Capítulo 14.
Sebastian tenía un nudo en el estómago, estaba
asustado, y era para estarlo. Los 20 minutos que tardó Antonia en devolverle la
llamada fueron una auténtica pesadilla. Antonia le confirmó que la tarjeta de
César no había sido rastreada. Es más ni siquiera parecía en al lista de
nombres a rastrear. Sebastian pensó que podría ser porque César no era un
miembro del clan. Lo era porque lo habían acogido pero él era un forastero.
Quizás llevara casi 20 años en el pueblo pero eso no lo convertía en un Bocha
para los caballeros de la rosa. Sebastian respiró aliviado pero después volvió
a enfurecerse. Antonia decía que quería arrancarle la cabeza a César con sus
propias manos por haber sido tan “gilipollas”. Su estupidez podría haber
costado muy caro un Quickwater dos, repetía enfadada al teléfono.
La reacción de Sebastian cuando Alejandro y César
llegaron a casa no fue la mejor. Sebastian recibió a César con un puñetazo en
todos los morros y después no fue a mejor, se tiró encima de él y empezó a
golpearlo sin control. A Alejandro le costó sudor y lágrimas separarlos, tuvo
que pelear con Sebastian también y la peor parte se la llevó el mobiliario de
la casa,
-
¿Qué demonios pasa contigo, chico? (dijo exhausto Alejandro mientras Sebastian y él recuperaban
el aliento)
-
Ese idiota que
tienes por compañero casi hace que nos maten a todos
-
¿Qué? (saltó César extrañado)
-
Si tu idiota,
si
(y se levantó y
fue contra César. Alejandro se apresuró para detener a su sobrino pero
Sebastian solo le agarró por la cazadora y le quitó la billetera del bolsillo
interior y rebuscó hasta que encontró una tarjeta a nombre de César Oerruti.
Fue fácil dar con ella en todas las demás venía su nuevo nombre Cristian Fourd.
Sebastian le tiró a la cara la tarjeta de crédito a su tío) ¿Para que
demonios guardabas esa tarjeta? Leopold fue claro. Ellos intentarían rastrear a
cualquier superviviete. Debíamos de deshacernos de nuestros antiguos nombres y
de cualquier cosa que nos relacionara
con nuestro pasado.
-
¿César? (dijo Alejandro sorprendido buscando una explicación)
-
No la he utilizado. Lo juro.
Solo la guardaba porque…bufff porque es lo único que me quedaba de mi verdadero
yo (dijo
avergonzado)
-
Debí dejar que
Antonia te matara (dijo Sebastian con rabia) Hijo de perra grrr
-
¡Sebastian, ya! (le gruñó Alejandro)
-
Ni se te ocurra
ponerte de su parte, ese imbécil casi (Sebastian apretaba fuertemente los
músculos de la mandíbula y estaba a punto de volver a saltar contra César)
-
¡He dicho que ya! Yo soy el jefe, yo me
encargo.
-
¿En serio?
Porque él es tu perrita ¿vas a hacer como si nada?
-
Plass (Alejandro dio un bofetón a
Sebastian. Sebastian se separó y miró a su tío con odio) Ten cuidado con lo que dices, chico, porque puede que ofendas al lobo
equivocado (le amenazó Alejandro, Sebastian dio un paso hacia
atrás pero no le quitó la mirada a César). ¿Cómo te
enteraste de lo de la tarjeta? (le preguntó a su sobrino. Sebastian
respiró hondo, no le gustaba lo que le tocaba hacer pero no había otra).
-
El estúpido
dejo la cartera descuidada y Marcos la vio (dijo aunque sabía que una
explicación tan superficial no le valdría a su tío)
-
Nunca he dejado mi billetera
tirada, soy muy cuida…(Y César se dio cuenta que Sebastian estaba encubriendo a
Marcos y se calló pero ya era demasiado tarde. Además Alejandro conocía bien a
César y sabía que no se dejaba las cosas descuidadas)
-
¿Sebastian a caso debo recordarte que como jefe de la casa de los Bocha si te
pregunto algo debes responderme con la verdad?
-
No, señor (dijo a disgusto)
-
Entonces volveré a preguntártelo y antes de
contestar piénsatelo bien y mejor que no se te pase por la cabeza
soltarme otro embuste a la cara como
acabas de hacer (dijo mirándolo fijamente sin
parpadear) ¿Cómo te enteraste de lo de la
tarjeta?.
-
Marcos se la
cogió (dijo
sin poder mirarlo a la cara. César lo miró como si aquello fuera imposible pero
Alejandro conocía bastante bien de que píe cojeaban cada miembro de su clan y
no parecía muy sorprendido)
-
¡MARCOS! (gritó Alejandro. Marcos que al oír
la trifulca se había refugiado en el baño, salió tímidamente y fue hacía donde
estaban su tío, César y su hermano. La entrada y el salón parecían zona de
guerra. Cuando Marcos apareció, Alejandro le mostró la tarjeta que Sebastian le
había lanzado a la cara) ¿Qué puedes
decirme tú de esto? (Alejandro sonaba terroríficamente calmado. Marcos
bajó la mirada y no dijo nada) ¿Marcos? Te he hecho
una pregunta, responde (Marcos echó una mirada de puro odio a su
hermano pensando que se había chivado solo para meterle en líos con Alejandro.
No sabía que quien realmente estaba en líos era César y no él. Bueno él también
pero lo suyo era pecata minuta comparado con poner en peligro a todos)
-
Es la tarjeta
de César
-
Eso ya lo sé (dijo Alejandro secamente) Lo que quiero saber es que hacías tú con la
tarjeta de César (y Marcos empezó a llorar en silencio. Estaba
asustado, su tío enfadado daba mucho miedo y ahora no estaba allí su padre y aquello
le asustaba más) Marcos sino me respondes
te aseguro que vas a llorar con motivos (le amenazó pero sin
alzar la voz ni nada)
-
La cogí
prestada para comprar una cosa por internet (Alejandro tuvo que hacer un esfuerzo
titánico para no matar al chico. Pero Alejandro sabía que las cosas de los
chicos se encargaba su hermano y si no estaba directamente relacionado con él,
él no debía inmiscuirse)
-
¿Querrás decir que se la robaste, no? (Marcos estaba puntito de
orinarse encima. Sebastian estaba a un pelo de no liarse a guantazos de nuevo
con su tío).
-
Snif snif yo
snif snif no pensé que le molestaría snif (lloraba Marcos sin consuelo)
-
Vete a tu cuarto y no salgas…cuando llegue tu
padre, hablaré con él y él decidirá que hacer contigo (dijo Alejandro muy serio, Sebastian
respiró aliviado y se relajó)
-
Gracias (dijo en cuanto sintió la puerta de Marcos cerrarse)
-
No es asunto mío, como educar a Marcos es cosa
de tu padre (le dijo muy seco. Sebastian supuso
que si no hubiera sido heredero de Alejandro, éste jamás se hubiera metido en
su educación, y sobre todo no se habría llevado tantos varazos como se llevó
cuando era pequeño. Su padre no era tampoco un osito amoroso pero por alguna
razón cuando era pequeño prefería que lo castigase su padre que su tío.) ¿Podrias dejarnos solos? (le
preguntó Alejandro a su sobrino aún consternado)
-
¿Qué? (dijo Sebastian indignado)
-
Por favor (y por primera vez su tío le estaba pidiendo un favor no le estaba ordenando como un general a sus
tropas. Sebastian respiró hondo y aunque le costó porque no estaba acostumbrado
se puso en los zapatos de su tío. Respiró hondo y asintió) ¿Puedes llevarte a tu hermano?
-
Es casi media
noche ¿Dónde narices me lo llevo? (una cosa era irse él a un bar o algo y otra irse con un crío de 12)
-
No sé, con Antonia o con Leopold, no sé
francamente, Sebastian (dijo Alejandro que parecía
perdido. Sebastian se soprprendió que sugeriera llevarlo a casa de Leopold pero
no dijo nada)
-
¡Marcos! (gritó Sebastian y el chico
salió de su dormitorio, aún estaba llorando. Marcos sabía que cuando llegara su
padre lo iba a matar y sabía que nada que dijera o hiciera ya iba a cambiar
eso) Ponte
la chaqueta, nos vamos
-
¿Nos vamos? (dejó de llorar de golpe)
-
Si en el coche
te explico
-
¿Dónde nos vamos? (Marcos miró a su tío y
Alejandro le dijo con la cabeza que sí)
-
En el coche te
explico (repitió
agarrando su propia chaqueta. Esperaba que Antonia no fuera una cabrona y les
dejara pasar la noche allí. AL igual que su tío pero por diferentes motivos, no
le apetecía nada pedirle favores a Leopold.)
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