Solo
quedaban tres semanas para que acabara el curso, cualquier otra escuela se
hubiera negado a aceptar un alumno. Pero el Mauritania, no era como las demás
escuelas. Además tenía un programa de clases de verano, que solía obrar
milagros. Era más o menos como un campamento de verano pero sin ser divertido
ni ser al aire libre. Bruno tuvo que hacer los exámenes de final de curso tres
semanas antes que sus compañeros para poder entrar en el nuevo instituto. No es
que fuera un mal estudiante, pero si que era de los que dejaban todo para el
último momento, así que sus cualificaciones se vieron un poco resentidas.
Afortunadamente l ajunta de profesorado del Mauritania, lo tuvo en cuenta, y
decidieron que igualmente sería matriculado con los chicos de su misma edad. Al
fin y al cabo los motivos que habían llevado a sus tutores a matricularlo un año completo (12 meses) en
el Mauritania no eran académicos sino disciplinarios.
David
también anticipó sus exámenes, Moisés quería tenerlo las 24 horas bajo
vigilancia, no fuer que aprovechara los recesos de las clases para cortarse.
Pero David era muy buen estudiante y podrían haberle avanzado los exámenes 4
meses en vez de tres semanas y el resultado habría sido el mismo, chico de
cuadro de honor.
Moisés
llevó a David al médico al día siguiente como había dicho, el médico empezó a
tratar las heridas más recientes y algunas que habían curado mal. También
varios especialista en ese tipo de trastornos lo estuvieron analizando
intentando diagnosticar en que fase estaba su psicopatía. El hecho que llevara
años haciéndolo, no era muy esperanzador, pero que los cortes solo fueran
superficiales y que no hubiera otro tipo de lesiones era bueno, dentro de lo
que cabe. Durante un tiempo David tendría que asistir a la clínica para asistir
a sesiones diarias de varias horas hasta que lograran quitarle el habito de
cortarse. Después los psicólogos seguirían tratándolo para tratar el problema
de raíz. Pero para esa segunda fase ya no tendría que asistir diariamente a la
clínica y podría acudir a un psicólogo externo y no necesariamente a diario.
David no rechistó durante todo los exámenes médicos y psicológicos, pero
tampoco se mostró muy cooperativo. Acompañó a su tío a la clínica solo porque
sabía que su futuro y el de sus hermanos, ahora pendía de un fino hilo. Si
había de sacrificarse y soportar todo aquello, lo haría, pero seguía convencido
que aquello no era para tanto, era su cuerpo y podía hacer con él lo que
quisiera. No hacía daño a nadie, solo así mismo, y tampoco era tan exagerado,
solo eran cortes, pequeños cortes. ¡No se había amputado ningún dedo!
A
ambos chicos les chocó la decisión de su tío de quedarse en casa durante un
año. David se sentía mal por eso, y Bruno solo pensaba que si era poco tener
que ir a una escuela como aquella encima ahora tendría a su tío siempre detrás
respirándole en la nuca. Tara al enterarse de todo lo que había sucedido con
David, se enfureció tanto que estuvo días sin dirigirle la palabra. Era
mellizos, se suponían que había una conexión muy fuerte entre ellos, pero a
ella también se lo había ocultado. Se sentía traicionada, una vez más. Primero
la traicionaron sus padres porque le prometieron que siempre estarían a su
lado, pero primero el cáncer de su madre
y después el suicidio de su padre, habían hecho que esa promesa solo
fuera papel mojado. Tara sentía como que
ya no podía confiar en nadie, realmente no conocía a sus padres ni a sus
hermanos. Durante noches lloró por que se sentía tan vulnerable y sola, pero
Tara acostumbraba a ponerse un gran caparazón, así que al cabo de unos días
volvió a actuar como siempre, incluso con David. Pero en su interior sabía que
nada volvería a ser como antes de que su madre falleciera, estaban todos rotos
y lo peor no parecía ser cierto eso de que el tiempo todo lo cura.
Moisés
se había tomado muy enserio lo de ocuparse de “arreglar” a David, a Bruno y a
Tara. Había hecho hasta un horario con las visitas al especialista en trastornos de la conducta que habían
contratado para que viniera a casa tres veces por semana para tratar a los
tres. Porque su mujer había insistido que aunque Tara era un cielito, no era
normal actuar como si sus padres jamás hubieran existido y negarse a hablar o
que le hablaran de ellos. También tenía el horario de la escuela e Bruno, las
visitas a la clínica de David y las clases que iba a darle ya que si iba a
escolarizarlo en casa el siguiente año, más vale que empezara a acostumbrarse a
eso de tenerlo de maestro y de estudiar en casa.
En
tres semanas les darían las vacaciones a Fran y Tara y Ana María solo iría a la
tienda por las mañanas, así que podría echarle una mano con los peques. Pero
hasta que las vacaciones de verano no empezasen estaba “solo ante el peligro”.
Aquella mañana se levantó muy pronto, quería tenerlo todo listo para cuando
todos desaparecieran despavoridos como cada mañana. Cuando empezó a oír el
ajetreo de la cocina (el típico de una casa con 3 adolescentes y un niño) salió
del despachito con la sensación que iba a poder con lo que fuese que le
echaran. A las siete y media exacta el
autobús del Mauritania tocó el claxon, Moisés le indicó a David que se
levantaran, los dos acompañarían a Bruno hasta el autocar. Las normas de la
escuela decía que un adulto debía acompañar al alumno hasta la misma puerta del
autocar y Moisés no pensaba dejar sin vigilancia a David ni un segundo.
El
primer día en el Mauritania de Bruno fue horrible, el peor primer día de escuela que jamás había tenido. Como
los demás compañeros estaban apresurándose a acabar el temario para los finales
y él ya los había hecho, se pasó les seis horas de escuela en la sala de
estudios con los chicos que estaban castigados o estaban haciendo algún tipo de
clase de refuerzo. Las dos primeras horas, haciendo caso al consejo de David,
se las pasó tan callado que parecía mudo, y sin hacer nada a menos que se lo
pidieran. Pero Bruno no tenía una gran autocontrol, y a la tercera hora ya
estaba cansado de estar sentadito, calladito y leyendo sobre la revolución
industrial. Así que empezó a escribirse mensajitos de texto con sus compañeros
del antiguo colegio. Todos querían saber como era ese sitio, todos habían oído
mil y una historias sobre el Mauritania. A Bruno le encantaba que sus amigos
estuvieran 100x100 pendiente de lo que hacía o decía así que lo que iba a ser
solo un par de mensajitos discretos se convirtió en un dialogo con media clase
en el grupito que tenían del whatsapp. Quizás si solo hubieran sido un par de
mensajito, no hubiera pasado nada, pero al llevar más de 20 minutos escribiendo
con el teléfono se le olvidó donde estaba y lo que se suponía que debía estar
haciendo así que tras una burrada de uno de sus amigos soltó una tremenda
risotada. Haciendo que uno de los dos profesores que estaban en la sala le
echara una mirada que hubiera fundido al mismísimo hombre de acero. Pero Bruno
estaba demasiado ocupado riéndose, para percatarse que había sido algo más que
indiscreto. Bruno regresó a la realidad
cuando uno de los profesores se plató justo delante de su pupitre mirándolo con
cara de sádico psicópata y alargó la mano para que le entregara el teléfono.
Bruno dejó de reír de golpe, tragó saliva y con la mano temblorosa le entregó
el teléfono. Bruno se maldijo mentalmente, en su antiguo instituto jamás lo
habían pillado por escribirse mensajitos, seguro que su tío pensaría que lo
había hecho adrede. El profesor sin quitar esa mirada de perro le indicó con
dos dedos que le siguiera. No abrió la boca, solo un gesto de manos, como si
fuera un perrito o algo. Pero Bruno sabía que la había cagado y no quería que
su tío le machacara más, además le había prometido a Tara que no les daría
motivos a sus tíos para que pensaran que realmente no tenía
remedio y lo enviarán a un sitio peor que el Mauritania, muy lejos de ellos.
Así que tragándose el orgullo se levantó y siguió al profesor hasta la mesa
donde anteriormente estaba sentado vigilando el aula mientras el otro profesor
repasaba la lección con un grupo de alumnos. A Bruno ya le había extrañado al
entrar a la primera clase que siempre habían dos profesores por clase. Uno que
impartía clase y otro que en una mesa aparte parecía vigilar como un ave
rapaz. Pero aquel era un centro para
chicos “problemáticos” pero con padres con mucho dinero. Así que pensó que eso
sería lago típico de las escuelas privadas, para hacer dispendio de
medios. Pero lo que no se imaginaba es
que estaba a punto de descubrir la figura del profesor encargado de administrar
disciplina del aula.
-
Señor Suárez (al fin abrió la boca aquel clon de agente de la
Gestapo), ha hecho uso de un aparato electrónico durante el horario lectivo
(Bruno sabía que estaba hablando, incluso que estaba hablando español, pero
seguía sin entender ni una de las palabras que decía aquel tipo). Según las
normas de esta institución, que le han sido entregadas y “explicadas” ,(remarcó
esto último y le echó una miradita fulminante) no está permitido el uso de
aparatos electrónicos, es una falta de respeto para sus compañeros , para sus
profesores y para sus padres que …
-
Mis padres están muertos (dijo apretando los puños para
controlarse y no darle un puñetazo en todos los morros).
-
Lo siento, aún no he podido mirar su expediente con
detenimiento. Le pido disculpas. Pero eso no cambia el hecho que usted ha
cometido una falta y debe ser sancionado (aquel profesor abrió un cuadernito y
le indicó con el dedo una línea) lea.
-
(Bruno se lo quedó mirando, pero accedió a leer en voz alta)
El uso de videoconsolas, teléfonos móviles, buscas, pdas, tablets, portátiles
personales u otros aparatos electrónicos similares durante el transcurso del
horario lectivo, para fines no educativos y sin permiso de un profesor, será
considerado falta sancionable.
-
Es su primer día, y supongo que quería averiguar por si mismo
si como de en serio nos tomamos en el Mauritania las normas ¿no?
-
No, señor (sabía que era momento de mostrarse muy educado, su
padre cuando usaba ese tono siempre hacía que se dirigiesen a él de “señor”.
Bruno no sabía porque, pero a él le salía automático). Se me olvidó que
estábamos en clase (el profesor lo miró
con cara de incredulidad. Bruno al ver ese alzamiento de ceja tan familiar,
decidió corregir su alegato). Quiero decir, que no recordaba esa norma en
particular (quizás jugar la carta de “soy nuevo y no lo sabía” funcionase).
-
Bueno, señor Suarez, espero que después de aplicada su
sanción su memoria mejore (aquello le sonó de lo más siniestro). Señor Suárez
al centro de la sala y manos en los tobillos (Bruno abrió los ojos como paltos
y tragó saliva al entender lo que pretendía a aquel monstruo)
-
¿CÓMO?
-
Señor Beltrán (llamó a uno de los chicos que estaban en la
aula repasando) Podría mostrarle al señor Suárez la posición que debe adquirir
para recibir su correctivo (el muchacho miró con pena a Bruno, pero no iba a
desobedecer él a un profesor, así que cuidadosamente dejó sus subrayadores en
el estuche, cerró el libro, se fue al centro del aula y se doblegó para tocarse
con las manos los tobillos dejando el trasero a merced de lo que se le antojase
a aquel depravado). Muchas gracias señor Beltrán, regrese a su sitio y prosiga
con sus estudios (¿es que no ese tipo podía hablar normal, que tenía que hablar
como salido de una novela caballeresca?). ahora que sabe lo que se le pida, por
favor, al centro, y manos en los tobillos (repitió impasible)
-
¿No estará hablando en serio? ¿No pretenderá zurrarme aquí en
medio de la clase delante de todos? ¿Se ha vuelto usted loco o qué? (en el
momento en que llamó loco al profesor (todos los alumnos dejaron lo que estaban
haciendo y se giraron para ver la crónica de una muerte anunciada. El profesor
no dijo nada solo agarró a Bruno por la patilla y tiró de ella hasta hacerlo
caminar hasta la mesa del profesor que estaba dando clase, que estaba con los
otros alumnos contemplando la tragedia. Bruno se sorprendió
con la facilidad que tenía aquel tipo para manejarlo como si fuera un títere) Aaaains suelte me hace daño (se quejó Bruno
pero aquel tipo parecía ni oír).
-
Serán 6 con la pala en
por lo del teléfono y 12 con la vara en el trasero por su insolencia. Hacía
tiempo que ningún alumno tenía un inicio tan impresionante como el suyo, señor
Suarez, pronto se dará cuenta de que en esta escuela nos tomamos los modales y
las normas con mucho rigor(y lo colocó sobre la mesa dando la espalda a toda la
clase que ahora tenía una panorámica perfecta del trasero del chico) ¡LA vara!
(rugió y un alumno se levantó escopeteado y abrió un armario, sacó una fea vara
de abedul y como si le fuera la vida en ello, se la entregó sin perder tiempo y
regresó a su sitio). SEÑOR SUAREZ, EN ESTA ESCUELA NO HAY LUGAR PARA DEJADECES,
INSUBORDINACIONES, FALTAS DE RESPETO Y HOLGAZANERIA. ESPERAN MUCHO DE USTED, Y
ESTÁN DISPUESTOS A PAGAR MUCHO DINERO EN SU EDUCACIÓN, ASÍ QUE LO MINIMO ES
MOSTRAR UN POCO DE GRATITUD Y COMPORTARSE COMO EL JOVEN DE BUENOS MODALES QUE
SEGURO QUE ES…o pronto será (añadió casi en un susurro, asegurándose que eso
último solo lo escuchara Bruno) Zwass (y el primer varazo cayó, Bruno se quedó
sin aire en los pulmones, ni siquiera pudo gritar, aquel dolor era
impresionante y tan focalizado en un solo lugar).
Mientras
tanto en casa , las cosas no es que fueran mucho mejor, aunque…
Me encantó continúala pronto.
ResponderBorrarTaz
Oh noooo que fea escuela muy estricta pobre Bruno....y que pasó en casa!!!!!!
ResponderBorrarQue alguien haga algo, por Dios!!! Noooooooooo!!!! Qué Hd P!!!!! Que no se atreva a dejar caer otro de esos varazos porque grrrrrrrr..........!!!
ResponderBorrarLittle, no seas así, no me tengas en esos suspensos!! Ya estoy pensando que te gusta jugar con los nervios de la gente!!! ¬¬
Actualiza pronto, pleaseeee!!!!
Camila!!!
ya no me gusto esta historia
ResponderBorrarno me gusta leer maltratos :(
definitivamente esto se salio de todo límite permisible de lo que se puede considerar castigo, encerrar a un crio en un instituto donde lo van a agarrar a golpes tilda el maltrato fisico y psicologico
ResponderBorrardefinitivamente esta historia no debería estar publicada en este blog, pues nada tiene que ver con el trato que los padres dan a los hijos, por lo menos en mi pais, no se alla de donde es el escritor...
Pobre Bruno...
ResponderBorrarSe que es muy travieso!! Pero el Mauritania es horrible!!
Little tu historia muestra un drama que lamentablemente existe, y más cuando los chicos pierden a sus padres como los protagonistas de esta historia!!
Me encanta tu historia aunque sufro con ellos!!
pobre bruno.... su tío no de vio dejarlo en ese lugar
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