los alumnos de matrícula. Pedro tomó la regla de metal de su escritorio y subió para el cuarto de Mark. Al entrar vio como el chico no se había movido ni un milímetro, se volvió a sentar en la cama y esta vez no tuvo que forcejear nada, era como mover un peso muerto eso sí. En un segundo Mark volvía a estar sobre su regazo)
-         Tienes suerte que esos dos no se lo pasaran al resto de sus compañeros, sino te juro, Marky que de la que te iba a dar no ibas a poderte sentar hasta el día del juicio final, y por si acaso reza porque la vista del juicio te la permitan hacer de píe. PLACKA (dejó caer el primer reglazo. Mark se quedó sin aire en los pulmones, ni siquiera le salió el gritó, se quedó todo rígido hasta que un segundo más tarde su cuerpo reaccionó)
-         Aaaaaaaaaaaaaaaaarghh (y miró para ver que diantre era aquello. Cuando vio la regla de metal no podía ni creérselo) ¿Qué es eso?.
-         Una regla antigua de aparejador, era de mi padre. Y Mark (le advirtió) te aseguro que puede doler mucho más. PLACKA (efectivamente ese reglazo dolió tres veces más de lo que había dolido el primero. Mark pensaba que iba a morir en ese mismo instante ¿se puede morir de nalgadas? Se preguntaba a si mismo).
-         PLACKA, PLACKA, PLACKA PLACKA PLACKA (Pedro le dio 6 reglazos no tan fuertes como el segundo, pero igualmente aquello dolía horrores).
-         Noooooooooooooooo bwuaaaaaaaaaa bwuaaa (Mark lloraba casi al punto de la extenuación, le costaba hasta respirar, el diafragma estaba sobresforzándose de manera para poder hacer entrar aire a los pulmones con normalidad)
-         ¡LEVANTA! (le ordenó pero Mark no tenía fuerza, solo era un pelele sobre las rodillas de Pedro. Pedro se dio cuenta y maniobró la mano para desabrocharle el pantalón. Odiaba hacer eso porque le hacía sentir como un pederasta o algo así. Logró desabrochárselo y le bajo pantalón y calzoncillo de un tirón hasta las rosillas, lo volvió a colocar bien y miró como se había dibujado las líneas de la regla en el trasero de Mark. Aquel reglazo que había dado con más fuerza se veía más nítido y era fácilmente reconocible). Ok Mark, te voy a enseñar yo a que no se toca en mis cosas y a que no puedes vender exámenes a mis alumnos, que por cierto es un delito y podría echarme del trabajo por ello.(Y descargó su mano, sabía que a esas alturas la mano sería suficiente) PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS,PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS,PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS, PLASS (Pedro solo tuvo que darle 20 nalgadas, no hicieron falta más, la sesión de zapatilla y definitivamente los 6 reglazos ya hicieron bien el trabajo. Pero con esas nalgadas quería dejarle claro a Mark, que él era el adulto al cargo allí, qué él no era un igual y que debía de temer la mano dura de su padrastro, aunque odiara ese nombre y ninguno de los dos estuviera dispuesto a  reconocer que ahora Pedro era el padrastro de Mark y Mark el hijastro de Pedro. La mano en el culo desnudo implicaba muchas más emociones que la correa o la zapatilla o cualquier otro implemento. Significaba dominación, Mark debía doblegarse ante él. Sonaba horrible pero él era el adulto y estaba en su casa y dios aquel chico un día iba a lograr que lo expulsaran o que lo metieran preso, y aquello le enfurecía más que el hecho que anduviera buscándole las cosquillas siempre).
-         Bwuaaaaa Me pegaste como a un niño pequeño (fue lo primero que pudo decir Mark, aún entre sollozos, al levantarse Pedro y dirigirse hacía al puerta. Pedro se esperaba más un “cabrón” “hijo de puta” o un “te odio” aquello le dejo fuera de combate)
-         Nunca le daría con la zapatilla o con esa regla a un niño pequeño, Mark (le dijo Pedro haciendo como que no lo había entendido).
-         Nooooo. Me pegaste en el culo, con la mano (alcanzó a  decir con mucho esfuerzo porque estaba agotado)
-         (Pedro se volvió a sentar en la cama, notó como Mark se puso tensó y empezó a respirar más agitado. Instintivamente le acarició la cabeza, como había visto a Cris hacer en otras ocasiones. Mark se calmó en seguida) si, lo hice (y no dijo nada más, ninguno de los dos lo hizo. Mark se quedó llorando intentando recuperarse y Pedro continuó sentado a su lado acariciándole el pelo).
-         ¿En serio se lo dirás a mamá? (dijo una vez estuvo recuperado poniéndose rápidamente el calzoncillo).
-         He de hacerlo eres su hijo.
-         Eso no te ha importado mucho para castigarme tú (dijo entre puchero y reproche).
-         Jajaja Mark de verdad no dejas de sorprenderme nunca. ¿qué esperabas que hiciera que te aplaudiera?
-         No, pero, no sé, que esperarás a mamá y que ella…bueno ya sabes.
-         Lo siento, quizás debí esperarla, pero fue a mí a quien le hurgaste en sus cajones, fue a mí a quien le robaste las preguntas de  los exámenes y fue a mí a quien has metido en un lio en el colegio por tu venta. Dime que al menos has sacado mucho
-         40 euros (dijo timidamene)
-         ¡Maldita sea! ¿Eso crees que vale mi carrera? ¿40 euros? De buena gana te daba otra paliza (Mark tragó saliva).
-         Lo siento. No pensé que podría traerte problemas, en serio, no soy tan cabrón.
-         ¡Habla bien, Mark! O te lavaré la boca con jabón como aquella vez ¿te acuerdas? (que pregunta más estúpida pensó Mark. Claro que se acordaba, aquello fue ultrajante)
-         Pedro, no se lo digas a mamá, por faaaa No es como si me fuera a salir de rositas de esta, tú ya me…
-         Si, te he dado unos buenos y merecidos azotes, pero no me pienso mentirle a tu madre.
-         No le mientas, solo te pido que no le cuentes. Por fa, ella quiere que todo salga bien entre nosotros, ya sabes, que no la dejarás por mi culpa, como con…
-         Mark ¿qué dices? Tu padre nos abandonó por ti (dijo Pedro alucinando)
-         Quizás si hubiera sido mejor hijo, se lo hubiera pensado.
-         ¿Bea es mala hija?
-         No, claro ella es el “angelito” (dijo con ironía pero Pedro no supo verla).
-         Y también la abandonó ¿No? ¿Y tu madre, tú madre es mala?
-         ¡No! (dijo un poco molesto por la pregunta)
-         Pues ahí tienes tu respuesta, tu padre se fue y os dejo por lo que fuese, pero te aseguro que no fue porque tú fueras un mal hijo. Mark, eres un grano en el culo y de buenas te mandaba de una patada a una escuela militar, pero no eres un mal hijo, y si te dicen lo contrario es que no te conocen. Tu madre jamás ha pensado eso y conocía algo a tu padre y solo hacía que presumir de hijos.
-         Pero se cansó y se fue.
-         Buffff no sé qué es lo que lleva a un hombre a tomar la decisión de abandonar a su familia e irse, no lo sé Mark, no puedo ayudarte en eso. Eso solo puede decírtelo tu padre. Pero esto sí que te lo puedo decir, a pesar de tu pasotismo, de tus malas caras, de tu mala educación y de tus muchos defectos deplorables todos (Pedro aprovechó para reñirle una vez más. Mark solo puso los ojos en blanco, cosa que le hizo reír, porque no hacía ni una hora que estaba llorando sobre sus rodillas), nada de eso, cambia esto (y le tocó donde está el corazón) Y ni Bea tiene uno tan grande como el que tienes tú.
-         Eso es una mariconada muy bonita Pedro
-         Mira niño, yo me rindo, me voy porque sino acabaré saliendo en las noticias por haberte estrangulado Bufff
-         Jooo ¿no hay beso de reconciliación?
-         Mi mano va a besar tu culo si sigues con la guasita ¿he de entender que no te di lo suficiente que ya me estás intentando tomar el pelo otra vez Marquitos? (dijo arremangándose las mangas)
-         No, no, no (se apresuró a decir) hiciste un trabajo impecable (Pedro lo miró incrédulo) quiero decir,…esto…que …¿no, señor? (Mark no sabía cómo salirse de esa).
-         Buffff (resopló de nuevo y agarró la puerta y antes de cerrarla le dijo) No le diré nada a tu madre a menos que pregunte.
-         Gracias
-         No me las des, no me siento bien haciendo esto.
-         No es como mentir solo es no explicarle todo.
-         Yo no me refería a eso Mark (y cerró la puerta)


2 comentarios:

  1. Curioso Little,como ciertas cosas pueden funcionar en relaciones como la de un jovencito y un "padrastro"...un castigo fuerte+cariño+un poco de complicidad y...como resultado un paso mas en la "doma" de un animalito salvaje.
    Apenas veo surgir tus actualizaciones me voy de cabeza ha ellas,y cada vez las disfruto mas,gracias!....Marti

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  2. A mi también me paso se dio cuenta que saque malas calificación mi hermanastro me puso sobre sus rodillas medio una tanda de nalgadas con la palma de su mano el poto me dejo ardiendo

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