CAPITULO 14: PLATA
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¡No podéis hacer eso!
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Majestad, es una locura.
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Recapacitad, sire. El pueblo se volverá contra vos.
Arturo esperó pacientemente a que terminara
el revuelo, haciendo lo posible por no enervarse ante las objeciones de su
corte. Sabía que aquella noticia no sería bien recibida. Algunos le tachaban de
loco, y otros, en secreto, de traidor. Un rey traicionando a su propia gente….
-
Todo lo que he hecho siempre ha sido por y para mi
pueblo, sir Wolfrick. – respondió Arturo, cuando sintió que podía elevar la voz
por encima de los murmullos que comenzaban a hacerse más bajos.
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¡Pero eso lo hacéis únicamente por vos, y por el
joven plebe….el joven príncipe!
Bueno, Arturo no tenía muchos argumentos en
contra de esa acusación, porque lo cierto es que era básicamente cierta. Había
decidido contar con los servicios de un anciano druida para que instruyera a
jóvenes magos como Merlín. En definitiva, estaba creando una escuela de magia.
Y aunque esperaba ayudar con ello a jóvenes inexpertos con los dones de su
hijo, lo cierto es que tal idea había nacido de la necesidad de aceptar esa
parte de Merlín a la que él tanto temía, en su fuero interno.
Sí, Arturo hacía eso por Merlín. Por el
príncipe. Por el joven plebeyo. Por su hijo. Porque no podía seguir forzándole
a ser algo que no era.
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Esta medida no beneficiará únicamente a los magos –
intervino sir Lion. - Si vamos a
convivir con la hechicería tenemos que saber más sobre ella. Así nos será más
fácil distinguir de quién debemos defendernos realmente. Distinguir un tipo de
magia de otro.
Nadie pudo rebatir esas palabras, por lo que
los ánimos se calmaron un poco. Arturo dedicó una mirada de agradecimiento
hacia su amigo y respondió a un par de inquietudes más antes de retirarse del
Salón del Trono.
Cualquiera pensaría que esa había sido la
parte más difícil. En los últimos tiempos la aprobación de la que solía gozar
entre sus súbditos pendía de un hilo, y esa decisión no le facilitaba las
cosas. Pero en realidad, aquél juicio sesgado al que le habían sometido había
sido la parte más sencilla de todo aquello. Aún tenía que buscar el mago
encargado de la educación de Merlín, de Mordred y de cualquier joven hechicero
del reino.
Arturo tenía claro que tenía que ser un
druida. Los druidas eran pacíficos y representaban el tipo de magia que Arturo
aprobaba. Incluso antes de aceptar la hechicería, se sentía más inclinado a ser
benevolente con los druidas que con el resto de hechiceros. Pero lo cierto es
que él no conocía ninguno, y los que pudiera conocer no guardarían buen
recuerdo de él, pues como príncipe e incluso como rey los había perseguido y
masacrado.
Le había encargado a Ogo la misión de
encontrar a alguien cualificado para el puesto y el hombre había partido esa
misma mañana a los bosques, que era donde ellos se refugiaban. Por tanto los
príncipes habían estado sin su mentor durante toda la mañana, aunque tampoco
habían tenido tiempo de sentirse solos. Mordred tenía una rutina de
entrenamientos muy marcada, y en cuanto a Merlín, se había encerrado a leer el
libro especial que había encontrado. Arturo pasó a ver a ambos niños para ver
si necesitaban algo. Aunque tenían varios sirvientes a su disposición, el joven
rey había empezado a entender que había necesidades que los sirvientes no
podían satisfacer.
Fue a media tarde cuanto Arturo vio regresar
a Ogo desde uno de los ventanales. Le acompañaba un hombre encapuchado, a lomos
de un caballo blanco bastante majestuoso. Arturo se encaprichó del animal
enseguida, y se dijo a sí mismo que tenía que comprárselo. Tenía diez caballos
como aquél, pero ese parecía más blanco, más joven, más brioso, más… más.
El rey trató de averiguar algo del recién
llegado, pero la capucha le impedía ver cómo era. Creyó distinguir un mechón de
cabello plateado, por lo que imaginó que se trataba de un anciano, aunque sus
movimientos eran los de un hombre joven.
Les recibió –al extraño y a Ogo – en el Salón
del Trono. El hombre misterioso era
bastante alto, y no tuvo la deferencia de quitarse la capucha en presencia del
rey. Arturo esperó a que se acercaran mientras la impaciencia le carcomía.
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Descubríos – ordenó, cuando el extraño hincó una
rodilla a modo de reverencia.
Arturo no pudo evitar sentir que sus expectativas no se veían satisfechas. Era un hombre demasiado joven, más joven que él mismo, y su aspecto delgado y esbelto no le daba una imagen demasiado imponente. Casi parecía mas el hijo mimado de algún noble que un poderoso hechicero.
El rey sabía que Merlín y Mordred eran dos de los magos más
poderosos que jamás habían existido, así que quien estuviera a su cargo tenía
que tener un poder similar. Ese chico no parecía el indicado…
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Fue el único que se ofreció voluntario, Majestad –
dijo Ogo, adivinando el rumbo de sus pensamientos por su expresión
desencantada.
-
¿El único? No puede ser. ¿Les dijiste que tenían
salvoconducto? ¿Les dijiste que la magia ya no está prohibida en Camelot? –
inquirió Arturo.
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Estaban enterados.
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¿Creyeron que era una trampa, tal vez? – insistió el
rey.
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Lo dudo, sire. También les ofrecí el dinero que me
distéis, pero ninguno quería venir al castillo.
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¿Por qué? ¿Me temen?
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No – respondió Ogo tajantemente. Arturo se sintió un
poco decepcionado; como herido en su orgullo por no ser temido por los
druidas. – Al mencionar a Merlín capté
el interés de unos pocos, pero perdí el de la mayoría al hablar de Mordred.
Sólo este joven se mostró tan interesado tanto en uno como en otro.
-
Rechazar la posibilidad de conocer a Emrys es solo
una muestra de la decadencia en la que se encuentra mi gente – susurró el druida con una voz aterciopelada, con un
matiz siseante que recordaba al sonido de las serpientes.
-
¿Emrys? – preguntó Arturo.
-
Es el nombre del que llamáis Merlín entre mi gente.
Arturo parpadeó. El nombre de Emrys era el de
un mago al que él había perseguido. Tenía que haber supuesto que se trataba de
Merlín. Por lo visto, a fin de cuentas, siempre se había tratado de él…
-
¿Y cuál es el vuestro?
- Aronit.
Me encanta esta historia continúala pronto.
ResponderBorrarTaz
Felicidades 100 caps y más!
ResponderBorrarEres una escritora fantástica Dream nunca dejes de escribir
Amiga me leí de corrido los capi... casi quede ciega porque leí la mayoría desde celular... ;P asi que si luego necesito lentes es por tu culpa...jajajja
ResponderBorrarla verdad no podía de dejar de leer.... los capis... me gusto mucho... lei 14 y quede con ganas de muchas... maaaaaaaaaaaas
Ya los extrañaba :D me quiero saber que pasara :D
ResponderBorrarMe alegra muchisimo que publiques por aqui a este papi adorado y este par de niños encantadores, realmente me alegra tanto que lo hagas, asi no me perdere la lectura, además que es más cómodo de leerlo por aqui no cansa la vista como en el otro lado puesto que las letras son bastante contrastadas.... jjj es que cuando usas lentes ni modo
ResponderBorrarun abrazo Dream impecable y hermoso como siempte
Me encantan tus historias y eso q soy abiertamente anti-arturica desde q me leí la historia original q es asquerosamente machista. Pero la tuya es supertierna y me encanta. NO DEJES DE ESCRIBIR PORFA
ResponderBorrarY no te olvides de las otras q me tienes enganchada.
Besotes
waaaaooooo me dejaste con ganas de más.........
ResponderBorrarExcelente historia me encanto///////
eres genial Nena...............