Steveeeeeeeeeee

Steveeeeeeeeeee

-Steveeeeeeeee... Steve, ven aquí!! Baja, hijo! Se hace tarde!!!- Sean estaba esperando al muchacho en la sala de la mansión, intentando mantener toda su calma y no subir a bajar a su niño a nalgadas. 

Debían salir ya si no querían llegar tarde a casa de los Opas. 

En jet no podían ir debido a un alerta de tormentas y además, el viaje no era tan largo como para hacerlo en avión. Sin embargo, Steve no tenía humor para hacerles una  visita a sus abuelos.

Él quería quedarse con Kathya! 

Por qué su papito no lo entendía?!! 

Seguramente lo hacía por molestar! Já... pero ya vería su papito cómo él sí se salía con la suya!!! Ya estaba grande para hacer visitas a los abuelitos! Tenía nada más y nada menos que 14 años! Suficientes para hacer lo que le plazca, no?!

-Steeeeeeeeeeeve!!! He dicho que bajes ya!!! Hijo, no me hagas subir por ti...- Advirtió el joven papá, empezando a desesperarse.  

-No voy a ir!!! No quiero ir!! ya te lo dije papá!!!!- Gritó el chico, desde su alcoba. Tenía la puerta cerrada, pero sus gritos se oían bastante claritos en la planta baja, donde lo aguardaba su papi.

-Cómo que no irás?!! Baja ahora!!!!

-Que no!!!!

-Tienes cinco segundos para estar aquí, sino voy a subir yo y te traigo de una oreja!!!- Vaya advertencia había hecho Sean. Ojalá el tigrecito la tomara en cuenta... pero según he visto por ahí, el tigrecito descartó hace tiempo su sentido de la preservación... si no, nada más mira!

-Vete al infierno!!- Respondió el adorable angelito, sentándose en la cama con los brazos cruzados sobre su pecho. Estaba refunfuñando, muy concentrado en su propio enojo que no prestó atención a la puerta que se abrió de par en par, para dar lugar a un Sean muy cabreado, con el cinturón en la mano.

-Quién te dio permiso de entrar en mi habitación?! Largo!!! No te quiero aquí! Fueraaaa...- Se puso de pie y empujó a su padre, con la intención de sacarlo de su habitación.

-ZASSSS- Sintió un solo golpetazo, que le hizo zapatear en el piso. 

-Ayyyy, mierd@! Me has pegadoooo...- Se quejó, frotándose la nalguita herida en combate. 

-Sí. Te pegué por maleducado. Y si no sales de inmediato, te daré la versión completa!- Dijo Sean, del modo más amenazador posible. No quería tener que soltar otro chirlo. Él mismo sabía cuánto dolían y pensó que Stevecito ya había tenido suficiente con ese solitario cinturonazo.

-Pero... papáaaaaaa!!! No quiero ir!!! snif snif!!- Las lágrimas caían tan veloces por los cachetes de su hijo. Sean soltó el cinto y lo abrazó fuerte. 

-Qué tienes, mi bebito?! Por qué no quieres ir a ver a los opas, uhmm?! Ellos te extrañan mucho, mi gordito!!- Le decía el muchacho,sosteniendo a su nene bello en brazos, llenándole de besos la cabecita rubia.

-Es que... sniiiiiifffff sniiiiiffff... yo quiero ir con la Kathyaaaaaaa...- Y lloró, amargamente.

-Pero mi amorcito, si la Kathya estará en casa de los opas, mi bebé! Creí que ella ya te lo había contado.

-De veras, papito?!! No me estás mintiendo?!!!- Preguntó el niño, levantando la carita del pecho de su papá. Sus ojitos estaban algo rojos del llanto y una lágrima se le escapaba por su mejilla. Sean la limpió dulcemente con su pulgar. 

-Claro que es verdad, mi cachorrito. Ahora bajemos antes de que se haga más tarde y el opa nos haga pam pam por llegar tarde.- Y le sonrió.

-A ti que te haga pam pam por lastimarme mi nalguita! - Contestó risueño el tigrecito, saliendo a toda prisa de su habitación. -Apura papiiiii... que se hace tarde!!- Gritó.

Sean sonreía moviendo la cabeza. -Te amo tanto, mi tesoro!