sábado, 11 de abril de 2020

Capítulo 26 “Temporada tranquila”




Capítulo 26 “Temporada tranquila”

KEITH

Desperté a eso de la 5 de la mañana… al parecer no fue un mal sueño.
Phill estaba durmiendo a mi lado, quizás se haya enfadado conmigo; me levanté de la cama y salí de mi habitación.
Reinaba el silencio en la casa. Me pasee por todas las habitaciones evidenciando que todos estaban dormidos. Las habitaciones para invitados estaban ocupadas con mis padres y con Ryan y James.
No tenia ya ni una pizca de sueño… es más, quería ponerme a la labor de hacer algo, no podía quedarme en casa esperando que Sam volviera por su cuenta, debía ir a buscarle. 

Sin hacer ni un ruido saqué las llaves del coche de Phill y partí en busca de mi hijo.
Eran 3 horas de viaje hace Portland, y durante este tiempo pude reflexionar sobre lo que estaba ocurriendo.
Fui un estúpido, debía haberle dicho a Sam toda la historia mucho antes. Elizabeth me lo había dicho siempre, “Sam lo resentirá tarde o temprano”…

Recuerdo…

El verano del 2007 ha estado siendo el más caluroso del que podía recordar, y tener a 4 niños menores de 6 años con la piscina en construcción no era una buena combinación.

Eli: pareciera que ni el aire acondicionado funcionara- estábamos en la sala de la casa con todos los niños a nuestro alrededor en bañador tratando de escapar un poco del calor del ambiente.

Keith: hablar me da calor… llevamos 3 años en esta casa, ¿Por qué la piscina no se construyó antes?- Joe estaba sobre mi jugando con mi rostro mientras los gemelos tomaban una siesta en el corral que había en la sala.

Eli: Sam estaba muy pequeño, podía ocurrir un accidente, incluso ahora no estoy del todo convencida, los gemelos apenas tienen 1 año.- Elizabeth estaba frente a mi sentada en el otro sofá con Sam en sus brazos.

Sam: yo no estoy pequeño mami, tengo así- mostro los cinco deditos de su mano levantada y con el ceño fruncido.

Eli: claro que mi bebe está grande, si ya llegas al lavabo solo mi vida- Mi pequeño Sam amaba a su madre, por lo que apenas escuchó aquello saltó a sus brazos- te amo peque…- Elizabeth era la mujer más buena que había conocido, desde un inicio había tomado a Sam como suyo y jamás ha hecho alguna diferencia entre los demás niños y Sam.

Keith: pronto ya estarás de mi estatura enano- a Sam aquello le fascinaba, el crecer para el era una maravilla.- podríamos ir a casa de mis padres, ellos tienen piscina y de seguro no tendrán ningún problema en que vayamos, al contrario estarán contentísimos de estar con sus nietos.

Eli: eso suena a gloria, necesito hablar con tu madre, la última vez dejamos un tema pendiente. Le iré a colocar los bañadores a los chicos, tú que ya estás listo podrías comenzar a preparar las mochilas.

Keith: me parece, iré a por las cosas…

Sam: mami…- Eli antes de irse le puso completa atención a Sam- ¿Por qué tu tienes el cabello oscuro como Joe y el mío es rubio?- primera pregunta de Sam que tuviera que ver con Elizabeth y él. No pude contestar yo a pesar de que la pregunta no iba dirigida hacia mi.

Eli: por que tu saliste calcadito a tu padre, ve, papá es rubio y él abuelo también- Vannesa también lo era- tú tienes los ojos de mamá ¿a qué sí?

Sam: si, ¡son verdes!- Elizabeth le sonrió y se llevó a él y a Joe a cambiarse.

Bendita Elizabeth que sabía como responder a todo aquello.

Pasó menos de un minuto y Elizabeth se volvió a asomar por el pasillo de las habitaciones pero sin los niños.

Eli: tenemos que decirle algún día…- le miré horrorizado, no quería exponer a Sam a saber quien era su verdadera madre, sobre todo por que Vannesa desde un inicio dejó en claro que no quería tener nada que ver con el niño y al dejarle abandonado en la clínica sin decir a nadie fue un claro ejemplo de aquello.- se enterará algún día y si dejas pasar el tiempo más lo resentirá, harás que nos odie.

Keith: no sé si estoy listo para enfrentar aquello, lo siento- Elizabeth desistió y solo suspiró y se fue de nuevo a las habitaciones.

Fin del recuerdo.

Finalmente cuando Sam tenía 8 años habíamos decidido con Elizabeth que a los 15 años le contaríamos, estuvimos de acuerdo que esa era una edad prudente para que pudiera entender la situación.

Elizabeth murió antes, y no tuve el valor de enfrentar aquella situación por mi cuenta.
Me equivoqué enormemente. Ni si quiera estaba seguro de que Sam volvería conmigo si es que lo encontraba y no lo culpo.

Llegué a Portland en tiempo record, no sabía exactamente en donde vivía Vannesa, pero tenía una idea del lugar.

Llegué a la casa en donde se suponía vivía Vannesa, y al parecer le había apuntado ya que frente a la casa pero por la calle contraria estaba mi coche aparcado con Sam dentro.
Di un largo suspiro, me bajé del coche y fui al lado del copiloto de mi coche en frente y le toqué la ventanilla a Sam. Por suerte la bajó.

Sam: no quiero hablar contigo papá- por lo menos volvía a ser “papá” aunque aún se le escuchaba muy distante.

Keith: déjame entrar hijo, hablaremos de hombre a hombre, no seré tu padre ahora por lo que podrás decirme lo que tu quieras, no habrá represalias.- no quería regañarle por nada, sobre todo por que consideraba que el culpable de todo esto era yo.

Sam subió el seguro y yo me senté a su lado. Estuvimos en silencio por 5 largos minutos y luego fui yo el que tomó la iniciativa.

Keith: lo siento hijo, sé que debí decírtelo, tu madre, digo Elizabeth siempre me lo dijo, me obligaba para que te lo dijera algún día pero fui necio.- me picaban los ojos, no quería llorar, pero quizás no pudiera evitarlo.

Sam: ella es mi madre, no la llames por su nombre.- menos mal, eso me tranquilizaba en demasía.- llegué aquí hace 6 horas y ni siquiera he tenido la valentía para bajarme del coche.

Keith: ¿quieres que yo te acompañe?- Sam me miró incrédulo.

Sam: no quiero hacerte sufrir papá, no es necesario que hagas esto por mi, además no estoy seguro de querer conocerla o que ella quiera conocerme a mi por lo que me dijiste antes.- ¿eso significaba que me creía entonces?

Keith: yo haría todo por ti mi vida, haría todo por mis hijos, por que los amo con toda mi alma- Sam me miró con los ojos bien abiertos y con un poco de lágrimas acumuladas- sé que a veces son un poco estricto- me miró incrédulo y me permití reír un poco- bueno, quizás a veces me paso de estricto, pero en el fondo tú sabes que te amo ¿no?- él asintió.

Sam: yo igual te amo papá, siento haberte dicho todo aquello, te creo- un gran suspiro salió de mi con esa declaración.- sé que tiene que haber sido muy difícil para ti contarme todo aquello, es por eso mismo que aún no me decido si tocar aquella puerta o no… no quiero hacerte sentir mal.- no podía creer lo maduro y grande que se escuchaba mi hijo en ese momento y fue gracias a eso que había tomado una decisión, tenía que hacer esto por mi hijo, por lo que me salí del coche tomando las llaves del mismo en el proceso y le abrí la puerta del piloto para que Sam saliera- papá ¿qué haces?

Keith: lo que debí haber hecho hace mucho, anda, que papá te acompañará en esto para que te sientas seguro y ten muy claro que si deseas irte en cualquier momento me dices y nos vamos ¿ok?- Sam inseguro se bajó del automóvil y me siguió hasta la puerta de la casa. Eran las 8 de la mañana, esperaba no estar equivocado, de lo contrario despertaría a alguien extraño sin sentido.

Tocamos el timbre y esperamos… casi al instante la puerta se abrió y dejó ver aquella cabellera rubia del diablo en persona. Me dio un escalofrío el verla después de tanto tiempo.

Vannesa: ¿Keith?- se le veía distinta, aunque claro los 17 años que habían pasado quizás tenían la responsabilidad de aquello.

Keith: hola Vannesa.- fue un saludo frio y distante, quizás estuviera aquí pero solo lo hacia por Sam, nada cambió dentro de mi- siento molestarte después de tanto tiempo y a estas horas de la mañana, pero Sam quería conocerte.

Vannesa: ¿Sam?- claro, ella simplemente se fue desde la clínica, ni siquiera participó en colocarle el nombre a mi pequeño, fue Elizabeth quien lo eligió, al nacer Sam nosotros ya estábamos saliendo, por lo que se tomó la libertad de elegir el nombre del bebe que luego se convirtió en su hijito.

Keith: nuestro hijo Vannesa- justo en ese momento alguien más salió de la casa, era un chico un poco menor que Sam, hasta diría que tenía la edad de los gemelos.

¿?: mamá, ¿Quién es?- vaya… quien diría que al final la víbora de Vannesa se convertiría en madre.

Vannesa: nadie Mike, anda ve a la cocina, te prepararé el desayuno enseguida ¿sí?- ese chico Mike no se interesó más y se volvió a meter en la propiedad.

Sam: papá, quiero marcharme- al parecer el saber que Vannesa tenía hijos había afectado a Sam. Sin esperarme comenzó a caminar hacia el coche dejándonos a Vannesa y a mi parado en la puerta.

Vannesa: espera…- Sam se dio la vuelta y se quedó quieto esperando escuchar lo que Vannesa tenía para decirle. Ella salió de la casa y se acercó a mi chico acariciándole la mejilla.- eres muy guapo, saliste a tu padre de eso no hay duda.

Sam: MAMÁ solía decirme eso.- Sam estaba dolido y quería que ella también lo estuviera al parecer. Aunque eso solo hubiera funcionado si es que Vannesa en realidad tuviera un corazón.

Vannesa: pues tu madre es muy sabia… no te diré que me arrepiento chico, por que no lo hago, tenía 18 años, era una estúpida y me aproveché de tu padre de la peor manera, por lo que tenerte a ti hubiera sido un recordatorio del asco de persona que fui.- Sam la escuchó atento sin decir palabra alguna- aunque no creas que por eso no fue difícil dejarte ese día, fue la decisión más difícil que he tomado en la vida, pero uno tiene que vivir con sus errores y decisiones.

Sam: solo quería saber como eras, aunque te agradezco haberme dejado, he tenido una de las mejores vidas junto a papá y mi madre.- por algún motivo esperaba que Sam se entristeciera por no haber encontrado lo que quizás venía a buscar, pero se le veía tranquilo, casi como aliviado de saber que no se perdió de nada bueno al no saber de Vannesa.- espero que te vaya bien en tu vida…- y así sin más se fue, y lo malo es que ahora me tocaba despedirme.

Keith: adiós Vannesa, siento toda esta molestia.- me iba a retirar cuando escuché lo último que salió de su boca.

Vannesa: cuídalo Keith ¿sí?

Keith: es lo que he hecho durante estos 17 años, no necesito que tu me lo pidas.- y así sin más me fui a subir a mi carro.

El viaje de vuelta lo hicimos en fila, Sam iba detrás de mi en la carretera todo el tiempo, y es que a pesar de que ya tenía carnet de conducir, aún no tenia la experiencia para pegarse viajes de tal magnitud, ni siquiera entendía como había podido llegar hasta aquí desde un principio.

Fue justo cuando estábamos llegando a casa que recordé a mis padres, a Ryan y a Phill, jamás les avisé que saldría, deben de estar histéricos, y mi padre furioso.

Llegamos a la casa y por suerte no estaba la policía y todos los carros estaban ahí. Fue el entrar cuando la fiesta comenzó y toda iba dirigida a mi.

Allan: a pero mira quien llegó señor “me voy de madrugada sin avisar a nadie”- Sam, quien en ese momento se encontraba abrazado a Phill se asustó pensando que aquel regaño iba dirigido hacia él, pero cuando percató que se trataba de mi se relajó y soltó un suspiro.- ni creas que no tengo nada que decirte a ti jovencito, así que no cantes victoria tan pronto.

Keith: papá, sé que me equivoqué, pero solo pensaba en buscar a Sam y traerlo de vuelta.- de alguna manera a pesar de tener cierto terror hacia mi padre me sentía a salvo de saber que ya tenía 34 años y aquel viejo nada podía hacer sobre mi.- lo siento sé que debí avisarles pa- aunque eso no significaba que podía decirle lo que quisiera, tan seguro no me sentía.

Allan: me la debes Keith, nos la debes a todos a los que dejaste preocupados.- eso significaba que el regaño había terminado, aunque al parecer solo para mi- ahora… tú jovencito, estoy enfadadísimo contigo.- sin esperárselo Sam abrazó a mi padre.

Sam: lo siento abue, no volveré a preocuparlos jamás en la vida- y solo por ese abrazo Sam pudo endulzar a mi padre y hacerlo caer en sus garras de persuasión, aunque de todos modos sabía que esa no era la intención de Sam, solo que era así de tierno siempre, bueno, siempre y cuando no lo vieran sus hermanos o amigos.

Allan: eres un suertudo mocoso, te amo demasiado como para enfadarme contigo…- mi padre le besó la coronilla y le abrazó de vuelta- lo siento peque, en parte me siento responsable por lo que estás pasando, debí haber ayudado a tu padre a decirte la verdad apenas tu madre falleció, pero lo dejé pasar y además te he culpado de todo desde ayer y no te lo mereces- Sam le miró asombrado, escuchar decir eso a su abuelo era extraordinario- ¿Qué si te mereces un castigo por hacernos pasar un susto? Claro que si, pero creo que ya has sufrido lo suficiente para dos días, no vuelvas a irte ¿sí?

Sam: nunca más abue…

Ryan: bueno, bueno, ya que todo se solucionó ¿podemos almorzar? Muero de hambre- Ryan como siempre distendiendo el ambiente.

Phill: pediré unas pizzas… ¿quizás podríamos beber algo con ellas también?- eso suena a gloria, moría por un trago.

Ryan: por eso eres mi favorito Phill, creo que brindaré para que por lo menos por un tiempo esta familia tenga un descanso de los malos ratos.

Keith: secundo eso, iré a por el teléfono…

Que lindo es pensar en una temporada tranquila, aunque conociendo a la familia eso está fuera de nuestro alcance.



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