Jason

Jason, caminó lento hacia el director de la escuela, miró de reojo a sus padres que estaban allí sentados. La cara de su padre le dejaba claro que después de esa zurra con la pala, en casa le iba a esperar una zurra de las de campeonato. Y todo porque no supo morderse la lengua y llamó a su profesora de mates, vieja amargada. Fue un error tan estúpido, que él mismo se daría de golpes. Pero una cosa era darse un collejón, y otra bien distinta los 12 palazos que se iba a llevar y la zurra que su padre seguro le daba al llegar a casa. Realmente aquel era el peor día de toooooda su vida.