sábado, 3 de septiembre de 2016

Capítulo 29



Capítulo 29
-      ¡ANTONIA! ¿ANTONIA? (entró gritando y casi histérico Max en casa)
-      ¿Qué pasa? ¿No deberías estar en el cole tú? (preguntó Antonia)
-      Tienes que ayudarme, tienes que pararlos, tienes que ayudar a Coral…van a matarlos (decía sin casi ni respirar. Sebastian que lo estaba escuchándolo todo des del coche se sorprendió de lo buen actor que era su hermano)
-      Tranquilízate, Max. ¿de que hablas?
-      Alejandro se ha llevado a Sebastian y a papá se van a ir tras los vampiros. ¡Los van a matar, matarán a Coral! (repitió de nuevo igual de estresado pero más lentamente).
-      ¿Quién es coral? (preguntó César que estaba sentado en la mesa del salón leyendo un diario fingiendo no saber quien era Coral)
-      Ohhh César (dijo como si estuviera sorprendido por ver a César allí)-Es, es…es una amiga (dijo dejando claro que estaba mintiendo) van a matarla! (dijo volviendo a mirar a Antonia) tienes que pararlos.
-      Shhhhh (dijo abrazándolo y aprovechó para hacerse con el anillo que como habían acordado Sebastian había colocado en el bolsillo izquierdo de la chaqueta del muchacho) tranquilo Max. Tu hermano no dejará que le hagan daño a la niña
-      Si, si que les dejará. Está bajo el pater-potestas (Antonia se separó de golpe del chico. César lo sabía pero se hizo también el sorprendido)
-      ¿cómo?
-      Sí, papá…papá  temía que Sebas hiciera algo estúpido contra el tío (Julio se mordió los labios el chico había dicho “el tío” en vez de Alejandro, solo esperaba que ni Antonia ni César se percataran) y pronunció el pater-potestas.
-      ¿Cuándo fue eso? (dijo asustada Antonia).
-      No sé…yo me he enterado esta mañana cuando Sebas dijo que estaban locos que él no iba a participar en un genocidio y entonces papá recurrió al pater-potestas (dijo muy alterado Max). Por favor Antonia, te lo suplico. Haré lo que sea, lo que sea pero sálvala, sálvalos (dijo lloroso)
-      ¿Tú lo sabías? (dijo mirando a César)
-      No (mintió y Antonia sabía que mentía pero ahora eso ya le daba igual). Si él está bajo el patria-potestas, no nos vale (le dijo a César pero Max pensó que se lo decía a él)
-      Por eso acudo a ti. Tú eres la única capaz. Lograste secuestrar al tío, podrías hacerlo mismo, solo hasta que Coral y los suyos estén suficientemente lejos como para que él pueda alcanzarlos (Max esperaba que se lo estuviese tragando, no le costaba aparentar estar asustado, porque realmente estaba asustado, pero no de su tío, sino de César y Antonia)
-      Es bueno (dijo medio sorprendido Sebastian pero con orgullo a su padre).
-      No podemos hacer nada Max, tú tío lleva un anillo y mientras lleve ese anillo es invencible.
-      Perooooo… ¿Y si se lo quitas?
-      Si fuera tan sencillo. Ya lo hubiera hecho. Pero solo él o un legitimo heredero puede quítale ese anillo.
-      Yo soy su legitimo heredero (dijo Max como si descubriera las américas y César sonrió maliciosamente. A esas alturas el hechizo sobre Alejandro ya habría hecho efecto y lo más seguro era que Julio y Sebastian ya estuvieran muertos).
-      Max, no seas ridículo, si nosotros que somos mayores que tú no podríamos quitarle el anillo a tu tío, tú que aún eres un niño (dijo César sabiendo que esas palabras  provocarían a cualquier adolescente)
-      ¡Tengo 15! ¡Y no soy tan niño! (dijo enfadado Max)
-      Jajaja (se rio Antonia) Esto no tiene nada que ver con el sexo, Max. Lo que César intentaba decir es que Alejandro es muy poderoso, no solo por ese anillo. Y que dudo mucho que te lo dé solo porque se lo pidas
-      Precisamente porque todos me veis como a un niño aún, confiará en mí, yo conseguiré ese anillo. Tú solo dale con el taser ese como hiciste cuando lo secuestraste. Retenlo un poco, solo hasta que Coral y los suyos estén a salvo
-      ¿y Después? (preguntó César cruzándose de brazos)
-      No sé (dijo pareciendo perdido).
-      Ir contra el leader de la manada está castigado con la muerte ¿Lo has olvidado, Max?
-      No me importa lo que me pase (dijo no sonando muy seguro) Tenemos que salvar a Coral (dijo temblándole la voz)
-      Realmente bueno (le comentó Sebastian a su padre sonriendo)
-      ¿Estás seguro? (le preguntó César)  Max, lo más seguro es que acabes muerto y sino no quisiera estar en tu piel cuando tu tío ponga sus manos sobre ti. Lo mejor sería que huyeras con tu amiga
-      ¡Son vampiros, César! (dijo Antonia siguiendo el plan) Vale que el chico sea el noviete de la vampirita, pero eso no significa que el resto de vampiros vayan a aceptarlo
-      Lo harán si les salva la vida (dijo César sonriéndole amistosamente a Max. A Max le costó no poner una mueca de asco pero lo logró) ¿Estás dispuesto a irte con ellos, a dejarlo todo atrás? No podrás volver a ver a tu padre y a tus hermanos ¿entiendes?
-      Sí, como con Sebastian, pero sin regresos inesperados ¿no? (dijo muy solemne Max)
-      Exacto (César estaba deleitándose de que todo saliera tan bien. Alejandro debía haber matado ya a Julio y Sebastian, Max también estaba a punto de desaparecer de su vista y deshacerse de Marcos no iba a ser un gran problema. Una vez ya no quedará ni un Bocha vivo Antonia recuperaría su anillo y le daría la cura. Y todo su suplicio habría cavado, podría ser una persona normal y corriente. Volver a su vida normal. La que tuvo que abandonar cuando le mordió aquel hombre lobo hacía ya más de 20 años).
-      De acuerdo (dijo finalmente Max) ¿Me ayudaréis?
-      Cuenta conmigo tu tío siempre me ha caído como una patada en el culo y quiero mi anillo de vuelta (dijo Antonia)
-      Yo…sabes que tu tío y yo…estamos muy unidos
-      Sí, sé que sois pareja (le interrumpió rodando los ojos).
-      No puedo traicionarlo, pero no haré nada para impedir que salvéis a esa chica (dijo sonando como un auténtico santo)
-      Muchas gracias, César. Sé que eso ya significa mucho para ti. (dijo Max asqueado de si mismo)
-      ¿Cuándo han dicho que irían?
-      Esta noche (se apresuró a  contestar Max). Están organizándose con alguno de los Hof, pero tienen que venir a por la verbena lapislázuli… ya está preparada (dijo en un tono algo derrotista)
-      Muy bien, chico. Te diré lo que haremos…
-      ¡Joder! con el enano ¿Quién lo iba a decir, eh? (dijo Sebastian contento de como había ido todo) ¡Los tiene bien puestos!
-      Quiero que salgas del coche, llames a un taxi, te vayas, a donde sea, a darte una buena ducha y duermas hasta las seis que empiece todo (dijo muy serio su padre respirando por la nariz intentando controlar su mal genio)
-      ¿Perdón? (lo miró como si le hubiera salido una segunda cabeza)
-      Estás drogado y no te quiero aquí, así. No cuando la vida de tu hermano y tu tío está en nuestras manos (dijo muy serio Julio)
-      ¿Te has vuelto loco? ¿y si pasa algo? Estarás solo
-      Sí. Y todo porque te has colocado precisamente hoy
-      Papá, estoy bien, solo…
-      ¡Es una orden, Sebastian! (dijo dando un manotazo en la guantera) si a las seis no estás fresco como una rosa, no te molestes en venir (dijo clavándole la mirada). Nos las apañaremos solos (y Sebastian salió del coche dando un portazo y maldiciendo como un camionero pero no le quedaba otra que obedecer. Julio salió del coche y abrió el maletero solo para chequear que todo estaba bien. Alejandro seguía allí atado, profundamente dormido a causa del acónito que le había inyectado Sebastian. Parecía dormir relajadamente, ningún indicio que el hechizo siguiera funcionando. Muerto el brujo, muerta la magia ¿no?).
Sebastian llegó a su antiguo apartamento e hizo exactamente lo que su padre le había ordenado, se ducho y se tomó un par de cafés bien cargados y un montón de agua. Solo había tomado un poco de Llica. Pero si que era cierto que era la primera vez que tras tomar Llica había estado con su padre tanto rato y tan cerca. No esperaba que se lo notase. A diferencia de las drogas humanas la Llica no te acelera el corazón, ni te dilata las pupilas, ni te aumentaba de la temperatura corporal, ni la presión arterial…solo ponía todos los supersentidos de hombre lobo al máximo sin tener que transformarse y sin luna llena.
Sebastian se estiró un rato en el sofá y repasó los últimos meses. A pesar de todo, había estado bien volver a estar con sus hermanos. Max era un chico extraordinario, todos pensaban que no daba la talla, pero llegaría ser grande. Era paciente, comprensivo, tolerante y sabio. Y solo tenía 15 años. Puede que no fuera el hombre lobo más fuerte de la historia pero como se solía decir “más vale maña que fuerza”. Y Marcos, Marcos era imparable, optimista, fiel como pocas personas hay y con instinto sobrenatural. Sentía que en esos meses no hubiera podido llegar más al pequeño, pero todos esos años de ausencia y creciendo convencido que él era un monstruo habían hecho demasiada mella en el niño. Lo cierto es que Marcos se parecía mucho a él a su edad, y eso debía de reconocer que le gustaba.
Al cabo de un par de horas Sebastian estaba completamente sobrio, los efectos de la Llica habían desaparecido por completo y se sentía más cansado. Como si llevara años sin dormir. Hacía tanto tiempo que estaba esperando ese momento que ahora se sentía abrumado. Se pasó la mano por la cara y se preguntó si estaba haciendo lo correcto. Últimamente solo hacía que cuestionárselo todo. Sebastian se encendió un cigarrillo y encendió la televisión, sabiendo que sus pensamientos no irían muy lejos. Ni cinco minutos más tarde estaba saliendo por la puerta, no soportaba sentarse a  esperar.
-      ¿Algo nuevo? (dijo Sebastian abriendo la puerta del copiloto y sentándose al lado de su padre)
-      No. Todo va como dijiste (dijo muy serio su padre sin mirarlo a la cara)
-      ¿Has revisado si todo va bien con Alejandro?
-      Sí, un par de veces. Aún duerme (dijo entre dientes) gracias a ti (Sebastian respiró hondo. Su padre cabreado con él no era una de esas experiencias que echó de menos aquellos años. Y eso que Sebastian recordaba que la mitad del tiempo su padre se lo pasaba remarcándole sus errores)
-      Voy a ver allá atrás, Alejandro ya debería medio despertarse, así sabremos si lo que nos dijeron de que una vez muerto el brujo sus hechizos dejarían de tener efecto era cierto (dijo Sebastian abriendo nuevamente la puerta del coche).
-      ¿Sebastian? (lo llamó su padre antes que saliera del coche) ¿Continuarás mucho más con el rollito ese de “Alejandro”? (preguntó su padre mirándolo esta vez a los ojos. Sebastian volvió a resoplar cansado. Cosa que molestaba mucho a su padre pero no lo hizo adrede simplemente ese tipo de conversación lo agotaban)
-      Ahora no, papá. ya hablaremos después ¿vale? (dijo intentando no ser irrespetuoso pero dejando claro que no le apetecía hablar de eso más)
-      Sebastian. Quiero darte las gracias (dijo Julio. Sebastian abrió mucho los ojos y lo miró perplejo). Después de tu expulsión del clan, de que te falláramos, tu propia familia, después de todo aún sigues preocupándote de todos nosotros. Estás aquí sin importar todo el dolor dispuesto a sacrificar tu vida por tu familia. Estoy muy orgulloso de ti, hijo. Ojala tu padre hubiera estado a tu nivel.
-      No necesitas toda esa charla para apelar a mi conciencia, papá. Ya te dije que no tenía segundas intenciones (dijo con veneno en sus palabras)
-      Hijo, no lo decía con esa intención, yo solo quería que supieras que aprecio todo lo que estás haciendo y que estoy muy orgulloso de ti.
-      Muy bien ya lo has dicho (dijo secamente Sebastian) Voy a ver al “tío” (dijo como a quien le sacan una muela y salió del coche y abrió el maletero donde estaba su tío. Sebastian lo zarandeó un poquito para despertarlo después le tapo la nariz para ver si así se despertaba. Funcionó, vaya si que funcionó. Alejandro estaba despierto y fulminándolo con la mirada. Sebastian le quitó la mordaza) ¿Eres tú? ¿O eres el Alejandro demoniaco? (dijo mirándolo fijamente)
-      Sebastian, déjate de gilipolleces y desátame ¿Qué hora es? (dijo molesto Alejandro)
-      A mi me suenas bastante demoniaco (dijo Sebastian sonriente)
-      Sino me desatas ya, si que te voy a parecer demoniaco, muchacho.
-      No sé, no sé…di algo para convencerme que el hechizo ha desaparecido.
-      No sé el qué, cuando te hechizaron a ti actuabas igual que siempre
-      Igual, igual no, no solía intentar matar a mi tío y  mi padre…por lo general
-      Sebastian. Suéltame de una puta vez (y en ese momento se fijó la hora que marcaba el reloj de Sebastian). Acabo de ver la hora que es y poco te va importar que ese hechizo esté deshecho  o no., si son ya las 4 y media, estás muy jodido, chico.
-      Creo que eres diabólico, si definitivamente, lo mejor será que…(dijo aguantándose la risa)
-      ¡SEBASTIAN! ¡Suelta a tu tío ya y déjate de bufonadas! (le dijo su padre abriendo la ventanilla del coche. Sebastian rodó los ojos y empezó a liberar a su tío que en cuanto estuvo libre lo primero que hizo es darle un collejón)
-      Plack ¡Solo 20 ml! ¡He dormido casi medio día! ¿Cuánto carajos me pusiste?
-      Solo un poquito más, por si el hechizo te daba super resistencia, ya sabes…
-      Después hablaremos tu y yo (dijo como decía cuando era un crío)
-      Ponte a la cola (dijo flojito pero Alejandro lo escuchó perfectamente)
-      ¿Cómo ha ido? (le preguntó Alejandro a su hermano en cuanto subió al coche)
-      Bien, Max lo ha hecho muy bien (dijo Julio más relajado). Ahora te toca a ti. Pero aún no (dijo mirándose el reloj) ¿Dijiste a las seis, no? (dijo mirando a Sebastian)
-      Si a las seis (dijo dejando ya de un lado las tonterías). César había acordado con Taz que le enviaría un mensaje (enseñando el teléfono que le había quitado al bruja antes de matarlo) Antes de las seis para confirmar que todo había ido como esperaban (y Sebastian empezó a escribir el mensaje. Fue escueto, cuanto menos mejor).
-      ¿nervioso? (sonrió Alejandro a su sobrino al ver que no paraba quieto en el asiento de atrás. Aquello le recordaba cuando iban juntos de incursión. Julio no puedo evitar gruñir)
-      Un poco, no te mentiré (dijo sonriente pero la sonrisa se le borró al ver como su padre lo miraba a través del espejo retrovisor). Estoy bien (le aclaró a su padre) Solo es que llevo mucho tiempo esperando esto. Vosotros solo hace unos días que lo sabéis y tampoco parecéis un remanso de calma
-      ¿Sí? (dijo girándose bruscamente para mirar a su hijo a la cara), púes para desear tanto que llegara este momento las bien jodido. Venir colocado…¿a quien se le ocurre?…tu hermano te necesita la 100x100 precisamente, por eso
-      Alto, alto ¿colocado’ ¿qué ha pasado aquí mientras estaba inconsciente? (dijo Alejandro mirando a su hermano y a su sobrino como si fuera un partido de tenis)
-      Nada (le contestó Sebastian fulminando a su padre)
-      ¡Nada no! ¿Estás colocado, muchacho? (dijo estirando el brazo para agarrarlo y acercárselo a la cara y olfatearlo. Pero Alejandro no olía nada particular)
-      Alejandro, suelta, no estoy colocado. Ya se me pasó, vale. Dijiste que no regresara hasta que se hubieran pasado los efectos de  la Llica, aún estoy bajo el “pater-potestas” así que eso es lo que he hecho (al oír Llica Alejandro casi se transforma en lobo. Alejandro casi se mea encima pero al no mover ni una pestaña su tío logró mantener a raya su miedo).
-      Creí que fui claro cuando te dije que no volvieras a tomar esa mierda
-      Sirve para tener tus sentidos al 100x100 y eso es precisamente lo que necesitamos ahora (le replicó Sebastian).
-      También te da la falsa sensación de seguridad. Sentir el peligro, el miedo, el dolor…eso nos ayuda a ser mejores guerreros.
-      Esa es tu opinión (dijo molesto Sebastian porque se estaba hartando que lo tratasen como a un adolescente. Podía pasárselo a su padre pero cuando lo hacía Alejandro le rechinaban los dientes)
-      ¡Esa es la verdad!
-      Durante siglos los hombres lobos han usado la Licca antes de entrar en combate ¿qué pasa que ahora convenientemente olvidaste las lecciones de historia que me obligabas a aguantar? Yo hoy entraré en combate así que tomé un poco de Llica…no veo el problema. No es como cuando tenía 16 años y la tomaba por el subidón, la he tomado para ser más eficaz (dijo enfadado Sebastian)
-      Eres muy capaz de matar sin esas mierdas, eres más fuerte que nosotros dos juntos…estás cansado de repetirnos que eres más joven, más rápido, ágil y fuerte que nosotros….así que no me vengas con mierdas. A menos claro que planearás luchar con César y después conmigo, no veo la necesidad  de tomar Llica.
-      En cuanto esto se acabe, me largo, estoy ya harto de toda esta mierda…me pediste que regresara, me hiciste tu segundo, me obligaste a permanecer en la casa familiar pero sigues convencido que he venido a matarte. Mira sé que tu conciencia no te lo permite creer pero te equivocas.
-      Ya esta bien. Dejad de discutir. Ahora ni es el momento ni el lugar. Max está ahí dentro con Antonia y César y está solo. Es un niño y está haciendo el trabajo de un hombre (dijo Julio alzando la voz para que tanto su hijo como su hermano dejarán toda esa actitud tan violenta). ¡Ahora no! (dijo mirando a su hermano y después a su hijo. Ambos respiraron hondo y enterraron las hachas de guerra “ de momento”)Y Alejandro…Sebastian no va a matarte (le dijo más relajado al ver que ambos habían vuelto a su sitio)

-      Lo siento (se disculpó Alejandro al darse cuenta que no debió volver con lo de la posible traición de Sebastian.  A Sebastian le sorprendió que su tío se disculpara pero no dijo nada. Solo quedaba una horita…después todo se habría cavado. ¿Qué era una hora comparado con más de 5 años?)

2 comentarios:

  1. Me encanta tu historia!! Nunca confié en Antonia y ahora veo por qué, pero contigo no sé si hasta desconfiar de Max! Tienes un modo muy ingenioso de escribir tus historias. La trama de ésta en particular me encanta... a ver qué sucederá!!!

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  2. Esa última frase ya me puso a pensar mucho!!!
    Quiero y necesito leer más de esta historia!!

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