José

José tenía una imaginación que volaba a mil por hora.

Un día la mama de José le dice que vendrá su tía, José puso la mejor cara que pudo ante esa noticia pero nada más al voltearse su mama un poco puso cara de odio, preocupación por sus cachetes, enojo porque no lo dejaría ver nada en la televisión las que sus tontas novelas y de ingenio porque tenía un nuevo plan para que se vaya lo más rápido que pudo por donde entro, solo necesitaba dinero, seguro que lo sacaría de cartera de mama, para comprar el pasaje a la playa! Donde quien no quisiera ir! Si se lo regalaba a su tía seguro que se iba corriendo.

Ya tenía todo preparado y listo. Había costado un poco más de lo que le había agarrado a su mama pero con la tarjeta de papa lo pudo comprar, y lo mejor todo por internet, haber si un día de estos él se iba de paseo.

Cuando llego la tía, José corrió a esconderse, quería conservar sus cachetes de los pellizcos de su tía diciendo

-         “hay que niño tan mas bonito, cuanto ha crecido el bebe”

Pero ni tuvo ocasión porque su mama lo llamo enseguida para ir a saludar. Y adiós cachetes.

Tenía pensado entregarle el sobre con los boletos por la noche ya que sus papas irían a una cena y él se quedaría solito con ella viendo las horrible novelas. Pero no conto con que el recibo para pagar la tarjeta había llegado la tarde anterior, papa había visto el cargo pero mando a verificarlo, el no había comprado ningún viaje a Cancún!

Ya que lo verificaron mama y papa supieron que si no lo habían hecho el cargo ellos lo había hecho su angelito y le mandaron llamar.

-         José has utilizado mi tarjeta? – pregunto papa muy serio, aunque ya habían reembolsado no querían que hubiera segunda vez.

-         No- dijo José moviendo los ojitos de lado a lado.

-         No mientas, porque compraste un pase para adulto a Cancún!- dijo mama mucho mas enojada que papa.

-         Pues para la tía!!! Ya?

-         Para la tía?- preguntaron los dos muy extrañados.

-         Pues si!- como si fuera lo más obvio.

-         Le querías hacer un regalo a la tía? – dijo papa mucho menos enojado. José no era tonto, ya sabía si decía la verdad,  ya no se podría sentar en la vida!

-         Claro!

-         Ay mi amor que dulce pero para eso no debes agarrar las cosas de papa y de mama José, nos dices que planeas un regalo y ya nosotros te llevamos a comprarlo.

-         Ven acá- dijo papa.

Le dio un abrazo a José por sus buenas intenciones y después lo acompaño con dieciséis palmadas, dos por cada año de vida y le siguió abrazando porque José lloro un poco.

José no se libro de su tía y le costó la travesura unas nalgadas,  la próxima vez le diría al Chapulin colorado que se casara con ella y se la llevara.