Nicholas Vecchiola era un adolescente muy feliz el 90% del tiempo,
porque el otro 10% era un niño muy… muy triste, como ahora que su padre lo
había sorprendido metido en la piscina… Sí, no sería malo, de no ser que no
había ido a clases por estar con una amigdalitis gravísima…
Y su padre, como siempre, ese 10 por ciento le dio en su culito como
bombo en fiesta y el pinchazo del que se había salvado con los ruegos en la
mañana.
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