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Javier,
si no sales de ahí ahora mismo y bajas a mostrar algo de educación dormirás
sobre tu estómago. – amenazó Hugo.
Escucharle hablar así me impactó mucho. No se parecía en nada al hombre
dulce, simpático y sensible del que me había enamorado. Me pareció que era
demasiado rudo con su hijo. Era normal que no me quisiera conocer. Durante seis
años habían sido sólo ellos dos y antes de eso había otra mujer al lado de su
padre. Yo tenía que ser como la madrastra mala del cuento que venía a cambiar
su vida y … a sustituir a su madre. ¿Cómo podía ser que Hugo no lo entendiera?
Intenté hacérselo entender cuando se alejó de la puerta del cuarto de
su hijo. Le dije cómo se tenía que sentir Javier, al ver que todo su mundo se
tambaleaba de golpe. Hugo puso mi sonrisa torcida favorita, y me acarició la
mejilla.
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Si yo eso
lo entiendo, amor, pero lo que no voy a consentir es que ni siquiera te salude.
Ni siquiera me ha dejado terminar de presentarte. Está siendo maleducado y no
se lo voy a permitir.
Suspiré. La verdad es que el chico no había sido ningún ejemplo de
buenos modales. Cuando Hugo reunió valor para decir quién era yo, o más
exactamente, qué lugar ocupaba en su vida, Javier empezó a gritar, se giró, y
se fue, dando un portazo, dejándome con los brazos extendidos para un saludo
que nunca me llegó a dar.
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¡Javier,
ya basta! ¡Estoy teniendo demasiada paciencia contigo pero si tengo que entrar
a por ti no te va a gustar!
Ese no era el primer encuentro que yo había imaginado. El chico ya
tenía quince años, así que me había hecho a la idea de que el tiempo de los
besos, los abrazos, y las cosquillas ya habían pasado, pero creí que al menos
podríamos llevarnos bien, y ser algo así como buenos amigos.
Al final, Hugo se hartó, y forzó la puerta del cuarto de su hijo, para
abrirla. Le observé entrar en la habitación más enfadado de lo que hasta
entonces le conocía y me quedé congelada cuando levantó a su hijo de la cama,
para acostarlo de nuevo encima suyo.
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Después
de tantos avisos sólo puedo pensar que esto es lo que quieres que haga – dijo
Hugo, y forcejeó con su hijo para bajarle la ropa. De alguna manera consiguió
hacer aquello mientras Javier aún estaba tumbado sobre él, y eso me hizo pensar
que era algo en lo que ya tenían práctica. Hugo empezó a pegarle, sin atender a
que el niño (porque en ese momento pasó a ser un niño para mí) ya estaba
llorando.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
-
No
faltarás al respeto a ningún invitado.
PLAS PLAS PLAS Auuu PLAS PLAS
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
Parecía que el chico hacía esfuerzos por no quejarse, aunque no tenía
mucho éxito. Me partía el alma verle llorar y no entendía como Hugo era capaz
de hacer aquello sin romperse en mil pedazos.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
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Si te
digo que salgas de tu habitación, sales de tu habitación.
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
PLAS PLAS Auuu PLAS Aiiii PLAS PLAS
PLAS PLAS PLAS Ya, papá… yaaaa PLAS PLAS
En ese punto no pude más. Traspasé la puerta y me adentré en el cuarto,
para ponerme delante de ellos.
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Deja en
paz a mi niño – protesté. Me salió sólo. No medité las palabras antes de
decirlas, pero se sentían como las correctas. Hugo me miró algo sorprendido,
pero dejó la mano quieta sobre la piel toda coloradita de Javi. Le miré mal y
él pareció entender, porque levantó al niño, le colocó la ropa e intentó
abrazarle, pero ni Javier quiso ni yo le dejé, porque le abracé yo.
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Me
pegaste delante de ella… - lloriqueó. ¿Era consciente de que el hombro sobre el
que estaba apoyado era el mío? Le acaricié la cabeza. Se sentía como la cosa
correcta para hacer en ese momento.
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Shhh.
Tranquilo. Ya está, ya está.
Hugo se unió a nosotros y le dio un beso en la frente. Con suavidad le
apartó de mí y le llevó de nuevo a la cama, esta vez para abrazarle fuerte, y
acariciarle.
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Ya.
Bueno, no llores así, que se va a pensar que te torturo, o algo. Te pedí que salieras varias veces, Javi.
Sabes que si no me haces caso la consecuencia es un castigo.
Javier no respondió pero siguió abrazando a su padre. Hugo le hizo
mimos, y entonces sí empezó a parecerse más al hombre que yo conocía.
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¿Ahora
vas a bajar con nosotros? Mira que ella te ha consolado, y te ha defendido del
malvado de tu padre ¿Eh? – dijo Hugo con voz suave, y concluyó la frase
acompañándola de unas cosquillas en el costado de Javier, que se rió bajito.
Javier suspiró, y asintió, y Hugo le dio un beso.
Les miré algo asombrada. Por lo
visto me había equivocado, y la época de los abrazos, los besos, y las
cosquillas, aún no había terminado. Javier me miró con vergüenza y timidez,
pero también con algo más, como con… esperanza. En ese momento supe que lo que
ese niño necesitaba era una madre. Él, me necesitaba a mí.
Qué lindo, qué lindo, qué liiiiiindooooooooooooo!!!! QUIERO CONTINUACIÓN, DREAM, POR FIS POR FIS, SIIIIIIII?!!!
ResponderBorrarMe encantó el fic, y de veras que me encantaría que siguieras la historia!!! =)
Camila
Continuación continuación please please
ResponderBorrarEs de esas historias hermosas que mesacan una cara aasí :'3
Dream yo tengo la esperanza de que este cortito se vuelva una historia :D
ResponderBorrarlindo quiero otro capi ... si porfis!!!
ResponderBorrarLinda historia
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