PRÓLOGO: Cómo comenzó esta locura
¿Cómo llega un hombre
soltero de 37 años a tener once hijos?
No quiero que penséis que papá es un mujeriego, o un caradura que va por
ahí dejando embarazadas a las mujeres. A decir verdad, mi padre es todo lo
contrario. Creo que no sabe lo que es tener una vida, y salir por ahí con
personas del sexo opuesto. O, si lo sabe, es sólo por las películas.
La cosa se explica muy fácilmente: en realidad no es
mi padre, sino mi hermano mayor. El mujeriego, caradura, sinvergüenza, mal
nacido, mamonazo (y diría más insultos pero a mi padre-hermano no le gustaría)
era mi padre biológico. Quizá deba empezar desde el principio…
De mi padre biológico sólo sé el nombre. Bueno, y que
debía ser bastante guapo, a juzgar por lo que dicen. Se
llama Andrew, y con sólo dieciséis años embarazó a una prostituta, que nueve
meses después dio a luz al que hoy es mi padre. Aidan es el único que creció
junto a nuestro padre, dado que la prostituta no quiso hacerse cargo de él,
pero tampoco quiso abortar. Creo que como Andrew aún era joven, veía lo de ser
padre como un juego, y quiso probarlo. Aidan nunca habla de aquello, pero creo
que no fue muy buen padre. El caso es que, mientras Aidan estuvo junto a él,
Andrew pareció comedirse un poco en sus relaciones. O eso, o tengo más hermanos
y no lo sé. Pero oficialmente el siguiente en nacer fui yo. Cuando Aidan tenía
veinte años, y llevaba ya dos fuera de casa se enteró de pronto de que le había
nacido un hermano. Sé que Andrew no quiso hacerse cargo de mí. Y que mamá murió
al darme a luz. Me gusta pensar que ella no es como la madre de mis hermanos.
Que ella no era una puta, ni una chica fácil, ni una adolescente atraída por el
dinero que a parecer Andrew poseía. Pero lo cierto es que nunca lo sabré. No la
conocí a ella, y a decir verdad a Andrew
tampoco. Al único padre que conocí fue a Aidan.
Cuando pienso en mi hermano mayor, pienso en un padre.
Siempre le he llamado papá. Y siempre he admirado que renunciara a su vida para
cuidar del error de otra persona. Porque siempre he tenido claro que yo fui un
error. Lo tengo interiorizado desde muy pequeño. Hablando mal y pronto, Andrew
follaba con tantas mujeres que el milagro es que no haya tenido más hijos, pese
al preservativo y todas esas mierdas. O, como digo, tal vez tenga más, pero
nosotros no lo sepamos. Todos fuimos errores, pero yo debí de ser el mayor de
todos, porque a mí me abandonó en un orfanato. Aidan removió cielo y tierra
peleando por mí y por mi custodia, y así pasó a ser mi tutor legal. Nunca
acabaré de agradecerle… aunque se cobró parte de su recompensa al elegir mi
nombre. ¿Qué se habría bebido el día que decidió llamarme Theodore? Menos mal
que al menos tengo un buen diminutivo: todos me llaman Ted, incluso los
profesores.
El siguiente en la línea cronológica fue Alejandro. Él
tuvo más suerte, y su nombre lo eligió su madre, que era mejicana y tenía
claramente mejor gusto que Aidan. La historia de Alejandro es un poco diferente
a la de los demás. Creció con su madre los primeros años, hasta que ella debió
de verse sobrepasada, o tal vez consideró que una streapper no era el mejor
modelo materno. Pero no quiso abandonar a su pequeño, y por eso buscó la forma
de ponerse en contacto con Aidan…que se vio así con un “hijo” nuevo. Yo tenía
cinco años cuando Alejandro llegó a casa. Recuerdo que lo primero que pensé es
que iba a tener que compartir mis juguetes. Luego me fijé en lo distintos que
éramos físicamente. Pero en ningún momento me extrañó que mi hermano pequeño
hubiera llegado a casa con tres años, en vez de siendo un bebé. Sé que
Alejandro odia a su madre… pero yo realmente creo que no es una mala mujer. Al
menos, lo intentó. No le abandonó de primeras. Y se ocupó de que creciera con
alguien que fuera capaz de quererle como se merecía.
Poco tiempo después, ni siquiera un par de meses,
empecé a comprender que iba a tener una familia numerosa. Llegaron los gemelos,
Harry y Zachary, que habían pasado sus primeros meses de vida en casas de
acogida. Cuando se enteró Aidan se enfadó muchísimo y sé que tuvo una discusión
muy fuerte con el Innombrable. Aidan no
mantiene ningún contacto con él, pero aquella vez rompió su regla, y también
rompió la de no decir palabrotas, incluso delante nuestro. Yo era muy pequeño para entender por qué
estaba tan enfadado, hasta que a medida que crecí me enteré de que la madre de
Harry y Zach tenía SIDA. Fue toda una suerte que ellos no se contagiaran,
porque por lo visto muchos niños cuyas madres tienen SIDA nacen con él.
Así que sumamos dos hermanos más. El dinero empezó a
ser un problema. Andrew era rico, pero jamás se ocupó de nosotros, ni siquiera
económicamente. Y Aidan era un chico joven sin estudios superiores, con cuatro
hermanos a su cargo. Por suerte para todos, resultó tener talento como
escritor, y publicó algunos libros. Las cosas mejoraron justo a tiempo para
recibir en casa a Bárbara, la primera chica de la familia y la más mimada,
consentida y….eh… mejor borremos eso. Aidan podría enfadarse si me escucha
hablar así de su princesita.
Casi al mismo tiempo llegó Madeline. Eran de madres diferentes,
pero de historias parecidas. Tanto la madre de Bárbara como la de Madie eran
chicas fáciles, que bebieron de más en una fiesta y se prendaron de un chico
guapo y millonario. Cuando Andrew desapareció de sus vidas, las dejó con un
“regalo” que ellas rechazaron como si fuera un juguete estropeado. Y nuevamente
Aidan estaba allí para arreglar los desastres de Andrew. Madie y Bárbara han
crecido juntas, compañeras de cuna, de baño, y de todo, así que cualquiera
diría que son mellizas.
Luego vino Cole. Cómo adoro a ese pequeñajo… Se hace
querer, la verdad. Es la cosa más indefensa que hayas visto nunca. Pensé que
cambiaría conforme creciera, pero ya tiene diez años, y en vez de pensar en
ordenadores y videojuegos, se pasa el día secuestrándome para que juegue con
él. Cole estuvo a punto de no venir con nosotros. Las leyes son una mierda, y
ya éramos muchos hermanos a cargo de Aidan. Pero para entonces Aidan era ya un
escritor reconocido, y no me avergüenza (ni a él tampoco) admitir que utilizó
sus influencias con ciertos altos cargos para que no pusieran obstáculos. Como
él suele decir, somos una familia muy
especial, y nadie va a separarnos.
Me sorprende la forma en que Aidan ve la vida. Cada
vez que nace un nuevo hermano, en vez de decir “Andrew ha vuelto a cagarla”,
“Ahora tendré que hacerme cargo”, “Ya no puedo más”, “No es mi problema”, “Ese
niño no es nada mío”…en vez de decir nada de eso, se emociona, llama a todos
nuestros conocidos, hace una fiesta y anuncia que va a tener un nuevo hermano, y
se le llena la boca con esa palabra. Dice que “Dios escribe recto con
renglones torcidos”, y que crea
criaturitas perfectas a partir de un hombre como Andrew. Se enfada mucho cuando
me escucha decir que soy un error. Dice que cada uno de nosotros somos el mayor
acierto de Andrew. El único acierto.
Fue chocante como dijo eso también cuando llegó Dylan.
Yo no veía cómo iba a escribir recto Dios con alguien como Dylan. Él es autista. Tardamos un poco en darnos
cuenta. No fue hasta que tuvo dos años cuando le diagnosticaron. Es sin duda el más especial de mis hermanos,
pero en un buen sentido, creo. No me di cuenta de lo mucho que le quería hasta
que le dio su primer ataque epiléptico. Por lo visto les pasa a algunos autistas.
Es normal, pero yo me acojoné. Y desde
entonces, reconozco que me he vuelto un poquitín sobreprotector con mi
hermanito.
Los mellizos llegaron cuando yo tenía once años. Kurt y Hannah son… bueno, son niños, niños
pequeños, y bajo mi punto de vista eso justifica que vayan arrasando con todo a
su paso. Aidan no lo tiene tan claro, y los peques le traen de cabeza. La
verdad es que lo destrozan todo. Ahora, no sé si porque aún son inocentes, o
por qué, pero son los más sinceros de la casa. Es imposible enfadarse con ellos
cuando te confiesan una travesura todo apenados y con ojitos brillantes. Aidan
puede decir lo que quiera: le tienen comiendo de su mano, como a todos.
El bichejo de la casa, y mi motivo para sonreír todos
los días, es la persona que más ha sufrido en proporción a sus pocos años de
vida. Alice fue el método que Andrew utilizó para darle una lección a Aidan….
Como parte de su trabajo de escritor, mi hermano mayor tiene que conceder
entrevistas, y es inevitable que en muchas de ellas le pregunten por su
numerosa y atípica familia. Todas las mujeres suspiran por él: el chico
sensible que se encarga de sus hermanos…Eso vende mucho, para que vamos a
negarlo. Así que están todo el día preguntándole sobre nosotros. Aunque él intenta esquivar el tema, en una ocasión
comento que en el mundo hay dos clases de personas: los que tienen corazón, y
los que no. Y Andrew era de los que no.
Cuando esa entrevista salió a la luz, Andrew pasó a ser odiado por la
opinión pública. Durante un tiempo no le dejaron en paz. Le acosaban, para que
diera su versión de la historia. Cuando una de sus amantes dio a luz a Alice,
Andrew anunció al mundo que se iba a hacer cargo de ella, y a demostrar que
todo lo que habían dicho sobre él era mentira. Que ya había criado a un hijo, y
ahora iba a criar a otro… Aidan estaba horrorizado, pero no podía hacer
nada…Durante dos años no fue él mismo. Se le notaba deprimido, preocupado por
algo que no nos quería decir, y es que algo muy malo tuvo que pasarle en su
infancia….algo que quería evitarle a Alice.
Por suerte para todos, en cuanto la prensa le dejó en
paz, Andrew se hartó de su nueva hija, y así la pequeña Alice llegó a casa, con
tan sólo dos años. Y la familia estuvo completa. Por Dios, que esté
completa. Aidan ya tiene demasiado con
once “hijos”, y yo ya comparto habitación con dos personas. ¡¡NECESITO MI
ESPACIO!!
MEXICANA CON X NO J
ResponderBorrarjajjajajajajaja, wooouuuuu todo un reto pero se lee magnifico quiero mas y mas....
ResponderBorrarLittleHoshi: ¡Madre del amor hermoso! Ese hombre debería ser esterilizado, debe dejar preñadas a las muejres solo con respirar cerca jajajaja
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