Leandro entró a la casa rendido.
Jamás había pensado que una clase de Filosofía hubiera sido tan intensa.
buff... Estaba fastidiado y con hambre, así que lo primero que optó fue ir por
un sándwich mientras se sentaba un rato a descansar. Pero apenas logró dar una
mordida, ya que al segundo intento de llevarse la comida a la boca, tuvo que
dejar el sándwich y salir corriendo.
-Nooooooooooo... nooooooo.... -Esos gritos venían
de arriba. Más precisamente del cuarto de su padre.
-Leaaaaa.... Leeeeaaaaa...
Ayudaaaa.... Leaaaaa... Buaaaaa...- Benicio corría frenético por el pasillo de
la planta alta. Estaba desesperado por encontrar a su hermano. Escuchó que
había llegado y corrió a buscarlo. Él era su única salvación.
-Leeeeaaaaa... Leandrooooo...
Hermanito, ayúdameee.... -Hasta que lo encontró. Leandro salió alarmado de la
cocina, directo a buscar a su hermanito en el piso de arriba.
-Qué pasa, Benicio? Por qué gritas,
hermanito?- Preguntó abriendo sus brazos para que el niño se escondiera en
ellos.
-Hermanito, hermaniitooo.
Ayúuudamee... Buaaaa... Papá me quiere pegaaarrr... Buaaaaa....
-Por qué? Qué has hecho, Ben?
-Naaadaaa... No hice naaadaaa....
-Benicio, no te creo. Papá no te
castigaría por nada.
Benicio lo miró con los ojitos
cargados de lágrimas y se abrazó fuerte al pecho de su hermano mayor.
-No me retes tú también... buaaaa...-
Leandro suspiró.
En eso, Eduardo los encontró. Estuvo
a punto de arrebatarle a Benicio de los brazos de su hermano, pero cuando Ben
lo vio, se prendió más fuerte al cuerpo del mayor de sus niños.
-No, papiii, noooo!!! Perdóonameee...
Buaaaaa... Perdón, perdónnnn!!!
-Ven aquí, Benicio.- Exigió Eduardo.
-Papá! PAPÁ!!! -Leandro se puso en
alerta. Su papá se veía muy molesto. Y encima traía el cinto en una mano.
Benicio se ocultó detrás de su hermano.
-Hazte a un lado, Leandro. Y tú ven
aquí.-Decía papá tratando de atrapar la manito de su niño- Deja de
escudarte detrás de tu hermano. Quieras o no vas a recibir una buena paliza,
mocosito.
-Buaaaaa... -Lloró cuando un
cintarazo le llegó -aunque suavecito- a su colita.
-Papá! Espera, por favor. Estás muy
enojado y.. y... puedes hacerle daño.
-Hazte a un lado, Leandro.
-No, hasta que... auuuu...-Se quejó
cuando sintió un golpecito con el cinto en su muslo.
-Mira hijo. Mejor no te entrometas.
Esto es entre tu hermano y yo.
-Noooo, noooo... Hermanito, no..no me
dejeesss... snif snif...-Suplicó el niño, abrazándose más fuerte a la espalda
de Lean.
-Que no voy a permitir que lo
lastimes- Dijo Leandro en completo modo "hermano mayor" activado.
Estaba dispuesto a todo con tal de proteger a su hermanito.
-PLASS... PLASS...-Esos habían sido
con la mano.
-Que te quites, hijo.
-Auuuu... Ayyyy.... Pero papá. Qué
hizo el enano para que estés tan enojado?
- De pronto, Leandro no se mostraba
tan valiente como hacía tan sólo dos segundos.
-No es para menos lo que hizo tu
hermano. No es para menos. Ahí, pero ya que lo agarré, no le van a quedar ganas
de sacarme otra vez el arma.
Leandro abrió grande sus ojos verdes
ante la sorpresa. -Tomaste el arma de papá, Benicio?
-Snif, snif.. Quería verla.
-Para qué?
-No séeee...
Leandro resopló. Esa no era la mejor
respuesta. Se había llevado un cintarazo y dos palmadas y esperaba al menos una
pequeña explicación, no un "no sé".
-Y lo peor fue que estaba apuntándose
en la cabeza. Y el arma estaba sin seguro. Un descuido y....- Eduardo no pudo
terminar la frase. Se moría si le pasaba algo a su bebé. Él había olvidado
ponerle el seguro al arma. cualquier cosa pudo haber pasado.
Leandro vio el dolor en los ojos de
su padre. Podía entender por qué estaba tan enojado. Su hermanito había hecho
una estupidez que pudo haber terminado mal.
-Ben, lo siento pero papá tiene razón
de estar enojado. -Lean odiaba con todo su ser escuchar llorar a su hermanito,
pero su papá tenía razón si le daba una paliza. Si esa arma se accionaba todos
ellos morían si le pasaba algo a Beni.
Después de cruzar una mirada de
entendimiento y aceptación con su padre, Leandro trató de soltarse de su
hermano.
-Hermaniitooo.. buuuu- Benicio se
abrazó fuerte a su hermano. Lean se dio la vuelta y lo envolvió en sus brazos.
-Shhhhh, bebito. El papi tiene razón,
chiquito. Te pudo pasar algo. Sabes que eso no es un juguete. -Le decía a modo
de reto cariñoso, dándole besitos en la cabecita. -Yo me muero si te pasa algo,
hermanito.- Le dijo afligido.
-Buaa... snif snif... lo sien..snif
snif.. tooo...
-Shhh, ya está. hermanito. Mejor si
haces caso calladito, sí?
-Noooooo...
-Ven, hijo. No hagas más difíciles
las cosas- Dijo papá, tomándolo de la mano.
-Papiiiii...
-Papá, sin eso, por favor- Intercedió
Leandro, señalando el cinturón que tenía su papá en la otra mano. -Tu mano ya
duele mucho. No le pegues con eso, por favor.- Pedía Leandro, abrazando protectoramente
a su hermanito.
Eduardo suspiró. -Está bien, hijo.
Sin esto. Pero ni creas que voy a ser blando... tú, mi niño, te has buscado
esta paliza desde el momento en que pensaste tomar el arma. -El abogado logró
soltar al niño del abrazo de su hermano.
-Papáaaa... nooo!!! Por favooorr!!
Nunca más! Nunca mássss...Lo sientooo... Buaaaa- Eduardo hizo oídos sordos a
las súplicas de su bebé. A él le dolía más la situación de lo que cualquiera de
sus hijos pudiera imaginar. Llevó casi a las rastras a Benicio a su estudio,
que quedaba más cerca que las habitaciones de arriba. Allí tenía un sofá grande
que podría usar tranquilamente mientras administraba el castigo.
Entró en silencio, siempre
sosteniendo con fuerza el bracito preso en su mano, se dirigió hasta el sillón,
tomó asiento y volcó rápidamente al chico sobre sus piernas. Lo primero era
bajarle la ropa, pero Ben estaba muy nervioso y se movía todo el tiempo,
impidiendo que su papi le bajara el pantalón.
-No, papiii, no papiiii...Con
ropaaa!!! Con ropaaa!!! -Decía, gimoteando, moviéndose inquieto sobre el regazo
de su padre.
-PLAFF PLAFF PLAFFF
-Auuuuu... ayayayayyy... noooo!
-Quieto, Benicio. Hazte ese favor.
Coopera!!-
-Nooooooo!!! Papiiii.. papiiiitooooo...
Buaaaaa... No quieroooo... no quiee.. no quieroooo... mggg.. cof cof...-El
esfuerzo por soltarse, llorar y hablar al mismo tiempo habían debilitado
a Benicio y su papá aprovechó esa debilidad para bajarle la ropa.
Los pantalones los calzoncillos
terminaron alrededor de las rodillas de Beny y su trasero descubierto de toda
protección. Edú quería terminar rápido con el castigo, pero no por eso había
pensado ser corto con el mismo. Le iba a dar una buena tunda a su niño por
travieso.
PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
PLASS PLASS PLASS PLASS- Una a una, las palmadas cayeron ruidosas en la cola
desnuda, dejando de inmediato las marcas rojas de los dedos y la palma
abierta.
-Buaaaaaaaaaa.. PAPÁAAAA!!!
PAPIIITOOO... BUAAAA... MUY FUERTEEEE... AYAYAYAYYYYYY... YAAAAAA, POR
FAVOOO... POR FAVOOOORRRR.. BUAAAAA...
PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
PLASS PLASS PLASS PLASS
-BUAAAAAAA.... BUAAAA......
AYAYAYAYYYYY.... AUUUUUU... YAAAA, PAPÁAAA, PERDÓOONAMEEEE... BUAAAAAAA...
PERDÓOOOONNN... SNIIIIFF... BUAAAA....
-Sabes a la perfección que las armas
no son un juguete... PLASS PLASS... PLASS PLASS...
-AYAYAYAYYYYY... AYYYY... SNIFFF...
BUAAAA...
-Ya te lo había dicho en otra
oportunidad... PLASS PLASS ... De qué modo te lo tengo que enseñar, eh? Con
nalgadas?! PLASS PLASS PLASS PLASS...
-NOOOOOO... PAPÁAAAAAYYYY... AHHHH...
- ...con cintarazos? PLASS PLASS
PLASS PLASS... Las armas de papá no se tocan, menos si están cargadas... PLASS
PLASS PLASS PLASS ...
-AUUUUUU... YAAAA... YA
ENTENDIIIIII... YAAA ENTENDIIIIIIIIII... BUAAAAAAA...
-...Menos si estás solo. PLAS PLASS
PLASS PLASS... Mucho menos se apuntan en la cabeza... PLASS PLASS PLASSS PLASS
PLASS PLASS PLASSS PLASSS- A éstas alturas, Eduardo había perdido el control
sobre su fuerza. Estaba castigando duramente a su bebito, pero esa imagen de su
adorado niño con el revolver apuntando su cabeza había hecho que su claridad y
juicio se fueran de paseo junto con la prudencia de Benicio.
-PAAAAPPIIIII.. PAPIIIIITOOOOO...
AUUUUUU... PAPÁAAA... PAPIIITOOO.... ME DUELEEE... DUELEEE... DUEEE...
DUELEEEE...POR FAVORRR... NO MÁASSS... NO MÁASSS... BUAAAAAA... BUUUAAAA...
-PAPÁAAA!!! PAPÁ, PARA YA, POR
FAVOR!! BENICIO YA ENTENDIÓ! PAPITO, NO LE PEGUES MÁS! POR FAVOR, ABRE LA
PUERTA! - Plop plop plop...- Leandro estaba del otro lado de la puerta,
esperando angustiado porque su papá ya detuviera el castigo. De alguna forma,
Benicio siempre se las ingeniaba para ganarse castigos memorables y largos, y
como él casi siempre fue el "hijo modelo" y casi nunca se llevaba
palizas, pensaba que su papá estaba matando a su hermanito.
-No vuelvas a tomar mi arma, hijo..
ni ninguna otra... a menos que estén supervisándote. Las armas son
peligrosas... Uno nunca puede confiarse demasiado. Y si algo te pasa a ti...
Ay, hijo. Por qué tú aprendes las cosas por las malas, mm? Por qué te buscas
estas palizas?! -Le decía, subiéndole sólo el calzoncillo y dándolo vuelta en
su regazo. Benicio parecía un muñequito frágil en sus brazos y Eduardo dedicó
un buen rato a reconfortarlo con mimos y palabras dulces. Adoraba a su mocoso y
odiaba más que a nada tener que hacerlo llorar con castigos.
-Buaaaaaaaaa... auuuauauuuuu...
Pe..snif snif.. perd-doonn... buaaaaa... ayyyyy.. snif snif... dueleeeee....
snif snif.. mgggg... buaaaaaaa...- Sollozaba a moco tendido en los brazos de su
papito.
Al poco rato, la puerta del estudio
se abrió dando paso a un apenado Leandro, que venía con un vasito de agua dulce
para darle a su hermano.
-Shhhh... ya está, hermanito...
shhhh... ya está! Ya pasó, bebé.. shhhh...-Le decía con dulzura. A Eduardo se
le caían las babas del orgullo que lo invadía. Sus hijos eran dos joyas de un
precio imposible de fijar... Valiosos más que su vida... Eran su felicidad....
No supo cómo terminó con sus dos hijos encima suyo, dormidos y abrazados.
Pasó un brazo para acurrucar más a
Leandro, mientras Benicio lo seguía mojando con sus lágrimas. Edú estaba súper
incómodo, pero él no se quejaría. Tenía en sus brazos todo lo que necesitaba.
No pues ni como defenderlo .. muy mal eso de agarrar armas!!!
ResponderBorrarPero me encanta esa relación de hermanos!!
Si, ni como defenderlo
ResponderBorrarcreo que papá se quedo corto con su conferencia.
Aunque pobre Benicio, que diablos le paso para hacer una cosa tan tonta como esa?, aunque sospecho al respuesta
es la adolescencia nada mas, jejej
Marambra