Capitulo dos
La noche de Rafael no fue tan tranquila como la del resto de la familia,
pues a él lo torturaba el hecho de que su padre siempre supo que era su padre y
jamás se lo dijo; por lo que había sólo una respuesta para esa intriga: su papá
no lo quería!!
Despertó y salió con cuidado de la cama, y corrió en medio de la noche
sin un rumbo, sólo dejando una nota, diciendo: "toda una vida de mentiras!
No seré parte de esto"
Pasada unas horas de su escape, Ricardo entró a la
habitación con la intención de despertar a sus dos amores para el primer gran desayuno en familia. Con Helena habían
acordado dejarlos descansar una hora más, pero cuando Ricardo se encontró con
que en la habitación de Martín sólo estaba Martín, salió a buscar a su otro
hijo al cuarto de huéspedes que le habían asignado el día anterior. Pero antes
de que llegara a la puerta, Martín salió de su habitación con lágrimas en los
ojos y un papel en la mano
-Papá! Rafael se fue!-
Ricardo voló hasta donde estaba su niño y tomó la nota.
Luego de una lectura rápida, sintió que se le rompía el corazón.
-Qué sucede, Ricardo?! Dónde está Rafa?!- Preguntó
Helena, que había subido, al notar la tardanza de los 3 hombres.
-Mamá!... Mamá!! Mi hermano se fue, mamá! Hay que
encontrarlo- Dijo con preocupación. La noche anterior había llovido con truenos
y relámpagos y toda la zona se ponía demasiado peligrosa, más si no la
conocías y ese era el caso de Rafael. Así que los padres salieron a toda prisa
de la casa, sin muchas pistas de dónde empezar a buscar. -Yo también voy!!-
Dijo Martín, poniéndose una camperita y calzados.
-Con cuidado, Martín! Ve con mamá que no conoce mucho el área- Dijo
Ricardo, mientras corría en busca de su hijo.
Martín y su mamá tomaron el otro camino y empezaron con
la angustiante búsqueda...
A Ricardo fue el corazón quien lo guió, y corrió -sin
saber cómo ni por qué- a los arrecifes, para encontrar a su hijo dormido a
punto de caer al mar.
Con cuidado, trató de levantarlo en brazos, pero el niño se despertó por
los movimientos y no lo dejó continuar. Se puso frenético y empezó a gritar.
-Suéltame, suéltame no te quiero cerca- Decía, intentando esquivar sus
brazos.
-Basta, hijo!- Ricardo puso toda su autoridad en aquellas palabras. Pero
eso enojó más al muchachito.
-No soy tu hijo!! 5 años tuviste para decirme y no me lo dijiste!!! Se lo dijiste a tu hijo,
no a mi... porque yo no te importo, porque tú no me quieres... pues yo tampoco
te quiero... ni a mamá por mentirosa!!!
-No, mi amor! Eso no es cierto... yo te quiero mucho. Eres mi hijito y
no voy a dejarte nunca más!- El pobre hombre intentó mantenerse calmado, sin
mostrar lo mucho que le habían herido esas palabras.
-Pues yo no te quiero!!! Nunca tuve un papá… y nunca necesité uno – Dijo,
poniéndose brusco y casi logra caerse al mar.
Eso fue todo lo que Ricardo pudo tolerar. Si bien
entendía que todo el sufrimiento de Rafael era por su culpa, su paciencia llegó
a un fin cuando el chico casi cae al agua, y dejó de lado remordimientos para
hacer lo que su instinto le dictaba hacer.
-Que me sueltes!!- Luchaba Rafael
-Rafael!! Basta he dicho, si no quieres que aquí mismo
te dé una zurra!
-Tú no puedes pegarme!!- Le escupió a la cara
Ricardo, contra todos los gritos de su corazón que
pedían más paciencia en favor del chico, se sentó en una de las rocas y volcó a
su hijo sobre sus piernas.
-No, papito! No!!!- Rafael sabía bien lo que
significaba estar en esa posición y lo que venía y por nada en el mundo quería
que pasara. No era justo!
-Lo lamento, hijito! Pero esto te lo has ganado tú solito- Dijo Ricardo,
bajándole el pantalón y dejándolo más abajo de los glúteos
-NOooo!! Papá!! En casaaaa!!!- Gritó con desesperación.
-PLASS!! PLASS!! PLASS!!-
-Arriba, cariño! En casa te daré lo que falta del
castigo.- Dijo con la voz seria, ayudándolo a levantarse.
Rafael, en cuanto estuvo de pie, salió corriendo sin
ningún cuidado y no se detuvo hasta que llegó a la seguridad de su habitación,
done se encerró con llave.
-Qué pasó, papá?! Encontraste a Rafa?!- Preguntó
Martincito, al encontrar a su padre, llegando a la casa.
-Sí! Está en su pieza... Martin, voy castigar a tu
hermano. Por qué no van a desayunar fuera?! Nosotros los alcanzaremos
pronto.
Martín abrió grande sus ojos. -No, papá!! No quiero...
no quiero que le pegues!- Respondió muy decidido.
Al salir de la casa en busca de su hermano, se había
dado cuenta de algo que le causó mucha ilusión: él era mayor que Rafael, y por
lo tanto Rafa era su hermanito. Así que era su deber como mayor protegerlo.
-Ni yo quiero hacer eso, cariño... pero lo que hizo tu
hermanito, al igual que lo que hizo ayer otro jovencito, no puedo dejarlo
pasar... así que ve con Helena a la cafetería de la esquina y nosotros vamos a
su encuentro, más tarde.
-Pero... peroo...- Y- Ricardo ayudó a la indecisión de
su mocoso con una palmadita.
-Haz caso, bebé! Te prometo que no asesino a tu
hermano! Anda ahora!
-Vamos- Dijo Helena tomándolo de la mano; a ella lo que
estaba por pasar le dolía demasiado, pero sabía que era algo que su hijo
necesitaba.
Ricardo exhaló sentidamente. No quería hacerlo. Ojalá y
no tuviera que hacerlo, pero la vida de su hijo era muy valiosa como para que
su bebé no la cuidara.
Mientras tanto, Rafa se había acuartelado en su pieza y
había llenado una pistola de agua para mojar a su "padre" si se
atrevía a entrar.
-Hijo... hijo!!... TOC… TOC… TOC… Abre la puerta en
éste instante, jovencito!!!- TOC… TOC… TOC…- Insistía con los golpes a su
puerta
-Que no soy tu hijo!!- Le gritó, acomodando el gatillo
listo para lanzar.
-Que sí lo eres!! Si dudas de mí, te muestro los resultados
del ADN! Pero eres MI HIJO!!!
-De hace cinco años!!! Métetelos por el culo- Le gritó
con tanta bronca. Su madre le había contado lo mismo que su papá a Martín.
Ricardo se pasó la mano por la cara. Claro que entendía
que su hijo estuviera enojado y que quisiera desquitarse, pero él tampoco era
un trapo sucio al que podía pisotear.
-Tienes exactamente 5 minutos para abrir esa puerta,
muchachito! Sino, en cuanto regrese con las llaves, no te va a gustar lo que
pasará!
-A ver si te atreves a entrar! Si todo este tiempo no
has sido más que un cobarde- Lo desafió, listo para mojarlo de pies a cabeza.
Justo cinco minutos después, Ricardo llegó con las
llaves.- De acuerdo, hijo. Tú te lo has buscado!- Dijo poniendo la llave en la
cerradura y girándola hacia uno de los lados.
En cuanto la puerta se abrió, un chorro de alta
potencia lo dejó estilando, junto con todo lo que estaba en su camino. En cuanto
descargó la ametralladora de agua, corrió a encerrarse al baño para cargarla de
nuevo.
Ricardo ahora estaba que echaba humo por las orejas.
Emprendió la marcha hasta el baño, dispuesto a tumbar la puerta de ser
necesario.
Pero como Rafa no había alcanzado a llenar la pistola
tomó la ducha teléfono y abrió la llave para desquitarse con su padre, mojándolo
de pies a cabeza.
-Grrrr... jovencito! Ahora verás!- Dijo Ricardo, todo
empapado, escupiendo el agua que le chorreaba de la cabeza. Miró hacia la
bañera y tomó el cepillo de ducha y la manito de su hijo.
-Suéltame... que me sueltes!!... Que no tienes derecho…
no eres nadie... nadie! Me oyes? Nadie!!!- Gritaba como un loco el chiquillo,
intentando morder a su padre, para que lo dejara en paz
-MAMÁAAAAAAAaaa-
-No está tu madre... estoy yo! Tu padre!
-Suéltame- Gritó, tirándose al suelo para poder
soltarse. Pero no tenía oportunidad. Ricardo era mucho más alto y pesado que
él, así que, como si fuese muñequito de trapo, lo levantó del piso y lo acomodó
sobre sus rodillas por segunda vez en esa mañana.
-Noooooooooo!!!- Pataleaba. Pero su papá lo tenía bien
firme, sosteniéndolo por la cintura con su brazo izquierdo mientras que con el
derecho le bajaba la ropa.
-No, papá!!- Dijo asustado.
-Créeme que lo siento, hijito de mi corazón, pero esto
es lo que pasará de ahora en adelante si no obedeces a papá o a mamá, y más si
te pones en peligro.
-No es justo!! A Martín no le pegas!-
-No! A Martín no le pegaba- Recalcó.
-No es justo-
-Pero de ahora en adelante también lo castigaré así si
es que no obedece o hace algo que esté mal y lo ponga en peligro.
-Pero no quiero que me pegues- Gimoteó Rafita,
sintiendo todo su enojo esfumarse de repente.
-Créeme que yo tampoco quiero hacerlo…- Dijo
desnudándole el trasero.
-No papi!! No- Volvió a luchar -si me pegas, no te querré
nunca…
- Pero yo sí te quiero y nunca dejaré de hacerlo! Te
querré siempre, mi niño!- Le murmuró, dejando caer su mano pesadamente contra
las nalguitas de su nene.
-Auuugh-
ZAS!! ZAS!! ZAS!! ZAS!! ZAS!! ZAS!! ZAS!! ZAS!! ZAS!!
ZAS!! –
-Auuu… duele!! Eres malo…- Gimoteó Rafael, tratando de
no llorar.
Ricardo se mantuvo callado. No quería decir ni una sola palabra, porque
si lo hacia su hijo se hubiera dado cuenta que estaba llorando, igual que él.
ZAS!! ZAS!! ZAS!! ZAS!! ZAS!!- Cinco palmadas en la nalguita izquierda,
que ya estaba teñida de rosa, y Rafael estalló en llanto.
-BUaaaaaaa… malo!!! No te quiero! No te voy a querer
nunca porque tú no me quieres!!
ZAS!! ZAS!! ZAS!! ZAS!! ZAS!! –Estos azotes cayeron en
la nalga derecha.
-Ayyyyyyy…. Yaaaaa!!! –Se quejó con desespero. La mano
de su papá era más grande y pesada que la de su mamá y estaba haciendo estragos
en su trasero.
-Te amo más que a mi vida, y no te quiero que nada malo
te suceda jamás, mi niño lindo. Eres muy importante para mí- Afirmó Ricardo cuando
recuperó su voz- y te lo voy a demostrar ahora- Con eso, tomó el cepillo y lo
dejó caer en la colita de su chiquito.
-NOoooooooo!!! Papito no!!! Me duele, papito!!!
Ricardo elevó su rodilla para que la parte baja del
trasero quedara más expuesta y dedicó los últimos chirlos con el cepillo en esa
zona.
CRACK!!... CRACK!!... CRACK!!...
CRACK!!...
Cayó impiadoso el
instrumento, dejando manchas rojas en la pielcita.
-Buaaaaaaaa… voy a ser bueno, voy a ser bueno!!-
CRACK!!...
CRACK!!... CRACK!!... CRACK!!...
-Buaaaaaaaaaaaa…
Ricardo no
pudo seguir más con el castigo, al sentir los sollozos desgarradores de su niño
y ver el color intenso de sus nalguitas.
-Shhhh… Ya, mi amor!- Dijo, llevando su mano a dar suave masajes en la espalda y
los hombros de su bebé- Sé que serás bueno… Eres mi sol…
mi rey!! Te amo tanto, mi chiquito! Promete que nunca volverás a arriesgarte
así, mi bebé.- Y con todo el cuidado del mundo, Ricardo dio vuelta a su niño,
para dejarlo acomodado en su regazo, resguardado entre sus brazos.
-Nunca más, papito!! Nunca más!!- Respondió el
muchacho, un tanto ahogado por el llanto.
-Calma, mi principito! Papá te ama, mi cielo! Perdóname
por ser tan cobarde, por no habértelo dicho antes.- Y empezó a llenarlo de besos.
-Pero es que estoy tan enojado... papito, duele tanto-
Dijo abrazándose a su padre.
-Oh, mi bebé! Lo siento, hijo mío! Todo esto es culpa
mía!! Fui un tonto, un idiota al no decirlo antes! Podrás perdonar a papá
alguna vez?
-Sí... pero no ahora- Le dijo, escondiendo su carita en
el cuello de su padre.
-Está bien, mi amor! Yo trabajaré duro para ganarme tu
perdón! Y empezaré llenándote de besos…-Y le dio un montón de besos por toda la carita.
-Sí, me tienes que dar besos todos los días y prometer
que no me pegarás nunca más-
-Uhhhhhmmm...- Lo pensó papá- lo de los besos me parece
más que justo, pero lo siento por tu colita porque no hay trato!!- Añadió con
una sonrisa, que se hizo más grande cuando su niño le hizo un pucherito.
-Pero papi… si tú no crees en eso, sólo mamá lo hace-
-Pero creo que mamá necesitará una mano ahora que
ustedes dos vivan en la misma casa…
-Vamos a vivir todos juntos, papá?!- Preguntó muy
asombrado.
-Claro que sí, mi amor! No puedo estar ni un día más
lejos de ti ni de tu mamá! Los amo con todo el corazón!!
-Martin no se enojará? Él no quiere a mi mamita-
-Él los aceptará, tesoro. Ya verás! Y si dice algo ya
veremos cómo convencerlo! No tengas miedo hijo! Somos una gran familia ahora y
no nos separaremos jamás-
Rafita negó con la cabeza -Es que me castigaste muy
fuerte- Lloriqueó.
Ricardo le dio un beso en la frente, lo levantó de su
regazo y lo hizo acostar en la cama, boca abajo.
Rafael, no hizo ni un intento de cubrirse; el chico descarado
no tenía problemas con su cuerpo o la desnudes, así que se quedó sin vestir de
la cintura para abajo y sacó su computadora para contarle a su novia que había
encontrado a su papá.
Ricardo lo había dejado solo unos momentos, para ir a buscar algo en el
placar de su habitación. Sacó lo que necesitaba de su cajón y fue a lo de su
niño.
-Sami, te presento a mi papi- Dijo el jovencito, girando
el computador a la cara de su papá, que venía con una crema en la mano y puso
cara de atrapado.
-Papi, saluda a mi novia- Lo regañó
-Ho-hola!- Atinó a decir con una sonrisita tonta.
-Ya! Chau, amor... se supone que estoy castigado- Dijo, cortando. -aiiiiii
papá! Qué? Si no me veía el poto- Se quejó por la cara de su padre.
Ricardo le dio una palmadita suave que igual arrancó un
gritito de Rafa y le sonrió
-Auu… que duele... esa crema es para mí?
-Uhmm, crees que te la mereces?- Se hizo el duro.
-Sí... me castigaste muy fuerte... con el cepillo de ducha, papá- Le
reclamó.
Ricardo le dedicó una sonrisa a su hijo y se acercó
hasta él. Le dio un beso en cada nalguita y le puso la crema.
-Además…- Continuó el niño- si lo hubiese visto no es que fuera la primera
vez... - le chinchó un poco a su padre.
Ricardo se quedó mirándolo por unos momentos sin saber
qué decir hasta que él también decidió molestar a su bebé.
-Ah, sí?! Te ha visto esa colita desordenada roja con
un tomatito porque se portó y papito tuvo que darle unos azotitos?!-
-Noooo... pero sí cuándo mamá
me dio azotitos con su mano! -Hizo un puchero
-Cómo fue eso, mi príncipe?!- Preguntó papá, haciéndole mimitos en el
pelo.
-Ehh...papi no me preguntes, si?! Fue muy vergonzoso porque fue delante
de ella.
-Vamos, hijo! Cuéntale a papá!
Rafa suspiró y se lanzó a contar toda la historia de la vez que su
querida y dulce mamita le dio una paliza delante de su novia....-Y entonces me
bajó la ropa, papá... delante de ella y me dio mil azotes.- La acusó.
-Pero, qué hizo mi príncipe para que la reina lo castigara tan vilmente?!
-Le dije que era una bruja desgraciada...-Susurró, apenado.
ZAS!!! -Nunca más- Le advirtió su papito.
-Auuuuuch... papiiii... es que estaba tomado, por eso no me di cuenta de
lo que decía…
-Ahora vamos a desayunar antes que te sigan lloviendo nalgadas- Dijo,
poniéndole la ropa.
Pe-peero… no podré sentarme- Dijo, haciéndose el bebé.
-Pero te lo advierto, jovencito, una gota de alcohol más y no te sientas
en tu vida!!- Le señaló seriamente. –Vamos, papá te toma en brazos para que no
te duela-
Ricardo ayudó a su hijito a levantarse de la cama, y con mucho cuidado
le subió la ropa.
-Auuu- Se quejó el niño cuando la tela del pantalón tocó su piel
delicada. -Listo, bebé... vamos a ver a mamá y a Martín ahora. Tu hermanito
estaba muy preocupado por ti, mi príncipe.
Se fueron caminando lentamente y al llegar, Rafael se echó a los brazos
de su hermano... -El papa me pegó.
Martín lo abrazó fuerte y le dijo: Te lo merecías, hermanito! Me
preocupaste mucho! Pensé que te perdería!
-Oye que me duele- Se quejó- el papi dice que si tu quieres viviremos
todos juntos.
-De verdad, papito?!! Viviremos los cuatro?!- Preguntó con emoción
Martín
-Claro, mi príncipe!! Somos una familia-
-Siiiii!!- Dijeron los muchachos a coro, abrazándose, felices de la
vida.
-Los amo, mis muchachos! Ahora a comer. Mira que hay un principito que
ha gastado todas sus energías en correr como el corre caminos!!- Contó Ricardo,
bastante risueño.
Martín y Helena miraron a Rafael con ojos curiosos. Helena ya sabía por
experiencia propia que su nene hacía de todo con tal de evitar unas palmadas.
-Qué me miran?! No hice nada!!
-Júmmm!! Si no te conociera, mi bebé…- Añadió mamá, dándole un beso en
la mejilla.
-Yo también quiero beso!- Reclamó Martincito.
Helena le llenó de besos la cara a Martín.
-Solo espera a ver la pieza de Rafael- Comentó Ricardo.
-Me imagino que es la viva imagen de un campo de batalla después de una
gran batalla!- Dijo Helena, imaginándose el desastre que sería esa recámara.
-Claro, mamita! Es que le viste las manos a papá?!! Nooo, si son
enormes!
-Sí, lo son!! Y no sé de dónde sacó la idea de que eran para ponerlas
sobre nuestros traseros- Miró Martin acusatoriamente a su nueva madre.
Helenita le guiñó un ojo a su amor. -Somos el equipo perfecto, verdad,
cariño?!-
-Pero sus manos no!!- Dijeron los chicos a coro.
-Si ustedes se portan como los angelitos que parecen, nuestras manos no
representarán peligro para sus traseritos! -Dijo Ricardo, acomodando a sus
niños uno bajo cada brazo.
-Da igual! Tengo hambre y dijiste que serias mi cojín-
-Es cierto, cariño. Ven aquí!- Le dijo estirando la mano.
Rafa se sentó sobre su padre, sin importar las miradas que acarreaba el
hecho que un jovencito de 15 años estuviera sentado sobre su papá.
-Yo también, papaaaaaá!- Gritó Martín, haciendo pucheros
Ricardo sonrió como era el hombre más feliz de la tierra. Hoy tenía a sus
dos hijos sentados en sus piernas. Y pensar que sólo ayer casi no tenía relación
con su hijo mayor y al menor ni le había confesado que era su padre.
Pero ya habría tiempo para consolidar los lazos y hacerlos más fuertes
aún.
Se nota que lo que vendra estara buenisimo asi que actualicen pronto.
ResponderBorrarSaludos Ariane y Lady
Felicito a Rafa eso del ataque con agua estuvo genial! Era su derecho vengarse mira q después de 5 años enterarse! Voy a esperar el cap 3
ResponderBorrarLleno de emociones el capi, la primera parte me asusto Rafael que chico tan rapido y lo de su venganza con la pistola de agua de verdad que estuvo genial jeje que ocurrencias y a que ese par se mete en cada lío, digo, ahora que viviran juntos los problemas se multiplican, muy tierno el final, continuen así chicas.
ResponderBorrarMe encantó el capitulo :3
ResponderBorrarJeje Rafa me dio mucha gracia con el ataque de agua
Me encanta que Rafa haya hablado con su padre y ahora vayan a vivir todos juntos
Quedo genial chicas ya quiero saber en que travesuras se meterán esos hermanos :S
Saludos
Hola, chicas!!!! Muchas gracias por sus notitas!!!! =D Eso de la pistola de agua idea de quién creen que fue?! jejeje....
ResponderBorrarUn besito y muchísimas gracias por tomarse el tiempito para comentar!!! :D
Lady y Ariane, una combinación explosiva, definitivamente que puedo decirles se me helo el alma cuando me lo imagine a punto de caer al mar en tormenta, han sido intensos los cap desde su inauguración y de verdad esta historia me da pena, mucha pena tantos años de mentiras por la inmadurez de los padres
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