Ranma

RANMA

Ese Ryoga quien se ha creído que es, para venir a molestarme cuando estoy durmiendo. Bien hecho que el abuelo le dio su merecido, además que yo recuerde no le hice nada, solo le dije la verdad a la profesora, es obvio que ese niño no puede ser mejor que yo en matemáticas,  si yo saque treinta puntos,  él tendría que haber sacado cero __ hablaba Ranma en voz alta dentro de su cuarto mientras Akane lo escuchaba; la niña  le reclamo y le pidió que se fuera a disculpar con su amigo, pero este se negó, por  ello  ella  corrió  a  contarle  todo  a tío Genma, quien  no demoró  en  entrar  a  la  habitación  para  llamarle la atención  a  su  hijo,  sin  embargo  este  para  no  escuchar   la  cantaleta  agarró  un  jarrón  lleno  de  agua  que  había  al  lado  de  su  colchón  y  a  la cara  de  Genma  el  líquido  lanzó.

__ Genma convertido  en  panda saca su letrero __ ¡Estas en serios problemas niño!

__ ¡Vete a la mierda y déjame en paz! __ espetó Ranma lanzándole una patada a la cabeza mientras salía del cuarto.  Genma  molesto, rápidamente  se metió en la tina de agua caliente para volver a su estado normal.

__ ¡Vaya padre que me toco!  ¡No es más que un loco bueno para nada! __ dijo el chiquillo, que ahora se encontraba en el patio delantero del  Dojo Tendo  lanzando piedrecitas al estanque.

__ Ranma Saotome vas a pagar muy caro esta falta de respeto muchachito__ apareció  el  papá  del  chico  en frente  del  él  e  inmediatamente   lo   tomó   por  la  cintura, y  se  lo  echó  al  hombro.

__ ¡Bájame imbécil!__ gritó  el  mocoso  pataleando con gran desesperación.

__ No te bajo, ya  vas  a  ver  cómo  te  caliento  el  trasero  sin  compasión__ Genma le anunció,  y en pocos minutos  Ranma  ya  estaba en la misma posición que estuvo su amigo el día anterior, pantalones  y  calzoncillos   bajados  hasta  los  tobillos, mientras  sus  ojos  contemplaban  el suelo, su padre le daba una buena  lección;  aplicaba  fuertemente  su  mano  hasta  dejar   su  culo  colorado como un pimentón.  Ranma solo lloraba y  pedía  perdón, pero eso  al sr. Saotome no  le  conmovió,  y  así  siguió  hasta  que  finalmente  su  brazo  se  cansó,  luego envió  a  su  rebelde  hijo  a  la  habitación  y  le  dijo  que  al  día  siguiente  la  tunda  seguía,  pero  no  sería  mano  sino  cinturón.