sábado, 2 de mayo de 2015

Ponte en mis zapatos: 2 De 3



Ponte en mis zapatos: 2 De 3

Los días siguientes fueron muy calmados, Héctor sabía que sus padres estarían más encima de él con lo de incordiar a Jorge y Jorge no tenía muchas ganas de hablar con nadie. El buen rollo tras la charla con su padre se había esfumado tras ver el trasero de Héctor, en el subconsciente de Jorge se había implantado un recelo. ¿Su padre podría zurrarle a él también? Jorge intentaba enterrar en lo más profundo esa idea que le perturbaba y cada vez que recordaba la conversación con Héctor intentaba alejar esos pensamientos y centrarse en cualquier otra cosa.
Pasado un par de semanas las cosas volvieron a su habitual rutina y Jorge, Héctor y Fidel empezaron a buscarse las cosquillas, como si nada hubiera pasado. Jorge había decidido pasar de los chicos, como decía su abuela “no hay mayor desprecio que no hacer aprecio”, además ver las caras de Fidel y de Héctor cuando él no se cabreaba le hacía sentir tan superior que no tenía precio.
Aquel miércoles Jorge estaba en el recreo jugando a futbol con un grupito de compañeros que parecían haber hecho buenas migas con “el chico nuevo” cuando escuchó el inconfundible barullo de una pelea. Pronto todos los chicos hicieron corro alrededor de los dos chicos que se estaban peleando. Por supuesto Jorge, también fue, pero la sorpresa para él fue más grande al ver que era Héctor peleando ocn uno de los chicos de secundaria. Bueno, más bien era un chico de secundaria dándole una paliza a Héctor. Jorge ni se lo pensó apartó a un par de compañeros y agarró al otro chico del brazo justo cuando estaba apunto de darle otro puñetazo y aprovechando el factor sorpresa le arreó un rodillazo en las mismísimas pelotas. El chico se dobló en el acto y vació todo el contenido de su estomago allí mismo.
Los chicos fueron informados que sus respectivos padres habían sido informados del altercado y que habían sido citados para una reunión con los tutores correspondientes después de clase. Jorge ya se había llevado una pequeña amonestación por parte de su profesor, pero su profesor había sido muy comprensivo, ya que el chico al cual había atacado era mayor que ellos y estaba golpeando a su hermanastro. Aún así le recordó que esa no era una conducta que el colegio tolerase y que debió de acudir a un profesor en vez de tomarse la justicia por su mano. Jorge se quedó el resto de la mañana en la enfermería, donde le tuvieron que poner puntos en la ceja. Y al matón lo llevaron al dispensario del barrio por que el golpe había sido muy feo y sangraba. No fue hasta después del receso de la comida que todos regresaron a sus clases. Pero para esa hora Jorge ya era el nuevo héroe de la escuela. Héctor no podía creérselo, no llevaba ni unos meses allí y ya era el maldito amo, de todo, ya no solo en su casa sino también en la escuela. El coraje y los celos  lo estaban consumiendo, así que cuando Jorge se le acercó en un receso  para preguntarle cómo se encontraba, la única respuesta que obtuvo Jorge de Héctor  fue un puñetazo en todos los morros. Jorge se quedó petrificado, el asombro era mayor que el dolor, no se llevaba bien con Héctor, pero ¿Un puñetazo? ¿Y porqué? Él solo le había ayudado, porque aquel abusón lo estaba masacrando, y en vez de agradecérselo le había arreado un puñetazo. El profesor de los chicos reaccionó antes que Jorge, sacando de la oreja  a Héctor de la clase. Los compañeros de clase de Jorge interpretaron aquel inmovilismo como un signo de fortaleza y de agallas, ahora Jorge aparte de un héroe y el chico guay de la capital, era también  indestructible.
Cuando el profesor entró en la sala de profesores con Héctor por  la oreja los padres de Héctor justo llegaban. Tatiana muerta de preocupación por su hijito, ya que le habían dicho que otro chico le había golpeado y que se había quedado en la enfermería para curar las heridas. Santiago, también estaba preocupado por Héctor aunque no lo expresara de una forma tan patente como su esposa. Pero al ver la escena, la preocupación se transformó en confusión ¿no era Héctor él que había sufrido la agresión? ¿Entonces porque era reprendido de esa manera por su profesor?
-                     Buenas tardes (Santiago dio un paso enfrente para hablar con el profesor de los niños) ¿Qué es lo que pasa aquí? (dijo Santiago un poco beligerante, pensando que su pobre hijo estaba siendo tratado injustamente ¿no era él la victima?)
-                     Buenas tardes señores Campo, mejor lo hablamos en mi despacho (y el profesor soltó la oreja de Héctor) ¿puedo confiar en que te comportes como una personita y no como una animalillo salvaje como antes? (Héctor bajó la cabeza con lágrimas en los ojos y asintió) Muy bien, pasemos a mi despacho, hay mucho de que hablar (y los 4 entraron en el despacho del profesor). Tomen asiento (indico un par de sillas que habían justo delante de su escritorio mientras él se sentaba en su silla). Les había convocado porque su hijo hoy ha sido agredido por otro alumno durante la hora del recreo. Decirles que el otro alumno ha sido amonestado y expulsado 15 días de la escuela.
-                     Mi pobre bebé (dijo Tatiana acariciando la carita de su hijo y besándolo, Héctor se puso rojo como un tomate pero no dijo nada, sabía que a su madre no le iba a gustar la segunda parte de la historia).
-                     ¿Y des de cuando se les trata así, agarrándole por la oreja, a una victima de agresión? ¿Es que nos hemos vueltos locos, o qué pasa? (dijo Santiago un poco alterado y subiendo la voz quizás más de lo que hubiera querido)
-                     No, señor. Justo hace unos minutos, Héctor le asestado un puñetazo en toda la cara a su otro hijo, Jorge. Sin venir a cuento, sin previa provocación, el muchacho solo se interesó por su estado, algo normal tras lo sucedido (añadió el profesor) y el jovencito de aquí (mirando con reproche a Héctor) se a tirado hacía él como una fiera enloquecida. Afortunadamente, estaba justo detrás de él y he podido detenerlo antes que las cosas fueran a más. Su hijo Jorge a demostrado hoy que es muy capaz con los puños.
-                     ¿El otro alumno? ¿El expulsado? ¿Es Jorge? (preguntó Tatiana aluninado)
-                     No, era un alumno un par de años mayor que Héctor. Jorge salió en defensa de Héctor y le dio un rodillazo en sus partes al chico. Un rodillazo muy feo, ha tenido que ir al centro de salud a que lo curasen. Aunque entiendo la motivación de Jorge, la escuela tienen una política sobre las peleas y me temo que su hijo será amonestado, esta vez solo será castigado con una hora más tras las clases durante el mismo tiempo que dure la expulsión del otro chico, 15 días, pero deberían hablar con su hijo, y hacerle entender que esto es una escuela no la selva, y aquí solventamos nuestros problemas de forma civilizada, debió acudir a un profesor en busca de ayuda.
-                     No entiendo nada (dijo Tatiana) ¿Me está diciendo que un canalla pegó a mi pequeño y que Jorge salió en su defensa y después mi hijo le pegó a él? No tiene sentido (dijo mirando sin entender a su hijo. Héctor de repente no tenía palabras, solo quería que la tierra se abriera a sus píes y se lo tragase)
-                     Bueno sentido o no, eso es lo que ha pasado, iba a preguntarle a Héctor  que lo había impulsado a atacar a Jorge, justo cuando han llegado. Todo ha pasado muy rápido (esto  último lo dijo negando con la cabeza, menudo día de peleas llevaba hoy). ¿Héctor? ¿Por qué le diste ese puñetazo a Jorge? Él solo te preguntaba cómo te encontrabas, no hubo provocación alguna (Héctor  bajó la cabeza y se mantuvo en silencio)
-                     Héctor, tu profesor acaba de hacerte una pregunta (dijo su madre un poco irritada), haz el favor de responder (le exigió, pero Jorge solo se encogió de hombros) ¿cómo que no lo sabes? ¿Acaso esa cabecita de ahí no controla los movimientos que hace el resto de tu cuerpo? Héctor ¿Porqué atacaste a tu hermano?
-                     ESE NO ES MI HERMANO (le gritó rojo de furia a su madre. Los tres adultos se quedaron algo violentados por la explosión de Héctor).
-                     Creo que esto es más un asunto familiar, que escolar, mejor lo dejo en sus manos (Santiago asintió levemente con la cabeza y se puso de píe). Voy a buscar a Jorge, para que se lo lleven también y ya hablan en casa tranquilamente.
-                     Sí, por favor (dijo Santiago lentamente sin apartar la mirada de Héctor, que ahora ya no estaba rojo de rabia, sino blanco de miedo, porque se había dado cuenta que ni a su madre ni a su padre les había hecho ni pizca de gracia su reacción).
Tatiana se llevó a Héctor directamente a la clínica, para que le echaran un mejor ojo a las heridas que aquel abusón le había hecho. No era la primera vez que Héctor llegaba con algún hematoma o herida de la escuela, pero si que esta vez, se había llevado una buena. Parecía  un niño de esos que aparecen en los anuncios de “denúncialo”.
Santiago y Jorge fueron directamente a casa, Santiago agradeció que aquella tarde Fidel tuviera natación, porque necesitaba hablar con Héctor y Jorge seriamente e iba a necesitar toda su atención, porque el asunto era serio.
Jorge no estaba muy seguro si estaba en líos, o no. Antes de ver la cara de su padre estaba seguro que había actuado correctamente y que Héctor era un puto psicópata, por haberlo golpeado así, sin más, ¡Y en medio de la clase! ¡Joder! Si el profe estaba justo a escasos centímetros de él. Pero la cara de su padre era de “dolor de muelas” y no le había dirigido la palabra en todo el trayecto de la escuela a casa.
Al llegar a casa, Jorge como siempre se fue a su habitación, pero Santiago en vez de quedarse en el salón, le acompañó a su cuarto y se sentó en la silla del escritorio. Santiago estaba ordenando las ideas, necesitaba hablar con el chico, y no quería decir algo que empeorara su relación ya de por si muy demacrada. Pero todo ese silencio estaba reconcomiendo a Jorge, y pasado unos minutos, de incómodo silencio, ya no pudo más.
-                     ¿estás enfadado conmigo? (Jorge a diferencia de Fidel y de Héctor intentaba evitar la palabra “papá” como si fuera la peste).
-                     Bueno, enfadado no sería la palabra. Pero tampoco estoy muy contento contigo, hijo. Vais a la escuela a aprender no a pele aros.
-                     Yo no me he peleado (protestó indignado) Aquel capullos le estaba dando una soberana paliza a Héctor, sino lo paro le rebienta  la cara o algo peor. Lo estaba haciendo picadillo...
-                     Debiste llamar a un profesor.
-                     Claro eso hubiera sido lo correcto (dijo con sarcasmo) ver como lo están matando y darme la vuelta e ir a buscar ayuda. y mientras que  aquella mole siguiera golpeándose de lo lindo.
-                     ¿Podrías haber intentado razonar con él?
-                     ¿Pero tú lo has visto? Es mayor que nosotros, sino lo hubiera pillado por sorpresa me hubiera hecho lo mismo que a Héctor (Jorge exclamó alucinado).
-                     Entiendo que lo hiciste por defender a tu hermano  (dijo sin pensar en las palabras que usaba).
-                     ESOS NO SON MIS HERMANOS  (gritó Jorge al igual que lo había hecho Héctor antes en el despacho de su profesor).
-                     Esos tienen nombre (dijo muy enfadado Santiago. Jorge vio por primera vez en su vida la cara de enfadado de verdad de su padre y casi se mea encima). Y quizás no seáis hermanos de sangre, pero Os guste o no, somos una familia.
-                     Ya me di cuenta de que ellos ahora son tu familia, ellos sí, ellos suficientemente Buenos para tí, pero yo no lo fui ¿no? (dijo con resentimiento). Pues entérate me castigaron por salvarme el culo a uno de tu maravillosa familia. Pero tú tranquilo que no volverá a pasar (dijo con rabía y lágrimas en los ojos). Por mi os pueden dar mucho por culo a tí y a ese atajo de sanguijuelas (dijo y se levantó de la cama y agarró el pomo de la puerta para salir de allí. No quería darle la satisfacció de que lo viera llorar).

Lo que sucedió a continuació fue muy rápido, tanto que podría escapar al ojo humano. Santiago se puso en píe, dio una larga zancada, agarró por el brazo a Jorge, lo volteó y empezó a darles palmadas allí  donde la espalda pierde su buen nombre. Jorge no tuvo tiempo para reaccionar,  como he dicho todo fue muy rápido, no se dio ni cuenta que ya estaba aullando de puro dolor. Santiago tampoco pensó mucho simplemente actuó, llevado por el instinto, como lo hubiera hecho con Fidel o con Héctor. Olvidando todos los sentimientos de culpabilidad por completo. Ningún hijo debería de hablar así a un padre, aunque se lo mereciera, como Santiago pensaba que se lo merecía.
- Plass plass plass plass plasss plass plass plas A mi me hablas con respeto, mocoso.  ¡Te guste o no, soy TU PADRE!  No seré el mejor padre del mundo, pero me estoy esforzando. Plass  plass plass plass está es mI casa Y no consiento esa falta de respeto en mi propia casa A nadie y mucho menos A mi propio hijo plass plass plass plass plass Ve a esa esquina y cuando te hayas calmado lo suficiente para hablar de forma civilizada me avisas (dijo Santiago soltándolo y dirigiéndolo a la única esquina libre De la habitación).

Jorge estaba sollozando en la esquina a la vez  que se sobaba el malogrado trasero,
Mientras Santiago intentaba tomarse su tiempo para asimilar lo que acababa de pasar.
Nunca antes había castigado a Jorge y mucho menos zurrarle. Claro que nunca antes había ejercido realmente de padre de Jorge, la cosa con Héctor y con Fidel había sido distinta des del principio ejercicio de padres de los dos niños, su padre se había largado cuando Fidel aún ni gateaba y él eran el único padre que habían conocido. Pero Jorge era distintito, no es como si nunca hubiera tenido padre, su abuelo había hecho de padre, y aunque le diera coraje, Santiago debía admitir que el padre de Anabel lo había hecho muy bien. Santiago sabía también que Jorge jamás había recibido nalgadas antes, conocía a sus suegros y sabía que eran incapaces de hacerle el más mínimo daño al niño. Y aún así, se podría decir que Fidel y Héctor, eran más malcriados que Jorge. Jorge tenía un lenguaje atroz y una actitud algo pasota pero hasta aquel día siempre había huido de los problemas y siempre era el más colaborador con las tareas de la casa de los tres, incluso más que el propio Santiago. Y el hecho que hubiera dejado sus discrepancias con Héctor y hubiera salido en su defensa demostraba que Jorge era un chico con un sentido de la justicia y del bien muy fuertes. Un gran corazón como decía su abuela en un gran cuerpo. El chico era grandote para su edad, al igual que Santiago lo era a su edad. Pero Santiago a su edad  no era de naturaleza tan tranquila como lo era  Jorge. Santiago hubiera saltado a la primera burla o molestia y en cambio Jorge tardó 4 meses en saltar con Héctor y eso que el chico podía ser un auténtico tocapelotas cuando se lo proponía.
-         ¿Jorge? (dijo Santiago después de ver que ya llevaba un buen rato sin sollozar) ¿Te ves capaz de mantener una conversación civilizada? (Jorge se giró con los ojos rojos y asintió. Santiago le indicó con el dedo que se acercara, Jorge se acercó hasta una distancia prudencial). Lo primero de todo es que quiero que entiendas que no voy a tolerar que hables como lo has hecho antes, no importa lo enfadado que estés, ni Tatiana, ni Fidel, ni Héctor, ni nadie merecen esas palabras (Jorge endureció la mirada, estaba claro que no estaba de acuerdo con su padre). Hijo, sé que todo esto está siendo muy difícil para ti, pero Tatiana te quiere mucho y sé con el tiempo vosotros tres aprenderéis a quereros también (refiriéndose a Fidel, Héctor y Jorge). Somos una familia y quiero que lo veas así (Jorge seguía con esa cara de no gustarle nada lo que oía pero no decía nada) ¿Jorge? (Santiago esperaba que el niño dijera algo).
-         Me has pegado (dijo acusándolo, pero también para desviar el tema de conversación)
-         Sí, lo he hecho (dijo con voz segura y alzando una ceja). Jorge ahora estoy al cargo de tu educación, y esto es lo que te encontrarás cuando crea que te estás pasando de la raya. No soy un padre muy estricto, Tatiana es mucho más rígida que yo, pero estate seguro que cuando te castigue lo haré por que te lo has ganado a pulso, como lo has hecho antes.
-         Los abuelos nunca me pegaron (protestó un poco aniñado).
-         Lo sospechaba, pero yo no soy los abuelos, y yo si te portas mal te castigaré (Jorge abrió mucho los ojos).  Así que sino quieres que te castigue, tú no te portes mal. Eres muy buen chico, lo sé, así que no deberías de  preocuparte por eso (dijo con una sonrisa pero Jorge no lo encontraba gracioso para nada).
-         ¿Me vas a pegar por haberle dado una patada en los huevos aquel chico?
-         No. No puedo premiarlo, pero tampoco te voy a  castigar por ello. Como intentaba decir antes que te diera esa rabieta, hijo, no debes acudir primero de todo a la violencia, si hay posibilidad de solucionar las cosas pacíficamente, lo haremos así ¿vale? Antes de lanzarte a una pelea quiero que primero agotes todas las posibilidades pacificas. Y aunque posiblemente tengas razón y con un chico mayor, solo el factor sorpresa hubiera servido, también sé que no te paraste a pensar si había otra forma de ayudar a Héctor, sin tener que recurrir a la fuerza (Jorge puso una mueca de disgusto porque su padre llevaba razón en eso último, ni pensó, solo lo hizo).
-         ¿Vas a castigar a Héctor?
-         Si (dijo dejando escapar un suspiro, realmente no deseaba tener que zurrar a Héctor, pero al igual que no iba a consentir que Jorge le faltara al respeto a ningún miembro de esa familia, no podía dejar que Héctor golpeara a Jorge y se fuera de rositas). Pero eso no es lo que debe preocuparte, hijo. Céntrate en mejorar tu actitud con esta familia y en usar un vocabulario que no sea tan barriobajero ¿eh? (Jorge volvió a poner una mueca de disgusto aunque su padre le estuviera hablando de una forma muy calmada y agradable, lo que le estaba diciendo no era para nada de su agrado). Mira, hijo, ya te darás cuenta que tu padre no es uno de esos padres que están todo el rato encima de sus hijos vigilando que no hagan nada malo. Sois críos, entiendo que las reglas no os gusten mucho, y soy muy comprensivo. Pero hijo, ahora soy yo él único responsable de ti, y habrá veces que no te caiga bien y veces en que yo esté enfadado contigo, pero eso no significa que no te quiera, te quiero muchísimo, hijo. Aunque hasta ahora no haya sabido demostrártelo.  Y aunque me pena que hayas perdido a tu abuela y que estés separado del abuelo, doy gracias de tener esta segunda oportunidad y te prometo que esta vez no te defraudaré.
-         Las cosas serían mejor si fuéramos tú y yo solos (dijo flojito pero sabiendo que su padre lo podía oír)
-         Hijo, si les das una oportunidad a Tatiana y a los chicos te darás cuenta que no es así. Tatiana ya te quiere como a un hijo, y aunque tu no lo creas los chicos están deseando que seas uno más, ya sabes vosotros tres contra nosotros dos jajaja (dijo en tono camaradería y Jorge forzó una sonrisa, pero no estaba convencido para nada).


3 comentarios:

  1. ohhh genial ya quiero leer el próximo cap Little

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  2. Hola Little!

    Sabes?! No sé qué me sucede con tus personajes! Quiero defenderlos y justificarlos hasta el infinito!!!! jejejeje... No quiero que castiguen a Jorge! Me gusta mucho su personalidad! Y me encanta tu forma de escribir... por fis, sigue pronto!!!

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