miércoles, 11 de septiembre de 2013

Por las mañanas segunda parte


Segunda parte:
Rafi cerró el libro de ciencias naturales y resopló. Mañana era el examen y lo iba a suspender. Y si llegaba a casa con otro suspenso su padre lo volvería a castigar un mes. Rafi se sintió el chico de 12 años más desgraciado de todo el mundo. A sus amigos cunado suspendían les echaban una bronca o como mucho los castigaban una semana sin tele. Su padre no, su padre tenía que castigarlo todo un mes. Un mes es demasiado para un chico de 12 años y Rafi que ya sabía que era estar castigado TOOOOODO un mes quería echarse a llorar.
No es que se le dieran mal las ciencias naturales, pero es que esa semana se había estado acostando hasta tarde jugando a un juego on line. Claro que eso no podía decírselo a sus padres, porque entonces el ordenador iría fuera. Rafi sabía que era preferible que pensara que era un tonto a que era un flojo. No era ningún secreto que su padre nunca fue un gran estudiante, los abuelos siempre lo decían. Pero siempre estaban con lo de “no era buen estudiante, pero a trabajador no lo ganaba nadie”. Y vaya que Rafi, ni una cosa ni otra. La vida fácil era lo suyo, estudiar para el aprobado, limpiar por encima, recoger lo justo y no ofrecerse voluntario para nada. Rafi estaba conforme con su vida así. Tenía 12 años y solo le interesaba la tele y los videojuegos. La escuela solo estaba bien porque podía hablar con sus amigos. No la odiaba como otros compañeros, pero tampoco le volvía loco.
Rafi respiró hondo y volvió a abrir el libro de ciencias naturales. Quizás se obrase el milagro y lograra memorizar lo suficiente como para sacar un aprobadillo. Con un aprobado ya tenía. Rafi respiró de nuevo y se puso a releer la lección.
Mientras fuera Marcos y Lea estaban lidiando la batalla del siglo por el mando de la tele. Lea estaba acostumbrada a salirse con la suya cuando su padre estaba en casa. Pero su padre aún no había regresado del trabajo y estaba Estela cuidándolos. Estela era la chica que los recogía de la escuela y les hacía de niñera mientras sus padres no regresaban del trabajo. Era la vecina del ático y estaba estudiando segundo año de ingeniería industrial. Estela tenía predilección por Marcos, no podía negarlo, para ella era como un muñequito. Y Marcos también quería mucho a Estela, porque era muy divertida y la llevaba a sitios muy chulos. Lea también quería mucho a Estela porque Estela siempre se invitaba juegos muy divertidos y porque comía tantas golosinas como ellos y siempre tenía alguna en el bolso. A Rafi también le caía bien porque le ayudaba con los deberes y estaba medio loca. Pero la veía más como la niñera de sus hermanos que como la suya. Aunque sus padres le pagaban como si cuidara a los tres y realmente cuidaba a Marcos y a Lea pero ayudaba con los deberes a Rafi.
-         Mira, vamos a hacer una cosa. Apagamos la tele y….
-         Nooooo (gritaron los dos niños horrorizados).
-         Jo, yo iba a decir y pongo la play y jugáis. Pero visto como os ponéis,.
-         La play, la play, la play (se pusieron lea y Marcos a gritar como locos mientras tiraban cada uno de una mano de Estela para arrastrarla a la habitación de Rafi que era donde estaba la Play y los juegos).
-         Hola Rafi (le dijo Estela ojeando lo que estudiaba, mientras Lea y Marcos seguían gritando “la play”, “la play”) ¿A qué no te imaginas a que venimos? (dijo riéndose Estela).
-         Está en la repisa de arriba. Pero cuidado con los mandos, ya se han cargado tres y papá ha dicho que no hay más hasta Navidades.
-         Tranquilo, yo vigilo que estos dos pequeños “destroyers” no se coman otro mando. ¿Estás con “natus”? (que es como “cariñosamente” llaman los estudiantes a las ciencias naturales).
-         (dijo poniendo una carita de pena que conmovió a Estela).
-         ¿Necesitas ayuda?
-         Más bien un milagro. Voy a suspender.
-         Woaaaaaaaaaaaala si suspende papá se enfadará (dijo Lea).
-         Si, ya lo sé gracias (le dijo con desprecio a su hermana. Estela bajo la consola y los mandos y se los dio a Lea) .
-         ¿Sabes cómo se pone, verdad?
-         Sí, claro.
-         ¡Yo también! (dijo Marcos y Estela los miró con miedo  also dos pequeños de la casa y decidió que mejor la ponía ella). Ok, voy a ponerles el juego a tus hermanos y ahora vengo a ver si podemos obrar milagros. (Rafi la miró esperanzado. Estela no solo era muy lista sino que hacía que estudiar no pareciese tan difícil).
Estela les puso el juego a los pequeños y fue a ayudar a Rafi. Pronto se dio cuenta que Rafi apenas había empezado a estudiar esa misma tarde. La verdad es que el chico algo de razón llevaba, necesitaba un milagro. Pero Estela no se dio por vencida y empezó a ayudarlo a estudiar, enseñándole algunas técnicas memorísticas para la lección. Cuando llegaron Rebeca y Rafa a casa aún se quedó un rato más para acabar de repasar con Rafi, a pesar que ese tiempo extra no se lo pagaba nadie y que eso hacía que tuviera que apresurarse ella con sus propias tareas. Pero Estela odiaba cuando Rafi ponía esa carita de perro paleado, casi le daba más pena que cuando la ponía Marcos, porque sabía que cuando la ponía Rafi era por algo serio de verdad.
A la mañana siguiente Rafi siguió estudiando a escondidas en la clase de inglés y en la clase de mates. Así que cuando a la tercera hora  le pusieron el examen delante empezó a contestar como loco, por miedo de lo que había memorizado se le esfumara de la cabeza. No pudo contestar todas las preguntas, dejó dos en blanco porque no tenía ni la más remota idea de lo que le estaban preguntando. Así que cruzó los dedos porque al menos 5 de las 8 restantes estuvieran bien.
Al día siguiente, el profesor entregó los exámenes para que los firmaran los padres, Rafi estaba cagado de miedo, había tantas posibilidades de que en el suyo pusiera suspenso, que era inútil hacerse ilusiones. Pero cuando el profesor le entregó el suyo y vio el 5,5 escrito con rotulador rojo fue como si hubiera visto un 10. El profesor no parecía tan contento y le dijo “por los pelos, no siga tentando su suerte. En el próximo quiero ver al menos un siete”. Rafi borró la sonrisa, pero por dentro estaba dando saltos de alegría. Su padre no lo castigaría, quizás le dijera algo parecido a lo que le había dicho su profesor, pero definitivamente, no lo iba a castigar.
Efectivamente cuando le dio a su padre para que firmara el examen, Rafa no dio botes de alegría. Miró muy serio a su hijo y le advirtió que quería ver algo más que un aprobadillo en el siguiente examen. Rafi mintió y dijo que el examen había sido muy difícil y que nadie había sacado un 10, que la mayoría habían sacado seis. Además le dijo que el profesor era muy exigente y que le tenía manía a casi todos y que iba a putear con las preguntas. Rafa no desconfió de su hijo, le firmó el examen y aun así le recordó que debía estudiar más. Por supuesto esa semana estudió de lo lindo, y los exámenes que hacía en la escuela le fueron bastante bien. Pero al cabo de tres semanas Rafi ya no recordaba para nada la angustia que había pasado al creer que iba a suspender y que su padre lo iba a castigar un mes entero. Así que volvió a caer en el vicio del jueguecito online de marras. Y cuando llegaba de la escuela en vez de ponerse a estudiar, se encerraba en su cuarto y se ponía  a jugar con el ordenador. Y por supuesto que volvió a pasar lo mismo, pero esta vez, Rafi no estaba angustiado. Porque le pediría ayuda a Estela, como lo había hecho la vez anterior y lograría sacar un aprobado.
Llegó el martes por la tarde y Rafi tomó su libreta y se puso a subrayar la lección. Estaba aún por la página 3 cuando escuchó el portazo. Rafi salió de la habitación para ver quien había llegado. Eran su madre y su tía Cristina.
-         Hola cielo (le saludó su madre).
-         Hola Rafi, cariño, que guapo estás (le dijo su tía dándole un fuerte abrazo y un montón de besos)
-         Hola Cris ¿Te quedas a cenar? (le preguntó Rafi).
-         No, cielo. Visita rápida. Pero hablaré con el tacaño de tu padre a ver si el fin de semana subís a verme ¿eh?
-         Vale ¿Cómo está Titus? (Titus era el perro de Cristina).
-         Se muere de ganas que vayáis y juguéis con él.
-         Cris yo también quiero jugar con Titus (le dijo Marcos y Cris lo agarró para ponérselo en la cadera).
-         Claro que sí, campeón. No le harás ese feo ¿verdad?
-         Noooooo. Porque Titus es mi mejor amigo del mundo mundial.
-         Jajaja si eso me ha dicho Titus.
-         Rafi, cielo ¿No tienes un examen mañana?
-         Si, ahora salía a pedirle ayuda para repesar a Estela.
-         Cariño, Estela se tenía que ir antes, por eso he salido antes de la consulta.
-         ¿Qué? Subo a ver si la encuentro (dijo corriendo hacia la puerta desesperado. Rebeca lo agarró por el brazo y lo paró)
-         ¡Alto ahí! Estela tiene cosas que hacer, hijo. Tendrás que repasar solo ¿Si quieres te ayudo? (Rafi no podía aceptar la ayuda de su madre porque se daría cuenta que no era repasar sino estudiar toda la lección lo que necesitaba).
-         No, da igual, yo ya repaso solo (dijo no muy seguro). Bueno Cris, nos vemos, tengo que estudiar.
-         Claro, cielo (y le dio otro beso). Demuéstrales a todos lo listo que es mi sobrino (dijo llena de energía su tía, él solo se esforzó por sonreír y salió pitando hacia su habitación).
-         ¿No está un poco raro? (le preguntó Cristina cuando Rafi se fue)
-         ¿Rafi? Tu sobrino nació más raro con un perro verde. Es igual que tú hermano.
-         ¡Pero qué dices, Rafi no se parece nada a Rafa! Mi sobrino es un encanto.
-         Cuando le da la gana (dijo Rebeca rodando los ojos).
Rafi se encerró de nuevo en su habitación, estaba perdido, su única esperanza para aprobar había salido por la puerta justo hacía unos segundos. Después del pesimismo inicial y de maldecir su mala suerte. Rafi se dijo que podía lograrlo, solo tenía que estudiar, toda la noche, pondría una alarma para despertarse a la una y así poder estudiar toda la noche. Seguro que así aprobaría. Rafi continuó subrayando la lección y empezó a estudiar. Cuando a las nueve su madre lo llamó a cenar, solo llevaba una cuarta parte de la lección. O el profe solo hacía preguntas de las primeras 4 páginas o estaba muerto.
-         Mañana tienes examen de ciencias ¿no? (dijo su padre mirando la agenda de su hijo por encima mientras cenaban)
-         Sí, de los temas 11 al 15.
-         ¿Y cómo lo llevas? (Rafi se hundió de hombros. Rebeca respiró hondo)
-         Hijo, si vuelves a  suspender estarás otro mes castigado (le recordó su madre).
-         Ya lo sé, mamá (dijo flojito sin levantar la mirada de su plato).
-         Yo solo te lo recuerdo, hijo. Porque eres aún muy joven para ir suspendiendo exámenes. Si suspendes ahora ¿Qué crees que harás cuando empieces el instituto? ¿Y no dices que quieres ser informático? Pues para ser informático se tiene que estudiar una carrera, hijo. Y las carreras son duras.
-         Lo sé, mamá. Solo es que este tema es muy complicado, me está costando bastante de…
-         ¿Me está? (dejó de comer Rafa) ¿Aún estás estudiando? No se supone que hoy deberías solo repasar.
-         Y es lo que estoy haciendo papá (mintió) pero es que cuanto más repaso más creo que voy a suspender.
-         Jajaja (se rio Rebeca). A mí me pasaba lo mismo, y cuando salía de un examen estaba segura de haberlo suspendido, pero hijo, solo son nervios. Tú acuéstate pronto y descansa, solo necesitas relajarte y ya verás que bien te va (le dijo su madre sonriéndole dulcemente. Rafi forzó una sonrisa y miró a su padre. Su padre no sonreía para nada. Rafa no había sido buen estudiante como su esposa y cuando él tenía la sensación de no saber nada es porque realmente no sabía nada. Y algo le decía que su hijo en eso no había salido a su mujer. Rafi al ver la cara de su padre sabía que estaba condenado a arder en el infierno).
Rafi al acabar la cena corrió a su habitación, su madre le excusó de recoger la emsa, porque sabía que el niño iba a estudiar. Y eso fe lo que hizo, pero por más que le ponía ganas el chico, no lograba avanzar tan rápido como deseaba. A las once entró su padre y se sentó a su lado.
-         Rafi ¿Vas a suspender? (le preguntó muy tranquilo)
-         No lo sé, papá.
-         ¿No lo sabes o no quieres decírmelo? (seguía pareciendo muy tranquilo).
-         No lo sé, ya te he dicho es difícil, se me confunden un montón de conceptos.
-         Entonces, es lo que dice tu madre ha dicho, ahora mismo tienes un amasijo de conocimientos ahí (tocándole la frente con el dedo) peleándose por hacerse un sitio. Venga (le sonrió y le cerró el libro) a la cama, ya es tarde.
-         Pero papá (dijo dejándose llevar hasta la cama) ¿Y si suspendo?
-         Hijo, si lo sabes no vas a suspender, solo son nervios. Anda, ponte el pijama y a la cama.
-         ¿Pero y si suspendo?
-          Rafi ¿Cuánto llevas preparándote este examen? (le preguntó su padre un poco receloso al ver la insistencia de su hijo con lo de suspenso). 
-         Des de que lo dijeron (Rafi sabía que se acababa de poner el mismo la soga en el cuello).
-         Llevas una semana y media preparándote este examen Rafi. Tú no sufras, lo harás bien. Ahora descansa.
-         Pero…
-         Rafi, a la cama (se puso ya serio su padre).
-         Vale, pero si suspendo será culpa tuya.
-         Jajaja (y negó con la cabeza Rafa) a la caaaama (y le cerró la puerta de la habitación).
Rafi ahora sí que estaba muerto. Una cosa era suspender y otra era mentirles a la cara a sus padres y suspender. Estaba más que muerto. Rafi se puso el pijama y puso la alarma del despertador, sabía que era un gesto inútil. Pero no perdería la esperanza de ese milagro hasta el último segundo.
A la una en punto sonó el despertador, Rafi lo apagó en el acto y esperó unos minutos a ver si sus padres se habían despertado. No pasó nada, así que se fue a su escritorio y se puso a estudiar como un loco. Eran las 5 de la mañana y se caía de puro sueño, y aún el faltaba una cuarta parte del temario. Pero se le cerraban los ojos y ya no lograba memorizar nada más. Estaba muy cansado. Entonces Rafi se acordó de su amigo Manu, y de como había probado Manu el examen de recuperación de inglés. Rafi, no era partidario de hacer trampas, se moría de vergüenza solo de pensarlo, pero estaba desesperado, tenía que aprobar ese examen como fuera. No podía pasarse un mes entero castigado. Agarró un folio en blanco de su carpeta y el bolígrafo de punta fina negro. Y empezó a escribir en letras minúsculas las definiciones que sabía que caería seguro de la última parte del temario que no había podido ni mirarse. Estuvo hasta las seis haciendo las chuletas para el examen. Cuando acabó las miró bien, eran incluso mejores que las de su amigo Manu. Las escondió en el estuche de los bolígrafos y se fue a dormir la horita que le quedaba hasta que su madre los levantara a todos.
Rafi tenía un aspecto horrible esa mañana, hasta sus hermanos preguntaron si se estaba enfermo. Rebeca, lo miraba con pena porque pensaba que el chico estaba realmente enfermo por los nervios. Rebeca quería pensar que su hijo había salido en eso a ella. Que los nervios se le ponían en el estómago e incluso había tenido que salir a vomitar en medio de un examen. Quería pensar ene so porque la otra alternativa que quería obviar es que no eran nervios sino angustia y remordimientos por no haber estudiado. Y esa opción no era una opción que una madre quiera contemplar de sus hijos. Rebeca le tomó la temperatura pero no tenía fiebre, el pulso y las pupilas también estaban bien, solo se le veía fatigado. De no haber examen, Rebeca hubiera llamado a su madre para que se quedara con el niño en casa, pero tenía examen y Rafi ya no era un niño pequeño, tenía 12 años. Así que volvió a ponerle el termómetro antes de salir de casa para cerciorarse que no había fiebre. Nada, estaba bien. Agarró a los pequeños y salieron de casa para la escuela. Pero rebeca no estaba del todo conforme, su instinto de madre le decía que algo no andaba bien. Lo que pasa es que su instinto de madre no estaba tan bien calibrado, sabía que lago no andaba bien pero no que su hijo se había pasado la noche en vela estudiando y que planeaba hacer trampas en el exámenes. Si su instinto de madre le llega a decir todo eso, le dan el premio de madre del año, seguro.
El examen de ciencias naturales fue a primera hora. Rafi empezó a contestar las preguntas, no es que lo llevara muy bien, pero le sonaban y con un poco de labia intentaba responder más o menos. Pero cuando llegó a las preguntas seis, siete, ocho, nueve y diez. Se quedó en blanco, corrijo quedarse en banco habría supuesto que antes sabía la respuesta y la olvidó. Rafi no había llegado a ese parte del temario. Simplemente jamás lo estudió y por eso no sabía las respuestas. Rafi empezó a ponerse nervioso. Era imposible que sacara un cinco, lo más probable es que alguna de las otras cinco respuestas no estuviera del todo bien o seguramente completamente mal. Un mes sin tele, si ordenador, sin salir, sin teléfono ni videojuegos. Un mes entero. Rafi no quería pasarse un mes entero castigado, así que abrió el estuche de los bolígrafos y disimuladamente sacó los papelitos donde estaban apuntados algunos conceptos. Empezó a buscar en esos mini-apuntes las respuestas. Cuando dio con la primera casi se pone a gritar de alegría. Se contuvo y empezó a copiar la respuesta. Así siguió hasta la última preguntar, la pregunta número 10.
Cuando el timbre sonó y el profesor pasó a recoger los exámenes, Rafi hacía rato que había acabado y había hecho un guiñapo las chuletas y las había escondido en la goma de los calcetines. El resto del día fue como un sueño, Rafi estaba eufórico, Lo había logrado, iba a aprobar, quizás incluso sacase nota. Se sentía estúpido por no haberlo hecho antes.
Al llegar a casa estaba de muy buen humor, todos se dieron cuenta.
-         Deduzco que te ha ido bien el examen (dijo Rebeca)
-         Sí, creo que lo hice bien (Rafi no podía parar de sonreír).
-         Ves, cómo solo eran nervios. Hijo, me temo que eres igual que tu madre ¡Sufrimos los nervios por dentro! (le dijo su propia madre).
-         Sí, estaba nervioso, pero ya no.
-         Y ya verás cómo mañana cuando te den la nota ya verás como toso el esfuerzo se verá recompensado.
-         Eso espero (le sonrió). Voy al ordenador.
-         Ok, pero haz primero los deberes ¿eh?
-         Valeeeee (dijo a regañadientes y se fue a su habitación y tras acabar la tarea de la escuela se puso a jugar al ordenador olvidando por completo las últimas 24 horas).
Al día siguiente Rafi tenía clase de ciencias naturales a primera hora de la tarde. Por lo que siguió toda la mañana de un buen humor encomiable. Pero el profesor de ciencias esperó a final de clase para entregar los exámenes corregidos, fue repartiendo uno a uno, como siempre hacía los exámenes. Y cuando le entregó el examen a Rafi, no había puntuación.
-         Profesor, el mío no está corregido (le dijo Rafi con toda la inocencia del mundo. El profesor lo miró y sonrió jocosamente)
-         ¿En serio? Déjeme ver (y le indicó que se acercara con el examen a su mesa). Los demás si tienen sus exámenes corregid ya pueden salir, el lunes los quiero firmados  (les dijo al resto de la clase) vamos a ver (le dijo su profesor y tomó un rotulador rojo y el libro de ciencias naturales. En ese momento entró la madre de Rafi en el aula).
-         ¿Mamá? ¿Qué haces aquí? (la miró horrorizado Rafi)
-         La llamé yo (dijo su profesor) supuse que querría estar presente cuando corrigiera el examen, por lo visto pongo unos exámenes muy difíciles (dijo retorciendo el hocico. Rafi tragó saliva. No sabía cómo, pero lo sabían. Sabían que había hecho trampas ¿pero cómo?. Rebeca se sentó en uno de los pupitres de la primera fila). Buenas tardes señora Sastre.
-         Buenas tardes (le dijo forzando una sonrisa y acto seguido fulminó con la mirada a su hijo).
-         Ahora me disponía  a corregir el examen de Rafael. Lo haremos juntos, así no habrá duda de mi imparcialidad a la hora de corregir exámenes (el profesor empezó a leer el enunciado de las preguntas y después lo que había respondido Rafa y lo que ponía en libro. Hasta llegara a la pregunta seis, las respuestas de Rafa y las del libro se podían parecer más o menos a lo que ponía el libro pero no eran exactas. Pero fue llegar a al pregunta seis y las respuestas eran exactas, hasta los signos de puntuación. De repente Rafi había recordado:  las comas, los puntos, los guiones y los paréntesis, cosa que hasta ahora nunca había utilizado. Y no solo eso es que era exactamente igual que lo que ponía le libro. Rebeca al igual que el profesor no tuvo que pensarlo mucho, era evidente que Rafi había copiado esas últimas 4 respuestas. Había hecho trampas. Probablemente una chuleta. Rebeca se iba poniendo cada vez más y más tensa a medida que le profesor iba leyendo las respuestas dos veces, una en el examen de Rafi y otra en el libro). Bueno Rafi de acuerdo a tus respuestas tienes un 8.5 (y lo apuntó con rotulador). Siento haberles hecho quedarse un poquito más, pero espero que estén conforme con mi método de corrección ¿Le ha parecido injusto señor Carreras?
-         No, señor (dijo bajando la cabeza)
-         ¿Cree que merece una nota más alta, señor Carreras?
-         No, señor (dijo casi en un murmullo)
-         En ese caso, le diré lo mismo que  a sus compañeros, quiero el examen firmado por sus padres, los dos, el lunes.
-         Sí, señor (dijo en un murmullo).
-         Una cosa más (le dijo cuándo Rafi y su madre ya se disponía a salir). A partir del lunes hasta final de curso, quiero que se siente en mi mesa cada vez que haya un examen. Buen fin de semana (dijo muy serio el profesor y continuó corrigiendo ejercicios como si nada).
-         Mamá, deja que te explique (dijo Rafi nada más montarse en el coche con su madre).
-         No hay nada que explicar Rafi, me ha quedado todo muy claro. ¡Mi propio hijo, un tramposo! ¡Qué vergüenza, dios!. No sé cómo a ti no se te cae la cara de vergüenza, de verdad hijo, porque a mí sí que me han sacado todos los colores en esa aula. Pero cuando llegue tu padre a casa y se lo cuente ya va a sacarte él los colores, pero a base de nalgadas (Dijo Rebeca y Rafi la miró horrorizado, su padre jamás le había dado con el cinturón. Sabía que dolía porque Nico se lo había dicho, pero no era lago que quisiera comprobar en persona).
-         Mamá nooooooo
-         Mamá no, da gracias porque no te zurre yo también, porque no es por falta de ganas. Me ha llamado tu profesor al trabajo hijo. Me ha llamado para demostrarme que mi hijo es un tramposo. De verdad, Rafi, me podía esperar cualquier cosa, menos eso. Ni te imaginas lo decepcionada que estoy contigo ahora mismo.
-         Lo siento (dijo bajando la cabeza).
-         Sí, seguro, ayer te veías muy afligido, hacía semanas que no te veía así de alegre y ahora que sé porque de verdad se me ha caído la venda de los ojos contigo. Pero que engañada me tenías grrrr (Y Rebeca decidió morderse al lengua porque se estaba calentando y aún acabaría diciendo alguna barbaridad). En cuanto lleguemos a casa te vas directo a tu habitación y no sales ¿Entendiste, Rafael? ¿O te lo apunto en un papelito, también?
-         Entendí (dijo intentando aguantar las lágrimas).
Al llegar a casa Rafi corrió a su habitación y se tiró encima de la cama a llorar. Su madre estaba furiosa con él, decepcionada había dicho y su padre lo iba a matar en cuanto llegara a casa. su vida era una mierda, no le había quedado otra que hacer trampas, ellos le habían empujado a hacerlas. Sino le hubieran amenazado con estar castigado un mes si suspendía él ni se habría planteado hacer trampas.
Ese es el pensamiento de un chico de 12 años cuando le pillan copiando en un examen, el pensamiento de un padre cuando pillan a su hijo de 12 años e. ¿qué estaremos haciendo mal? ¿Cuándo le di a entender que hacer trampas estaba bien? ¿Quién narices le dijo que hacer trampas estaba bien? Seguro que fue algún amigo ¿Pero cuál? ¿Y ahora qué? ¿Lo castigo de por vida por haber copiado en un examen?, no, claro que no. Pero tampoco puedo hacer como si no tuviera importancia alguna ¿verdad?...un montón de dudas ¿Lo ven? A la mente de un padre acuden todas las dudas habidas y por haber. Porque si creen que los adolescentes están perdidos es porque no se han querido meter en profundidad en la mente de los que son padres de esos adolescentes. La única diferencia es que los adultos no exteriorizan sus inseguridades y miedos y los adolescentes parecen que se recrean en ellos. Pero ahí están los dos bandos padeciendo del mismo mal.
Al cabo de un rato llegaron Estela con Marcos y Lea. Rebeca le pidió el favor de que se llevara a los peque a su apartamento a cenar, sacó un billete de 50 y se lo dio y le dijo que pidiera pizzas. Por supuesto los niños estaban locos de contentos. Les encantaba subir al apartamento de Estela, porque compartía piso con otros 3 estudiantes y todos estaban siempre dispuestos a jugar con ellos.
Rafi sabía que estaba muerto, nunca antes su madre había mandado a sus hermanos fuera. Así que se preparaba el fin del mundo y el salón de su cas iba a ser el kilómetro cero. Rafi escuchó como su madre hablaba por teléfono con su padre. Lo escuchó porque a ratos su madre alzaba más la voz. Se imaginaba de que estarían hablando. De cómo deshacerse de su cadáver. Rafi estaba muy asustado. Así que agarró el teléfono de su mochila y llamó a Nico.
-         Ey enano ¿Qué pasa?
-         Nico, papá va a matarme.
-         Sí, claro jajaja ¿Qué has hecho?
-         Copié en un examen, y el profe me ha pillado (se hizo el silencio) ¿Nico? (Nico no hablaba porque se había quedado sin palabras) ¿Nico?
-         Sí, te escucho.
-         Pues eso que me va a matar. Tienes que ayudarme (Nico no tenía ni idea como podía ayudar a su hermano. Es que le enano había metido la pata hasta el fondo). ¿Puedo irme a vivir contigo, Nico?
-         No creo que funcionara Rafi. Mi madre llamaría a papá en cuanto te viera y entonces estarías en problemas por copiota y por huir como un cobarde.
-         Gracias, Nico, eres el peor hermano mayor del mundo.
-         Ey ey ey, no te cabrees enano. Que yo no tengo la culpa ¿Pero cómo se te pasó por la cabeza copiar?
-         Es que si volvía  a suspender papá me iba a castigar otro mes.
-         Ya, bueno, mucho mejor ahora que te va a matar (dijo con sarcasmo).
-         Venga Nico, yo sé que tú puedes ayudarme. Habla con él.
-         ¿Qué yo hable con papá?  ¿Y qué piensas que va a pasar? ¿Qué si le digo “no le zurres al enano” no te va a zurrar?
-         Si
-         Venga Rafi, que no eres Marcos, que ya sabes que la magia no existe.
-         Nico, por favor (le suplicó Rafi).
-         Es que no sé qué puedo hacer Rafi. De verdad, ni idea. Además papá va a estar tan enfadado que ni me va a escuchar. Solo puedo cabrearlo más por entrometerme.
-         Jo, Nico, por favor.
-         Es que no puedo hacer nada (le dijo desesperado Nico, porque encantado haría cualquier cosa por librarle de esa zurrar pero es que conocía a su padre y a Rebeca, y el culo de Rafi estaba más que vendido).
-         Te odio. No me extraña que papá os dejará, apestáis (y le colgó. Nico se quedó mirando el teléfono y respiró hondo. Y agarró la chaqueta y el casco de la moto). Mamá salgo, voy  a casa de papá (gritó Nico).
-         ¿Te quedarás a cenar o te espero? (le preguntó su madre saliendo al pasillo para hablar con su hijo)
-         No lo sé, me llamó Rafi, me parece que papá lo va a matar,
-         Nico, no te metas.
-         Pero mamá,  no has oído al enano, estaba frenético.
-         Hijo ¿En serio crees que tu padre podría matar a Rafi?
-         No, supongo que no
-         ¿Supones? (le miró su madre incrédula)
-         No, no podría (dijo más convencido Nico).
-         Anda, deja el casco, si quieres le llamas esta noche a tu padre y le dices de quedarte el fin de semana.
-         Sí, claro con lo cabreado que estará (dijo dando un soplido) Ni loco me quedo este fin de semana.
-         Jajajaja (empezó a reírse su madre, Nico acabó riéndose también). ¿Por cierto qué ha hecho tu hermano tan terrible que Rafael quiera matarlo?
-         Copio en un examen.
-         De acuerdo, ve, peor no corras, tú padre no sale de la oficina antes de la siete.
-         ¿Entonces crees que lo matará?
-         Si, así que despídete de él (entonces Nico se dio cuenta que su madre le estaba tomando el pelo).
-         Ja ja ja muy graciosa mamá, si muy graciosa. Como se nota que a ti no te ha zurrado papá, sino no harías broma.
-         Pobre de tu padre que me hubiera puesto una mano encima. Que cosas tienes Nico, de verdad ¿Has acabado los deberes?
-         Hoy es viernes (su madre solo rodó los ojos) ¿Vas a salir con tus amigos?
-         No, hoy no, mañana.
-         Entonces hazlos ahora, así podrás salir tranquilo mañana.
-         Hemos quedado a las siete de la tarde mamá.
-         Hazlos ya ¿qué te cuesta?
-         Vale, pero después de cenar llamamos a Rebeca ¿vale?
-         Si, y le pediremos que se ponga Rafi solo para ver que sigue vivo jajaja
-         No tiene gracia mamá, el enano está acojonado y no es para menos, imagínate que papá me hubiera pillado a mí copiando.
-         ¡Pobre de ti!
-         Que yo no copio (dijo indignado). Solo digo que papá es bastante (Nico buscaba la palabra).
-         ¿Intransigente con las mentiras?
-         Eso es, yo iba a decir fanático moralista, pero eso suena mejor. Papá lo mata.
-         Hijo tu padre ni va a matar Rafi ni te mataría a ti. Pero llevas arzón mejor que no te pillen haciendo trampas en el instituto porque si te pillan después de la somanta palos que tu padre te dará yo te estaré dando con la espátula hasta que se me canse la muñeca. E hijo en la universidad jugaba a tenis.
-         Vale, lo he captado. Pero ya te dicho que yo no copio. No lo necesito.
-         Lo sé. Hijo, lo sé. Pero no está de más recordártelo de vez en cuando.
-         Si, gracias mamá, me siento mejor ahora (dijo con la misma ironía que utilizaba su madre).
Mientras Rafa había sido informado por su esposa de lo que había pasado esa tarde en la escuela. Rafa estaba furioso pero aún no podía salir de la oficina, le quedaba aún bastante trabajo que acabar. Intentó centrarse en su trabajo y olvidar lo que su esposa le había contado. Pero era imposible, se puso de un humor de perros y cualquier pequeñez le parecía una tomadura de pelo o un agravio personal. Sea como fuera logró aguantar hasta las siete sin que le estallara la presión arterial. A las siete su jefe le dijo que se fuera a casa, que ya había cumplido su horario y estaba claro que necesitaba relajarse un poco. Como si al llegar a cas si fuera a relajar. A llegar a casa iba a matar a su hijo. Estaba llegando a su coche cuando el teléfono sonó, pensó que era Rebeca y ni miró y contestó.
-         Di (dijo de muy mal humor Rafa)
-         Hola papá (sonó la voz de un joven)
-         ¿Nico?
-         Si
-         ¿Está todo bien?
-         Sí, está todo bien. Me ha llamado Rafi.
-         Ja (dio una risotada) ¿Ya te ha contado tu hermanito lo que ha hecho?
-         Sí, y está muy asustado, piensa que lo vas a matar.
-         Lo piensa porque es lo que voy a hacer.
-         Venga papá. No seas así, tiene solo 12, se ha equivocado, vale, no es el fin del mundo. Solo hizo trampas en un estúpido examen, ni siquiera era un final.
-         Mira Nico, cuando seas padre me hablas de como tratar a mis hijos ¿Vale? y espero que realmente no pienses así, porque sino la semana que viene cuando vengas a casa hablaremos muy seriamente.
-         Grrrrrr, tenía que haber hecho caso a mañana y no meterme (dijo enfadado Nico).
-         Sí, hijo, tu madre lleva razón, como casi siempre, la lleva.
-         Pero papá, tú no lo oíste, está realmente asustado, piensa que realmente lo vas a matar, que lo vas a matar de verdad, no en sentido figurado.
-         Mira, hijo, Rafi a veces es muy fantasioso, pero ambos sabemos que no voy a  matarlo. Castigarlo de por vida probablemente, darle la mayor zurra que le han dado en su vida también, pero matarlo, no , hijo. Tú hermano sabe que no lo mataré, no tendrá esa suerte.
-         Papá, solo tiene 12.
-         Nico, tiene 12, quizá a ti te lo parezca pero ya no es ningún nene pequeño, sabe lo que hace. Mira hijo, tengo que coger el coche, te llamo a la noche ¿vale?
-         Valeeee pero no lo mates.
-         No lo mataré, Nico (dijo rodando los ojos). Te quiero.
-         Si, ya, yo también (dijo no muy contento Nico y colgó. Rafa se quedó mirando el teléfono y negó con la cabeza. Su hijo era la repera limonera, incluso habría llamado a su hermano para que intercediese por él. Dios de ¿Dónde habría sacado todo ese dramatismo?)
Cuando rafa llegó a casa estaba agotado. Rebeca y él estuvieron hablando un buen rato sobre Rafi y qué hacer con él. Si Rafi estaba enfadado, Rebeca no lo estaba menos, además le había tocado a ella pasar el mal trago de que el profesor le mostrar en su cara que su hijo era un tramposo. Ambos estaban de acuerdo que Rafi se ahbía ganado a pulso que lo castigasen, pero el problema era elegir el castigo.
¿Un mes castigado? Para ojos de Rebeca su hijo había sacado un 3,5 ene se examen y eso era un suspenso, los otros seis puntos habían sido copiados por lo que quería que pagara por cada uno de esos puntos. 6 penitencias. Rafi, que tenía en mente la otra parte del castigo. Le dijo a su esposa que lo mejor sería castigarlo 6 semanas. Rebeca no estaba muy conforme, pero solo porque aún no sabía lo que Rafa planeaba para su hijo. Fue cuando Rafi dijo que iba a darle con al correa que rebeca se lo quedó mirando como si no conociera al hombre que tenía ante ella.
-         ¿La correa? (dijo Rebeca sin acabar de estar segura de querer decirlo en voz alta)
-         Si, 12, uno por cada año de vida.
-         Rafa, no sé, una cosa es la mano, incluso la zapatilla o la cuchara. Pero la correa, no sé, me parece excesivo.
-         Rebeca, Rafi ya no es un  niño pequeño, tiene 12 años, viste lo feliz que estaba ayer, se sentía tan bien por haber copiado, ahora está ahí dentro sintiéndose miserable y llamando a todo el mundo para que lo salve, no porque este arrepentido de copiar. Sino porque lo han pillado. Ayer no había ningún remordimiento en su cara. Necesito que entienda que esto es muy serio, que no es porque te hayan hecho pasar un momento bochornoso en la escuela por su culpa. Que es porque no ha sido honesto no con su profesor ni con él mismo. hacer trampa es la respuesta de los farsantes de la gente sin palabra ni honor. Y nosotros no estamos educando a nuestros hijos así.
-         Aun así 12 correazos me parece mucho.
-         ¿Cuántos? (le preguntó rendido su marido)
-         ¿Qué?
-         ¿Cuántos correazos crees que son suficientes?
-         Rafael, por favor, no sé. Mi padre jamás me pegó con al corea, no lo sé.
-         Pues el mío si, y 12 no son tantos como piensas, Sobrevivirá.
-         Seis (dijo de repente Rebeca). Solo seis (y lo miró muy seria)
-         De acuerdo 6 ( y se levantó del sofá y fue hacía la habitación de su hijo). Hola Rafi.
-         Papá (Rafi dándose la vuelta en la cama para dar con el trasero en la pared, así parecía más resguardado).
-         Tengo la versión de tu madre, incluso la de Nico. Ahora quiero la tuya.
-         No quería que me castigarais un mes.
-         Ahora vas a estar 6 semanas y te vas a llevar una zurra. Rafi, no eres idiota. Yo tampoco. Así que cuéntame. Porque copiaste en el examen.
-         Por eso, porque no quería que me castigarais, lo juro.
-         Rafi, a diferencia de tu padre, tú no eres mal estudiante, así que dime porque iba a castigarte si no eres mal estudiante y lo vas aprobando todo.
-         Porque para este examen no estudié (dijo bajando la cabeza).
-         Bueno entonces nos mentiste a la cara cuando te pregunté la otra noche cuando había empezado a estudiar ¿No? Pero bueno que se puede esperar de alguien que hace trampas (dijo muy serio Rafi empezó a llorar no le gustaba como le estaba hablando su padre).
-         Si te hago una pregunta más podrías esforzarte mucho, sé que te cuesta hijo, pero te pido que hagas un esfuerzo, podrías ser honesto conmigo (Rafi sin levantar la cabeza asintió) ¿Si no querías que te castigáramos un mes porque no estudiaste para el examen?
-         Esperaba aprobar estudiando el último día.
-         ¿En serio? ¿Os dan 10 días para preparar este examen y tú esperas aprobarlo en un día? ¿no oyes algo que chirría en eso, hijo?
-         Sí, pero la última vez (y entonces se mordió la boca)
-         El 5.5 si, lo recuerdo, estudiaste a último momento y aprobaste y pensaste que esta vez pasaría lo mismo ¿no? Lo entiendo a mí me pasaba lo mismo en cuanto lograba sacar un 5 me creía el rey del mambo y me relajaba, pero después venía el gran castañazo.
-         (dijo flojito)
-         Si, hijo sí, hay que esforzarse cada día, no es cierto eso de los esfuerzos de última hora. Pero lo que no entiendo es que te llevó a pensar que hacer trampas sería la solución a tus problemas. Tu madre y yo jamás te hemos dicho eso ¿Verdad?
-         No (dijo flojito)
-         ¿Nico? ¿Por eso lo llamaste?
-         No, Nico ni siquiera ha querido ayudarme (dijo enfadado)
-         Sí, sí que ha querido, pero hijo no puede ayudarte, te has metido en esto tú solito (de repente se hizo un silencio muy incómodo). Rafi, estoy esperando una respuesta.
-         No lo sé papá, no lo sé, yo solo quería aprobar, cuando la última vez me castigasteis un mes casi me vuelvo loco. ¡Papá un mes!
-         Hijo si no quieres estar tanto tiempo castigado solo tienes que estudiar. Pero eso no fue lo que hiciste ¿te digo lo que creo que hiciste? (Rafi negó con la cabeza) Te lo voy a decir igual. Creo que en vez de estudiar, preferiste encerrarte en tu habitación a jugar con esa cosa (señalando al ordenador) creo que te has pasado los días jugando en vez de estudiar y creo que te piensa que eres muy listo y que puedes hacer lo que te venga en gana y engañarnos a todos, pero hijo, te comunico que mentir no es fácil, porqué las mentiras como la mierda que son, flotan. Y acaban saliendo a flote para vergüenza de todos (Rafi respiró hondo) Rafi sé que eres un buen chico, eres mi hijo te conozco desde el día que decidiste llegar a este mundo. Eres bueno de corazón, te preocupas por tus amigos y tu familia. Pero hijo no sirve de nada ser bueno si la gente no puede confiar en ti. Tu profesor de ciencias naturales y ano confiará más en ti, el resto de profesores probablemente tampoco, aunque jamás hayas hecho trampas en sus exámenes. Te has puesto un cartel de tramposo y ese cartel es difícil de borrar. Estoy enfadado contigo, porque te has puesto en un saco que no perteneces, y solo lo has hecho por pura flojera.
-         ¿Vas a pegarme con la zapatilla, verdad? (dijo armándose de valor)
-         No, hijo. Esto es muy serio (dijo quitándose el cinturón, Rafi rezaba porque aquel día jamás llegara y había llegado ya).
-         No papá, por favor, no. Lo juro, nunca más haré trampas, estudiaré todos los días, haré lo que me pidas pero no me pegues con la correa.
-         Hijo 6 preguntas copiaste y 6 cuerazos te llevarás. Pantalones y calzoncillos fuera.
-         Papá por favor (suplicaba Rafi).
-         Iban a ser 12, agradece a tu madre que solo sean 6. Pero si te lo he de volver a repetir, quizás me lo repiense (Rafi miró fijamente a su padre y vio que hablaba muy en serio. Rafi se quitó los pantalones y después los calzoncillos. Su padre tomó la silla del escritorio se sentó y empezó a darle palmadas en todo el trasero y  los muslos. Las palmadas iban cayendo una de tras de otras sin cesar, eran rápidas y contundentes. Cuando la piel del chico tomó una tonalidad roja intensa. Rafa lo hizo levantar, agarró la correa, lo colocó sobre el respaldo de la silla donde se había sentado y le dio los 6 correazos, los 6 cayeron en la zona donde muslos y nalgas se juntan. Los 6 cayeron en la zona más castigada por la tunda anterior. Cuando Rafa dio el último correazo, se volvió a poner el cinturón y se acercó a su hijo y le alzó la barbilla). Hijo, el honor es de las pocas cosas que lo hombres podemos aferrarnos a ellos y sentirnos orgullosos. Es algo que no nos pueden quitar, pero que podemos perder con mucha facilidad. Eres aún muy joven para entenderlo del todo, pero sé que entiendes la diferencia entre el bien y el mal. Y sé que sabes que hacer trampas está mal. Solo te pido que cuando vayas a tomar una decisión recuerdes en qué lado de la balanza quieres estar. En la del bien o en la del mal (y le dio un beso en la cabeza). Descansa, algo me dice que hoy seremos uno más a cenar.

Rafi se tiró en la cama si ponerse los pantalones ni los calzoncillos a llorar como un crio de pañales. No podía más la zurra había sido la peor de su vida y después sus padres había sido tan duro con él. Rafi solo había visto a su padre tratar con esa dureza a Nico. Y siempre pensó que era porque ya no estaba con ellos. Pero ahí tirado encima de la cama con el culo en pompa y llorando con el corazón en un puño se dio cuenta que no era así, que su padre era más duro con Nico, porque Nico era mayor. Y que por desgracia, su padre ya no lo veía como un niño pequeño a él, tampoco. Eso significaba que a partir de ahora cuando la cagara no le taparía la travesura como hacía con Marcos o con Lea, sino que lo reñiría como lo hacía con Nico. Aunque Rafi se moría porque lo tratasen como a un adulto, esa parte de la madurez no le hacía ni pizca de gracia. Ojala lo tratasen como un adulto peor lo castigasen como a un niño pequeño. Pensó mientras se quedaba dormido.
Efectivamente aquella noche se pasó a cenar Nico, a pesar que su madre le había dicho que no lo hiciera y a pesar que su padre le había asegurado que no iba a matar a su hermano. Nico se quedó a dormir en la cama nido de la habitación de Rafi, y aunque Rafi no le habló mucho porque aún se sentía un poco traicionado por su hermano. Más tarde, le agradeció que aquella noche se quedara allí a dormir con él.


FIN

1 comentario:

  1. Genial me ha encantado, esta hermosa tu hsitoria Little pero pro favor no te oelvides de hans jjajajajaj

    Marambra

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