Aquel parecía ser un día cualquiera
para el exitoso hombre de negocios, Kirk Hyuga. Un día más de las horribles
reuniones, de las tediosas video conferencias con accionistas al otro lado del
mundo... un día más de revisar cuentas aburridas y propuestas para extender su
ya caudalosa fortuna, pues nadie podía negar que la vida había sido muy
generosa con los Hyuga, colmándolos no sólo de riquezas, sino también de salud
y, por qué no, de belleza!! Al menos, a los cachorros de la familia! Pero lo
cierto era que Kirk cuidaba muy bien de sus negocios y él, al igual que su
padre y su abuelo, tenía dos cosas bien claras y muy importantes para triunfar
a la hora de los negocios, inteligencia y astucia! Él era un hombre sabio,
calculador. (en el buen sentido) y de convicciones firmes! Siempre creyó en
ganarse el dinero con trabajo y esfuerzo y eso era precisamente lo que
inventaba enseñarles a su hijo y a su nieto, futuros herederos del imperio
Hyuga.
Sentado detrás de su elegante
escritorio de madera de cedro rojo, el hombre, todavía atractivo para el ojo
femenino, suspiró cansado. Había estado toda la mañana revisando unos proyectos
de inversión en Argentina, que prometían dejarle bastos dividendos, aunque
también el riesgo de pérdida era casi tan alto como sus beneficios y eso lo
tenía muy fatigado. Kirk volvió a suspirar, recostando pesadamente su cuerpo
contra el respaldo de su cómodo sillón, cerrando los ojos por unos momentos,
percatándose de lo silenciosa y vacía que se sentía su casa a esas horas del
día. Su querida Karen estaba de viaje, en casa de sus suegros y sus
pequeños grandes tesoros debían estar en clases todavía. Sean, con tan sólo 16
años, estaba a unos pocos meses de terminar el secundario y Steve, con sus
cuatro adorables añitos, debía estar en el jardincito. Cuánto se los extrañaba
a esos dos traviesos en casa, pensaba Kirk, sus cachorros, sus soles, sus...
sus amores.
Kirk estaba a punto de pasar el
umbral de la conciencia a la inconsciencia, cuando un alboroto lo trajo de
regreso de sus ensoñaciones.
Alertado por un fuerte
"Opaaaaaaa!!!!", Kirk se paró de inmediato de su sillón, y no
necesitó oír más que el primer llamado de su nieto para correr hacia la
puerta de su oficina, buscando ya nomas la perilla para salir urgente de
ahí. Sintió el temor en la voz de su nietecito y se dirigió lo más veloz
que sus piernas le permitieron hacia las escaleras. Opaaaa!!!
Opaaaaa!!!- Se escuchaban los grititos desesperados, resonando por la gran mansión,
acompañados de los ecos de unos piecitos que rebotaban por las escaleras. Qué
estaría pasando allá abajo?!! Se preguntó el señor Hyuga, apresurando sus
propios pasos.
A mitad de camino, el preocupado
abuelo se encontró con un todavía más preocupado y desesperado mococito que
subía las escaleras a toda prisa, corriendo, o escapando, como si hubiera visto
al mismísimo cuco en persona. Apenas lo vio allí, el niño extendió sus bracitos
como quién intenta alcanzar un salva vidas en medio del océano, esperando que
su abuelito lo alzara en brazos y lo salvara de las manos de papá.
-Opa... opitaaaaaa... ayúdame,
ayúdame!! Mi... mi papito me quiere... papá me quiere pegaaar!!!- Dijo el
pequeñito, escondiéndose en el abrazo de su abuelo.
-Hey, qué pasó, tigrecito?!!! Por
qué corres en las escaleras, mi niño?!!- Preguntó el hombre, intranquilo por la
carita de susto del benjamín de los Hyuga- Te puedes caer y hacer daño...
- Le dijo
-Es que.. es que... es que mi papito
me quiere hacer tan tan!! Opita no lo dejes, no dejes que le pegue a mi
colitaaa!!- Dijo con un tierno pucherito en su boquita.- No quiero tan tan,
opitaaa, por favooor, snif snif!!!- El niño ya se desarmaba en
llanto de sólo imaginarse en el regazo de su papi, recibiendo palmadas y Kirk
lo envolvió más en sus brazos, meciéndolo suavemente para que se calmara.
-Shhh... shhhhh!!! Shh... No llores,
mi bebito. - Le decía Kirk, haciéndole círculos en la espaldita con su mano
para que el chiquito dejara de llorar- Mejor me explicas por qué dices que tu
papito quiere darte nalgadas?!!
El nene alejó la carita del hombro de
su abuelito y justo cuando estaba por empezar a explicar las cosas, Sean llegó
a la casa, pegando el grito en el cielo.
-Steve André Hyuga, acabas de ganarte
unos buenos azotes, jovencito!! Ven aquí!- Le dijo el adolescente a su hijito,
que se acurrucó más en los brazos de Kirk.
-Nooooo!!! Opitaaaa, no quiero tan
tan!!! buuaaa!!!- Comenzó a llorar más fuerte la criatura, poniendo una de sus
manitos para escudar sus nalguitas.
-Steve, ven aquí, he dicho. Estoy muy
enojado contigo... no me hagas rabiar más!!
-Qué pasa, hijo?! Por qué el
alboroto?!!! Qué hizo Stevecito que estás tan enojado?!!- Kirk supuso que debía
ser algo muy grave porque Sean siempre se mostró renuente a castigar a su bebé,
más que nada con nalgadas, así que seguro el mocoso se debía haber mandado una
grande ésta vez.
-Que qué hizo?!!! Uff... Pues tu
nieto hizo algo muuy feo, papá!!- Contestó el apuesto adolescente, intentando
imitar la pose de un soldado, serio y seguro de lo que estaba a punto de hacer.
-Ah, sí?!! Y se puede saber qué fue
ese algo muuuy feo para que estés tan enojado con tu cachorrito?!!-
Cuestionó Kirk, imitando el tono de su niño, tratando de mantenerse lo más
imperturbable posible, pero con muy poco éxito.
-Gruuu- Gruñó el chico, que a sus 16
añitos lucía más como un nene que otra cosa. -Papá, no te metas, por favor,
éste es un asunto entre mi hijo y yo!!!
-Sean, te hice una pegunta, hijo...-
Y los ojos claros de Kirk se pasaron de los de su hijo a los de su precioso
solcito, en busca de la tan ansiada respuesta.- Qué hiciste, gordito?!!!
-Yooo... yoo... abuelito....- El
chico parecía haberse entretenido con las orejas de su opa-... yo quería jugar
con los peyitos...
-Cuáles perritos?!!!- Preguntó Kirk,
levantándole suavemente la carita.
-Unos cachorros que están en el
parque, papá!!! Y Steve se escapó del jardín para ir a verlos... HASTA EL
PARQUE... y SOLO!!!
-QUÉ??!!! Hasta el parque?!!!-
Repitió muy serio Kirk- Steve André Hyuga, tu hiciste eso?!!!-
Reclamó el abuelito, bajando al niño de sus brazos para dejarlo paradito
delante suyo. Steve corrió sus manitos para dejarlas como un tierno muro
de protección de su colita, sintiendo un cosquilleo en la
panza de los nervios que le dio al ver a su abuelo en ese
plan. Cuando el abuelito estaba enojado tenía la mano peor de pesada
que su papito. El pequeño se alejó unos pasos del mayor de los Hyugas, buscando
amparo en la cercanía de su padre.
-Opitaaa..
-Nada, jovencito, Ud me va a explicar
ahora mismo cómo es que su padre lo encontró en el parque cuando debía estar en
el jardín de infantes?!!!
Kirk miraba con seriedad al crío,
pensando en todo el peligro que tuvo que atravesar el nene para ir desde el prestigioso
jardín donde estudiaba hasta la plaza donde supuestamente estaban los
cachorritos. Pero de inmediato, algo más le vino a la mente... su
hijo. Cómo podía ser que su niño encontrara a Steve en el parque si él, aún
debía estar en clases?!!! Y qué hacía en casa a esa hora?!! Haber salido
temprano por no tener una clase no era una opción, porque eso jamás
ocurría en el colegio donde su pichón estudiaba, por algo era el mejor de toda
la región. Por lo que la respuesta debía ser que su pequeño hombrecito TAMBIÉN
se había escapado!!! Qué descarado mi tigrecito, pensó papá... queriendo
catigar a su bebé cuando él mismo cometió la misma falta, já... pero ahora iban
a aprender esos mocosos a nunca más correrse de clases. Par de niños traviesos!!
-Lo siento, opita... no te enojes
conmigo, por favor!!!- Suplicó el pequeño, poniendo su mejor carita de
arrepentido.
-Eso que hiciste es muy feo,
tigrecito!! Tu papito tiene razón de estar enfadado contigo, pequeño... porque
los nenes buenos no deben saltarse las clases!!- Dijo -kirk, agitando su dedo
en frente del angelito, para luego añadir, mirando con una chispa de suspicacia
a su propio cachorro.- Verdad, Sean?!!- Y ese Sean hizo temblar un poco al
chico.
-S-si!!- Respondió dudoso, y Kirk
sonrió con malicia.
-Y qué es lo que les pasa a los
nenes que se escapan de la escuela?!!- Preguntó a ambos pequeños.
Sean como todavía no se había
percatado de que su padre le descubrió la travesura, respondió- Reciben tan tan
en la colita sobre el regazo de papá!!!
-Así es, hijo!! Porque es su
obligación ir todos días a la escuela y dar lo mejor de ustedes para aprender y
prepararse para el futuro!! Por eso no quiero que se vuelva a repetir esto,
nunca más!!... Ahora Sean Hyuga, me vas a decir qué hacías tú por el parque en
horario del colegio o tengo que sacártelo a cintarazos?!!!-
-Qu-qué, papi?!!
-Lo que acabas de oír, jovencito!! O
piensas que soy un imbécil que no me di cuenta de que te escapaste del cole, tú
también?? Porque si es así, entérate bien de una vez, Sean Hyuga, tu padre no
es ningún imbécil, así que ahora mismo vamos a arreglar cuentas tú yo,
muchachito!!!-
Kirk se los llevó al estudio a ambos
chicos, que caminaron como corderitos al matadero.
-Pero... pero papá es que Steve
se escapó del jardín y fue hasta el parque... no te olvides que es por eso y yo
.... yo sólo .... ¿papá que haces?
- Le vamos a enseñar al tigrecito lo
que le pasa a los nenes que se escapan del colegio - Dijo mientras se sacaba el
cinto y lo doblaba en dos- ¿Le vas a pegar a Steve con eso? Papá es que
es pequeño para que ....
-No es para Steve sino para ti
-le interrumpió a su hijo- ven aquí hijo, que ni creas que te voy a
pasar el que faltes a tus clases!! Eres grande y sabes lo que haces, en cambio
tu hijo se dejó llevar por la inocencia y por las ganas de jugar con
los cachorros así que vamos a predicar con el ejemplo....
- Papá, por favor, por favor no,
noooo!! Ya entendí, no lo volvemos a hacer... ¿verdad enano?
- Opa no le pegues a mi papito, por
fis!! No lo vuelvo a haceeer!!- Rogó el pequeñito, abrazándose a la pierna de
su papito
- Mira Stevecito, tu papito se
portó mal al igual que tú pero él es más grande y sabe mejor lo que está
bien y lo que no y, como los DOS se portaron como niños traviesos, el opa los
va reprender por lo que cada uno hizo mal!!!- Dijo lo más tranquilo que pudo
Kirk, pero sin dejar de demostrar su firmeza y su disgusto por las niñerías de
sus bebotes- Por qué no vas y llevas tu mochila al cuarto?!! Tu papito y yo
iremos en un ratito, anda amor!!- Le dijo el abuelo, separándole de
su papá y encaminándolo hacia la puerta con leves empujoncitos. Steve miró a su
papito con pena, no quería que lo castiguen pero tampoco se atrevía a enfrentar
a su opa. Aún era muuuy chiquitito para plantarle cara, por lo que decidió que
era mejor dejar a los mayores "charlar" tranquilos y poner su
potito a salvo, y con pasitos lentos, se fue a su habitación.
Una vez que Kirk estuvo seguro que su
nieto ya estaba en su cuarto, se preparó para hablar con su hijo- Ahora Sean,
ven aquí que todavía hay que tratar lo del niño, pero primero tú. A ver, dime a
cuántas clases has faltado?!! Y recuerda que siempre puedo llamar al colegio y
saber la verdad y si me has mentido ya sabes como te va!! Así que dime, a
cuantas clases has faltado?
Sean sintió como si tuviera un nido
de vampiros hambrientos en su estómago cuando Kirk le hizo esa pregunta. El
muchacho había faltado a todas las clases esa semana, y ya era jueves!!! No
sabía por qué?! Él era uno de los mejores alumnos y estaba a poco de terminar
el secundario, pero las voces de aquellos mal llamados AMIGOS, lo
hicieron cometer el paso en falso, y esa semana se la dedicó a fumar en aquél
parque donde encontró a su propio bebé, jugando inocentemente con esos
perritos.
Cuando Sean lo vio, juró que el alma
se le quiso escapar del cuerpo! El parque estaba a una distancia considerable
del jardín de infantes donde asistía su retoñito, y las calles eran tan
peligrosas para un crío de la edad de su tigrecito. Sean, sigilosamente se
acercó hasta donde estaba Steve, arrodillado, entretenido, jugando con los
animalitos y, sin previo aviso, lo levantó de una orejita. -Steve, qué crees
que estás haciendo aquí, jovencito?!!- Le retó embravecido. Y así, Sean subió a
su niño al auto y lo dirigió a su casa. Allí ya le daría a su tigrecito una
buena paliza para que se le quitaran las ganas de arrancarse de clases! Pero en
su enfado, no se dio cuenta que lo que él hacía era reprender a su mocoso por
una diablura que él mismo había estado cometiendo casi toda esa semana. Sin
embargo, no contó con que su padre atara cabos y lo descubriera y ahora su
traserito corriera tanto peligro como el de Steve, si es que no más!!!
-A cuántas, Sean?!!- Repitió la
pregunta papá al ver los ojitos brillosos de su bebé, llenos de dudas.
-Papitoo...
ZASS ZASS- Cayeron dos
cintarazos sobre la ropa. Eran una advertencia pero igual habían dolido mucho.
-Auuuu.... ayayayayayyy!!- Se quejó
Sean, masajeando vigorosamente la zona castigada.
-YYY?!!!- Otra vez era la misma
pregunta- Y cuando Kirk elevó nuevamente su brazo, con intención de estrellarlo
contra su trasero, Sean se desesperó y empezó a confesar hasta lo que no había
hecho.
-Noooo, papito, noooo..... ya te
digo, ya te digo!! Cua- cuatro días, papito!! Me fui con Richard y Elliot
a... a la plaza, porque no me agrada el nuevo profesor, pe-pero es que él se
comporta como un maldito sargento, papi! Él no me quiere, me hace la vida
imposible y... y..
-Y por qué no me lo habías dicho?!!-
-Es que... no lo sé, papá!!- Dijo,
guardándose para sí las verdaderas razones. La verdad es que había deseado
tanto correr a los brazos de su padre y acusar a aquél idiota que disfrutaba
molestándolo, pero eso sería reafirmar lo que todos decían a su espalda, que él
no era más que un nene de papá, por lo que decidió hacer lo que más fácil le
resultaba: huirle al asunto.
-Me estás mintiendo, Seancito! Y
sabes que eso no me gusta, mi amor!!...- Le regañó un poquito- Por qué no
acudiste a mi? Uhmm?!!... Juntos podríamos hacer algo!!- Le dijo Kirk a su
chiquillo, alzando su rostro con ambas manos.
Sean no pudo evitar derramar unas
lágrimas de la impotencia que lo invadió; ese profesor Mc Cliff parecía haberse
ensañado con el adolescente desde el primer día en que pisó aquél salón. Desde
ahí, la escuela para Sean no era la misma sino que se había vuelto una
pesadilla. Tener que tragarse esos malos tratos, las vergüenzas, las
humillaciones, era mucho para él y, sintiéndose vulnerable, Sean buscó abrigo
en el pecho de su papito, y empezó a sollozar.
-Shhhh... mi niño, shhh!!! Sabes que
siempre puedes contar conmigo, tesoro.-Le susurró Kirk en el oído a su
tigrecito.
-E-es que él...el m-me o-odia,
papáa!!! Buuaa!!!- Lloró con pesar, tristemente. -Mc Clif m-me ignora en
clases y, y, y luego alega que no participo- empezó a contarle a su padre las
tantas cosas que le hacía el docente- me regañaaaa... p-por la más mínima cosa en
frente de mis compañeros para hacerme sentir mal... sniff sniff... se...
sniff...se niega a, a, a explicar cuando yo le pregunto algo pero si otro
lo hace, le responde amablemente....
Y, mientras el niño contaba sus
penas, su padre lo apretaba más contra su pecho. Maldita sea, pensaba. Su
principito hermoso la había estado pasando muy mal y él ni enterado. Kirk
sintió su rabia crecer y quemar dentro de sí, que ese... "señor"
le hable de esa forma, seca y cortante, que trate mal a su hijo, jamás lo
permitiría... Ni de él, ni de nadie más!! Ya se enteraría Huge Mc Clif quién
era Kirk Hyuga.
Uhmmm... pero las cosas no le
saldrían tan baratas a su tesorito!! Cuatro día!! Cuatro días de no ir a la
escuela?!! Já, eso no se lo dejaría pasar... Seancito aprendería dos valiosas
lecciones ese día.... una, que siempre podía confiar en papá, y dos, a no
faltar a clases!!
-Shhh, pequeño, shhhh..shhh... Papá
arreglará las cosas, mi niño!! Ya verás, bebé!
-L-lo pro-prometeeeess?!! sniff sniff
-Si, mi amor. Te lo prometo- Afirmó
papá, besando los cabellos de su niño, para luego apartarlo y seguir con
aquello que tanto detestaba hacer... castigar a su hijo.
-Papito, qué haces?!!- Preguntó Sean
a verse encaminado hasta el sillón grande que Kirk tenía en su despacho.
-Nooooo, nooo!!! Papáaa, nooo!!!- Empezó a decir cuando su padre lo arrastró
para dejarlo boca abajo sobre sus rodillas.
-Hijo, entiendo lo que pasaste y te
prometo que solucionaré todo esto... pero eso no es excusa para arrancarte del
colegio e irte por ahí, verdad?!!... El mismo peligro que corrió tu niño, lo
corrías tú... Qué es eso de escaparse de clases e ir a fumar... siii, a fumar,
porque ni creas que no me di cuenta, jovencito.
-Perdóoon, papiiii... no lo vuelvo a
hacer, lo juro, pe-pero no hagas esto, por favor!!! -Suplicó el muchacho,
aferrándose a sus ropas, que papá comenzaba a desprender. Pero Kirk fue
más decidido y sin más, empezó la paliza.
ZASS ZASS ZASS ZASS ZASS ZASS ZASS
ZASS ZASS ZASS- Cayeron implacables esas diez palmadas sobre las nalguitas del
niño, que lloró y gritó con cada impacto.
-Aaahhhhh..... nooooo... papito,
noooo!!!
-No volverás a fumar, nunca más,
Sean... o te daré tal paliza que te dolerá el trasero de sólo oler el humo!!
ZASS ZASS ZASS ZASS ZASS..-Añadió
esas cinco nalgadas para afirmar su punto.
-Buaaaaaaaa.... nuncaaaa, nunca más,
papitooo... nunca más!!! Buaaaaa
-Eso espero, Hijito.... eso espero!-
Y Kirk tomó el cinturón que había dejado a un costado en el sillón. Sean apenas
notó que su papá se había detenido, suspiró aliviado pero, de inmediato, ese
alivio se convirtió desesperación cuando Kirk lo maniobró para desabotonarle el
pantalón y luego en dolor cuando su padre estrelló el cinto contra sus
desprotegidas carnes.
CHASSS.... -Cayó el primer cintarazo
que hizo brincar al niño en su regazo.
-Buaaaaaaaa.... noooo, papitoooo...
yaaaaaa!!!
-CHASSS.... CHASSS... CHASSS...- Esos
golpes fueron a dar en la nalguita derecha de Sean.
-Nunca más te escaparás del
colegio!!
-Ayyyy... ouuuuu... ouououuuu!!!
Nuuu-nuuuncaaayyyy... nunca másss!!!!
-CHASSS... CHASSS... CHASSS...
CHASSS...- Ahora la víctima era el cachetito izquierdo.
-Nunca más escaparás de tus
problemas!!
-Auuuuuu.... yaaaaaa..... yaaaa!!!!
Lo prometo, lo prometoooo!!
-CHASSS... CHASSS... CHASSS...
CHASSS...- Resonó el cuero golpeando la zona alta de los muslos. Qué doloooor,
pensó Seancito y no pudo evitar poner la mano para evitar los golpes. Aquello
ya dolía muchísimo.
-Acudirás a tu padre siempre que lo
necesites, hijo.
-Buaaaaaa.... Bas-bastaaaa!! Ya nooo,
pa-papiiiiii.... Ayyyyyyyy!!!! Auuuuu.... yaaaa- Gritó con todo el aire de sus
pulmones el jovencito, pero se calló cuando una vocecita se hizo escuchar en
medio de su llanto.
-Opita, noooo!!! No más!! No más chas
chas a mi papitooo... buaaaa...- Pidió el pequeño Steve, corriendo hacia su
padre dispuesto a defenderlo. El niño pudo observar la colita de su papito
estaba roja como una cereza y Sean empezó a llorar más fuerte, avergonzado de
que su niño lo viera en ese estado.
Kirk entendió el llanto de su nene y
lentamente fue subiendo la ropa hasta su lugar. Con cuidado, dio vuelta a su
bebé para que quedara sentadito en su regazo para consolarlo y le llenó la
carita de besos, mientras lo arrullaba con ternura.
-Shhh, shsshhshshhhhh!! Te quiero mi
bebito lindo!!! Te adoro mi solcito, shhhhshhhh!!! Yaaaa...Shhh.... Cariño, no
llores más, mi tesoro!!- Le decía Kirk a su hijo, mientras Steve miraba la
escena, con lagrimitas en sus grandes ojos.
El tigrecito sentía como una punzada
en su corazóncito con cada sollozo de su papi, así que muuuy decidido fue hasta
donde estaba su abuelito y le dio una palmada en la mano.- Opa malo!!! Hiciste
llorar a mi papito!- Reclamó el niñito. Kirk lo miró divertido y le agarró esa manito.
Entonces lo acercó más y con esa misma mano, le plantó tres palmadas en el
traserito de su mocoso.
-Nunca más volverás a salirte
del jardín sin permiso, Steve, sino conocerás el cepillo de la abuela, está
claro, muchachito?!!
-Auuuuu.... siiiiiii... siiiii...
nunca más, opita!! Lo jurooo- Exclamó sobándose el potito, exageradamente.
Kirk lo agarró nuevamente, pero ésta
vez para sentarlo en su otra rodilla. Uhmmm... dolerían las piernas... pero sus
niños lo valían. Así los acunó hasta que ambos, hijo y nieto cayeron rendidos
en un sueño tranquilo.
-Abuelito?!!- Susurró el más pequeño
en dormido-
-Sí, mi chiquito?!-Dijo el
abuelo-
-Podemos traer a los peyitos a vivir
a la casa?? Ellos están solitos...
-Siii, podemos papito?!!- Murmuró Seancito,
adormilado.
Kirk lo meditó unos instantes, cuatro
cachorros en vez de dos, uhmmm... por qué no?!!
GRACIAS LADY POR PERMITIRME JUGAR CON
TUS NIÑOS!!! SON ADORABLES!!! :D
Quedó muy lindo me encantan los tigresitos y sus travesuras pobe tivi sufre cuando su papito es castigado y que pasará con los peyitos (me encanta como suena esta palabra ^u^ ) ojala hagas una segunda parte o algo felicidades por la historia
ResponderBorrarFanny
Ariane te quedo suuper lindo me encanta el descaro del muchacho, la ternura del peque y la astucia de kirk
ResponderBorraren espera de más de tus historias que te quedan super lindas. Andrea
Muchas gracias por este esplendido regalo...
ResponderBorrarMis tigresitos volvieron a casa sanos y salvos.
Holaaaaa.... de nada Lady!!!! Muchísimas gracias a ti, por prestármelos!!! Son para comérselos a besos a esos dos, jejeje.... Ay, yo que me los quería quedar!!! jiji ...Pero me los prestas otro día?!! ^_^ Los cuido bien, jijiji...
BorrarHola Chicas, cómo están?!!! Muchísimas gracias por sus palabras y por leerme.... me hace muuuy pero muuuuuuuy feliz que les haya gustado!!! ^_^ jejej.... Yo también adoro a los tigrecitos de Lady... y le agradezco que me los haya.... ¿¿REGALADO??.... Jajajaja... ya estoy delirando!!! Pero shhhh... que no se entere que pienso secuestrarlos, jajaja!!!
ResponderBorrarYo también espero tus bellas historias Andrea, y creo haber leído que tú pensabas escribir, no? Fanny?!! si es así, espero que te animes!!! =D
Un besote a ambas!!!
mehan engañado vilmente ajjajaj mentira, ha sid una sorpesota, crei de corazon que lo escribiste tu Lady y mira que leo al final que son tuyos sino de Ariane y esta fabuloso, muchas gracias por la sorpresota, ajjaja hermoso me encato
ResponderBorrarAriane, un abrazo sigue asi