LAS NUEVE NO SON LAS ONCE Y DIEZ, PAQUITO
A Paco le costaba mucho llegar a su
hora. Su padre siempre había sido muy claro con su toque de queda. Durante los
días de escuela a las nueve en casa, los viernes y sábados a las 12 y los
domingos a las 11. Era un horario que
Paco conocía muy bien porque era el menor de 4 hermanos. Precisamente por ser
el menor siempre se hacía la vista gorda con él. Y paco lo sabía y se
aprovechaba. Así que era normal que llegara a las nueve y cuarto o a las 12 y
media los fines de semana.
Su padre siempre le advertía que no
se pasara de listo, porque un día se le iba a acabar la paciencia. Pero Paco sabía
que su padre era perro ladrador porco mordedor. Así que seguía estirando el
reloj lo máximo que podía. Hasta que un día quiso estirarlo más de lo que un
padre “paciente” puede tolerar. Era miércoles y eran las 23:10 cuando Paco
metía la llave en la cerradura de casa. Ya estaba preparado para comerse una
bronca monumental, pero lo que no se esperaba fue encontrarse a su padre en el
recibidor con cara de sicópata. Su padre no esperó a que Paco acabara de
entrar, se fue directo hacía él y lo agarró de la oreja y a base de nalgadas lo
llevó hasta el salón donde estaba la familia viendo la tele. Su padre, le quitó
el mismo los pantalones y lo inclinó sobre la mesa del comedor y agarró el
matamoscas que tenía por ahí encima y empezó a estamparlo contra el trasero de
su hijo. Toda la familia se quedó en silencio mirando el espectáculo casi sin
respirar. Cuando el padre de Paco se dio por satisfecho dejo el matamoscas y lo
ayudó a enderezarse. Y después de hacerle disculparse ante toda la familia por
haberles preocupado de esa manera le comunicó lo que para paco fue lo peor que
podía escuchar. El resto del curso su toque de queda sería las 9, siempre,
fuera día de escuela, fin de semana, fiesta o día de la Nación. Paco aprendió
aquella noche que no era bueno aprovecharse de la beuna fé de la gente, porque
llega un momento en que se cansan, y te dan una patada en el culo. Bueno en
este caso no fue una patada, pero la idea le quedó muy clara.
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