- Un semestre
difícil ¿Verdad? (dijo Óscar
sentándose al lado de su hijo).
- No te
preocupes, yo puedo con ello (dijo
sin levantar la cabeza de sus libros).
- Tu madre y yo
estamos muy orgullosos de ti, Luís. No importa las calificaciones que saques.
- Sí, si
que importan. He de ser el mejor.
- Ya lo eres
hijo, ya lo eres (Óscar le
revolvió el pelo como hacía cuando Luís era solo un niño y se levantó). No
estudies hasta muy tarde mañana tienes que madrugar (Luís forzó una sonrisa
y Óscar dejó a su hijo para que pudiera concentrarse).
De eso ya hacía
tantos años pero Luís lo tenía tan nítido como si hubiera sido esa misma tarde.
Sus padres habían hecho grandes esfuerzos para enviarlo a la universidad. Él
mismo mantenía un trabajo a la vez que estudiaba, todo lo que tenía en esta
vida había sido ganado con sudor y lágrimas. Pero cuando fue su turno de ser
padre, se prometió que ninguno de sus hijos tendría que trabajar y estudiar a
la vez. Que irían a las mejores escuelas que el dinero pudiera pagar, que no
les verían jamás siempre preocupados por si el mes siguiente podrían pagar las
facturas del banco.
Así que a Roberto no
le había faltado de nada des del mismo instante que había venido a este mundo.
Incluso tenía lo que fuese mucho antes incluso que lo pidiera. Luís era feliz
viendo como su hijo crecía totalmente ajeno de preocupaciones y renuncias. Pero
quizás se había equivocado, porque ahora que Roberto ya no era aquel niñito
adorable que siempre quería estar con su papá y su mamá jugando sin parar, ahora
se daba cuenta que era un chico más bien consentido y bastante flojo.
Hasta ahora siempre
había disculpado el comportamiento de su hijo con el “es solo un niño, deja que
disfrute de su infancia” pero Roberto tenía ya 10 años y había ciertas
actitudes que ya no era tan fácil disculpar. Y aún así Luís seguía haciéndolo,
no quería que su hijo creciera con la presión que él creció. Quería a un
Roberto despreocupado y feliz. Ya se preocupaban sus padres por él.
Pero aquella era la
tercera llamada del tutor de Roberto. El chico no hacia sus tareas y sus
calificaciones eran mediocres, no suspendía pero tampoco sacaba algo más de un
aprobadillo. Sus profesores decían que Roberto debía empezar a tomarse los
estudios más en serio, porque si ahora no cogía el hábito de dedicarle tiempo a
sus estudios cuando fuera mayor y lo necesitara no sabría y fracasaría. ¿Y qué
sería de su hijo sin estudios? Él no era como su abuelo o sus tíos, que aunque
no eran buenos en los estudios eran unas auténticas mulas de trabajo. Roberto
era flojo. Todo le daba una pereza tremenda, todo.
- Luís ya
llegamos (dijo Olga entrando
por la puerta del apartamento que vivían des de hacía ya 7 años) ¿Luís?
- En el salón (gritó Luís. Olga dejó las llaves en el
platerito de la entrada y recogió la mochila de Roberto que como siempre la
había tirado nada más entrar en casa. Nada más verla, Luís tenía claro que la
entrevista con el tutor de Roberto no había ido nada bien). ¿Tan mal?
- Quieren que
repita.
- Pero tan mal le
van los estudios, no vi ningún examen suspendido (dijo un poco sorprendido y muy preocupado. Su esposa
se sentó el brazo del sofá).
- Llevan todo el
curso avisándole…pero sigue sin entregar sus tareas y cuando lo hace…son… ¿Cómo
dijo su maestra de lengua? Pobres, eso dijo. Su trabajo es pobre. Y ya están
cansados de avisarle. Y francamente Luís, yo también. (Luís le echó una mirada a su esposa que hizo que ella
respirara hondo). Luís, no quiero que el niño repita curso, no me mal
interpretes, pero quizás así…así se dé cuenta que si quiere algo debe
esforzarse.
- ¿Pero repetir?
- Es lo único que
se les ha ocurrido a sus profesores, puesto que las advertencias no parecen ser
efectivas.
- Hace un rato
llamó su tutor.
- Lo sé, me dijo
que ya que no habías podido asistir a la reunión te iba a llamar por teléfono.
¿Y qué te ha dicho?
- Pues eso que
Pablo no da palo al agua y que parece no mostrar ningún interés por cualquier
cosa que no sean los deportes.
- Pues a menos
que tengamos a un pequeño Pelé en casa eso no va a servirle de mucho (dijo su esposa derrotada). ¿Te dio alguna
posible solución? (ella sabía perfectamente que es lo que su tutor le
habría dicho a su marido. Llevaba escuchándolo mucho tiempo, pero Luís siempre
se hacía el sueco cuando alguien le insinuaba que Roberto necesitaba un poco de
disciplina. Pero aquel era el último toque de atención. No se trataba de él
sino del futuro de su hijo).
- No me mires así (a Luís le dolía tener que reconocer que los
demás llevaran razón).
- ¿Cómo?
- Como diciendo
“ya te lo dije”.
- No iba a
hacerlo ¿Y bien? ¿Qué vamos a hacer con Pablo?
- Hablaré con él.
- ¿Cómo las
últimas veces? Venga Luís, ambos sabemos que solo dirá lo que queremos oír y
durante un par de días hará sus tareas y después volverá a las andadas. Siempre
es igual. Es hora que nos pongamos más serios con Luís.
- Pero yo detesto
cuando está triste.
- ¿Y crees que a
mi me gusta verlo como alma en pena por casa? ¡Claro que no! Pero Luís estamos
hablando de repetir. ¿Vamos a permitir que repita un curso solo por ahorrarnos
verlo de morros unos días?
(dijo su esposa ya un poco indignada. Ella siempre era la que hacía de mala y
eso ya empezaba a cansarla).
- No, claro que
no (dijo pasándose la mano
por la cara). Solo que…esto es…es una mierda. Mis padres jamás tuvieron que
decirme que estudiara ¿Sabes?
- Pablo no es
como tú. Ni siquiera es cómo yo. A estas alturas ya deberías de haberte dado
cuenta, Luís. Es un gran chico pero es flojo, muy flojo. Cualquier cosa que
comporte algún tipo de esfuerzo no le interesa.
- Ya me he dado
cuenta (dijo refunfuñando y
mirando la maqueta en que tanto insistió en tener y que llevaba meses
acumulando polvo).
- ¿Entonces? ¿Me
apoyas en esto? ¿Estamos de acuerdo que es hora que nos pongamos más serios con
Pablo?
- Sí (dijo Luís muy seco).
- Pablo, cielo,
ven un momento al salón
(gritó su esposa).
- Sí ahora voyyyyyy (gritó Pablo de su habitación pero no se movió ni un
milímetro estaba jugando con la videoconsola y estaba muy pillado con ese
juego. Luís y su esposa estuvieron esperando unos minutos pero ninguno de los
dos tenía precisamente paciencia para esperar).
- ¡Pablo! (gritó ya enfadada la esposa de Luís)
- ¿Quéeee? (contestó a gritos y sonando aún más molesto que su madre).
- Te he dicho que vengas…
- Ya va, ya va, acabo esto y voy (volvió a gritar pero su madre no tuvo
ocasión de volver a llamarlo porque su padre ya se había levantado del sofá e
iba como un toro hacía la habitación de su hijo).
- ¿No has oído a tu madre? (mirando con rabia a la videoconsola).
- Sí, joooo, ya voy (dijo protestando pero sin soltar el mando de la
videoconsola. Luís esperó unos segundos pero al ver que el chico no daba un
brinco y salía de la habitación su presión subió hasta las nubes y algo hizo
click en su cerebro. Cuando se dio cuenta estaba agarrando a su hijito por el
brazo levantándolo de forma muy brusca y dándole 4 nalgadas como cuando era
pequeñito y tocaba algo que se le había prohibido. Solo que estas 4 palmadas
fueron realmente fuertes).
- PLASS PLASS PLASS
PLASS
- ¡AUUUUUUUUUUUUUUUUU ME PEGASTE! (dijo indignado y con lágrimas en los ojos).
- No, eso solo ha sido una advertencia, cuando tu
madre o yo te decimos que hagas algo lo haces, y lo haces en ese momento, no
cuando al señorito le venga en gana. Ya estoy muy cansado de toda esa actitud
tuya, las cosas van a cambiar por aquí a partir de ahora, ya se te ha dado
demasiado manga ancha.
- ¿Pero qué he hecho? (Dijo entre hipos Pablo no estaba acostumbrado a que
su padre lo tratara así y se sentía como Oliver Twist).
- Más bien que no has hecho. Hoy han vuelto a llamar
de la escuela y tu madre ha tenido que ir a “otra” reunión con tus profesores.
Creí que habías dicho que ibas a esforzarte más e ibas a hacer tus tareas (dijo Luís intentando calmarse pero sin soltar
el brazo de su hijo).
- Ah eso (dijo bajando la cabeza), papá
te juro que me esforzaré a partir de ahora, te lo juro papi, de verdad (dijo
un poco asustado, esas 4 palmadas habían picado de lo lindo y no quería volver
a repetir la experiencia, pero sabía que con poner carita de arrepentido su
padre lo dejaría en paz, así que puso su mejor carita de cachorrito
abandonado).
- Eso ya lo hemos oído demasiadas veces Pablo, estás 4
días haciendo tus tareas y después vuelves a hacer el holgazán. Ya tienes 10
años Pablo, ya no eres un bebé, los estudios son tu responsabilidad. Se trata
de futuro no del nuestro, nosotros ya tenemos unos buenos trabajos que te ponen
un plato en la mesa, un techo sobre la cabeza y todos esos juguetitos que tanto
te gustan.
- Lo sé, pero…
- Pero ¿Qué? Pablo no es la primera ni la tercera ni
la quinta, ni la…he perdido la cuenta ya de las veces que te hemos preguntado
si has hecho tus tareas y nos has mentido y nos has dicho que si. ¡Es que a
parte de flojo, mentiroso, hijo!
- Lo siento, papi, lo siento, te juro por lo más sagrado
que a partir de ahora me aplico
(Pablo decía como si la vida le fuera en ello, su padre estaba realmente
furioso). Haré las tareas todos los días, estudiaré todos los días, hasta los
fines de semana, pero por favor papi no te enfades.
- Y tanto que vas a hacer todas las tareas y vas a
estudiar, porque ya me cansé de llamadas, reuniones y visitas para decirme lo
flojo que es mi hijo y lo mal padres que somos.
- Sí, sí, lo juro papi, lo juro, seré bueno, no habrán
más llamadas (Pablo ya estaba
llorando de nuevo porque algo le decía que su padre estaba dispuesto a hacer
aquello con lo que le había amenazado alguna que otra vez. Y aquellas 4
palmadas de antes eran muy mal presagio).
- Hoy ha sido el último día que nos han sacado los
colores a tu madre o a mí por tu culpa, a partir de ahora se acabaron las
palabras van a empezar a haber hechos (y con esa última frase Luís acabó de tomar la decisión. Y se sentó en
la cama de su hijo y lo puso sobre sus rodillas).
- ¿Qué haces? No no no mamáaaaaaaaaaaaaaaa (gritaba en pánico Pablo)
- Te voy a dar una pequeña muestra de lo que te espera
a partir de ahora, si vuelvo a recibir una queja de ti no será mi mano sino la
correa, estás avisado (y Luís
le bajó los pantalones del pijama y empezó a dejar caer su pesada mano sobre el
trasero de su hijo ignorando los berridos y gritos, no dejó de castigar las
posaderas de su chico hasta que alcanzaron un bermellón intenso). PLASS PLASS
PLASS PLASS PLASS PLASS. No quiero más
quejas de tus profesores. PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS. A partir de ahora vas a empezar a hacerte
responsable de tus cosas PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS. Y quiero ver un cambio radical de actitud, jovencito PLASS PLASS PLASS
PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS.Y no más mentiras PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS ¿Me he explicado claro? (dijo dejando
la mano alzada).
- bwuaaaaaaaaaaa bwuaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
- PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS. PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
PLASS. ¿Te he preguntado si me he explicado claro, Pablo?
- Si, si, claro (se apresuró a contestar esta vez).
- Ok. Y a partir de ahora nada de televisión o
juguetes en la habitación. Nada más llegar a casa te quiero haciendo los
deberes y preparando la lección del día siguiente.
- snif snif sí (dijo aún sin atreverse a moverse del regazo de su
padre).
- Hijo (dijo subiéndole el pantalón del
pijama y ayudándolo a ponerse de píe) Si crees que disfruto castigándote, estás
muy equivocado, esto ha sido lo más duro que he hecho en mi vida, pero ten por
seguro que si tengo que volver a repetirlo, lo haré. Cada vez que haga falta
(dijo alzando una ceja. Pablo tragó saliva y lo miró con terror). Ve a lavarte la cara y ayuda a tu madre a
poner la mesa para la cena (Pablo salió como alma que huye del diablo hacia
el cuarto de baño y Luis se quedó sentado en la cama de su hijo como si fuera
un muñeco de trapo sin vida alguna. Preguntándose ¿En que momento su hijo había
dejado de ser aquel bebé risueño que se moría por estar con su papi y su mami?)
Little que alegría tenerte por aquí y con nuevos personajes :D
ResponderBorrarme encanto esta nueva familia.
Qué duro... si sólo es un niñito :(
ResponderBorrarCual niñito ni que nada a los 10 estás en pre-adolescencia, y en edad para recibir unos buenos azotes, es más se han quedado cortos, yo hubiera usado el cinto, por eso me encantan los relatos de little es realista, objetiva castiga al que merece sin importar el sexo, ya se leyó en una de sus historias en las mañanas como le dieron su buena tunda a una mocosa berrinchuda de 6 años, Me encantas little. Eres una genio.
BorrarTED....
Me encantan tus historias
ResponderBorrarWaaao Little eres fantastica no te pierdas....
ResponderBorrarLittleeeee... tanto tiempo!! Cuánto se han extrañado tus maravillosas historias!! Qué alegría que da que estés por aquí!! =D
ResponderBorrarMe gustó mucho tu fic, aunque pobre niño!! Sip, todo un holgazán e irresponsable con los estudios el peque.... pero la culpa fue de los padres! =P Y encima me lo castigan!! Habrán más capis, verdad?! Di que siiiiii!!! Por fis, por fis!! =D
Camila
Ohh dios mio, Little, que gustisimo tenerte aquí enserio, quizas tuu no me ubiques bien pero yo soy muuy faan de tus historias y me da gusto que hayas escrito algo, que por cierto esta fantastico espero que estes muyyyy bieen ((:
ResponderBorrarKarliee
Little!!!! otra vez petañeé 5 mil veces en la pantalla de la laptop jaja
ResponderBorrarQue bueno leerte por aqui y con tan buena historia, como siempre un gusto leerte :D por su bien espero ya se aplique en los estudios y la flojerita se le haya espantado.
Has vuelto!!! Es fantástico!!!
ResponderBorrarLittle!!
ResponderBorrarQue bien que hayas publicado :D tus historias son fantasticas
Espero que andes muy bien
Saludos
bien venida perdida, buaaaaaaaaaaaaaaaa, me has dejado al olvido tanto tiempo, pero lo compensaste jjjjj
ResponderBorrarte quedo lindo como siempre bonita, en hora buena, yyyyyyyyyyyy estoy esperando a Hans no te olvides de el ni de Potter